Actualidad y noticias

29
Sep
2022

EL MERCADO INTERNACIONAL DE LA RESINA MARCA EL PASO AL MERCADO ESPAÑOL

El sector resinero español está muy condicionado por factores externos que marcan precios y tendencias. Es la conclusión más importante de un primer análisis que hace el Observatorio de Datos de la Resina, que elabora el grupo operativo Resinlab. España es el principal productor europeo pero muy alejada de los grandes productores internacionales como China y Brasil. Sin embargo, el sector resinero tiene un papel estratégico en el mantenimiento de los montes y la economía rural como productor de una materia prima alternativa a los derivados del petróleo. Las buenas noticias son que hay demanda internacional de miera, que la española es muy valorada por su gran calidad y que disponemos de superficie de pino pinaster para ampliar la producción.

“Estamos ante un mercado complejo, sujeto a numerosas variables externas internacionales que provocan una gran volatibilidad de los precios que se pagan por la resina”, asegura Patricia Gómez, gerente de la Confederación de Selvicultores de España COSE, responsable de este observatorio. Esta variablidad de precios es uno de los hándicaps que dificultan la incorporación de nuevos resineros y la continuidad de los que mantienen el aprovechamiento. En una primera recogida de datos, los resineros rondan los 700 en toda España. La mayor parte se encuentran en Castilla y León (499), seguida de los 100 resineros que trabajan en Extremadura, los 85 de Castilla-La Mancha, los ocho de Galicia y el resinero que trabaja en Asturias. “Es una cifra que nos preocupa porque es pequeña y se necesita más mano de obra”, asegura Patricia.

El sector de la resina no es solamente el de los resineros, lo es también de los propietarios forestales y de la industria de la transformación de la resina. Y a este trío, no siempre bien avenido y que en ocasiones se mira con recelo, hay que sumarle las administraciones públicas que son las que pueden impulsar medidas que favorezcan la actividad del resinero en el monte. Para Lluis Martínez, de Resinas Naturales, una empresa afincada en Cuéllar, “resineros, industriales y propietarios estamos todos en esto y debemos poner nuestro grano de arena para dar estabilidad a largo plazo, la clave está en pensar a largo plazo, si queremos dar pasos muy rápidos tendremos muchas posibilidades de equivocarnos”.

Pero establecer estrategias a largo plazo no es sencillo en un sector que vive temporada a temporada: los resineros pendientes de cómo pagará el industrial el kilogramo de resina para saber si le es rentable el esfuerzo; los industriales pendientes de los precios internacionales de la materia prima y de sus derivados la colofonia y la trementina y los gestores pendientes de que no vuelva a suceder lo de 1994 cuando prácticamente no resinó nadie en España. Ahora la actividad y el mercado nacional se han recuperado, se producen en España una media de algo más de 11.500 toneladas de resina, “algo más de lo que exporta Brasil en un mes o lo que importa China en ese mismo tiempo”, apunta Sigfredo Ortuño, profesor de Economía Forestal de la Universidad Politécnica de Madrid y coautor del trabajo, “pero tenemos potencial para poner más superficie en resinación y parece ser que de más resineros dispuestos a trabajar en este sector”, apunta Patricia.

Así que hablar de largo plazo es difícil cuando no se sabe a cómo se pagará el kilo de resina la próxima temporada. De ahí que disponer de un observatorio de datos se considere necesario porque “puede dar confianza a las negociaciones de las siguientes campañas al conocer la evolución de los mercados, lo que contribuye a mitigar la incertidumbre que puede provocar situaciones complicadas en medio de una campaña”, asegura Mariana Ferreira de la empresa Luresa.

Para Patricia Gómez “tenemos la necesidad de caracterizar socioeconómicamente al sector, saber cómo es, para identificar sus debilidades y fortalezas. Conocer las fluctuaciones del mercado y arrojar transparencia al sector permitirá decidir qué políticas se pueden aplicar, qué estrategias de futuro debemos seguir si queremos mantener una actividad fundamental para la gestión sostenible de los montes y la fijación de población en el medio rural”. Pero todo esto conscientes de que, en opinión de Sigfredo, “es un mercado internacional muy volátil en el que la producción de España es casi marginal a nivel global, así que nuestra capacidad de influencia es prácticamente nula”.

