Ecología, gestión y protección de la fauna silvestre

09
May
2022

 

Un importante grupo de científicos españoles publica una carta en la que critica el anteproyecto y dice que las leyes de bienestar animal no deben proteger a los gatos callejeros por comprometer la biodiversidad.

Un grupo científico liderado desde la Universidad Pablo de Olavide y la Estación Biológica de Doñana – CSIC ha publicado una contundente carta en la prestigiosa revista Conservation Science and Practice, en la que cargan duramente contra Anteproyecto de Ley de protección, derechos y bienestar animal que aprobó el Gobierno de España en febrero. En ella ha participado también personal investigador de la Universidad Miguel Hernández, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados – CSIC-UIB y el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología – CSIC. Según denuncian los científicos, el texto entra en conflicto con varias leyes y estrategias europeas para la conservación de la biodiversidad.

Tal y como advierten los expertos, este Anteproyecto de Ley presta especial atención a las colonias de gatos callejeros, es decir, grupos de gatos sin dueño que se mantienen gracias al aporte continuado de comida y otros cuidados. La ley pretende garantizar la protección y el apoyo de estas colonias, tanto en la cuestión nutricional como veterinaria, a cuenta de las administraciones públicas, y reconocer un estatus oficial a las personas que los cuidan de manera voluntaria.

Además, prohíbe su eliminación, reemplazando el sacrificio por el control de fertilidad, que es considerado más ético. «Esta estrategia sólo permite una reducción de la población cuando se aplica a un alto porcentaje de animales, durante periodos largos de tiempo y en lugares cercanos. Esto tiene un gran coste asociado e implica la aparición de otros impactos que también deben ser gestionados de manera simultánea», explica la investigadora Martina Carrete de la Universidad Pablo de Olavide.

La esterilización, una herramienta ineficaz

Según alertan los científicos, se ha comprobado en diversos estudios que esta estrategia resulta con frecuencia ineficaz, de modo que al final el control de fertilidad se tiene que perpetuar en el tiempo infinitamente. Es más, en muchas ocasiones el número de gatos ferales no sólo no se reduce, sino que sigue aumentando, tanto en ciudades como en áreas rurales, lo que hace que sus impactos sobre la biodiversidad se mantengan y se intensifiquen a largo plazo.

«Los gatos domésticos son considerados los depredadores no nativos más dañinos para la biodiversidad. Numerosos estudios indican que estuvieron implicados en la extinción de más de una cuarta parte de las extinciones de aves, mamíferos y reptiles en los últimos siglos. La depredación realizada por gatos es la principal causa de la mortalidad de pequeños mamíferos y aves, por encima de atropellos, envenenamientos o la caza», señala el investigador Miguel Clavero, de la Estación Biológica de Doñana – CSIC. Al contrario de lo que se suele pensar, el que un gato esté bien alimentado no significa que no siga cazando.

De hecho, en muchas zonas, los gatos callejeros son los principales depredadores, ya que sus poblaciones son mucho más abundantes que las de los depredadores silvestres más comunes. «Los impactos sobre la biodiversidad que ocasionan los gatos son especialmente graves en las islas y esta ley socavará, sin ninguna duda, los planes de conservación de especies endémicas y amenazadas de las Islas Canarias y Baleares», continúa.

Los gatos callejeros no sólo amenazan la protección de la biodiversidad, sino que también tienen un papel fundamental en la dinámica de enfermedades debido a la alta densidad de individuos en sus colonias y a sus intensas interacciones entre gatos de la misma colonia y con gatos con dueño. Por ejemplo, los gatos fueron la fuente del brote de leucemia felina que estuvo a punto de acabar con la población de linces de Doñana en 2007 y son el reservorio de Toxoplasma gondii, un parásito que genera serios problemas de salud pública.

