Ecología, gestión y protección de la fauna silvestre

07
Jun
2022

lobo 3

por Redacción | Jun 6, 2022 |

La Unión de Agricultores, Ganaderos y Silvicultores de la Comunidad de Madrid, UGAMA, informa que con fecha 26 de mayo de 2022, el Juzgado de lo Contencioso–Administrativo nº 27 de Madrid dictó Sentencia en virtud de la cual acordaba estimar sustancialmente el Recurso Contencioso–Administrativo interpuesto por un ganadero contra la Comunidad de Madrid, condenando a ésta al abono de una indemnización de 19.094,00€ por los daños provocados por dos ataques del lobo en su explotación ganadera. Asimismo, también condena a la Comunidad de Madrid al abono de las costas procesales causadas.

Según se hace constar en la mencionada sentencia, “los fines de conservación y protección de las especies que gozan de singular protección, conforme a la normativa sectorial específica, trasladan a la Administración la responsabilidad por los daños causados por aquellas” o, empleando las palabras del Tribunal Supremo, que en estos casos “no puede excluirse el régimen general de responsabilidad patrimonial previsto en los artículos 139 y siguientes de la Ley 30/1992. En definitiva, debe concluirse que, en estos casos, estamos ante un supuesto de excepción suficientemente caracterizado en la normativa sectorial específica y que, por tanto, concurre la nota de antijuridicidad del daño”. Por eso condena a pagar esos 19.094,00€.

La organización agraria considera lamentable que la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura, lejos de asumir su responsabilidad por los daños causados por los ataques del lobo, «responda con dejadez absoluta y opacidad ante los ataques, ya que, en numerosas ocasiones, al ganadero afectado, hasta se le niega el informe pericial que elaboran los agentes medioambientales en su propia granja cuando se denuncia un ataque sufrido en su explotación».

PESE A VER VARIAS SENTENCIAS, EL GOBIERNO SE NIEGA A CAMBIAR LA ORDEN DE LAS INDEMNIZACIONES

También «es habitual la dejadez» por parte de la Administración, de contestar a los recursos presentados por los agricultores y ganaderos madrileños, lo que implica, que solo los escasos valientes que se atreven a denunciar judicialmente, hagan valer sus derechos, quedando numerosos ataques sin denunciar, porque curiosamente la administración que es la condenada a indemnizar los daños, es la encargada de certificar dichos daños, lo que conlleva a utilizar por los agentes cada vez más la ya famosa frase de: “Yo no puedo certificar lo que no he visto, son órdenes de Arriba”.

Alfredo Berrocal, presidente de UGAMA, destaca que la protección del lobo es una exigencia social y por tanto los daños ocasionados deben ser asumidos por la sociedad y la Administración, y no como hasta ahora, que eran asumidos por los ganaderos. Así mismo, Berrocal, califica «de auténtico atropello al sector ganadero, que a pesar de las ya numerosas sentencias condenatorias a la Administración, en las que ha sido obligada a indemnizar hasta siete u ocho veces más de lo estipulado en la orden de ayudas para compatibilizar la actividad ganadera con la existencia de poblaciones de lobos, perros asilvestrados y/o buitres en la Comunidad de Madrid, esta orden no se haya modificado y adecuado los importes a percibir a dichas sentencias, como viene reclamando esta Organización desde hace años» y que ahora se ratifica con esta condena de 19.094,00€.

Finalmente, UGAMA felicita y agradece la estupenda labor de los servicios jurídicos de la Organización, asumida por el Letrado D. Jaime Valladolid, director del despacho profesional JV abogados, especializado en Derecho Rural y Medioambiental, y anima a los profesionales del campo madrileño a acudir a la justicia para defender sus derechos.