Y, sin embargo, es una actividad sostenible desde el punto de vista ambiental; económicamente interesante si se dan ciertas circunstancias y socialmente beneficiosa puesto que fija población rural. En ella han fijado su atención los responsables públicos de distintas administraciones con la intención de garantizar su continuidad y eliminar dudas sobre su futuro.

Un ejemplo, en Castilla-La Mancha, sobre una superficie de 350.000 hectáreas de pino pinaster se podrían resinar 58.000 ha. En un futuro cercano, si se hacen los trabajos de selvicultura adecuados la superficie resinable podría llegar a 85.000 ha. Son datos del estudio “Caracterización de Pinus pinaster en Castilla-La Mancha con vistas a su aprovechamiento resinero”, realizado por la empresa GEA Forestal por encargo de la Consejería de Desarrollo Sostenible.

Según uno de sus autores, Basilio Rodríguez, “de resinarse un 25 % de esas 58.000 ha se multiplicaría por tres el número de resineros en la región y la producción potencial pasaría de 1.000 toneladas anuales a casi 3.000 toneladas”. Es decir, se crearían 170 puestos de trabajo solo de resineros. Castilla-La Mancha ha creado el año pasado la Mesa de la Resina con la intención de potenciar esta actividad, convencidos de que “la resina es un producto natural que puede sustituir a los derivados de los combustibles fósiles y afrontar el problema de la despoblación al crear empleo y bioeconomía en las zonas rurales”, en palabras del consejero de Desarrollo Sostenible, José Luis Escudero.

El observatorio ha comenzado a acumular datos comparativos desde 2001, cuando la producción superaba ligeramente las 2.000 toneladas para estar por debajo de esa cantidad hasta 2011 que es cuando comienza la recuperación que ha llevado hasta ahora. La media anual de producción de 2010 a 2020 es de 10.000 t. Sin embargo, de 2015 a 2020 la producción anual supera las 12.000 toneladas. La crisis económica, la subida de precios de los derivados de la resina y la bajada de exportaciones de China, debido a problemas internos de explotación insostenible y alta demanda de miera para destilación, facilitaron la recuperación de la actividad en los territorios españoles con mayor tradición y con los montes ya preparados.

El resinero y la industria

El 95 % de los resineros se encuentra en el régimen de autónomos y pueden tributar por módulos en el Régimen de la Agricultura, Ganadería y Pesca. El 5 % restante trabaja en cooperativas y empresas de trabajos forestales.

Para Patricia Gómez “La escasez de mano de obra es debida a las duras condiciones físicas y la incertidumbre de cada campaña en cuanto a precios y producciones”. Ha sido una de las sorpresas puesto que las estimaciones tradicionales situaban la cifra de resineros entre 1.000 y 1.400 resineros, pero hay que tener en cuenta que hay resineros a tiempo parcial, que tienen este aprovechamiento como una segunda actividad.

La profesionalización pasa, en primer lugar, por unas condiciones económicas que compensen el esfuerzo, pero también han detectado en las conversaciones con resineros la necesidad de formación cualificada, de escuelas de resineros donde formar a nuevos trabajadores. “Resinar no es tan sencillo como llegar al monte y ponerle un grifo al pino. De tu habilidad y experiencia depende una parte de la producción que puedas tener ese año”, comenta Alejandro García, resinero de la Cooperativa Pinaster. Cuando los ingresos dependen de la producción, ese conocimiento y experiencia son fundamentales. En Castilla-La Mancha se va a poner en marcha este año un módulo dual de Formación Profesional específico para resinación en el Ciclo Formativo de Grado Superior de Gestión Forestal y del Medio Natural.