Alegaciones a la ley de bienestar animal

El grupo científico ha liderado también la redacción de las alegaciones al Anteproyecto de Ley que, según su perspectiva, se deberán tener en cuenta para garantizar que la protección del bienestar animal no choque frontalmente con las estrategias de conservación. Sugieren que, para garantizar el bienestar animal, la ley debería enfocarse exclusivamente en la protección de los animales de compañía, evitando entrar en conflicto con otras normas y estrategias para la conservación de la biodiversidad. Por ejemplo, la gestión de especies invasoras debería estar encaminada a su erradicación cuando esta sea posible.

En el caso de los gatos callejeros, se debería reducir los impactos negativos que provocan, minimizando su número en el menor tiempo posible y limitando el acceso al exterior de los gatos domésticos al máximo. También es importante crear conciencia social sobre los efectos que los gatos producen en su entorno tanto sobre la biodiversidad como sobre la salud pública.

«Es contradictorio que el mismo Ministerio que se compromete a alcanzar los retos de la Agenda 2030, que incluye intentar frenar la pérdida de biodiversidad, esté proponiendo ahora una ley que tiene los efectos contrarios», afirma la investigadora Martina Carrete. «La gestión de la biodiversidad puede desencadenar algunos retos éticos, pero priorizar el bienestar de unas pocas especies a las que les hemos dado unos privilegios por encima de la conservación de otras especies menos favorecidas, del funcionamiento de los ecosistemas y de la biodiversidad global provocará que tengamos ecosistemas homogéneos dominados por un puñado de especies privilegiadas».

Referencia

Martina Carrete, Miguel Clavero, Eneko Arrondo, Anna Travesset, Rubén Bernardo-Madrid, Montserrat Vilà, Julio Blas, Manuel Nogales, Miguel Delibes, Alberto García-Rodríguez, Dailos Hernández-Brito, Pedro Romero-Vidal, José L. Tella. Emerging laws must not protect stray cats and their impacts. Conservation Science and Practice. https://doi.org/10.1111/csp2.12706

Jara y Sedal

25
Abr
2022

 

El estudio piloto "Indicador de especies de aves forestales comunes" fue compilado por la Unidad de Enlace de FOREST EUROPE Bratislava en cooperación con expertos externos y revisado por el Grupo de Expertos de FOREST EUROPE sobre la implementación de los indicadores paneuropeos actualizados para la OFS.

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28
Mar
2022


Los seres humanos podrían intercambiar enfermedades con los animales con más frecuencia de lo que se pensaba. Un nuevo estudio muestra que se debería vigilar cómo se propagan los patógenos en ambas direcciones y a gran escala para evaluar el riesgo con mayor precisión, como se está haciendo con el SARS-CoV-2.
Científicos de la Universidad de Georgetown (EE UU) han dirigido un estudio, publicado en Ecology Letters, que muestra cómo los humanos podrían transmitir patógenos a los animales mucho más de lo esperado. De hecho, los autores encontraron casi 100 estudios que describían pruebas de transmisión directa de humanos a animales en la fauna salvaje en libertad y en cautividad, con informes publicados que se remontan a la década de 1920.

El contagio de enfermedades ha atraído recientemente una gran atención debido a la propagación del SARS-CoV-2 en ciervos salvajes de cola blanca de EE UU y Canadá. Algunos datos sugieren que los ciervos han devuelto el virus a los seres humanos en al menos un caso –un proceso conocido coloquialmente como spillback–, y muchos científicos han expresado su preocupación por el hecho de que los nuevos reservorios animales puedan dar la oportunidad al patógeno de evolucionar a nuevas variantes.
“Nuestro estudio es el primero que explora realmente lo extendido que está este tipo de contagio más allá de la covid-19. Descubrimos que los humanos probablemente trasfieren sus enfermedades a los animales con bastante periodicidad, pero no nos fijamos lo suficiente”, explica a SINC Colin J. Carlson, profesor de la institución americana.

“Vemos muchos casos de contagio en los zoológicos o en las poblaciones de grandes simios, lugares en los que los veterinarios vigilan de cerca a los animales. Pero probablemente se trata de un fenómeno común, y el hecho de que no lo estudiemos con la suficiente atención limita nuestra capacidad de averiguar cuándo pondrá en peligro la conservación, o potencialmente nuestra propia salud, en el futuro”, añade.

