Ecología, gestión y protección de la fauna silvestre

23
Abr
2024

 

Autoría:

Esther Valderrábano Cano.- Doctoranda en Medicina y Sanidad Veterinaria , Universidade de Santiago de Compostela

Adolfo Paz Silva.- Profesor Titular en el Departamento de Patología Animal, Universidade de Santiago de Compostela

Vincenzo Penteriani.- Investigador, Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC

Las poblaciones del oso pardo europeo (Ursus arctos arctos) de la cordillera Cantábrica están hoy en fase de recuperación después de que en la década de 1990 llegaran a contarse poco más de cincuenta individuos (a pesar de que siglos atrás campaban por casi la totalidad del territorio ibérico).

¿Pero cuál es su actual estado de salud? ¿Y la esperanza de que su recuperación sea un éxito? Un grupo multidisciplinar de científicos españoles nos planteamos conocer la respuesta analizando las heces de estos osos y los parásitos que contienen para conocer su grado de adaptación al medio.

Entre agosto de 2018 y septiembre de 2019, investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y del Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB, CSIC), en colaboración con los agentes forestales del Principado de Asturias y el personal investigador del grupo COPAR (siglas de Control de Parásitos) de la Universidad de Santiago de Compostela obtuvimos 245 muestras de heces pertenecientes al núcleo occidental de oso pardo de la cordillera Cantábrica, tanto en su parte asturiana como en la vertiente leonesa.

Los análisis se llevaron a cabo en el laboratorio de parasitología de la Facultad de Veterinaria de la USC.

Parásitos, una prueba de resiliencia

A través de la investigación de fauna salvaje es posible descubrir estrategias y realidades, muy alejadas de nuestra forma de enfocar la salud, que resultan de gran ayuda para desarrollar estrategias que fomenten su conservación.

Para empezar, sabemos que durante un año entero la vida del oso pardo pasa por diversas fases y la adaptación a su medio es vital para su supervivencia.

En este sentido, un sistema inmune adaptativo es aquel que reacciona en función de las variables de su entorno. No existe un modelo único de respuesta ante la aparición de un parásito en un organismo, pero en todos ellos se ve implicado el sistema inmunológico.

El problema es que, cuando las poblaciones merman hasta llegar a la consanguinidad o sufren una disminución drástica de su variabilidad genética, se pone en riesgo este mecanismo. Los animales comienzan a mostrar signos de inadaptación a su medio y las parasitosis pueden llegar a convertirse en causa de muerte.

Sin embargo, los parásitos conviven de forma equilibrada en poblaciones sanas. Incluso, su existencia promueve una respuesta que fomenta la supervivencia de un individuo. Por ello, la presencia en sí misma (parasitismo) no supone un problema sanitario (parasitosis).

Como cualquier ser vivo, el parásito busca la mejor forma de sobrevivir y pone en marcha estrategias orientadas a asegurar sus necesidades a través de sus hospedadores. Cuando llegan al aparato digestivo del oso, ciertas especies encuentran el ambiente idóneo para su reproducción, que en numerosos casos tiene como resultado la expulsión de huevos al medio junto con las heces.

Una vez en el suelo, transcurre una fase de desarrollo esencial para que se alcancen las fases infectantes, que al ser ingeridas vuelven a iniciar el ciclo intraorgánico en el oso.

Un aspecto a destacar es que, si esto sucediese con tanta sencillez e inmediatez, la simple exposición e ingestión de huevos o larvas del medio implicaría su presencia en el hospedador. Sin embargo, no es lo que observamos en la especie que nos ocupa.

Equilibro con las estaciones del año

Los datos obtenidos a través de los recuentos parasitarios en los osos pardos durante un periodo de dos años hacen posible recabar información interesante y útil del estado sanitario de esta población.

En primer lugar, descubrimos que existe una estacionalidad relacionada con la actividad de sus hospedadores. Esto es, que la época en la que se encuentren condiciona sus hábitos alimenticios y, de este modo, las frecuencias parasitarias son diferentes.

En el periodo previo a la entrada a su torpor (ligera hibernación) tiene lugar un proceso de limpieza intestinal en el que descargan grandes cantidades de huevos de nematodos gastrointestinales, sin que ello suponga un estado de parasitosis.

