Ecología, gestión y protección de la fauna silvestre

02
Dic
2025

 

Investigadores españoles han identificado un herpesvirus inédito en ranas pintadas ibéricas, hallado en dos puntos del río Guadarrama, y que plantea nuevas incógnitas sobre la conservación de los anfibios.

Las poblaciones de anfibios europeos llevan años encadenando retrocesos y, en España, los equipos científicos miran cada nuevo indicio con preocupación. La detección de un virus emergente asociado a lesiones cutáneas vuelve a encender las alertas en un grupo faunístico que ya soporta presiones ambientales y sanitarias difíciles de sostener.

El hallazgo llega tras un trabajo de campo desarrollado por investigadores de la Asociación Herpetológica Española, el CSIC, el Centro de Rescate de Reptiles y Anfibios de Cataluña y la Universidad de Messina. El equipo examinó varios ejemplares de rana pintada ibérica (Discoglossus galganoi) procedentes del río Guadarrama, en puntos cercanos a Villaviciosa de Odón y Colmenar Viejo (Madrid). Algunos animales presentaban lesiones visibles y otros fueron encontrados muertos, lo que llevó a profundizar en los análisis virológicos.

Los resultados confirman la presencia de un nuevo herpesvirus, bautizado provisionalmente como Batravirus ranidallo5, genéticamente relacionado pero distinto de los dos batravirus ya descritos en Europa. Se trata, además, del primer herpesvirus anfibio identificado en España, un dato relevante para entender cómo evolucionan las enfermedades emergentes en vertebrados de agua dulce.

Un patógeno que abre más preguntas

El estudio, publicado recientemente, describe una patología cutánea proliferativa similar a la asociada a Batravirus ranidallo3 y Bufonid herpesvirus 1. Esa coincidencia clínica sugiere que estos virus podrían estar expandiéndose o diversificándose en ambientes europeos, aunque aún se desconoce su origen y su dinámica real en el medio natural

Los investigadores obtuvieron el genoma completo del nuevo patógeno. «El genoma completo obtenido para este nuevo herpesvirus tiene aproximadamente 220 kb y contiene los homólogos de los genes distintivos del herpesvirus, lo que nos permite proponer su clasificación inequívoca como herpesvirus», señalan los autores. El análisis de varias secuencias de ADN aportó además un detalle inesperado: presentaban mayor coincidencia con herpesvirus de peces que con otros batravirus conocidos.

Este escenario introduce dudas sobre la posible circulación de linajes antiguos, saltos entre especies o incluso contactos indirectos entre ecosistemas, algo que exigirá estudios adicionales.

Implicaciones para la conservación

La aparición de un tercer herpesvirus asociado a lesiones cutáneas en anfibios europeos, en un periodo relativamente breve, inquieta a los especialistas. «El descubrimiento, en un período de tiempo limitado, de tres herpesvirus distintos, todos ellos asociados con enfermedades cutáneas evidentes en Europa, es alarmante y podría tener importantes implicaciones para la conservación de los anfibios», advierten los investigadores. El siguiente paso será determinar su prevalencia real y evaluar si puede complicar aún más la ya delicada situación de estos vertebrados.

Edu Pompa

Ingeniero técnico forestal. Máster en gestión y conservación de fauna salvaje y espacios protegidos. Experto en redes sociales y cazador desde la infancia, coordina la web y los perfiles sociales de Jara y Sedal.

Jara y Sedal

02
Dic
2025

 

Autoría

Patricia Hidalgo Vaquerizas

Profesor Sustituto, Didácticas Específicas, Universidad de Córdoba

El conejo europeo (Oryctolagus cuniculus) recibe su nombre común por ser una especie que puede encontrarse en buena parte de Europa. Esta presencia es resultado de los múltiples traslados históricos que comienzan a realizarse en época romana desde la península ibérica, de donde es originario.

En la actualidad, Oryctolagus cuniculus sigue siendo un habitante común de los campos de la península ibérica, considerándose una pieza fundamental de los ecosistemas mediterráneos y un elemento clave en la relación entre naturaleza, caza y agricultura.