“La buena noticia es que probablemente podamos utilizar la información sobre la biología de las especies para predecir qué animales están en riesgo de contraer algunas enfermedades, y lo demostramos con el SARS-CoV-2”, continúa Carlson.

Detectar rápidamente los contagios
Anna Fagre, viróloga y veterinaria de animales salvajes de la Universidad Estatal de Colorado (EE UU) y otra de las autoras, expone cómo podríamos estar pasando por alto ciertos eventos de transmisión entre especies, y lo que esto podría significar no solo para la salud pública, sino para el estado y la conservación de las especies infectadas.

“Vigilar a largo plazo las poblaciones de animales salvajes permitirá detectar más rápidamente los episodios de transmisión y los impactos sanitarios asociados cuando se produzcan”, apunta Fabre, que también ha publicado una investigación sobre los riesgos de contagio del SARS-CoV-2 utilizando ratones ciervo norteamericano (Peromyscus maniculatus).
Para los autores, se puede utilizar la inteligencia artificial para anticipar qué especies podrían estar en riesgo de contraer el virus. “Estos datos sirven para elaborar modelos informáticos que nos ayuden a pronosticar qué animales pueden infectarse con un determinado patógeno, protegiendo así la salud de los seres humanos y de la fauna salvaje”, indica a SINC Fabre.

De esta forma, cuando compararon las especies que se han infectado con el SARS-CoV-2 con las predicciones realizadas por otros investigadores en los primeros momentos de la pandemia, descubrieron que fueron capaces de acertar la mayoría de las veces.

“La secuenciación de los genomas de los animales y la comprensión de sus sistemas inmunitarios han dado sus frutos”, puntualiza Carlson. “La pandemia dio a los expertos la oportunidad de probar algunas herramientas de predicción, y resulta que estamos más preparados de lo que pensábamos”.

Vigilar la transmisión en ambas direcciones
Los autores concluyen que el contagio puede ser predecible, pero el mayor problema es lo poco que sabemos sobre las enfermedades de los animales salvajes. “Estamos vigilando el SARS-CoV-2 más de cerca que cualquier otro virus en la Tierra, así que cuando se produzca el spillback, podremos detectarlo. Sin embargo, es más difícil evaluar el riesgo en otros casos”, dice Carlson.

En consecuencia, será complicado medir la gravedad del riesgo de retroceso para la salud humana o la conservación de la fauna silvestre, sobre todo en patógenos distintos del coronavirus.
“Cada vez que los seres humanos y los animales entran en contacto estrecho, ya sea en las granjas, en los mercados de animales salvajes o en los zoológicos, nos preocupamos por las enfermedades que podrían transmitirnos. Pero deberíamos vigilar cómo se propagan en ambas direcciones y a gran escala para evaluar el riesgo con mayor precisión, como estamos haciendo con la covid-19”, afirma el experto.

“El mayor reto que tenemos es conseguir suficientes datos para hacer afirmaciones sobre la evaluación del riesgo. Las cifras están bastante limitadas por el sesgo del muestreo, por lo que no podemos hacer conjeturas inmediatas sobre qué virus podrían ser un callejón sin salida en la vida silvestre y cuáles un problema a largo plazo. Por ello, necesitamos más información”, concluye.

Referencia:

"Assessing the risk of human-to-wildlife pathogen transmission for conservation and public health". Ecology Letters, 2022
Fuente: SINC

04
Abr
2022


El III Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España recoge la distribución, tendencias y poblaciones de las 450 especies que se detectan en nuestro territorio en primavera. Los datos muestran los impactos del cambio climático y la transformación del campo sobre estos animales.
La tercera edición del Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España, presentado hoy por SEO/BirdLife, da a conocer la distribución, las tendencias y las poblaciones de las 302 especies que se reproducen en nuestro territorio y de otras 148 presentes en primavera.

