Ecología, gestión y protección de la fauna silvestre

11
Mar
2025

foresta 90

Pág. 02 - Editorial

Invertebrados exóticos invasores, un peligro menos evidente pero muy presente [Pág. 2-3]

Pág. 04 - Apuntes

Salamanquesa común (Tarentola mauritanica) [Pág. 4-5]

Aliso, Alnus glutinosa L. [Pág. 6-15]

¡Cómo resiste el pino canario! [Pág. 16-21]

Cambios en el crecimiento y secuestro de carbono de las masas forestales por el cambio climático [Pág. 22-23]

Pág. 24 - Entrevista

Entrevista a José González Granados, decano-presidente del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural [Pág. 24-27]

Pág. 28 - Especial invertebrados exóticos invasores

Invertebrados exóticos invasores en España [Pág. 28-31]

El chinche de las piñas, Leptoglossus occidentalis Heidemann, 1910 [Pág. 32-33]

Scyphophorus acupunctatus Gyllenhal, 1838 (Coleoptera Curculionidae), plaga en agaves y yucas cultivadas [Pág. 34-35]

Avispa asesina (Vespa velutina Lepeletier, 1836) y avispa oriental (Vespa orientalis Linnaeus, 1771) [Pág. 36-39]

Gorgojo defoliador del eucalipto (Gonipterus platensis Marelli, 1926) [Pág. 40-41]

Paysandisia archon (Busmeister, 1880) y Rhynchophorus ferrugineus (Olivier, 1790) Destructores de palmáceas [Pág. 42-45]

Aedes albopictus Skuse, 1895 [Pág. 46-47]

Normativa legal que afecta a las especies exóticas invasoras [Pág. 48-49]

Pág. 50 - Colaboraciones técnicas

Valoración de las nuevas reservas naturales fluviales en la cuenca hidrográfica del Tajo: luces y sombras [Pág. 50-57]

Comprendiendo la dinámica poblacional de la procesionaria del pino en un contexto de cambio climático [Pág. 58-62]

La palma canaria: patrimonio cultural y económico en La Gomera [Pág. 64-68]

Insectos saproxílicos: los grandes olvidados de la gestión forestal [Pág. 70-77]

El decaimiento del abeto (Abies alba Mill.) en el Pirineo aragonés: ¿qué información tenemos hasta la fecha? [Pág. 78-85]

Pág. 86 - Reportaje fotográfico

Rutas salvajes: las rocosas y montañas costeras canadienses [Pág. 86-99]

Pág. 100 - La página de...

Juntos por los Bosques. Una nueva etapa [Pág. 100-101]

Pág. 102 - Arte y naturaleza

Miguel Ángel Blanco, el profeta del bosque [Pág. 102-105]

Pág. 106 - Rincones singulares

Laberinto de Breoghán, el laberinto estable más grande de España [Pág. 106-109]

Pág. 110 - Noticias forestales y del colegio

Noticias forestales y del Colegio nº 90 [Pág. 110-120]

11
Mar
2025

Distribucio Myocastor coypus

El coipú es un roedor que fue introducido en Cataluña a principios del siglo XX y que, desde los años 2000, está avanzando desde el este del territorio. Ahora, se han detectado algunos especímenes en el río Congost por primera vez y en la Tordera, tras un par de décadas desaparecido, tal y como han podido verificar nuestros expertos y expertas en especies invasoras. Esto indica que la expansión está a las puertas de la región metropolitana de Barcelona y las predicciones apuntan a que acabará entrando. Desgranamos las claves de esta invasión.

El coipú (Myocastor coypus) es un animal que recuerda a un castor o a una rata acuática de gran tamaño; es originario de América del Sur y se está expandiendo por toda Europa desde que fue introducido para su cría con el objetivo de aprovechar su piel, a partir de la segunda mitad del siglo XIX. En Cataluña, se fueron documentando fugas desde estas granjas a partir de los años 70, pero una nueva fuente de coipús procedente de Francia ha sido clave en la actual invasión. Llegaron en dos incursiones: desde el Valle de Arán y desde el Empordà; la primera parece estar frenada por las bajas temperaturas, pero por el Empordà han encontrado un camino más favorable. Los puntos clave de este éxito son el clima suave y el fácil acceso a alimentos. Su medio de transporte preferido para avanzar son los ríos, que utiliza como ruta de dispersión.