No obstante, estudios recientes han desvelado que su historia evolutiva es más compleja de lo que se pensaba. De hecho, un trabajo que acabamos de publicar en European Journal of Wildlife Research revela cómo en la península ibérica coexisten dos tipos de conejo distintos.

Dos linajes separados por millones de años

 

mapa conejo

Mapa de la distribución mundial actual del conejo silvestre europeo. Las áreas oscuras y las flechas señalan los lugares donde se ha informado de la presencia de la especie. Imagen tomada de Vaquerizas (2023)

Porque, como detallamos en el artículo, el conejo europeo se divide en dos subespecies con trayectorias evolutivas independientes. Por un lado está Oryctolagus cuniculus cuniculus (abreviadamente, Occ), presente en el norte y el este de la península ibérica. Y por otro, Oryctolagus cuniculus algirus (Oca), endémico del suroeste ibérico y del norte de África.

Ambos linajes se separaron hace unos dos millones de años, durante las glaciaciones del Pleistoceno, y hoy apenas coinciden en una estrecha franja central.

Occ es el linaje introducido en Europa en los últimos dos milenios, desde donde se expandió a muchas otras regiones del mundo, incluidas Australia y Nueva Zelanda. Por su parte, Oca solo fue introducido solo en algunas islas, incluidas las Azores y Canarias. Por tanto, Oca más que “europeo”, es realmente “ibérico”.

Aunque Oca y Occ se parecen morfológicamente, como ocurre entre muchas otras especies de conejos del mundo, su biología, comportamiento y genética muestran profundas diferencias.

Tras revisar 57 estudios publicados desde 1980 hasta la actualidad, encontramos que casi el 80 % de ellos documenta diferencias significativas entre ambos linajes en aspectos genéticos, morfológicos, reproductivos y ecológicos. El Oca es más pequeño, oscuro y de orejas más cortas, crece más lentamente y tiene camadas más reducidas; mientras que el Occ es más grande, prolífico y adaptable a diferentes ambientes.

Incluso existen incompatibilidades entre sus cromosomas X e Y, evidenciando una especiación incipiente. Es decir, la etapa inicial del proceso de formación de una nueva especie en la que dos o más poblaciones empiezan a divergir hasta alcanzar un aislamiento reproductivo significativo pero aún incompleto.

El conejo: plaga y especie amenazada

Estas diferencias biológicas se reflejan también en el estado de sus poblaciones. En el suroeste, donde predomina Oca, han sufrido un drástico declive, agravado por la aparición hace unos años de una nueva variante del virus hemorrágico RHDV2, que produce una enfermedad fatal en los conejos.

En el norte y el centro, donde vive Occ, las poblaciones en general se han mantenido estables o incluso en expansión.

Este hecho ofrece una paradoja: el conejo figura como especie que se encuentra amenazada en el sur mientras se considera una plaga en el norte del centro peninsular. Sin embargo, las políticas públicas lo siguen tratando como una sola entidad, aplicando los mismos marcos de gestión a situaciones opuestas.

El conejo es la base alimentaria de depredadores emblemáticos como el lince ibérico (Lynx pardinus) y el águila imperial ibérica (Aquila adalberti). Su escasez en el sur pone en riesgo la recuperación de estas especies, mientras que su abundancia en el norte y el centro genera graves daños a cultivos de viñedos y cereales en comunidades autónomas como Castilla-La Mancha, Aragón o Cataluña.

Repoblar sin mirar el ADN puede salir caro

Desde los años noventa, las repoblaciones y translocaciones de conejos desde zonas donde aún conserva altas densidades se han usado para reforzar poblaciones menguantes con fines de conservación o caza. No obstante, los expertos advierten que mover conejos sin tener en cuenta su origen genético puede ser contraproducente para la conservación de Oca.

Introducir ejemplares de un linaje en territorios ocupados por el otro puede provocar pérdida de adaptaciones locales y desequilibrios ecológicos. Aunque la Directiva Hábitats (92/43/CEE) prohíbe introducir linajes no nativos, su aplicación práctica sigue siendo limitada. En Castilla-La Mancha, quizá la comunidad autónoma con mayor grado de dificultad para que coexistan Occ y Oca de manera natural, han comenzado a regularlo, pero falta una estrategia común a nivel de toda la región ibérica.

