Ecología, gestión y protección de la fauna silvestre

03
Abr
2024

logomiteco

Muestreo en su área de distribución

04/03/2024

El visón europeo es una de las siete especies que fueron declaradas en 2018 en España como “en situación crítica”

España ostenta una gran responsabilidad en la conservación de esta especie, ya que sólo sobreviven tres subpoblaciones en el mundo

Visón europeo

 

La población de visón europeo, una de las siete especies que fueron declaradas en 2018 en España como “en situación crítica”, se estima en 142 ejemplares, con un rango de entre 130-157 individuos en todo el país. Este es el resultado de una estima a nivel nacional coordinada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) y que ha contado con la participación de todas las administraciones con presencia de esta especie y la colaboración de expertos investigadores del CIBIO -Portugal y del IREC-CSIC.

El visón europeo es una de las siete especies que fueron declaradas en 2018 en España como “En situación crítica”. Está incluida en el Catálogo Español de Especies Amenazadas con la categoría “En peligro de extinción” y su escasa población y declive justificaron que su situación se considerara como crítica.

España ostenta una gran responsabilidad en la conservación de esta especie a nivel global, ya que sólo sobreviven tres subpoblaciones en el mundo. En concreto, en el noroeste de Europa (Rusia, en zonas muy limitadas y una población reintroducida en la isla de Hiiuma, en Estonia); en el sureste del continente europeo (deltas del Danubio y del Dniéster, en Rumanía y Ucrania); y en Europa occidental (norte de España y suroccidente de Francia). Para todas ellas, se ha estimado una reducción del área de distribución superior al 95% desde mediados del siglo XIX.

En España, el Visón europeo cuenta desde 2005 con una Estrategia nacional de conservación y, dado lo delicado de su situación, en 2008 se aprobó un Programa de conservación ex situ. En la actualidad, dicho programa está proporcionando unas 20-30 crías anualmente que se liberan en el medio para reforzar las poblaciones existentes, distribuidas sobre todo en la parte alta de cuenca fluvial del Ebro. Ello incluye territorios de Álava, Guipúzcoa, Vizcaya, Navarra, La Rioja, norte de Castilla y León (provincias de Burgos y Soria) y, en Aragón, pequeños núcleos en el sector noroccidental de la provincia de Zaragoza.

Existe un Grupo de Trabajo para esta especie conformado por el MITECO y las comunidades autónomas donde el Visón europeo está presente, y que cuenta con el asesoramiento de los principales expertos en la materia. Una de las prioridades detectada por este grupo de trabajo fue la necesidad de conocer la distribución y población del Visón europeo, para lo que se planificó la realización de un muestreo no invasivo durante 2022.

El muestreo se realizó durante el otoño de 2022 mediante el empleo de trampas de pelo. Se trata de tubos de PVC con tiras adhesivas en su interior y un cebo. El visón, atraído por el cebo, penetra en el tubo, dejando unos pocos pelos adheridos a las tiras adhesivas. Los pelos se recogen y se emplean para la identificación individual de los animales a los que corresponden las muestras.

De este modo, se dispusieron casi 4.000 trampas de pelo en toda el área de distribución de la especie, que permitieron recabar unas 700 muestras de pelo procedentes de la Rioja, Álava, Aragón, Navarra, Burgos y Soria. A continuación, el laboratorio colaborador extrajo el ADN de los pelos y procedió a la identificación genética de las especies a las que pertenecen y a su identificación individual para conocer de cuántos ejemplares diferentes proceden.

Los resultados mostraron que, aproximadamente, la mitad de las muestras de pelo correspondieron a Visón europeo, procedentes de tubos instalados en Álava, Aragón, Burgos, La Rioja y Navarra. El resto de las muestras correspondieron a diferentes mustélidos (garduña, marta, comadreja, turón, visón americano) y otros carnívoros (gatos, gineta, zorro y, en un caso, mapache), así como a varias especies de roedores. El análisis genético de identificación individual permitió reconocer la existencia de un mínimo de 87 ejemplares de Visón europeo en las muestras (50 hembras y 37 machos).