En España, los contratos entre resinero y fábrica son por temporada y el precio de miera por kilogramo se fija a principio de campaña. “Por un lado, el resinero empieza a trabajar y preparar los pinos sin saber cuánto le van a pagar por ello. El umbral de rentabilidad está entre 1,10 y 1,20 €/kg. Por otro, el industrial en ocasiones tiene que adelantar el pago a los resineros o ajusta la compra a un precio antes de que finalice la campaña, sin saber cómo va a acabar el mercado, altamente fluctuante”, asegura Patricia.

El resinero trabaja entre ocho y nueve meses en el monte, su presencia desaparece cuando llega el invierno. En febrero comienza el desroñe de los árboles, actividad que consiste en quitar la corteza en una de las caras del árbol donde después se harán las hendiduras para que el pino suelte la resina. La recogida de miera comienza en el mes de abril, dos meses después de haber comenzado a trabajar en el monte. No recibe ingresos por su trabajo hasta que comienza a vender la resina. “Debe organizarse muy bien el trabajo diario, tiene que saber cuántos pinos va a desroñar y cuántos a resinar, no puede despistarse ni un solo día, es un trabajo duro y exigente, pero es un trabajo rentable si se paga la miera a un precio razonable. Pero debe ser consciente de que durante varios meses no tendrá ingresos así que deberá organizar también su economía”, comenta Ignacio Mesa, resinero en Coca (Segovia)

La volatilidad de los precios que marca el mercado internacional depende de numerosas variables, pero una de las más importantes es el precio del petróleo, de donde se extraen los derivados de hidrocarburos que son los grandes competidores de los derivados naturales de la resina.

El número de pinos que resina un resinero depende dónde esté situado el pinar, su orografía, altitud y estado de gestión del monte. “No es igual resinar en un monte llano de la provincia de Segovia que en un monte de Cuenca, o en un monte de Galicia donde el tojo es tan alto que hay veces que no ves al compañero que resina contigo a cuatro metros”, comentaba un resinero gallego participante en unas jornadas organizadas por Resinlab recientemente en Segovia.

La rentabilidad de su trabajo la marcan el número de pinos que resina y la cantidad de miera que obtiene de cada uno de ellos y eso depende de factores como el suelo, el clima, la selección de los mejores ejemplares productores y una gestión que promueva la resinación y establezca las medidas adecuadas para su aprovechamiento. “Este es el caso de la provincia de Segovia, que no tiene una bomba de resina en el subsuelo, es la provincia que más producción tiene de España porque son cien años de ordenación, planificación, selección de grandes productores y gestión forestal con un objetivo fundamental: obtener resina”, asegura María Bragado, jefa de la Unidad de Ordenación y Mejora del Servicio Territorial de Medio Ambiente, de la Junta de Castilla y León.

Un resinero aprovecha entre 5.000 y 7.000 pinos en función de estas variables. El observatorio ha establecido unas tablas en las que se observa la rentabilidad del resinero en función de la producción del árbol y el precio que cobra por la resina. En rojo están las cantidades que están por encima del salario mínimo interprofesional. En esta temporada la resina se ha pagado entre 1,40 y 1,60 €/kg. En municipios como Coca (Segovia) la demanda de pinos para resinar era mayor que la oferta de pinos del ayuntamiento, propietario de los montes.

En España existen siete empresas de transformación de la resina. Lo habitual es que destilen toda la producción nacional. En alguna ocasión algún resinero ha vendido a empresas en Portugal porque han ofrecido un precio mayor por la resina. Cada industrial ofrece un precio por el kilogramo de resina y los resineros deciden a quién se la venden. Para Félix Pinillos, de la administración autonómica de La Rioja, “este es un aspecto muy positivo para el resinero, en contra de lo que a veces se comenta, porque da estabilidad. Pocos se arriesgarían a resinar sin saber el precio que van a cobrar por la resina obtenida. Hay que reconocer el valor de la industria española”. Coincide Patricia en esta apreciación

Los industriales lo expresan claramente “hay muchas destilerías para tan poca miera”. Así que deben importar algo de miera al año pero sobre todo sus derivados, colofonia y trementina, para cumplir con sus clientes internacionales. “Existe una demanda creciente de miera y sus derivados tanto nacional como europea, pero la producción es insuficiente para satisfacerla”.