Agroinformación

02
Jun
2022

 

Autoría; José Sánchez Sánchez

Director del Observatorio de la Dehesa. Catedrático de Botánica y director del Banco de Germoplasma, Universidad de Salamanca

Los linces ibéricos (Lynx pardinus), las águilas imperiales ibéricas (Aquila adalberti) y los buitres negros (Aegypius monachus) son solo algunos ejemplos de las especies emblemáticas de aves y mamíferos que acuden a las dehesas en busca de alimento.

La dehesa es un paisaje nacido de la intervención humana que constituye un buen ejemplo de que la sostenibilidad y la conservación no son incompatibles con el aprovechamiento económico. Pero además, este sistema de explotación del bosque mediterráneo original destaca por su elevada diversidad biológica.

Un refugio de biodiversidad

Una de las razones por las que las dehesas mantienen una gran biodiversidad es su heterogeneidad espacial: la mezcla de arbolado (generalmente del género Quercus) con zonas de matorral (Genista, Cytisus, Retama, Cistus y un largo etcétera) y pastizales de diverso tipo genera una amplia cantidad de nichos ecológicos en los que pueden vivir especies con distintos requerimientos.

La presencia de elementos singulares como muros de piedra, zonas de cultivo y charcas temporales constituyen a su vez áreas en las que se alimentan y refugian diversas especies de reptiles, anfibios, aves e insectos.

Otros animales como la grulla común (Grus grus) utilizan la dehesa como lugar de descanso y alimentación durante sus pasos migratorios.

Por todos estos motivos, las dehesas constituyen sistemas relevantes de cara a la conservación de la biodiversidad. De hecho, la Directiva Hábitats ha reconocido esta importancia al incluirlas como hábitat de interés comunitario.

A su vez, dentro de la dehesa se identifican otros tipos de hábitats reconocidos en el listado. Uno de ellos son los estanques temporales mediterráneos, esenciales para la conservación de plantas acuáticas y especies de anfibios o aves, algunas de ellas muy amenazadas.

No hay que olvidar, además, la existencia de muchas razas ganaderas autóctonas de la península ibérica bien adaptadas a las condiciones locales. Estas también constituyen un importante patrimonio cultural e histórico

¿Por qué conservar la diversidad de las dehesas?

Además del propio valor intrínseco que implica la protección de una especie o de un hábitat, sabemos que el mantenimiento de la biodiversidad nos aporta otros beneficios. Son los llamados servicios ecosistémicos.

Algunas especies cumplen funciones que garantizan el equilibrio de los ecosistemas y, por tanto, los servicios que estos nos aportan. En el caso de la dehesa, los servicios ecosistémicos son abundantes y están bien estudiados: abastecimiento de productos, regulación hídrica y climática y los no menos importantes servicios culturales.

En muchas zonas del oeste ibérico, la dehesa conforma un paisaje emocional ligado a una estructura social muy particular, con tradiciones, costumbres y rasgos culturales propios.

Los muros de piedra y las construcciones tradicionales de la dehesa, además de tener un valor histórico y arquitectónico, son también refugios para la fauna, tanto reptiles e insectos como aves tan interesantes como los cernícalos primilla, las rapaces nocturnas o las golondrinas durante sus visitas estivales. Las dehesas constituyen, de esta forma, excelentes escenarios para realizar actividades de educación ambiental, así como para llevar a cabo proyectos de interés científico.

Por otro lado, el mantenimiento de altos niveles de biodiversidad en la dehesa puede brindar a los propietarios otros ingresos complementarios a los que se derivan de la actividad agrícola y ganadera: pesca, caza, recolección de setas, flora medicinal, ecoturismo…

La dehesa necesita un manejo adecuado

La dehesa es un sistema creado por la actividad humana, especialmente por el uso ganadero, que modifica las características del suelo, propicia la aparición de sistemas pastorales y condiciona la regeneración del estrato arbóreo y arbustivo. Aunque el pastoreo moderado favorece la diversidad, porque algunas especies se ven beneficiadas de este uso, tanto el sobrepastoreo como el infrapastoreo pueden reducirla.