A partir de esta información, y utilizando modelos de ocupación y captura-recaptura espacialmente explícita, se ha obtenido una cartografía de la ocupación del visón y una estima de su población total, que se cifra en 142 con un intervalo de confianza de 130-157 individuos. Ello supone una importante llamada de atención sobre la necesidad de intensificar las actuaciones en curso para revertir la tendencia regresiva de este mamífero y lograr una mejora de su estado de conservación.

Situación crítica: siguientes pasos

Tras la declaración del Visón europeo “En situación crítica” en 2018 se identificó, además de la necesidad de contar con una estima nacional, la importancia de impulsar la cría en cautividad e intensificar la lucha contra el Visón americano, especie incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras y una de las principales amenazas para el Visón europeo.

El MITECO y las comunidades autónomas vienen invirtiendo importantes recursos desde hace años en el trampeo selectivo de Visón americano, de manera mucho más intensa en el área de contacto entre la distribución de ambos visones. El objetivo debe ser mantener el control que ya se ejerce, e irlo intensificando allí donde sea posible.

En cuanto a la cría en cautividad, diferentes centros colaboran con el MITECO y las CCAA en esta materia (como FIEB en Toledo, Sacha en Álava, Pont de Suert en Lérida) y, tras identificarse la necesidad de contar con un Centro público de referencia con elevada capacidad, se encuentra en marcha su construcción en la Finca de Ribavellosa, ubicada en el municipio de Almarza de Cameros (La Rioja) y gestionada por el Organismo Autónomo Parques Nacionales (OAPN) del MITECO. Se espera que su finalización y puesta en servicio suponga también un nuevo e importante impulso a este aspecto de la conservación de la especie.

El Visón europeo es una especie asociada a bosques y hábitats ribereños.

11
Mar
2024

 

Autoría

Francisco Ruiz-Raya

NERC Postdoctoral Research Associate, The University of Edinburgh

Emma Cunningham

Professor in Ecology and Disease, The University of Edinburgh

En los últimos dos años hemos sido testigos de un brote de gripe aviar altamente patógena con un impacto sin precedentes sobre la fauna silvestre. La enfermedad, que ha afectado a millones de aves de corral en Europa, Asia, África y América del Norte, está causando una alarmante mortalidad entre las aves marinas.

Aparición de aves muertas o moribundas

El actual brote de gripe (influenza) aviar altamente patógena (IAAP) está causado por el virus H5N1, un virus de la gripe tipo A detectado por primera vez en 1996 en aves acuáticas domésticas, en el sur de China. Su capacidad para mutar y asimilar material genético de otros virus da lugar a la aparición de nuevas variantes. La actual cepa H5N1 del clado 2.3.4.4b, surgida a partir de variantes que circulaban anteriormente y detectada en aves marinas en 2020, muestra una alta letalidad y transmisibilidad en aves silvestres.

Miles de individuos de diferentes especies de aves marinas murieron a causa del brote de 2021-2022. En Escocia, el 11 % de la población británica de págalo grande (que supone el 7 % de la población mundial) pereció como consecuencia del virus. Los individuos de esta especie que regresaron en 2023 a Hermaness, la mayor colonia británica, representaban solo el 22 % del último censo realizado.

La mayor colonia reproductora de alcatraces atlánticos del mundo, localizada en la isla de Bass Rock (Escocia), también sufrió una devastadora mortalidad en 2022 a causa de la enfermedad. La tasa de supervivencia de alcatraces adultos fue un 42 % inferior a la media de los 10 años anteriores.

Se estima que alrededor de 13 200 barnaclas cariblancas provenientes de Svalbard e invernantes en Solway (Escocia) murieron a causa de la IAAP entre 2021 y 2022, lo que supone el 32 % de la población de la ruta migratoria.