Pero tras la salida invernal comienza la época de celo y la presencia parasitaria es significativamente diferente. Aquellos helmintos que en otoño e invierno se detectaban de forma frecuente, ahora son anecdóticos y desaparecen de su sistema digestivo. A la vez, aumentan considerablemente los trematodos, una especie que comparten con los rumiantes salvajes y domésticos, ya que derivan de una alimentación principalmente herbácea y, en el caso de los osos, insectívora.

Resultados esperanzadores

La estacionalidad de los recuentos parasitarios en heces aporta una información muy interesante con relación a la adaptación de los osos pardos a su ambiente, ya que se deduce el despliegue de conductas apropiadas para su eliminación y el fomento de un sistema inmunitario capaz de coexistir con los patógenos sin desarrollar enfermedad. Se trata casi de una simbiosis ideal, así como la prueba de una alimentación selectiva y adaptada a las necesidades específicas según la época del año.

Con toda esta información, estamos preparados para comparar las conclusiones de nuestro estudio con poblaciones estables y sin merma genética: parece corroborarse la similitud de resultados, que indica una esperanza de evolución de los osos cantábricos hacia la recuperación de poblaciones equilibradas desde un punto de vista sanitario.

04
Abr
2024

 

Un equipo del CSIC consigue por primera vez tratar la quitidriomicosis, afección que diezma las poblaciones de anfibios, sin necesidad de retirar los animales del agua. Los investigadores aplicaron un fungicida agrario en el agua donde se reproducen los anfibios sin observar trazas del producto ni efectos significativos en la química y biología del agua

Investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC) y el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB), ambos del CSIC, han liderado esta investigación que se publica en la revista Scientific Reports y que detalla cómo tratar los cuerpos de agua donde se reproducen los anfibios. Es la primera vez que se consigue combatir la quitidriomicosis sin necesidad de retirar a los animales antes de aplicar el tratamiento.

La quitidriomicosis es una enfermedad provocada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis (Bd) que afecta a la piel de los anfibios e impide la correcta regulación del agua y los electrolitos, lo que puede llegar a generar un fallo cardíaco en los animales. Este hongo se encuentra por todo el planeta y es una de las causas del declive generalizado y la extinción de especies de ranas, sapos, tritones y otros anfibios. Se trasmite de un animal a otro y se extiende rápidamente por la naturaleza causando mortalidades catastróficas en muchas especies, mientras que otras no experimentan cambios significativos.

Con anterioridad, un equipo liderado por el mismo investigador del IMIB que participa en este estudio, Jaime Bosch, obtuvo éxito con poblaciones de sapo partero balear (Alytes muletensis), en Mallorca, pero era necesario retirar los ejemplares de los cuerpos de agua y vaciarlos antes de aplicar el tratamiento, lo que resultaba muy costoso.

Para este estudio, el personal investigador ha trabajado con poblaciones de sapo partero bético (Alytes dickhilleni), una especie endémica de la cordillera bética, al sureste de la península ibérica.

“Los anfibios son el grupo de animales más amenazado del planeta por la pérdida de hábitats y por la enorme incidencia de esta enfermedad”, contextualiza el investigador. “Tras muchos años de estudio buscando posibles vías para reducir la incidencia de esta enfermedad, hemos logrado eliminar al hongo en el entorno natural sin que sea necesario retirar primero a los animales, y esa es una noticia muy esperanzadora”, añade.

Un fungicida efectivo contra la infección

El equipo de investigación ha utilizado un fungicida agrario, el tebuconazol, para tratar las aguas infectadas donde se reproduce el sapo partero bético, una especie especialmente sensible a la enfermedad.

“Se trata de una especie que está catalogada como ‘en peligro’ por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, ya que su tendencia poblacional es claramente negativa”, apunta la investigadora del MNCN-CSIC Barbora Thumsová.

Con dos aplicaciones del fungicida, el equipo logró reducir significativamente la carga infecciosa de los animales en la mayor parte de las masas de agua tratadas. Además, en seis de los diez puntos tratados, la desinfección se mantiene tras más de dos años. Afortunadamente, las trazas del producto desaparecieron a la semana de su aplicación sin dejar efectos significativos en las características químicas y biológicas del agua.