En general, para potenciar la biodiversidad en las dehesas se recomienda llevar a cabo actuaciones que favorezcan toda esa heterogeneidad que propicia el asentamiento de especies con distintos requerimientos. Por ejemplo, se puede permitir la existencia de manchas de matorral en zonas menos asequibles para el ganado como pedregales o lindes, proteger la vegetación de las vaguadas o recuperar charcas y balsas de agua artificiales.

También se pueden desarrollar actuaciones orientadas a obtener esos otros aprovechamientos complementarios al ganadero y que a su vez repercuten positivamente en la biodiversidad. Un ejemplo es la plantación de árboles micorrizados o de plantas melíferas que además atraen a los polinizadores.

Un banco de semillas para preservar la biodiversidad de la dehesa

Según la Evaluación de Ecosistemas del Milenio, el acervo genético es un servicio ecosistémico que permite mantener la diversidad genética de especies, razas y variedades para el suministro de determinados productos. En esa línea, en el Observatorio de la Dehesa hemos puesto en marcha un banco de germoplasma para recolectar y conservar las semillas características de la dehesa con la mayor diversidad genética posible.

Esto permitirá disponer de plantas para acciones de reforzamiento de poblaciones en peligro de extinción o de regeneración de espacios adehesados en estado deteriorado por malas prácticas o especies invasoras. Además de conservar esta biodiversidad vegetal de la dehesa, el banco de semillas apoyará la utilización de variedades hortícolas tradicionales, las acciones de divulgación sobre el ecosistema de la dehesa y la colaboración en actividades de investigación.

Las dehesas forman parte del patrimonio cultural y natural, y atesoran una elevada biodiversidad que puede verse comprometida tanto por una mala gestión como por el abandono de los usos tradicionales.

La conservación de este ecosistema único no es solo responsabilidad de los propietarios de las dehesas: tanto las Administraciones públicas como el conjunto de la ciudadanía debemos ser capaces de apoyar y poner en valor el trabajo de estas personas, así como los servicios y productos que la dehesa nos ofrece.

Este artículo ha sido escrito en colaboración con Victoria González Rodríguez y Silvia Sánchez Durán, técnicas del Observatorio de la Dehesa.

25
Abr
2022

 

El estudio piloto "Indicador de especies de aves forestales comunes" fue compilado por la Unidad de Enlace de FOREST EUROPE Bratislava en cooperación con expertos externos y revisado por el Grupo de Expertos de FOREST EUROPE sobre la implementación de los indicadores paneuropeos actualizados para la OFS.

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09
May
2022

 

Un importante grupo de científicos españoles publica una carta en la que critica el anteproyecto y dice que las leyes de bienestar animal no deben proteger a los gatos callejeros por comprometer la biodiversidad.

Un grupo científico liderado desde la Universidad Pablo de Olavide y la Estación Biológica de Doñana – CSIC ha publicado una contundente carta en la prestigiosa revista Conservation Science and Practice, en la que cargan duramente contra Anteproyecto de Ley de protección, derechos y bienestar animal que aprobó el Gobierno de España en febrero. En ella ha participado también personal investigador de la Universidad Miguel Hernández, el Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados – CSIC-UIB y el Instituto de Productos Naturales y Agrobiología – CSIC. Según denuncian los científicos, el texto entra en conflicto con varias leyes y estrategias europeas para la conservación de la biodiversidad.

Tal y como advierten los expertos, este Anteproyecto de Ley presta especial atención a las colonias de gatos callejeros, es decir, grupos de gatos sin dueño que se mantienen gracias al aporte continuado de comida y otros cuidados. La ley pretende garantizar la protección y el apoyo de estas colonias, tanto en la cuestión nutricional como veterinaria, a cuenta de las administraciones públicas, y reconocer un estatus oficial a las personas que los cuidan de manera voluntaria.