“El coipú tiene una alta fecundidad, así que cuando llega a zonas con un clima lo suficientemente favorable y con alimento, como ha encontrado en Cataluña, es poco probable que se detenga su expansión", explica Marc Riera, investigador del CREAF. Según el experto, “esta situación provoca que el coipú pueda extenderse por el litoral catalán, hasta Barcelona y más allá; ya hay algunas citas en la Comunidad Valenciana”.

Avisos a EXOCAT

El equipo de investigación en especies invasoras del CREAF, liderado por Joan Pino, coordina una red de seguimiento de especies exóticas e invasoras conocida como EXOCAT. Es una iniciativa del Departamento de Transición Ecológica que lleva funcionando varios años y que ha permitido recopilar numerosos datos sobre las invasiones en el país y ofrecer manuales e iniciativas para su gestión.

En lo que respecta al coipú, las bases de datos de EXOCAT cuentan con casi 150 observaciones en el último año, que se extienden principalmente por la provincia de Girona (donde se está llevando a cabo una intensa campaña de erradicación). A estas se suman también los recientes avistamientos del coipú en el río Congost y en la Tordera.

Pérdidas de biodiversidad autóctona

Aunque pueda parecer un roedor inofensivo, el coipú está teniendo un grave impacto sobre las zonas húmedas de todos los países a los que ha llegado, y por este motivo la conocida Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) lo ha incluido en la lista de las 100 especies exóticas más dañinas del mundo. En primer lugar, compite por recursos como el alimento o las madrigueras con los animales autóctonos que habitan en las zonas húmedas y que, a su vez, están en una situación de alta vulnerabilidad debido al cambio climático. En segundo lugar, provoca impactos en las especies vegetales de los lugares donde habita y en los cultivos cercanos, ya que se alimenta de la base de los tallos de las plantas y excava para llegar también a las raíces.

Desafortunadamente, una vez que una especie exótica se convierte en invasora en un territorio, su erradicación total es prácticamente imposible. Por ello, nuestros expertos insisten en la necesidad de apostar por una buena vigilancia y control de las especies potencialmente invasoras para evitar su llegada. Y es que debemos recordar que muchos animales han sido introducidos intencionadamente, como el propio coipú, que sigue avanzando hacia el sur.

Responsable de comunicación social

Verónica Couto Antelo

Técnica de Comunicación del CREAF desde 2016. Apasionada del mundo natural y su divulgación. Bióloga (UB), máster en comunicación científica (BSM-UPF) y estudiante Humanidades (UOC).

CREAF

28
Ene
2025

 

La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza publica en la revista Nature un estudio en el que se detalla el riesgo de extinción de este tipo de fauna. El análisis abarca más de 23.000 especies y sus resultados indican que cerca del 24 % de los seres vivos estudiados están en peligro de desaparecer. Las principales amenazas proceden de la contaminación, las presas, la agricultura y las especies invasoras.

El agua dulce cubre menos del 1 % de la superficie de la Tierra, pero alberga más del 10 % de todas las especies conocidas, incluidas un tercio de los vertebrados y la mitad de los peces. Estos ecosistemas ofrecen múltiples beneficios, como el mantenimiento del ciclo de nutrientes, el control de inundaciones y la mitigación del cambio climático. Sin embargo, aunque actualmente están gravemente afectados por la pérdida de biodiversidad, no se han llevado a cabo evaluaciones exhaustivas sobre los riesgos de extinción de las especies que habitan en ellos.

Un nuevo análisis, publicado en Nature esta semana por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), ha identificado sus principales amenazas. “Nuestro conjunto de datos abarca unas 23.500 especies, que se encuentran en todo el planeta en distintos hábitats y se enfrentan a diferentes amenazas. Según nuestro trabajo, las más frecuentes para los animales de agua dulce son la contaminación, las presas y la extracción de agua, la agricultura y las especies invasoras”, explica a a SINC Catherine Sayer, directora de la unidad de biodiversidad de agua dulce de la IUCN.

El estudio abarca crustáceos decápodos, peces y odonatos (un orden de insectos que incluye a las libélulas y los caballitos del diablo). En general, cerca de una cuarta parte de estas especies corren un alto riesgo de extinción, y los decápodos tienen el mayor porcentaje de especies amenazadas (30 %, en comparación con el 26 % de los peces de agua dulce y el 16 % de los odonatos).