“Tenemos claro que el uso de químicos en la naturaleza nunca es deseable, pero dada la situación de extrema gravedad en la que se encuentran algunas especies de anfibios en todo el mundo por culpa del ser humano, es imprescindible realizar intervenciones efectivas en algunas poblaciones especialmente amenazadas”, explica Thumsová.

“Es tarde para muchas especies que hemos visto extinguirse ante nuestros propios ojos, pero quizá no lo sea para otras muchas”, concluye Bosch.

Referencia:

J. Bosch et al. "Chemical disinfection as a simple and reliable method to control the amphibian chytrid fungus at breeding points of endangered amphibians". Scientific Reports.

Fuente: SINC

03
Abr
2024

logomiteco

Muestreo en su área de distribución

04/03/2024

El visón europeo es una de las siete especies que fueron declaradas en 2018 en España como “en situación crítica”

España ostenta una gran responsabilidad en la conservación de esta especie, ya que sólo sobreviven tres subpoblaciones en el mundo

Visón europeo

 

La población de visón europeo, una de las siete especies que fueron declaradas en 2018 en España como “en situación crítica”, se estima en 142 ejemplares, con un rango de entre 130-157 individuos en todo el país. Este es el resultado de una estima a nivel nacional coordinada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y que ha contado con la participación de todas las administraciones con presencia de esta especie y la colaboración de expertos investigadores del CIBIO -Portugal y del IREC-CSIC.

El visón europeo es una de las siete especies que fueron declaradas en 2018 en España como “En situación crítica”. Está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría “En peligro de extinción” y su escasa población y declive justificaron que su situación se considerara como crítica.

España ostenta una gran responsabilidad en la conservación de esta especie a nivel global, ya que sólo sobreviven tres subpoblaciones en el mundo. En concreto, en el noroeste de Europa (Rusia, en zonas muy limitadas y una población reintroducida en la isla de Hiiuma, en Estonia); en el sureste del continente europeo (deltas del Danubio y del Dniéster, en Rumanía y Ucrania); y en Europa occidental (norte de España y suroccidente de Francia). Para todas ellas, se ha estimado una reducción del área de distribución superior al 95% desde mediados del siglo XIX.

En España, el Visón europeo cuenta desde 2005 con una Estrategia nacional de conservación y, dado lo delicado de su situación, en 2008 se aprobó un Programa de conservación ex situ. En la actualidad, dicho programa está proporcionando unas 20-30 crías anualmente que se liberan en el medio para reforzar las poblaciones existentes, distribuidas sobre todo en la parte alta de cuenca fluvial del Ebro. Ello incluye territorios de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra, La Rioja, norte de Castilla y León (provincias de Burgos y Soria) y, en Aragón, pequeños núcleos en el sector noroccidental de la provincia de Zaragoza.

Existe un Grupo de Trabajo para esta especie conformado por el MITECO y las comunidades autónomas donde el Visón europeo está presente, y que cuenta con el asesoramiento de los principales expertos en la materia. Una de las prioridades detectada por este grupo de trabajo fue la necesidad de conocer la distribución y población del Visón europeo, para lo que se planificó la realización de un muestreo no invasivo durante 2022.

El muestreo se realizó durante el otoño de 2022 mediante el empleo de trampas de pelo. Se trata de tubos de PVC con tiras adhesivas en su interior y un cebo. El visón, atraído por el cebo, penetra en el tubo, dejando unos pocos pelos adheridos a las tiras adhesivas. Los pelos se recogen y se emplean para la identificación individual de los animales a los que corresponden las muestras.

De este modo, se dispusieron casi 4.000 trampas de pelo en toda el área de distribución de la especie, que permitieron recabar unas 700 muestras de pelo procedentes de la Rioja, Álava, Aragón, Navarra, Burgos y Soria. A continuación, el laboratorio colaborador extrajo el ADN de los pelos y procedió a la identificación genética de las especies a las que pertenecen y a su identificación individual para conocer de cuántos ejemplares diferentes proceden.

Los resultados mostraron que, aproximadamente, la mitad de las muestras de pelo correspondieron a Visón europeo, procedentes de tubos instalados en Álava, Aragón, Burgos, La Rioja y Navarra. El resto de las muestras correspondieron a diferentes mustélidos (garduña, marta, comadreja, turón, visón americano) y otros carnívoros (gatos, gineta, zorro y, en un caso, mapache), así como a varias especies de roedores. El análisis genético de identificación individual permitió reconocer la existencia de un mínimo de 87 ejemplares de Visón europeo en las muestras (50 hembras y 37 machos).