Además, prohíbe su eliminación, reemplazando el sacrificio por el control de fertilidad, que es considerado más ético. «Esta estrategia sólo permite una reducción de la población cuando se aplica a un alto porcentaje de animales, durante periodos largos de tiempo y en lugares cercanos. Esto tiene un gran coste asociado e implica la aparición de otros impactos que también deben ser gestionados de manera simultánea», explica la investigadora Martina Carrete de la Universidad Pablo de Olavide.

La esterilización, una herramienta ineficaz

Según alertan los científicos, se ha comprobado en diversos estudios que esta estrategia resulta con frecuencia ineficaz, de modo que al final el control de fertilidad se tiene que perpetuar en el tiempo infinitamente. Es más, en muchas ocasiones el número de gatos ferales no sólo no se reduce, sino que sigue aumentando, tanto en ciudades como en áreas rurales, lo que hace que sus impactos sobre la biodiversidad se mantengan y se intensifiquen a largo plazo.

«Los gatos domésticos son considerados los depredadores no nativos más dañinos para la biodiversidad. Numerosos estudios indican que estuvieron implicados en la extinción de más de una cuarta parte de las extinciones de aves, mamíferos y reptiles en los últimos siglos. La depredación realizada por gatos es la principal causa de la mortalidad de pequeños mamíferos y aves, por encima de atropellos, envenenamientos o la caza», señala el investigador Miguel Clavero, de la Estación Biológica de Doñana – CSIC. Al contrario de lo que se suele pensar, el que un gato esté bien alimentado no significa que no siga cazando.

De hecho, en muchas zonas, los gatos callejeros son los principales depredadores, ya que sus poblaciones son mucho más abundantes que las de los depredadores silvestres más comunes. «Los impactos sobre la biodiversidad que ocasionan los gatos son especialmente graves en las islas y esta ley socavará, sin ninguna duda, los planes de conservación de especies endémicas y amenazadas de las Islas Canarias y Baleares», continúa.

Los gatos callejeros no sólo amenazan la protección de la biodiversidad, sino que también tienen un papel fundamental en la dinámica de enfermedades debido a la alta densidad de individuos en sus colonias y a sus intensas interacciones entre gatos de la misma colonia y con gatos con dueño. Por ejemplo, los gatos fueron la fuente del brote de leucemia felina que estuvo a punto de acabar con la población de linces de Doñana en 2007 y son el reservorio de Toxoplasma gondii, un parásito que genera serios problemas de salud pública.

Alegaciones a la ley de bienestar animal

El grupo científico ha liderado también la redacción de las alegaciones al Anteproyecto de Ley que, según su perspectiva, se deberán tener en cuenta para garantizar que la protección del bienestar animal no choque frontalmente con las estrategias de conservación. Sugieren que, para garantizar el bienestar animal, la ley debería enfocarse exclusivamente en la protección de los animales de compañía, evitando entrar en conflicto con otras normas y estrategias para la conservación de la biodiversidad. Por ejemplo, la gestión de especies invasoras debería estar encaminada a su erradicación cuando esta sea posible.

En el caso de los gatos callejeros, se debería reducir los impactos negativos que provocan, minimizando su número en el menor tiempo posible y limitando el acceso al exterior de los gatos domésticos al máximo. También es importante crear conciencia social sobre los efectos que los gatos producen en su entorno tanto sobre la biodiversidad como sobre la salud pública.

«Es contradictorio que el mismo Ministerio que se compromete a alcanzar los retos de la Agenda 2030, que incluye intentar frenar la pérdida de biodiversidad, esté proponiendo ahora una ley que tiene los efectos contrarios», afirma la investigadora Martina Carrete. «La gestión de la biodiversidad puede desencadenar algunos retos éticos, pero priorizar el bienestar de unas pocas especies a las que les hemos dado unos privilegios por encima de la conservación de otras especies menos favorecidas, del funcionamiento de los ecosistemas y de la biodiversidad global provocará que tengamos ecosistemas homogéneos dominados por un puñado de especies privilegiadas».