La enfermedad sigue presente

Tras su devastador impacto en 2022, científicos y conservacionistas esperaban la temporada reproductora de 2023 con cierta inquietud: ¿cuál sería el estado de las poblaciones? ¿Se repetiría la masiva mortalidad del año anterior?

Los nuevos informes sugieren que el virus sigue afectando las poblaciones reproductoras de aves marinas. Sólo en Escocia, entre abril y octubre de 2023, se notificaron 9 610 aves marinas muertas, de las cuales casi tres cuartas partes fueron de arao común (3 519) y gaviota tridáctila (3 367), seguidos de gaviota cabecinegra (834), alca común, charranes y otras gaviotas.

Entre junio y septiembre de 2023, se han notificado casos de IAAP en diferentes especies de aves domésticas (25) y silvestres (482) en 21 países europeos. En España, donde se han reportado más de un centenar de casos en aves silvestres desde 2022, preocupan especialmente los casos detectados en poblaciones sensibles de charrán patinegro y pagaza piconegra, en el Parque Natural de la Albufera de Valencia.

Los investigadores rastrean el virus

Durante la temporada reproductora de 2023, nuestro grupo de investigación de la Universidad de Edimburgo, junto con personal del UK Centre for Ecology & Hydrology, ha llevado a cabo muestreos sistemáticos en varias especies de aves marinas en la Isla de May (Escocia).

Individuos adultos de frailecillo, alca, arao, gaviota tridáctila y cormorán moñudo fueron muestreados para evaluar la incidencia del virus y determinar la presencia de anticuerpos indicativos de infección previa en aves aparentemente sanas. Los resultados, aún en fase de finalización, sugieren que un gran número de individuos siguen siendo potencialmente susceptibles al virus, aunque la respuesta a la infección podría diferir entre especies.

¿Pueden algunas aves sobrevivir a la infección? Un fascinante estudio dirigido por el equipo científico de conservación de la Real Sociedad para la Protección de las Aves ha arrojado luz sobre la presencia de individuos con iris negros y moteados, en lugar del habitual azul pálido, en la población de alcatraces de Bass Rock.

Tras tomar muestras de aves adultas aparentemente sanas, los investigadores encontraron que los individuos con iris oscuro mostraban anticuerpos derivados de una infección anterior. Esto sugiere que algunos individuos pudieron recuperarse tras el brote de 2022, presentando iris oscuros como un probable indicador de infección previa.

¿Cuál es el futuro para las aves marinas?

Las aves marinas están sometidas a una enorme presión debido al cambio climático, el impacto de ciertas artes de pesca, las especies invasoras o la urbanización de nuestras costas. La IAAP supone una amenaza adicional y, aunque la magnitud de su impacto aún no se ha evaluado en su totalidad, las poblaciones del norte de Europa muestran ya un declive sin precedentes.

Los centros de investigación y organismos de conservación llevan a cabo muestreos sistemáticos para comprender mejor la respuesta de cada especie a la infección. Las administraciones, por su parte, contemplan intervenciones para proteger especies clave o, en mayor medida, actuaciones indirectas que tengan en cuenta el impacto de presiones externas que puedan sumarse a los efectos de la enfermedad.

El control de la enfermedad requerirá de un fuerte compromiso con las comunidades de aves de cría comercial y aves de caza para sensibilizar sobre los síntomas de la enfermedad y avanzar en materia de bioseguridad y bienestar animal. Desde las instituciones también se promueve la participación ciudadana mediante la notificación de aves enfermas o muertas, evitando en todo momento el contacto con aves muertas o sintomáticas.

Es probable que en el futuro se produzcan nuevos brotes de IAAP, lo que hace imprescindible nuevos estudios epidemiológicos y ecológicos que ayuden a comprender y mitigar el impacto del virus en las aves marinas. Estas investigaciones aportarán valiosa información en términos de salud humana, dada la creciente preocupación por rápida expansión del virus y su adaptación a nuevos hospedadores.