“Hemos extraído los datos de evaluación global de la página web The IUCN Red List of Threatened SpeciesTM sobre crustáceos decápodos de agua dulce, odonatos y peces”, explica la investigadora.

En el caso concreto de Europa, los científicos consideran amenazados de extinción el 34 % de las especies y el 12 % en nuestro país. “En España, la anguila europea es un pez de agua dulce en peligro crítico y el esturión europeo está extinto”, asegura Sayer.

Entre las especies estudiadas, el 54 % de las amenazadas se consideran afectadas por la contaminación, el 39 % por las presas y la extracción de agua, el 37 % por el cambio de uso de la tierra y los efectos asociados de la agricultura, y el 28 % por especies invasoras y enfermedades.

Reducir la pérdida de biodiversidad

Las especies amenazadas son aquellas que corren un alto riesgo de extinción en estado salvaje. Estas categorías se asignan a una especie aplicando criterios cuantitativos a los datos disponibles sobre la especie y atendiendo específicamente a los síntomas de extinción, como áreas de distribución restringidas, poblaciones en declive y pequeñas poblaciones.

“Es necesario reducir el impacto de estas actividades sobre los hábitats y las especies de agua dulce para evitar nuevos descensos y extinciones. Nuestro estudio subraya la importancia de aplicar medidas de conservación y gestión específicas para estos seres vivos, en lugar de dar por sentado que las medidas de conservación de los tetrápodos terrestres (anfibios, aves, mamíferos y reptiles), en los que suelen centrarse las medidas de conservación, bastarán para conservar las especies de agua dulce. Esto no es así debido a la diferencia de hábitats clave y amenazas entre ambos grupos”, enfatiza la científica.

Según los expertos, la desaparición de especies de este medio perturbará las interacciones de la fauna en los ecosistemas de agua dulce y podría provocar su colapso.

“Los impactos negativos sobre los hábitats de agua dulce afectarán a gran parte de la vida en la Tierra. Además, estos ecosistemas proporcionan servicios clave y su deterioro reducirá su capacidad de proporcionarlos. Además, el agua dulce sustenta la economía y los medios de vida de miles de millones de personas en todo el mundo”, continúa Sayer.

Esta es la primera publicación en la que se analiza el conjunto de datos sobre este tipo de fauna. “Como tal, no podemos mirar atrás a las tendencias pasadas porque este es un punto de partida. El objetivo de la Lista Roja de la UICN es reevaluar las especies cada 5 a 10 años para seguir la evolución del estado de la biodiversidad”, afirma la investigadora.

Los resultados del trabajo resaltan la necesidad urgente de abordar las amenazas para prevenir más disminuciones y pérdidas de especies.  “De cara al futuro, tenemos previsto reevaluar todas las que ya hemos investigado y, una vez hecho esto, podremos volver a realizar el análisis para ver las tendencias”, concluye.

Referencia:

Catherine Sayer et al. "One-quarter of freshwater fauna threatened with extinction". Nature.

Fuente: SINC

13
Feb
2025

 

Autoría:

Antigoni Kaliontzopoulou, Investigadora Ramón y Cajal en Biología Evolutiva, Universitat de Barcelona

Raül Ramos Garcia, Profesor de Zoología, Universitat de Barcelona

 “Mamá, papá, ¿podemos adoptar un gatito?”. Cuántos padres habrán oído esto en boca de sus hijos. Y muchas veces acabamos cediendo a sus peticiones. Ciertamente, las mascotas son una compañía agradable tanto para pequeños como para adultos, y acaban convirtiéndose en parte emocional de la familia. O del barrio. O del pueblo. A veces, incluso, se diseñan zonas comunales o colonias para que estas mascotas puedan vivir y alimentarse sin el control de un dueño privado. Así, parece que vivan libres como antaño, ¿verdad? Pues no es tan sencillo como parece.

Aunque las mascotas, y los gatos domésticos en particular, se consideran un elemento inherente a nuestra sociedad, pueden generar efectos muy nocivos en la biodiversidad si no se gestionan correctamente. Entonces, pueden acabar suponiendo una amenaza para la fauna autóctona de jardines, parques e incluso bosques urbanos. Esto ocurre porque, aunque domesticados, los gatos no pierden el instinto y no dejan de ser cazadores naturales en un medio urbanizado.