Referencia

Martina Carrete, Miguel Clavero, Eneko Arrondo, Anna Travesset, Rubén Bernardo-Madrid, Montserrat Vilà, Julio Blas, Manuel Nogales, Miguel Delibes, Alberto García-Rodríguez, Dailos Hernández-Brito, Pedro Romero-Vidal, José L. Tella. Emerging laws must not protect stray cats and their impacts. Conservation Science and Practice. https://doi.org/10.1111/csp2.12706

Jara y Sedal

04
Abr
2022


El III Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España recoge la distribución, tendencias y poblaciones de las 450 especies que se detectan en nuestro territorio en primavera. Los datos muestran los impactos del cambio climático y la transformación del campo sobre estos animales.
La tercera edición del Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España, presentado hoy por SEO/BirdLife, da a conocer la distribución, las tendencias y las poblaciones de las 302 especies que se reproducen en nuestro territorio y de otras 148 presentes en primavera.

España cuenta con ocho endemismos de aves a escala mundial, diez a escala europea y 32 especies con más del 75 % de su población europea en nuestro país; todo un reto y una responsabilidad a la hora de conservar el patrimonio natural.

Tras el análisis de la distribución de 450 taxones registrados en la época reproductora en España, compendiados en más de 2.182 mapas, 931 gráficas y 230 tablas, los resultados desvelan el efecto que el cambio climático ya está ejerciendo sobre la biodiversidad, lo que ha originado cambios en la distribución de estos animales.
Los datos también muestran el impacto que ha supuesto la transformación del campo por actividades humanas, como la intensificación e industrialización de la agricultura y ganadería o el despliegue desordenado de las energías renovables, con proyectos planteados directamente sobre las escasas cuadrículas donde sobreviven algunas de las especies amenazadas de nuestro país.

Fotografía de la desaparición de la biodiversidad
El atlas divide el territorio nacional en 5.600 cuadrículas de 100 kilómetros cuadrados, analiza la presencia de aves en cada una de ellas y compara los datos con los de la segunda edición, que cubrió el periodo 1998-2002. Por tanto, en un número importante de casos, los nuevos resultados suponen una fotografía de la progresiva desaparición de aquellas especies en peor estado de conservación.
Ese es el caso de la cerceta pardilla –especie catalogada en peligro crítico– que desaparece en el 52 % de las cuadrículas en las que anteriormente tenía presencia y que no puede compensar con las nuevas áreas de ocupación, un 19 % del total analizado. De hecho, en apenas 20 años, esta ave que habita en humedales como Doñana, ha contraído su área de distribución en nuestro país en un 40 % y ya ha desaparecido en la Región de Murcia.

Otros ejemplos que siguen una tendencia similar son el urogallo cantábrico y el alcaudón chico, ambos también en situación crítica. El atlas constata, además, la situación extrema en la que se encuentran especies como el arao común, la gaviota tridáctila y el torillo andaluz, que podrían considerarse extintas en poco tiempo.
Intensificación agraria y cambio climático
Esta tercera edición del Atlas de las Aves en Época de Reproducción en España ofrece nueva información sobre la precaria situación de las aves esteparias –perdices, codornices, sisones…–, probablemente el grupo de pájaros terrestres más amenazado de la península ibérica. Estas especies se ven muy afectadas por la intensificación agraria, especialmente la conversión de cultivos de secano en regadío, y el desarrollo de infraestructuras energéticas en sus zonas de nidificación y alimentación.

El sisón, que próximamente será catalogada como una especie en peligro, ha perdido un 15 % de su área de distribución en los últimos 20 años. En el caso de la codorniz común, ha desparecido del 14 % de las áreas que ocupaba.

Además, los datos corroboran una tendencia que la comunidad científica viene observando en los últimos 20 años: los cambios en las áreas que ocupan las aves representan uno de los primeros y más evidentes impactos del cambio climático.
La subida de la temperatura global genera en la avifauna ibérica ganadores y perdedores. Por ejemplo, la curruca cabecinegra, que se concentraba en la mitad sur y la costa mediterránea, ha aumentado su área de distribución en 400 cuadrículas −la mayoría de ellas en el norte, donde hasta ahora no era habitual por la gran diferencia térmica− desde que se publicó la edición anterior del atlas. Por el contrario, el gorrión alpino −muy vinculado a la alta montaña− ha perdido 29% de su área de distribución.