A partir de esta información, y utilizando modelos de ocupación y captura-recaptura espacialmente explícita, se ha obtenido una cartografía de la ocupación del visón y una estima de su población total, que se cifra en 142 con un intervalo de confianza de 130-157 individuos. Ello supone una importante llamada de atención sobre la necesidad de intensificar las actuaciones en curso para revertir la tendencia regresiva de este mamífero y lograr una mejora de su estado de conservación.

Situación crítica: siguientes pasos

Tras la declaración del Visón europeo “En situación crítica” en 2018 se identificó, además de la necesidad de contar con una estima nacional, la importancia de impulsar la cría en cautividad e intensificar la lucha contra el Visón americano, especie incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y una de las principales amenazas para el Visón europeo.

El MITECO y las comunidades autónomas vienen invirtiendo importantes recursos desde hace años en el trampeo selectivo de Visón americano, de manera mucho más intensa en el área de contacto entre la distribución de ambos visones. El objetivo debe ser mantener el control que ya se ejerce, e irlo intensificando allí donde sea posible.

En cuanto a la cría en cautividad, diferentes centros colaboran con el MITECO y las CCAA en esta materia (como FIEB en Toledo, Sacha en Álava, Pont de Suert en Lérida) y, tras identificarse la necesidad de contar con un Centro público de referencia con elevada capacidad, se encuentra en marcha su construcción en la Finca de Ribavellosa, ubicada en el municipio de Almarza de Cameros (La Rioja) y gestionada por el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) del MITECO. Se espera que su finalización y puesta en servicio suponga también un nuevo e importante impulso a este aspecto de la conservación de la especie.

El Visón europeo es una especie asociada a bosques y hábitats ribereños.

03
Abr
2024

 

Autoría:

Rubén Serrano Zulueta. Investigador predoctoral en ganadería y cambio climático, BC3 - Basque Centre for Climate Change

Agustín del Prado Santeodoro. Ikerbasque Associate Researcher, BC3 - Basque Centre for Climate Change

Guillermo Pardo. Investigador postdoctoral, BC3 - Basque Centre for Climate Change

Pablo Manzano. Ikerbasque Research fellow, BC3 - Basque Centre for Climate Change

Lo que vemos en la naturaleza moldea nuestra percepción sobre ella, pero cuando esta naturaleza está profundamente transformada, como ocurre en la actualidad, tomar lo que vemos como referencia puede llevar a equívocos. Por ejemplo, en un estudio recientemente publicado en Landscape Ecology hemos llegado a la conclusión de que las presentes poblaciones de grandes herbívoros silvestres son muy inferiores a las que podemos considerar naturales.

En el trabajo, hemos estimado las densidades naturales de estos animales en ecosistemas abiertos –como praderas y dehesas– de España con el objetivo de establecer cifras naturales de referencia. Entre otras cosas, este estudio ha revelado niveles muy bajos de grandes herbívoros para las capacidades de alimentación de estos ecosistemas.

El papel de los herbívoros en los ecosistemas

Muchos de los elementos que conforman los paisajes son aún inciertos incluso en el debate académico. Uno de ellos son los grandes herbívoros, representados generalmente por los ungulados. En España son el jabalí, los cérvidos (ciervo, corzo y gamo) y los bóvidos (cabra montesa, rebeco y muflón).

Entender el rol de los ungulados en los ecosistemas es relevante para la gestión del medio natural, trascendiendo también a la gestión de la herbivoría doméstica (pastoreo y ganadería extensiva), por ser a menudo una actividad ecológicamente equivalente.

Estudiar los roles naturales de los grandes herbívoros es una tarea complicada, puesto que han sido y siguen siendo un gremio sensible a las condiciones humanas. Primero, por haber sido históricamente susceptibles a su depredación y segundo, por requerir amplias áreas para sobrevivir, siendo vulnerables a la fragmentación o la competición por los recursos con el pastoreo.