España cuenta con ocho endemismos de aves a escala mundial, diez a escala europea y 32 especies con más del 75 % de su población europea en nuestro país; todo un reto y una responsabilidad a la hora de conservar el patrimonio natural.

Tras el análisis de la distribución de 450 taxones registrados en la época reproductora en España, compendiados en más de 2.182 mapas, 931 gráficas y 230 tablas, los resultados desvelan el efecto que el cambio climático ya está ejerciendo sobre la biodiversidad, lo que ha originado cambios en la distribución de estos animales.
Los datos también muestran el impacto que ha supuesto la transformación del campo por actividades humanas, como la intensificación e industrialización de la agricultura y ganadería o el despliegue desordenado de las energías renovables, con proyectos planteados directamente sobre las escasas cuadrículas donde sobreviven algunas de las especies amenazadas de nuestro país.

Fotografía de la desaparición de la biodiversidad
El atlas divide el territorio nacional en 5.600 cuadrículas de 100 kilómetros cuadrados, analiza la presencia de aves en cada una de ellas y compara los datos con los de la segunda edición, que cubrió el periodo 1998-2002. Por tanto, en un número importante de casos, los nuevos resultados suponen una fotografía de la progresiva desaparición de aquellas especies en peor estado de conservación.
Ese es el caso de la cerceta pardilla –especie catalogada en peligro crítico– que desaparece en el 52 % de las cuadrículas en las que anteriormente tenía presencia y que no puede compensar con las nuevas áreas de ocupación, un 19 % del total analizado. De hecho, en apenas 20 años, esta ave que habita en humedales como Doñana, ha contraído su área de distribución en nuestro país en un 40 % y ya ha desaparecido en la Región de Murcia.

Otros ejemplos que siguen una tendencia similar son el urogallo cantábrico y el alcaudón chico, ambos también en situación crítica. El atlas constata, además, la situación extrema en la que se encuentran especies como el arao común, la gaviota tridáctila y el torillo andaluz, que podrían considerarse extintas en poco tiempo.
Intensificación agraria y cambio climático
Esta tercera edición del Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España ofrece nueva información sobre la precaria situación de las aves esteparias –perdices, codornices, sisones…–, probablemente el grupo de pájaros terrestres más amenazado de la península ibérica. Estas especies se ven muy afectadas por la intensificación agraria, especialmente la conversión de cultivos de secano en regadío, y el desarrollo de infraestructuras energéticas en sus zonas de nidificación y alimentación.

El sisón, que próximamente será catalogada como una especie en peligro, ha perdido un 15 % de su área de distribución en los últimos 20 años. En el caso de la codorniz común, ha desparecido del 14 % de las áreas que ocupaba.

Además, los datos corroboran una tendencia que la comunidad científica viene observando en los últimos 20 años: los cambios en las áreas que ocupan las aves representan uno de los primeros y más evidentes impactos del cambio climático.
La subida de la temperatura global genera en la avifauna ibérica ganadores y perdedores. Por ejemplo, la curruca cabecinegra, que se concentraba en la mitad sur y la costa mediterránea, ha aumentado su área de distribución en 400 cuadrículas −la mayoría de ellas en el norte, donde hasta ahora no era habitual por la gran diferencia térmica− desde que se publicó la edición anterior del atlas. Por el contrario, el gorrión alpino −muy vinculado a la alta montaña− ha perdido 29% de su área de distribución.

Los análisis del atlas podrían estar reflejando también el impacto de la desertificación en el sur de la península ibérica, que puede ser un factor para que aves africanas, habituadas a este medio y a altas temperaturas, no solo hayan alcanzado el territorio de España y Portugal, sino que han podido reproducirse y expandirse con éxito. Es el caso del vencejo moro, sin presencia hace dos décadas y que ahora ha ganado un 1.800 % de ocupación; o el vencejo cafre, que gana un 132 % en áreas de ocupación.