Gatos domésticos, cimarrones y asilvestrados

El gato doméstico (Felis silvestris catus) surgió por la domesticación de su antecesor, el gato del desierto (Felis silvestris lybica), y ambos son hermanos del gato montés euroasiático (Felis silvestris silvestris). Esta domesticación probablemente tuvo una raíz comensal. Estos primeros gatos aprovecharon la coexistencia con humanos para alimentarse de los roedores que infestaban por aquel entonces los graneros de los agricultores y esto llevó progresivamente a su expansión mundial.

A lo largo de los siglos, el gato doméstico se ha transformado en uno de los animales de compañía más comunes de todo el planeta. Aparte de las mascotas más dóciles que viven restringidas en domicilios cerrados, existen otros tres tipos de gatos según su modo de vida:

Gatos de compañía que rondan sin supervisión patios y jardines.

Gatos cimarrones o comunitarios que viven en colonias donde son alimentados artificialmente.

Gatos asilvestrados que viven en el medio natural y sobreviven sin aportación de alimento por parte de humanos.

Y es precisamente en esta “vuelta a la naturaleza” de los gatos domesticados donde reside uno de los principales problemas actuales, como discutimos en un reciente estudio.

Los gatos cimarrones comunitarios, alimentados en colonias, fácilmente aumentan sus poblaciones y se expanden tanto en zonas periurbanas como naturales, tornándose una especie invasora con un gran impacto sobre la fauna local.

Al ser alimentados por el hombre, estos gatos no dependen de presas naturales para sobrevivir. Esto favorece que puedan cazar una amplia variedad de presas salvajes: ratones, murciélagos, aves, lagartijas, sapos, insectos o arañas, entre muchos otros.

De hecho, los gatos son responsables del 14 % de extinciones registradas a nivel mundial de pequeños mamíferos, pájaros y reptiles, y frecuentemente se les considera una severa amenaza para la conservación de la fauna salvaje.

Lagartijas amenazadas por los gatos

Por su abundancia en zonas urbanas y áreas naturales adyacentes, las lagartijas son uno de los grupos más amenazados por los gatos, que les han llevado incluso a la extinción local o al borde de ella en numerosos casos. Y aunque los efectos de la depredación de los gatos no sean inmediatamente letales, existen evidencias muy claras del impacto sobre las lagartijas por persecución felina.

En nuestro trabajo primero evidenciamos una disminución de la abundancia de la lagartija parda (Podarcis liolepis) en zonas urbanas y periurbanas de una localidad catalana (Sant Cugat del Vallès) con alta densidad de gatos.

En estas zonas existen numerosas colonias de gatos gestionadas por alimentadoras voluntarias, donde se pueden contar hasta 55 ejemplares comunitarios, y donde las lagartijas han desaparecido por completo. Y no sólo eso. Un segundo resultado subraya que las lagartijas que habitan zonas con gatos eran siempre más pequeñas y más esquivas, y habían sufrido la mutilación de sus colas con más frecuencia.

Las desventajas de perder la cola

Las lagartijas usan un mecanismo llamado autotomía para desprenderse voluntariamente de su cola cuando se ven amenazadas. Este comportamiento antidepredador, aunque eficiente porque les permite escapar, tiene graves consecuencias para su capacidad locomotora y, por tanto, para su capacidad futura de escape.

Además, la regeneración de la cola implica una inversión energética añadida, que sin duda es perjudicial para el correcto desarrollo del animal e implica un crecimiento más lento de lo normal. Esto último queda reflejado en las zonas con alta densidad de gatos, donde las lagartijas son siempre de menor porte.

Este resultado también puede ser debido a la depredación preferencial sobre las lagartijas de mayor tamaño o, simplemente, al estrés constante causado por la presión predatoria de los gatos.

En cualquier caso, el efecto de la presencia de los gatos es claro y visible en estas poblaciones de reptiles.

Una coexistencia difícil

Vistos los efectos directos de los gatos sobre lagartijas y otros animales, es importante priorizar la protección de la fauna autóctona. Actualmente, el principal obstáculo para ello son las actitudes públicas.