Dos estrategias para garantizar su futuro

La gestión del conejo en la península debe adaptarse a la biología de cada linaje. En el suroeste, donde domina Oca, es urgente priorizar la conservación, restaurando hábitats y reduciendo la mortalidad por enfermedades, caza y depredación. En áreas agrícolas del norte y centro, donde abunda Occ, las medidas deben centrarse en un control sostenible que minimice los daños a los cultivos sin alterar los ecosistemas.

Las repoblaciones, además, deberían realizarse solo dentro del área natural de cada linaje y basarse en análisis genéticos previos para evitar problemas indeseados, como el reemplazo de poblaciones Oca por Occ en el área de distribución de Oca.

Dos historias bajo un mismo nombre

El caso del conejo silvestre en la península ibérica muestra cómo la historia evolutiva puede condicionar los retos de la conservación actual. Dos linajes separados hace millones de años responden hoy de manera diferente a las presiones humanas y ambientales. Ignorar esa diversidad podría llevarnos a perder uno de los linajes más antiguos de Europa mientras el otro se multiplica sin control.

En la península ibérica conviven bajo un mismo nombre, pues, dos historias naturales: la de un conejo genuinamente ibérico que necesita protección, y la de otro, más europeo y cosmopolita, que debe ser gestionado. Reconocer esa dualidad es el primer paso para garantizar su conservación y su coexistencia.

The Conversation

07
May
2025

 

Publicado: 22 abril 2025

Autoría

José Guerrero Casado

Profesor del Departamento de Zoología, Universidad de Córdoba

Los esfuerzos y recursos públicos destinados a la investigación, gestión y conservación de la fauna silvestre son, evidentemente, limitados. Por ello, se ha priorizado a las especies con un mayor grado de amenaza, cuya extinción es más probable. Sin embargo, también existe un componente subjetivo, y por eso se asignan más recursos y se presta más atención a especies más emblemáticas (como los grandes mamíferos).

Estos sesgos provocan que no conozcamos el estado real de las poblaciones de muchas especies. Tampoco cuáles son sus problemas de conservación y cómo recuperarlas. La falta de atención a especies que están ampliamente distribuidas y son relativamente abundantes también tiene sus repercusiones. Asumir que sus poblaciones gozan de buena salud no debería ser generalizable en un mundo tan cambiante.

La desaparición “invisible” de las especies

Para todos estos casos, donde las especies podrían estar en declive sin ser detectadas por la ciencia por la falta de un seguimiento adecuado, se ha acuñado el término “extinción silenciosa”. Se trata de descensos poblacionales y extinciones locales que a menudo ocurren sin que se conozcan siquiera las causas.

En España, uno de los casos más representativos de extinción silenciosa es la del gato montés. Mientras nos enfocábamos en conservar al lince ibérico, la otra especie de felino silvestre que habita en España ha ido desapareciendo. Hasta hace poco, ni la ciencia y ni la Administración pública se habían percatado de su alarmante situación. Desafortunadamente, es posible que la especie ya haya desaparecido en numerosos territorios de la península ibérica.

Algo parecido también le podría estar pasando a otros carnívoros, como el turón (Mustela putorius). Esta especie cuenta con datos muy limitados sobre su ecología, abundancia y distribución. Sin embargo, es probable que haya sufrido una fuerte regresión en gran parte de su área de distribución. Como en tantas otras extinciones silenciosas, las causas son desconocidas.

El más pequeño de los carnívoros, la comadreja (Mustela nivalis), es otro buen ejemplo. Cuando nos dispusimos a explorar los datos disponibles sobre su distribución en España, lamentablemente los resultados fueron poco alentadores. La especie había sido detectada en pocas ocasiones, con amplias zonas sin observaciones en los últimos años.

Un caso muy llamativo entre los mamíferos es el del antes citado lince ibérico y su principal presa, el conejo europeo. Mientras que el depredador ha multiplicado su población, su principal presa ha descendido de forma sustancial.