Una pieza clave de la conservación
Este atlas aporta información clave para conocer el estado de conservación de la avifauna ibérica y, a partir de ahí, establecer medidas de conservación y de recuperación de las especies amenazadas.
Además, los datos que recoge son fundamentales para la elaboración de otros documentos, como por ejemplo las actualizaciones del Libro Rojo de las Aves en España, que categoriza a la avifauna ibérica según su riesgo de extinción.

“Este atlas ofrece una valiosa información para que los usos del campo sean compatibles con la biodiversidad, sin la que no tendremos ni seguridad alimentaria ni podremos poner freno a la dependencia energética, dos cuestiones claves en el contexto actual”, indica Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife. “Hay una crisis económica y humanitaria que afrontar, y una de las herramientas para hacerlo es frenar la crisis de naturaleza que estamos atravesando. No podemos permitirnos seguir fotografiando la reducción de la biodiversidad”.

Otra de las aportaciones del III Atlas ha sido la posibilidad de determinar que España cuenta con ocho especies endémicas, únicas en el mundo. Todas ellas se encuentran en los archipiélagos balear y canario y son la curruca balear, el mosquitero canario, la paloma rabiche, la paloma turqué, la pardela balear, el pinzón azul de Gran Canaria, el pinzón azul de Tenerife y la tarabilla canaria.

Además, otras 10 especies cuentan en España con las únicas poblaciones europeas, de las que siete presentan una categoría de amenaza importante según el Libro Rojo de las Aves de España. Son la alondra ricotí, la avutarda hubara, la focha moruna, la ganga ortega, el herrerillo canario, el vencejo cafre, el corredor sahariano, el zarcero bereber, el bulbul naranjero y el vencejo moro.
Ciencia ciudadana
Este atlas ha considerado también el trabajo realizado en otros programas de seguimiento de aves de SEO/BirdLife que proporcionan información sobre el tamaño y evolución de la población de numerosas especies, como son los programas de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife Sacre, Noctua y diferentes censos.

“Más de 3.000 voluntarios y colaboradores han pateado nuestro país para conocer la realidad de las 302 aves reproductoras en España. Su trabajo y esfuerzo, recogido en esta obra tan completa, no puede quedarse en el papel. Es el turno de que las administraciones y los sectores económicos apliquen la información del atlas en sus normativas, autorizaciones, proyectos y actividades”, subraya Ruiz.
La información que se recoge de cada especie de ave, que cuenta con ilustraciones del artista de la naturaleza Juan Varela, incluye la distribución y el área de ocupación, el tamaño poblacional y su evolución, así como el hábitat propio de cada una. En su conjunto se puede conocer el estado de conservación de las 450 especies de la avifauna española que se encuentran en primavera.

“Este nuevo atlas de las aves que habitan en España en primavera constituye una herramienta clave para conocer las prioridades de conservación de este grupo faunístico en nuestro país y sienta un nuevo precedente de la importancia del trabajo colaborativo de personas voluntarias, personal científico y las oenegés de nuestro país”, concluye Juan Carlos del Moral, coordinador de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife.

Fuente: SEO/BirdLife

16
Ene
2022

 

Unos se nutren gracias a los frutos y otras logran extenderse a otras regiones. La relación mutualista entre animales y plantas trae beneficios a ambos, pero si la biodiversidad animal desciende, la propagación de semillas podría disminuir hasta tal punto que muchas especies vegetales no podrán resistir la crisis climática.

Cerca de la mitad de las especies vegetales dependen de los animales para dispersar sus semillas. En esta relación mutualista, conocida como zoocoria, los animales reciben una recompensa nutritiva y las semillas son trasladadas dentro del fruto.

De este modo, se cumplen varias funciones para las plantas: por un lado, se regeneran y, por otro, sus poblaciones se extienden geográficamente. Pero, ¿qué ocurre cuando aves y mamíferos, algunos de los principales vertebrados dispersores de semillas, desaparecen?