En este nuevo estudio, hemos analizado las abundancias de ungulados de 11 áreas protegidas, relacionándolos con la disponibilidad de alimento vegetal. Estas abundancias se han comparado con modelos de referencia basados en zonas poco humanizadas, pero con una cantidad de vegetación similar, como las sabanas africanas.

El análisis revela que las poblaciones actuales de herbívoros son varias veces inferiores a los niveles de referencia para la productividad vegetal de los ecosistemas abiertos españoles. Esto plantea numerosas cuestiones sobre la forma en la que entendemos la herbivoría en estos ecosistemas.

¿Por qué hay menos herbívoros silvestres?

Las causas para las bajas densidades son múltiples, pero en cualquier caso antrópicas. Por un lado, la competencia con el pastoreo puede reducir la disponibilidad de alimento. Pero probablemente el factor más influyente sea la imposibilidad de migrar.

La producción de alimento en España es estacional y la movilidad es un requisito esencial para la mayoría de los grandes herbívoros. Pero la fragmentación del paisaje, ya sea por infraestructuras como carreteras o vías de tren o por los usos del suelo como vallados agrícolas o forestales, dificulta mucho la movilidad.

Un ejemplo son los espacios protegidos alpinos, como los pirenaicos o Sierra Nevada, donde la fragmentación se suma a las dificultades para la supervivencia en el invierno, llevando así a las menores densidades de ungulados respecto a su productividad vegetal.

The Conversation

11
Mar
2024

 

Autoría

Francisco Ruiz-Raya

NERC Postdoctoral Research Associate, The University of Edinburgh

Emma Cunningham

Professor in Ecology and Disease, The University of Edinburgh

En los últimos dos años hemos sido testigos de un brote de gripe aviar altamente patógena con un impacto sin precedentes sobre la fauna silvestre. La enfermedad, que ha afectado a millones de aves de corral en Europa, Asia, África y América del Norte, está causando una alarmante mortalidad entre las aves marinas.

Aparición de aves muertas o moribundas

El actual brote de gripe (influenza) aviar altamente patógena (IAAP) está causado por el virus H5N1, un virus de la gripe tipo A detectado por primera vez en 1996 en aves acuáticas domésticas, en el sur de China. Su capacidad para mutar y asimilar material genético de otros virus da lugar a la aparición de nuevas variantes. La actual cepa H5N1 del clado 2.3.4.4b, surgida a partir de variantes que circulaban anteriormente y detectada en aves marinas en 2020, muestra una alta letalidad y transmisibilidad en aves silvestres.

Miles de individuos de diferentes especies de aves marinas murieron a causa del brote de 2021-2022. En Escocia, el 11 % de la población británica de págalo grande (que supone el 7 % de la población mundial) pereció como consecuencia del virus. Los individuos de esta especie que regresaron en 2023 a Hermaness, la mayor colonia británica, representaban solo el 22 % del último censo realizado.

La mayor colonia reproductora de alcatraces atlánticos del mundo, localizada en la isla de Bass Rock (Escocia), también sufrió una devastadora mortalidad en 2022 a causa de la enfermedad. La tasa de supervivencia de alcatraces adultos fue un 42 % inferior a la media de los 10 años anteriores.

Se estima que alrededor de 13 200 barnaclas cariblancas provenientes de Svalbard e invernantes en Solway (Escocia) murieron a causa de la IAAP entre 2021 y 2022, lo que supone el 32 % de la población de la ruta migratoria.

La enfermedad sigue presente

Tras su devastador impacto en 2022, científicos y conservacionistas esperaban la temporada reproductora de 2023 con cierta inquietud: ¿cuál sería el estado de las poblaciones? ¿Se repetiría la masiva mortalidad del año anterior?

Los nuevos informes sugieren que el virus sigue afectando las poblaciones reproductoras de aves marinas. Sólo en Escocia, entre abril y octubre de 2023, se notificaron 9 610 aves marinas muertas, de las cuales casi tres cuartas partes fueron de arao común (3 519) y gaviota tridáctila (3 367), seguidos de gaviota cabecinegra (834), alca común, charranes y otras gaviotas.

Entre junio y septiembre de 2023, se han notificado casos de IAAP en diferentes especies de aves domésticas (25) y silvestres (482) en 21 países europeos. En España, donde se han reportado más de un centenar de casos en aves silvestres desde 2022, preocupan especialmente los casos detectados en poblaciones sensibles de charrán patinegro y pagaza piconegra, en el Parque Natural de la Albufera de Valencia.