Un problema global

Desde su aparición en 1996, se ha alertado sobre la posibilidad de que el virus H5N1 se convierta en pandémico. Desde 2003 a 2023, se han notificado 878 casos en humanos en 23 países, presumiblemente a través del contacto con aves infectadas, de los cuales 458 (52 %) fueron mortales. Las infecciones en humanos por la actual cepa H5N1 del clado 2.3.4.4b han sido esporádicas y, según los expertos, el riesgo actual de contagio es bajo.

El aumento de casos en mamíferos marinos, o el reciente brote en una graja de visones en España, ha hecho temer que el virus pueda llegar a transmitirse de manera natural entre mamíferos. Si bien las evidencias de este tipo de transmisión siguen siendo dispares, se han confirmado casos en más de una veintena de especies de mamíferos en Europa y América.

Tras su rápida expansión, los expertos muestran preocupación ante la reciente llegada del virus a la región antártica y sus consecuencias para la fauna local. Entender la circulación de las enfermedades en la naturaleza y avanzar hacia una avicultura sostenible y respetuosa con el medio ambiente será clave para proteger la fauna silvestre y garantizar un futuro saludable para todos.

15
Feb
2024

 

El pasado año ha sido muy seco y cálido, con la mayor temperatura media anual registrada y con un bajo número de aves acuáticas, anfibios y peces debido a la escasa inundación de las marismas y las lagunas.

La Infraestructura Científica Técnica Singular - Reserva Biológica de Doñana (ICTS-Doñana), adscrita a la Estación Biológica de Doñana - CSIC, ha presentado hoy el informe "Estado de la biodiversidad en Doñana 2023" con los resultados del Programa de Seguimiento de Procesos Naturales llevado a cabo en el Espacio Natural de Doñana. Dentro de este programa, se recoge periódicamente información científica sobre el estado de conservación de Doñana, la cual permite detectar la evolución temporal de los ecosistemas y la biodiversidad. Los resultados se trasladan de manera periódica a la Oficina del Espacio Natural de Doñana y a las autoridades autonómicas.

Los datos indican que 2023 fue un año muy seco y cálido para Doñana, con la mayor temperatura media anual registrada en la serie histórica. Además, la escasa inundación en marismas y lagunas ha traído consigo un bajo número de aves acuáticas invernantes y ha provocado que el declive de las poblaciones de aves acuáticas reproductoras y de otras especies animales, especialmente de anfibios y peces, continúe. La situación general también es mala para el conejo, del que dependen muchos carnívoros y aves rapaces.

La escasa inundación en marismas y lagunas ha traído consigo un bajo número de aves acuáticas invernantes

El Programa de Seguimiento contempla varios ámbitos que abarcan desde una monitorización del medio físico y del estado de la hidrología superficial de Doñana hasta una estimación del estado de conservación de los principales hábitats y, por supuesto, el seguimiento de especies y poblaciones.

Un año muy seco y con escasez de precipitaciones

El último ciclo hidrometeorológico, que va desde septiembre de 2022 hasta agosto de 2023, se ha caracterizado por ser muy seco. Doñana ya lleva más de una década con niveles de precipitación por debajo de la media, especialmente en los últimos dos años. Con apenas 330,4 mm registrados, este último ciclo es el segundo con menor precipitación anual de la última década tras el de 2021-2022.

En cuanto a temperatura, Doñana vuelve a batir sus récords, El año pasado ya se alcanzó la temperatura máxima registrada en toda la serie histórica, mientras que este año se ha registrado la mayor temperatura media anual, que ha alcanzado los 19,3 ºC. El verano ha sido largo y caluroso, con 14 días con temperaturas superiores a 40 ºC.

Las altas temperaturas y la escasez de precipitaciones han tenido un gran efecto sobre el sistema de lagunas de Doñana, muy deteriorado también por la sobreexplotación del acuífero. La laguna de Santa Olalla, la más grande de Doñana, ha vuelto a secarse por completo a finales de agosto. Desde que se tienen registros, esta laguna nunca antes se había secado dos veranos seguidos, ni siquiera durante los periodos de sequía extrema de los años 90 ni de principios de los 2000.