Obviamente hay muchos más conejos que linces. Pero teniendo en cuenta estas tendencias, el lince ibérico se encuentra ahora catalogado como “vulnerable a la extinción”, en tanto que el conejo está clasificado como “en peligro de extinción”, una categoría mayor de amenaza.

Aves que resurgen mientras otras disminuyen

Las aves sí son un grupo mejor monitoreado. Las tendencias poblacionales se conocen con mayor precisión, en parte gracias a la contribución de ornitólogos aficionados. Según el Libro Rojo de las Aves de España publicado en 2021, el estado de conservación de algunas especies de aves frecuentes y abundantes ha empeorado en comparación con el anterior libro rojo publicado en 2004.

Entre estas especies se encuentran algunas aves con el apellido “común”, como el vencejo común, el alcaudón común, la golondrina común y la lechuza común. Especies tan conocidas como la perdiz roja (Alectoris rufa) también han sufrido marcados declives poblacionales en los últimos años.

Por el contrario, algunas especies percibidas tradicionalmente como amenazadas, como muchas aves rapaces y acuáticas, han mejorado su estado de conservación sustancialmente. Probablemente, esta mejoría se deba a que hemos dedicado más recursos y generado más conocimiento para su conservación. Afortunadamente, los esfuerzos no fueron en vano, y estas especies se encuentran ahora menos amenazadas que hace unas décadas.

En Europa, las 168 especies de aves más comunes han disminuido, en su conjunto, un 14 % entre 1992 y 2022. Un caso particularmente preocupante es el declive del gorrión común (Passer domesticus). Esta especie está en severa regresión desde hace décadas en numerosas zonas del mundo. Las causas son múltiples y en parte desconocidas.

Reptiles y anfibios, los grandes olvidados

Los reptiles son un grupo de vertebrados en el que rara vez se invierten grandes esfuerzos. Esto hace que el estado real de conservación de muchas especies sea incierto. Por ejemplo, un estudio que utilizó datos de datos de ciencia ciudadana durante cuatro décadas demostró un declive de las poblaciones de serpientes del 23 % en España. De las 13 especies analizadas, siete sufrieron un descenso poblacional.

Por su parte, los anfibios son el grupo de vertebrados más amenazado de La Tierra. Un 41 % de las especies se encuentran en riesgo de extinción. El declive de sus poblaciones es generalizado, incluyendo especies tan abundantes como el sapo común (Bufo spinosus). Ampliamente distribuido por la península ibérica, este anfibio podría estar sufriendo un descenso poblacional, según sugieren algunos programas de seguimiento. Una extinción silenciosa que pasaría desapercibida en muchas regiones donde no hay un seguimiento adecuado.

Aunque las serpientes y muchos anfibios despiertan cierta aversión en muchas personas, desempeñan un papel esencial en las redes tróficas y en el mantenimiento de la funcionabilidad de los ecosistemas. Motivos de peso para que dediquemos más esfuerzos a su estudio y conservación.

El reto de conservar lo común

La experiencia acumulada durante décadas en Europa nos ha permitido salvar de la extinción a muchas especies de grandes mamíferos y aves rapaces. Osos, lobos, linces, buitres negros, quebrantahuesos y águilas imperiales gozan de mejor estado de conservación en la actualidad que hace unas décadas.

Ahora debemos utilizar todo ese conocimiento generado para asegurar la supervivencia de especies comunes, otrora abundantes. Es el turno para que la sociedad, la Administración pública y la comunidad científica unan fuerzas para asegurar la conservación de serpientes, sapos y gorriones. Sin olvidar a los más infravalorados, los invertebrados. Evitar la tragedia de perder estas especies comunes es uno de los grandes retos de conservación que debemos afrontar ya.

Fuente: The Conversation

01
Ago
2025

 

Autoría: Viktor Baranov; Investigador Ramon y Cajal, en ambito de Ecologia y Paleontologia de insectos y cambio global, Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC)

Si se mantiene el ritmo actual de emisión de gases, la temperatura media global aumentará 2 °C hacia mediados de siglo, provocando fenómenos meteorológicos extremos más frecuentes, el ascenso del nivel del mar y olas de calor prolongadas.