Los análisis del atlas podrían estar reflejando también el impacto de la desertificación en el sur de la península ibérica, que puede ser un factor para que aves africanas, habituadas a este medio y a altas temperaturas, no solo hayan alcanzado el territorio de España y Portugal, sino que han podido reproducirse y expandirse con éxito. Es el caso del vencejo moro, sin presencia hace dos décadas y que ahora ha ganado un 1.800 % de ocupación; o el vencejo cafre, que gana un 132 % en áreas de ocupación.

Una pieza clave de la conservación
Este atlas aporta información clave para conocer el estado de conservación de la avifauna ibérica y, a partir de ahí, establecer medidas de conservación y de recuperación de las especies amenazadas.
Además, los datos que recoge son fundamentales para la elaboración de otros documentos, como por ejemplo las actualizaciones del Libro Rojo de las Aves en España, que categoriza a la avifauna ibérica según su riesgo de extinción.

“Este atlas ofrece una valiosa información para que los usos del campo sean compatibles con la biodiversidad, sin la que no tendremos ni seguridad alimentaria ni podremos poner freno a la dependencia energética, dos cuestiones claves en el contexto actual”, indica Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO/BirdLife. “Hay una crisis económica y humanitaria que afrontar, y una de las herramientas para hacerlo es frenar la crisis de naturaleza que estamos atravesando. No podemos permitirnos seguir fotografiando la reducción de la biodiversidad”.

Otra de las aportaciones del III Atlas ha sido la posibilidad de determinar que España cuenta con ocho especies endémicas, únicas en el mundo. Todas ellas se encuentran en los archipiélagos balear y canario y son la curruca balear, el mosquitero canario, la paloma rabiche, la paloma turqué, la pardela balear, el pinzón azul de Gran Canaria, el pinzón azul de Tenerife y la tarabilla canaria.

Además, otras 10 especies cuentan en España con las únicas poblaciones europeas, de las que siete presentan una categoría de amenaza importante según el Libro Rojo de las Aves de España. Son la alondra ricotí, la avutarda hubara, la focha moruna, la ganga ortega, el herrerillo canario, el vencejo cafre, el corredor sahariano, el zarcero bereber, el bulbul naranjero y el vencejo moro.
Ciencia ciudadana
Este atlas ha considerado también el trabajo realizado en otros programas de seguimiento de aves de SEO/BirdLife que proporcionan información sobre el tamaño y evolución de la población de numerosas especies, como son los programas de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife Sacre, Noctua y diferentes censos.

“Más de 3.000 voluntarios y colaboradores han pateado nuestro país para conocer la realidad de las 302 aves reproductoras en España. Su trabajo y esfuerzo, recogido en esta obra tan completa, no puede quedarse en el papel. Es el turno de que las administraciones y los sectores económicos apliquen la información del atlas en sus normativas, autorizaciones, proyectos y actividades”, subraya Ruiz.
La información que se recoge de cada especie de ave, que cuenta con ilustraciones del artista de la naturaleza Juan Varela, incluye la distribución y el área de ocupación, el tamaño poblacional y su evolución, así como el hábitat propio de cada una. En su conjunto se puede conocer el estado de conservación de las 450 especies de la avifauna española que se encuentran en primavera.

“Este nuevo atlas de las aves que habitan en España en primavera constituye una herramienta clave para conocer las prioridades de conservación de este grupo faunístico en nuestro país y sienta un nuevo precedente de la importancia del trabajo colaborativo de personas voluntarias, personal científico y las oenegés de nuestro país”, concluye Juan Carlos del Moral, coordinador de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife.

Fuente: SEO/BirdLife

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