Los investigadores rastrean el virus

Durante la temporada reproductora de 2023, nuestro grupo de investigación de la Universidad de Edimburgo, junto con personal del UK Centre for Ecology & Hydrology, ha llevado a cabo muestreos sistemáticos en varias especies de aves marinas en la Isla de May (Escocia).

Individuos adultos de frailecillo, alca, arao, gaviota tridáctila y cormorán moñudo fueron muestreados para evaluar la incidencia del virus y determinar la presencia de anticuerpos indicativos de infección previa en aves aparentemente sanas. Los resultados, aún en fase de finalización, sugieren que un gran número de individuos siguen siendo potencialmente susceptibles al virus, aunque la respuesta a la infección podría diferir entre especies.

¿Pueden algunas aves sobrevivir a la infección? Un fascinante estudio dirigido por el equipo científico de conservación de la Real Sociedad para la Protección de las Aves ha arrojado luz sobre la presencia de individuos con iris negros y moteados, en lugar del habitual azul pálido, en la población de alcatraces de Bass Rock.

Tras tomar muestras de aves adultas aparentemente sanas, los investigadores encontraron que los individuos con iris oscuro mostraban anticuerpos derivados de una infección anterior. Esto sugiere que algunos individuos pudieron recuperarse tras el brote de 2022, presentando iris oscuros como un probable indicador de infección previa.

¿Cuál es el futuro para las aves marinas?

Las aves marinas están sometidas a una enorme presión debido al cambio climático, el impacto de ciertas artes de pesca, las especies invasoras o la urbanización de nuestras costas. La IAAP supone una amenaza adicional y, aunque la magnitud de su impacto aún no se ha evaluado en su totalidad, las poblaciones del norte de Europa muestran ya un declive sin precedentes.

Los centros de investigación y organismos de conservación llevan a cabo muestreos sistemáticos para comprender mejor la respuesta de cada especie a la infección. Las administraciones, por su parte, contemplan intervenciones para proteger especies clave o, en mayor medida, actuaciones indirectas que tengan en cuenta el impacto de presiones externas que puedan sumarse a los efectos de la enfermedad.

El control de la enfermedad requerirá de un fuerte compromiso con las comunidades de aves de cría comercial y aves de caza para sensibilizar sobre los síntomas de la enfermedad y avanzar en materia de bioseguridad y bienestar animal. Desde las instituciones también se promueve la participación ciudadana mediante la notificación de aves enfermas o muertas, evitando en todo momento el contacto con aves muertas o sintomáticas.

Es probable que en el futuro se produzcan nuevos brotes de IAAP, lo que hace imprescindible nuevos estudios epidemiológicos y ecológicos que ayuden a comprender y mitigar el impacto del virus en las aves marinas. Estas investigaciones aportarán valiosa información en términos de salud humana, dada la creciente preocupación por rápida expansión del virus y su adaptación a nuevos hospedadores.

Un problema global

Desde su aparición en 1996, se ha alertado sobre la posibilidad de que el virus H5N1 se convierta en pandémico. Desde 2003 a 2023, se han notificado 878 casos en humanos en 23 países, presumiblemente a través del contacto con aves infectadas, de los cuales 458 (52 %) fueron mortales. Las infecciones en humanos por la actual cepa H5N1 del clado 2.3.4.4b han sido esporádicas y, según los expertos, el riesgo actual de contagio es bajo.

El aumento de casos en mamíferos marinos, o el reciente brote en una graja de visones en España, ha hecho temer que el virus pueda llegar a transmitirse de manera natural entre mamíferos. Si bien las evidencias de este tipo de transmisión siguen siendo dispares, se han confirmado casos en más de una veintena de especies de mamíferos en Europa y América.

Tras su rápida expansión, los expertos muestran preocupación ante la reciente llegada del virus a la región antártica y sus consecuencias para la fauna local. Entender la circulación de las enfermedades en la naturaleza y avanzar hacia una avicultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente será clave para proteger la fauna silvestre y garantizar un futuro saludable para todos.

Página 1 de 20

© 2018 Distrito Forestal.