Un nuevo estudio, portada de la revista Science esta semana, demuestra por primera vez que la pérdida de biodiversidad de aves y mamíferos provoca una disminución del 60 % en la propagación de semillas a escala mundial. La investigación se ha centrado en especies de plantas de fruto carnoso y los animales frugívoros que las diseminan.

“Cuando perdemos mamíferos y aves de los ecosistemas, no solo perdemos especies. La extinción y la pérdida de hábitat dañan las complejas redes ecológicas. Este estudio muestra que la disminución de animales puede alterar las redes ecológicas de manera que se pone en peligro la resistencia climática de ecosistemas enteros de los que dependen las personas”, señala Evan C. Fricke, primer autor del trabajo e investigador en la Universidad de Rice, en EE UU.

Plantas más vulnerables ante la emergencia climática

Al no esparcirse lo suficientemente lejos, el impacto directo para las especies vegetales es que tendrán mayor dificultad a adaptarse a la crisis climática. “Para mantener las condiciones ambientales adecuadas en un clima cambiante, muchas especies de plantas necesitan ‘migrar’, desplazando su distribución geográfica para superar el cambio climático”, explica a SINC Fricke.

Según el experto, como muchas especies de plantas dependen de los animales para difundir sus semillas, la capacidad de muchas de ellas para adaptarse al cambio climático a través de la migración depende de la adecuada dispersión.

Como consecuencia, los científicos consideran que si estas especies vegetales no pueden sobrellevar los cambios de temperatura, la biodiversidad de las plantas y los servicios ecosistémicos que proporcionan disminuirán.

Fricke y sus colegas reunieron datos en la literatura científica de más de 400 redes de dispersión de semillas en todo el mundo y desarrollaron modelos de aprendizaje automático para predecir los cambios en la dispersión de semillas debido a la disminución de los animales que las propagan.

“Basándonos en las especies de aves y mamíferos presentes en cada lugar, estimamos cuántas semillas se dispersarían a las distancias necesarias para adaptarse al cambio climático”, añade el científico. Luego compararon los mapas actuales de dispersión de semillas con los que muestran cómo sería la dispersión sin las extinciones causadas por el ser humano o las restricciones del área de distribución de las especies.

Regiones templadas, donde más se pierde la dispersión

Los resultados revelaron que la función actual de dispersión de semillas ha disminuido drásticamente con respecto a su nivel natural, con un descenso especialmente extendido fuera de los trópicos.

“Las regiones templadas muestran algunos de los mayores descensos en la función de dispersión de semillas. Se trata de zonas en las que los grandes dispersores de semillas que pueden trasladar muchas semillas a grandes distancias ya han desaparecido o existen ahora en áreas de distribución muy restringidas”, concreta el ecólogo.

En muchas regiones tropicales, los dispersores de semillas que en la actualidad están en peligro de extinción realizan gran parte de la función de dispersión restante. Esto también amenaza las funciones ecológicas (como dicha difusión de semillas) que realizan esas especies.

Esta investigación muestra los claros vínculos entre la crisis de biodiversidad y la climática. Los científicos proponen mejorar la conectividad de los hábitats para garantizar que los dispersores de semillas existentes puedan deambular libremente. “Otra forma es la recuperación de los dispersores de semillas importantes en sus áreas de distribución históricas”, recalca a SINC Fricke.

En este sentido, el trabajo pone de manifiesto la necesidad de restaurar faunas para garantizar una difusión eficaz ante el rápido cambio climático. Para ello, cobran especial relevancia los animales de gran tamaño para aumentar la resistencia de las comunidades vegetales frente a estas circunstancias.

“Los grandes mamíferos y las aves son especialmente importantes como dispersores de semillas a larga distancia, pero se han perdido ampliamente de los ecosistemas naturales”, concluye Christian Svenning, autor principal del estudio, y profesor y director del Centro de Dinámica de la Biodiversidad en un Mundo Cambiante de la Universidad de Aarhus en Dinamarca.

Referencia:

Evan C. Fricke et al. “The effects of defaunation on plants' capacity to track climate change”. Science

Fuente.- SCINC

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