El calentamiento global también amenaza los beneficios de la naturaleza, conocidos como “servicios ecosistémicos”: disponibilidad de agua, pesca, recreación y valores estéticos y culturales.

Estos servicios que sostienen nuestras vidas dependen completamente del agua dulce, cuyos ecosistemas, incluida su fauna, están siendo perjudicados por los efectos del cambio climático.

Y de entre todos los animales de agua dulce en riesgo, los insectos acuáticos son especialmente vulnerables. En la Lista Roja de la biodiversidad española, cuatro especies de insectos acuáticos están en peligro crítico de extinción. Se trata del escarabajo Cybister vulneratus y tres plecópteros, moscas de las piedras: Leuctra bidula, Nemoura rifensis y  Protonemura gevi. Este último, un insecto cavernícola, es endémico de España, lo que significa que no vive en ningún otro lugar.

Agentes invisibles pero imprescindibles

Los insectos acuáticos son esenciales para el buen funcionamiento de ríos y lagos. No obstante, en una investigación que llevamos a cabo en el año 2020 mostramos cómo un aumento de solo 1.8 °C en la temperatura media anual podía reducir en hasta un 82 % la abundancia de especies sensibles en apenas 42 años. Un fenómeno que ha ocurrido incluso en reservas naturales con escasa intervención humana.

En otro trabajo en el que se analizaron poblaciones de mosquitos no picadores en una reserva de Alemania central, detectamos una fuerte disminución en su capacidad de dispersión y reproducción tras un aumento de 1 °C durante un periodo de ocho años. Además, hemos documentado una tendencia general al menor tamaño corporal en insectos acuáticos en climas cálidos.

Las anteriores observaciones nos llevaron a una pregunta central: ¿cómo influye el aumento de temperatura en el crecimiento, tamaño y supervivencia de estos insectos?

Un experimento controlado

El tamaño corporal es una variable clave en la biología. No sólo permite anticipar la capacidad de supervivencia y reproducción de este grupo de animales, sino también comprender cómo interaccionan con el calor para poder prever el futuro de los ecosistemas acuáticos.

Con el fin de responder nuestra pregunta, realizamos un experimento con mosquitos no picadores, ya que son buenos modelos para estudiar los efectos del cambio ambiental en la fauna de agua dulce. Para ello, los criamos en tanques de prueba, recintos experimentales que simulan ecosistemas con ciertas variables controladas, conocidos como mesocosmos.

Diseñamos dos grupos principales: uno mantenido a 20 °C y otro a 30 °C, dentro de los cuales establecimos subgrupos con diferentes niveles de oxígeno disuelto, desde valores normales, un rango 100 %, 75 % y 50 % de saturación, hasta la mitad del nivel habitual.

El oxígeno como factor clave

Los resultados de nuestro ensayo fueron rotundos: los mosquitos no picadores se hicieron hasta un un 8-10 % más pequeños en ambientes cálidos con bajo oxígeno. Esto indica que el calor no es el único factor que causa el encogimiento.

El factor determinante parece ser la disminución del oxígeno disuelto, y su causa es fisiológica. A mayor temperatura, el metabolismo aumenta y los insectos necesitan más oxígeno. Pero el oxígeno se disuelve peor en agua caliente, generando un desequilibrio entre una mayor demanda y una menos disponibilidad. Y este desajuste limita el crecimiento de los insectos.

Desarrollo más rápido, pero menos sostenible

En la mayoría de los tanques de prueba, los mosquitos completaron siete u ocho generaciones, con una duración promedio de 18,5 días por generación. En condiciones de más calor y menos oxígeno, este tiempo se redujo a entre 17,3 y 13,4 días. Sin embargo, en esos mismos entornos las tasas de mortalidad aumentaron.

Después de 120 días, dejaron de emerger adultos en los tanques de prueba cálidos con bajo oxígeno, poniendo en evidencia que la alta mortalidad y la baja reproducción impidieron la continuidad de la población.