La propiedad

La mayoría de los montes que se resinan son públicos. El principal ingreso es el del alquiler del pino, aunque en los montes privados pueden llegarse a otros acuerdos entre propietario y resinero.

En España hay posibilidades de aumentar la superficie en resinación. La superficie de Pinus pinaster en España es casi un millón y medio de hectáreas entre las masas puras y mixtas de la región mediterránea y atlántica.

La productividad media para España se estima en unos 350 kg resina por hectárea al año y algo menos de tres kilogramos por pino al año. Estas cantidades varían notablemente entre los territorios e incluso entre los pies de una misma explotación.

El mercado internacional

Los grandes productores de resina son China con 420.000 toneladas de resina al año y Brasil, con 210.000 toneladas. Les siguen en menor medida Indonesia, Argentina, Vietnam y México.

Los principales países exportadores son ahora Brasil, Indonesia, Argentina y Vietnam, ya que China necesita toda su producción para destilación interna, incluso importa mensualmente 10.000 toneladas, algo menos de la media de producción de España durante todo el año.

El mercado nacional

El análisis de las cifras obtenidas por el observatorio ayudan a entender los flujos de la resina y sus derivados en el mercado nacional. La industria española importa algo más de 14.400 toneladas de colofonia y 1.300 toneladas de trementina. Lo hacen tanto la industria de primera transformación, es decir la que destila la miera española en colofonia y trementina, como la industria de la segunda transformación de la colofonia en derivados. La industria de primera transformación importa alrededor de 2.400 toneladas de miera.

La exportación de miera española es muy pequeña, de 441 toneladas. Lo que sí exporta España son algo más de 11.300 toneladas de colofonia y 1.000 toneladas de trementina.

La producción nacional de miera ofrece aproximadamente 9.400 toneladas de colofonia y 2.700 de trementina.

De la suma de la colofonia producida en España más la importada y la resta de la exportada se deduce que el consumo interno de colofonia es superior a las 12.500 toneladas y el de trementina roza las 3.000 toneladas. “Es difícil saber qué cantidad pertenece a importación y cuánta es de producción propia. España necesita importar colofonia para poder suministrar principalmente al mercado nacional de segunda transformación de la colofonia”, asegura Sigfredo Ortuño. La mayor parte de la colofonia procedente de la miera española se exporta a Francia, Alemania y Países Bajos. “La razón es sencilla, la resina española goza de un prestigio de calidad en Europa y es utilizada para el tipo de productos que se elaboran en estos países mientras que la industria de segunda transformación española, generalmente, no necesita tanta calidad”. En cualquier caso, la colofonia importada es destilada una segunda vez y una parte de sus derivados son exportados al exterior. “Saber en qué cantidad es mucho más complicado porque los epígrafes comerciales internacionales no disgregan hasta ese extremo”.

Un observatorio de datos para favorecer un mercado nacional transparente y con futuro

Su objetivo es ser un instrumento que aporte transparencia al sector y mejore la trazabilidad del producto. “Necesitamos conocer en profundidad el mercado español y a sus actores, además de las posibilidades de resinación de las masas de pino pinaster en nuestro país y el mercado internacional”, comenta Patricia.

Los tres grandes ejes de este observatorio son: la elaboración de un índice de precios anual que recoja series históricas; analizar la rentabilidad de las explotaciones resineras a escala árbol, resinero y hectárea; y conocer el balance de la resina, es decir, lo que se produce, lo que se transforma y lo que se importa a nivel nacional. “Hasta el momento hemos recogido datos básicos sobre evolución de precios, producciones, empleo, rentabilidad y mercado exterior, pero pretendemos ampliar la información para ofrecer el mejor conocimiento posible del sector”, asegura Patricia. Sigfredo Ortuño añade que “es lo que se ha hecho en otros sectores y es lógico seguir la misma metodología porque además nos permite saber en qué escenario nos movemos. Si un sector quiere tener presencia en la sociedad, que se escuchen sus necesidades y demandas, tiene que empezar por saber cuántos son y qué representa”.