Históricamente, Santa Olalla era una laguna de carácter permanente, es decir, mantenía agua durante todo el año y servía de refugio para muchas especies durante las estaciones más cálidas y secas. Sin embargo, el hecho de que se haya secado por segundo año consecutivo es indicativo de que ya no quedan lagunas permanentes en Doñana. Por su parte, las otras dos lagunas más grandes de Doñana, la del Sopetón y la Dulce, se han secado a primeros de julio y a primeros de agosto respectivamente.

Declive importante de aves acuáticas

Las aves acuáticas se censan en Doñana mensualmente mediante censos aéreos y terrestres desde el año 1973. En enero, el censo se realiza de manera simultánea en toda Europa como parte del Censo Internacional de Aves Acuáticas coordinado por Wetlands International. El número de individuos censados en este mes fue de 206.859, la décima peor cifra para estas fechas de toda la serie histórica, que abarca 60 años.

Estas cifras son algo superiores a las de enero del año anterior, pero se explican en gran medida por las precipitaciones caídas durante el mes de diciembre de 2022, que provocaron que la marisma presentara una lámina de agua somera y que permitió que las aves se asentaran en la zona ya en esas fechas. Aun así, el número de aves censadas supone tan solo una tercera parte de la invernada en un año bueno. Destaca la situación del ánsar común (Anser anser), especie emblemática en Doñana, que ha registrado este año la cifra más baja de su historia con 9.588 ejemplares.

En general, la reproducción de aves acuáticas ha sido mala, ya que la superficie inundada en primavera ha sido escasa y se ha limitado, en su mayoría, a zonas inundadas de forma artificial o con influencia mareal. El 68 % de las especies que crían en Doñana tienen una tendencia poblacional negativa si se toman como referencia las últimas dos décadas. Esta cifra aumenta al 79 % si se calcula la tendencia para los últimos diez años.

En el caso de las rapaces, el milano real (Milvus milvus) invernante sigue presentando un declive importante, con un censo de 120 ejemplares. Por su parte, el aguilucho lagunero occidental (Circus aeruginosus) no ha llegado a reproducirse este año y su población invernante ha sido censada en 213 individuos, el valor más bajo de toda la serie histórica. Otro ejemplo sería el halcón peregrino (Falco peregrinus), cuya población sigue también una tendencia negativa. Este año solo se han contabilizado tres parejas.

Poblaciones de conejos muy bajas

Los mamíferos también cuentan con actuaciones de seguimiento específicos. El conejo sigue presentando unas abundancias muy bajas respecto a las registradas en Doñana en otros años. La liebre ha presentado una leve disminución, mientras que el ciervo registra una tendencia creciente y el jabalí se mantiene estable.

En general, 2023 ha sido un mal año para todos los carnívoros en Doñana. El zorro sigue siendo el carnívoro más abundante, y le siguen el tejón y el meloncillo. Las abundancias relativas de la gineta y el lince oscilan, mientras que los gatos monteses y las nutrias son las especies menos abundantes.

Anfibios y peces, tendencias negativas

En el caso de los peces, cabe destacar tres especies autóctonas cuya distribución en el Espacio Natural de Doñana es muy restringida. Se trata, en primer lugar, de la anguila (Anguilla anguilla) que está en peligro de extinción y que no ha aparecido en ningún punto muestreado, ni siquiera en aquellos donde llegó a ser abundante como La Rocina o el Arroyo del Partido.

El salinete (Aphanius iberus), endemismo ibérico en peligro de extinción, tampoco ha podido ser localizado este año en Doñana debido a la escasa inundación que presentaba la laguna del Hondón, mientras que la colmilleja (Cobitis paludicola), calificada como vulnerable, solo ha aparecido en la Laguna de los Mimbrales.