Aunque el impacto negativo de los gatos sobre la fauna salvaje está científicamente demostrado, este es negado recurrentemente por parte de la sociedad. En España, por ejemplo, la reubicación de colonias de gatos callejeros está generalmente prohibida, al amparo de la ley 7/2023 sobre los derechos y el bienestar de los animales, y sólo se permite bajo condiciones muy concretas.

Así pues, es necesario clarificar que no todos los gatos son iguales. Por ejemplo, los animales de compañía esterilizados que no rondan libremente por las calles son totalmente compatibles con el bienestar de la fauna local. Sin embargo, los gatos cimarrones y callejeros, alimentados en colonias, fácilmente se pueden asilvestrar y llegar a números totalmente incompatibles con la conservación de la biodiversidad.

Este artículo ha sido elaborado en colaboración con Enric Ortega, técnico de gestión y bienestar animal del Ayuntamiento de Sant Cugat del Vallès.

The Conservation

28
Dic
2024

bisonte europeo

 

Con el estudio 'Reasilvestrar a partir de introducciones inapropiadas. El caso del bisonte europeo en España’, los expertos han llevado a cabo la primera reflexión científica sobre la introducción del bisonte europeo

Expertos e investigadores de 25 universidades y nueve países han desaconsejado la introducción del bisonte europeo en España y el resto de la Península Ibérica al entender que no es capaz de restaurar ningún hábitat y no puede adaptarse a zonas del país que soportan cada año elevadas temperaturas.

Con el título Reasilvestrar a partir de introducciones inapropiadas. El caso del bisonte europeo en España’, los expertos han llevado a cabo la primera reflexión científica sobre la introducción del bisonte europeo.

En la Lista Roja de especies amenazadas

Esta especie figura en la Lista Roja de especies amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) aunque en los últimos 14 años ha multiplicado por cinco su censo al pasar de 2.400 a 11.000 ejemplares en toda Europa.

El estudio, publicado en la revista de la Society for Conservation Biology y recogido por El País, sostiene que el bisonte restaura ningún hábitat perdido en España, ni puede contribuir a frenar el cambio climático ni operaría como una desbrozadora natural susceptible de prevenir los incendios forestales mejor de lo que pueden hacerlo los herbívoros autóctonos silvestres o domésticos que ya existen.

Proyectos de restauración de la naturaleza

El estudio indica que los planes de introducción de bisonte europeo en España se han vendido como proyectos de restauración de la naturaleza, aunque, en realidad no cumplen este objetivo.

“El bisonte europeo no es capaz de restaurar ningún hábitat perdido en España y es imposible que pueda sustituir al bisonte representado en Altamira, conocido como bisonte de estepa, porque este bisonte prehistórico es una especie distinta, que vivió en un hábitat, conocido como la ‘estepa del mamut’, que tampoco existe en la actualidad”, se añade en el estudio, liderado por Carlos Nores, profesor de Zoología de la Universidad de Oviedo.

También consideran que nadie ha podido demostrar que el bisonte europeo haya vivido nunca en la Península Ibérica, por lo que, apuntan, introducirlo en la naturaleza sería ilegal.

“Originario de Europa oriental, si nunca logró habitar ninguna península mediterránea debemos asumir que es incapaz de sobrevivir en un clima tan cálido y árido sin la asistencia humana, que debe proporcionarle el alimento, el agua y los cuidados veterinarios que aquí necesita”, sostienen los investigadores. A su juicio, “esta puede ser la razón del importante número de aclimataciones fracasadas por su elevada mortalidad”.

Temperaturas superiores a 40 grados

Hasta ahora, las principales poblaciones de bisontes en España se asientan en la Sierra de Andújar (Jaén), en Extremadura y en Castilla-La Mancha, zonas todas ellas que soportan temperaturas estivales por encima de los 40 grados.

De hecho, el profesor Carlos Nores entiende que el límite geográfico en el que se mueven los bisontes es de zonas con temperaturas medias invernales de menos cinco grados, algo que en España solo se da en los picos más altos de los Pirineos.

El estudio especifica también que “por razones ecológicas, bioclimáticas, legales y éticas, la introducción del bisonte europeo en España es un caso que rebasa los límites del reasilvestramiento razonable”.

Consideran que se ha pretendido justificar su introducción “con medias verdades y supuestos nunca demostrados que han aprovechado su icónica imagen como especie emblemática para conseguir una finalidad carente de evidencias probadas”.

EL CORREO DE ANDALUCÍA

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