Otra cuestión es que los datos disponibles sean accesibles y estén actualizados. “Nos encontramos con cierta dificultad para acceder a determinada información, alguna muy dispersa y otra dispar. Hay que depurar los datos y verificarlos, no se trata solo de recogerlos”, comenta Patricia Gómez, “y fundamentalmente de analizarlos”, apostilla Sigfredo. Las fuentes han sido tanto oficiales (Ministerios y Administraciones Autonómicas) como la obtenida de procesos participativos y consultas al sector. “A nivel internacional, por ejemplo, nos encontramos con que no vienen los datos desagregados cuando intentamos conocer las importaciones y exportaciones de miera o de sus derivados, lo cual dificulta enormemente conocer la realidad”, asegura Sigfredo Ortuño

Para conocer las rentabilidades de las explotaciones han estudiado los indicadores económicos del sector: producciones y consumos intermedios para obtener el valor añadido de la actividad; los ingresos y gastos que permiten conocer el margen bruto; los costes de mano de obra para saber el margen neto y el coste de la tierra para obtener el beneficio de la explotación. “La intención es establecer una tipología de modelo de explotación viable económicamente”, comenta Sigfredo Ortuño.

Y para determinar todos estos índices han debido recopilar información sobre los factores que influyen en la viabilidad del aprovechamiento: tamaño de la explotación, grado de mecanización, turno, producción, mercado, limitaciones legales, régimen fiscal, abandono, ausencia de relevo generacional o incluso el estado fitosanitario entre otros. “La intención es que todos los cálculos con sus fórmulas se recojan en una serie de tablas que permitan a los propietarios, gestores o resineros incluir sus propios datos y calcular la rentabilidad de su actividad resinera. Es decir, disponer de los datos en abierto, con una metodología que se pueda replicar”, asegura Sigfredo.

Para Belén Zubieta, técnica del ministerio de Transición Ecológica, “es muy positivo que los modelos de obtención de datos sean abiertos porque permite hacer no solo una foto fija del sector sino continuar con el trabajo que comienza ahora el observatorio de Resinlab”.

“La transparencia es algo muy positivo para todo el sector. Para los resineros nos permite tener la confianza de que el industrial que nos compra la resina no se está aprovechando de nosotros. Conocer los precios internacionales y lo que se paga en España facilitará un mercado justo en el que todos podamos ganar”, asegura Basilio Rodríguez. Coincide Saúl Gómez de Resinera Valcan, en Cuenca, cree también que “es bueno saber lo que sucede en otros países porque así se valora el esfuerzo y el valor del industrial, que juega a riesgo y ventura al fijar un precio al comienzo de la temporada cuando pasados cuatro o cinco meses pueden variar considerablemente sin que pueda hacer nada por evitarlo”.

Este observatorio de datos servirá de ayuda para crear un sistema de cooperación científico-técnica mediante una red de expertos. La intención es que basándose en los datos recogidos esta red de cooperación permita la difusión, formación y asesoramiento cualificado en materia de gestión y aprovechamiento para resineros, selvicultores y gestores. La intención es mejorar la gestión de los pinares con nuevos modelos de aprovechamiento resinero “mediante la experimentación y transferencia de conocimiento para que el sector resinero español tenga la mejor movilización posible del recurso, promueva la competitividad y la innovación”, explica Aída Rodríguez, de la Fundación Cesefor, coordinadora del grupo operativo Resinlab.

¿Pago por servicios ambientales?

Cuestiones como el asociacionismo entre resineros, una de las acciones desarrolladas por Resinlab, parecen el camino a seguir, aunque debe vencer reticencias entre los propios resineros, muy acostumbrados a trabajar de manera individual y sin la dinámica del trabajo en equipo. Para Patricia, si la creación de asociaciones es positiva no menos podría ser la creación de una interprofesional, “podría ayudar a establecer una estrategia común de todo el sector en la que se hable de formación, divulgación, comunicación y defensa de condiciones que garanticen el empleo y el aprovechamiento de la resina. Sus acuerdos los debe aceptar todo el sector porque tienen extensión de norma”. Lluis Martínez de la empresa Resinas Naturales considera que “en algún momento llegará esa interprofesional del sector, otra cuestión será cómo, pero podría ser muy positiva porque ayudaría a reivindicar algunas cuestiones, sobre todo a las administraciones públicas para que puedan aportar estabilidad al sector”.