La situación de los anfibios también es preocupante. Casi todas las poblaciones de especies de anfibios presentes en Doñana continúan con una tendencia negativa desde 2019, en consonancia con el periodo de sequía, que está afectando a la extensión espacial y temporal de sus hábitats de reproducción. También 2023 ha sido un año con uno de los números de mariposas más bajos por censo. Las bajas precipitaciones y las elevadas temperaturas posiblemente han afectado negativamente a este grupo.

Por último, en los datos aportados sobre las especies vegetales, se puede destacar la tendencia negativa de la especie de flora amenazada Caropsis verticillato-inundata, asociada a suelos húmedos y lagunas temporales, algo esperable teniendo en cuenta la regresión de este hábitat y la prolongada sequía.

Fuente: CSIC

15
Feb
2024

 

En España existen dos subespecies de esta ave, en el Pirineo y en la cordillera Cantábrica, ambas en declive en las últimas décadas. El primer estudio sanitario de las pirenaicas ha detectado parásitos relacionados con la malaria aviar, así como un nuevo herpesvirus.

Eva Rodríguez  13/2/2024 08:48 CEST

El urogallo, una especie emblemática de los hábitats de montaña, está desapareciendo en España y algunos estudios apuntan a que se debe a su escaso éxito reproductivo. Aunque la subespecie común es bastante abundante en toda Eurasia, en nuestro país sobreviven menos de 1.500 ejemplares de las dos peninsulares.

En el caso concreto del urogallo pirenaico (Tetrao urogallus aquitanicus), que se encuentra en Cataluña, Aragón, Navarra, Andorra y el Pirineo francés, su hábitat natural son los bosques de pino negro (Pinus uncinata) y su población en España es reducida. Esto hace que, al igual que con el urogallo cantábrico (Tetrao urogallus cantabricus), esté considerado en peligro de extinción según el Catálogo español de especies amenazadas.

Varias instituciones españolas, lideradas por el Centro de Investigación en Sanidad Animal (CISA, INIA-CSIC), han realizado el primer estudio sanitario de la especie en el que han detectado que el 62,5 % de los urogallos pirenaicos están infectados con parásitos sanguíneos de los géneros Haemoproteus y Leucocytozoon, relacionados con la malaria aviar. Además, han identificado por primera vez un herpesvirus en cuatro de estas aves.

“Saber qué agentes infecciosos afectan a las poblaciones en libertad es indispensable para establecer planes de conservación adecuados, sobre todo a la hora de tomar decisiones para hacer translocaciones entre diferentes núcleos de población o para reintroducir animales nacidos en centros de cría”, dice a SINC Carlos Sacristán Yagüe, investigador del CISA-INIA-CSIC y último autor del trabajo.

“Es importante tener siempre en cuenta que cuando movemos un animal, trasladamos también los agentes infecciosos que porta, y que las poblaciones de destino pueden no tener inmunidad frente a ellos”, añade Sacristán Yagüe. Los hallazgos se publican en la revista Scientific Reports.

Además, los científicos han constatado la ausencia de material genético de diversos patógenos (virus de Newcastle, Escherichia coli, Salmonella sp., Campylobacter jejuni y Chlamydia psittaci) en las 30 muestras de heces frescas de urogallo analizadas.

“Es de vital importancia esclarecer posibles causas de enfermedad y los factores que las determinan, como punto clave para ejecutar acciones dirigidas y más eficaces para la conservación”, añade el experto.

Para Olga Nicolas de Francisco, veterinaria especializada en fauna silvestre y primera autora, “el conocimiento del estado sanitario de las poblaciones de fauna silvestre en peligro de extinción, como es el caso del urogallo pirenaico, es esencial para priorizar acciones de conservación”.

Tanto Haemoproteus como Leucocytozoon son hemoparásitos transmitidos por vectores, principalmente por insectos del género Culicoides en el primer caso, y moscas negras hematófagas en el segundo. “Descubrir su presencia en los urogallos pirenaicos ha sido una sorpresa, dado que se trata de aves de montaña que viven a altitudes elevadas, donde esperábamos que los vectores que los transmiten estuviesen ausentes o presentes tan solo en bajas densidades”, asegura Sacristán Yagüe.