A tiempo de salvar a los mosquitos acuáticos

Nuestro estudio es un paso importante para una comprensión del declive de los insectos. La doble pérdida, tanto en número como en tamaño, ayuda a explicar la drástica disminución de insectos acuáticos en entornos afectados por el calentamiento. Esto representa una amenaza para funciones esenciales del ecosistema: mantener el agua limpia, reciclar nutrientes y sustentar la pesca recreativa e industrial.

La buena noticia es que hay formas de evitar este escenario tan pesimista. Ya que la baja concentración de oxígeno parece ser el factor decisivo, podemos aplicar soluciones basadas en él.

Invertir en lo invisible

Además de reducir las emisiones de gases, es posible crear bancos naturales de arena o grava, disminuir la contaminación en ríos y proteger tramos de agua con buena oxigenación. Son acciones que, además de mejorar la calidad del agua, ofrecen condiciones más favorables para la fauna de agua dulce.

Los insectos acuáticos no suelen ser protagonistas en los debates sobre cambio climático, pero son fundamentales para el funcionamiento de los ecosistemas de agua dulce, que son, a su vez, esenciales para la vida humana. Protegerlos no implica solo conservar biodiversidad, sino garantizar la salud de los ríos, los lagos y nuestras propias comunidades.

The Conversation

11
Mar
2025

foresta 90

Pág. 02 - Editorial

Invertebrados exóticos invasores, un peligro menos evidente pero muy presente [Pág. 2-3]

Pág. 04 - Apuntes

Salamanquesa común (Tarentola mauritanica) [Pág. 4-5]

Aliso, Alnus glutinosa L. [Pág. 6-15]

¡Cómo resiste el pino canario! [Pág. 16-21]

Cambios en el crecimiento y secuestro de carbono de las masas forestales por el cambio climático [Pág. 22-23]

Pág. 24 - Entrevista

Entrevista a José González Granados, decano-presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural [Pág. 24-27]

Pág. 28 - Especial invertebrados exóticos invasores

Invertebrados exóticos invasores en España [Pág. 28-31]

El chinche de las piñas, Leptoglossus occidentalis Heidemann, 1910 [Pág. 32-33]

Scyphophorus acupunctatus Gyllenhal, 1838 (Coleoptera Curculionidae), plaga en agaves y yucas cultivadas [Pág. 34-35]

Avispa asesina (Vespa velutina Lepeletier, 1836) y avispa oriental (Vespa orientalis Linnaeus, 1771) [Pág. 36-39]

Gorgojo defoliador del eucalipto (Gonipterus platensis Marelli, 1926) [Pág. 40-41]

Paysandisia archon (Busmeister, 1880) y Rhynchophorus ferrugineus (Olivier, 1790) Destructores de palmáceas [Pág. 42-45]

Aedes albopictus Skuse, 1895 [Pág. 46-47]

Normativa legal que afecta a las especies exóticas invasoras [Pág. 48-49]

Pág. 50 - Colaboraciones técnicas

Valoración de las nuevas reservas naturales fluviales en la cuenca hidrográfica del Tajo: luces y sombras [Pág. 50-57]

Comprendiendo la dinámica poblacional de la procesionaria del pino en un contexto de cambio climático [Pág. 58-62]

La palma canaria: patrimonio cultural y económico en La Gomera [Pág. 64-68]

Insectos saproxílicos: los grandes olvidados de la gestión forestal [Pág. 70-77]

El decaimiento del abeto (Abies alba Mill.) en el Pirineo aragonés: ¿qué información tenemos hasta la fecha? [Pág. 78-85]

Pág. 86 - Reportaje fotográfico

Rutas salvajes: las rocosas y montañas costeras canadienses [Pág. 86-99]

Pág. 100 - La página de...

Juntos por los Bosques. Una nueva etapa [Pág. 100-101]

Pág. 102 - Arte y naturaleza

Miguel Ángel Blanco, el profeta del bosque [Pág. 102-105]

Pág. 106 - Rincones singulares

Laberinto de Breoghán, el laberinto estable más grande de España [Pág. 106-109]

Pág. 110 - Noticias forestales y del colegio

Noticias forestales y del Colegio nº 90 [Pág. 110-120]

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