El sector busca estabilidad para planificar a largo plazo, para no trabajar temporada a temporada, para convertir el oficio de resinero en un profesional de larga trayectoria con presencia constante en el monte, para mantener una actividad que ha sido fundamental en la economía de numerosos pueblos que ahora sufren despoblación.

Coinciden todos los actores en que sin resineros no hay resinación, que es la pieza clave y que hay que buscar la fórmula que mantenga su actividad en el monte.

“El mercado marca los precios y poco podemos hacer con una producción tan pequeña como la que tenemos. La estabilidad del resinero no va a venir por la fijación de unos precios de mercado de la resina, es ilusorio pensar que podríamos hacer algo así cuando es un mercado globalizado. La rentabilidad de la resinación tiene que venir por reconocer unas rentas en la Política Agraria Comunitaria, o por el pago de servicios ambientales que ofrece esta actividad, como vigilancia del monte frente a incendios, fijación de CO2, creación de paisaje, conservación de biodiversidad, etcétera; o por cualquier otra fórmula que reconozca el valor de la actividad resinera en la fijación de población rural y vertebración del territorio”, asegura Sigfredo Ortuño.

Para garantizar el trabajo del resinero durante todo el año Resinlab plantea algunas fórmulas que permitan realizar otras actividades relacionadas con la gestión forestal: trabajos selvícolas, vigilancia en el monte o educación ambiental, por ejemplo. Las diputaciones de León, Soria, Ávila, Cuenca y Guadalajara disponen de algunas ayudas para la resinación. Extremadura las tiene a nivel regional y la última en convocarlas ha sido la Junta de Castilla y León, con la intención de mantener la actividad profesional del resinero en el monte durante todo el año.

El observatorio de Resinlab terminará su trabajo en el primer trimestre de 2023. Con los datos definitivos, y a disposición del sector, el grupo operativo espera que sea una herramienta que contribuya a tomar las decisiones que garanticen la viabilidad económica y ambiental de una actividad que fija población, permite combatir el cambio climático y ofrece unos servicios ecosistémicos que benefician a toda la sociedad.

Grupo operativo Resinlab

En el Grupo Operativo RESINLAB propietarios, gestores, investigadores, resineros y la industria de transformación trabajan conjuntamente para innovar en los procesos de obtención de la resina; en los modelos profesionales que permitan una mayor rentabilidad a resineros y propietarios; y en la mejora de la cadena de valor que garantice el mantenimiento de la actividad y del mercado nacional.

Sus parcelas experimentales están ubicadas en Huerta del Marquesado (Cuenca), Cobeta (Guadalajara), Tabuyo del Monte (León), Nieva (Segovia), Cuéllar (Segovia), Tardelcuende (Soria), Gata (Cáceres) y Garbayuela (Badajoz).

El grupo operativo GO-RESINLAB, Red de Territorios para el impulso de la actividad resinera, ha recibido para su proyecto de innovación una subvención de 568.974,77 €. El importe del proyecto es cofinanciado al 80 % por el Fondo Europeo Agrícola de Desarrollo Rural (FEADER) y al 20 % por fondos de la Administración General del Estado (AGE), tal como se establece en el Real Decreto 169/2018, de 23 de marzo.

El organismo responsable del contenido es el GO-RESINLAB.

La autoridad de gestión encargada de la aplicación de la ayuda del FEADER y AGE es la Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria (Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación).

Comisión Europea: Área de Agricultura y Desarrollo Rural.

Forman parte de este proyecto como socios: CESEFOR, COSE, JOGOSA, ADISGATA, FAFCYLE, Sociedad Cooperativa PINASTER, Industrial Resinera VALCAN S.A. y LURESA Resinas S.L.

 

Fuente: OSBO Digital

Versión completa del artículo en : https://osbodigital.es/2022/09/19/el-mercado-internacional-de-la-resina-marca-el-paso-al-mercado-espanol/

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