Crisis climática y vectores de transmisión

Para realizar el estudio, los investigadores aprovecharon las capturas periódicas realizadas en el Pirineo catalán para marcar ejemplares (antes con radiotransmisor, ahora con GPS) y llevar a cabo su seguimiento, así como para averiguar su distribución, comportamiento y amenazas.

Durante los últimos años, en estas capturas los autores realizaron una revisión veterinaria y una recogida de muestras de sangre, orofaríngeas y cloacales para análisis de patógenos por PCR; también tomaron muestras de tejido de urogallos pirenaicos encontrados muertos en Cataluña y en Andorra.

Por último, priorizaron la utilización de métodos no invasivos para determinar la presencia de patógenos de interés en las heces, tomando para ello restos frescos durante más de dos años en los bosques que aún las albergan.

Aunque harán falta más estudios, los científicos no descartan una relación con el cambio climático en la propagación de estas enfermedades, ya que los Pirineos son una de las zonas en las que más ha aumentado la temperatura media en los últimos años –al menos 1,2 ºC entre 1949 y 2010– y esto favorece la expansión de los vectores.

“Sabemos que otros agentes transmitidos por portadores pueden aumentar su propagación gracias al calentamiento global y afectar a las aves, como en el caso del virus del Nilo occidental o de Plasmodium relictum”, indica el investigador.

Este último es un parásito protozoo, considerado una de las principales causas de malaria aviar. “Esta enfermedad no se transmite a humanos, pero puede tener consecuencias dramáticas en las aves, especialmente en aquellas que no han coevolucionado con este parásito, como aves de ciertas islas o de climas áridos en los que el mosquito que transmite este parásito está ausente”, enfatiza Sacristán Yagüe.

Aún se desconoce el impacto que los hemoparásitos detectados pueden tener en los urogallos pirenaicos, pero por estudios previos se sabe que en otras especies de aves pueden causar anemia e incluso la muerte.

El primer herpesvirus en urogallos

Respecto al herpesvirus descubierto, probablemente se trata de una nueva especie, el primero registrado en urogallos, emparentado con los que causan enfermedades respiratorias en aves domésticas.

“Es nueva para la ciencia, pero seguramente ha estado infectando a estos animales durante miles de años, ya que estos virus generalmente evolucionan junto a sus hospedadores. Por lo que hemos observado a lo largo de nuestras investigaciones, prácticamente todas las especies tienen sus propios herpesvirus”, aseguran.

Es importante tener en cuenta que en especies de fauna silvestre aún existe un gran desconocimiento sobre los patógenos que las afectan. Por este motivo, el equipo recalca la importancia de llevar a cabo investigaciones que sean capaces de detectar nuevos agentes y así poder ampliar el conocimiento sobre los patógenos que están presentes en el medio natural.

“A pesar del estado comprometido de la especie, aún es posible su recuperación. Existen claros ejemplos de cómo el establecimiento de estrategias de conservación intensivas y dirigidas puede restablecer las poblaciones de especies silvestres, como en el caso del lince ibérico, incluso aquellas que habían llegado a extinguirse en la naturaleza, como el bisonte europeo o el turón de patas negras”, recalca Sacristán Yagüe.

En el trabajo han participado también técnicos de la Generalitat de Cataluña y el Conselh Generau d’Aran, la Universidad Europea de Madrid, la Universidad de Barcelona, la Universidad de Lleida y el Instituto Pirenaico de Ecología.

Actividades humanas que los perturban

En la península ibérica los urogallos son aves forestales de montaña y actúan como indicadores de la salud del ecosistema en el que residen, ya que son muy sensibles y con una capacidad limitada de desplazamiento.

Entre las principales amenazas que enfrentan, además de la alteración y degradación de su hábitat, el cambio climático o el aumento de las poblaciones de ungulados, está el estrés causado por la presencia humana durante la temporada de setas o, en invierno, por actividades deportivas de montaña como el esquí fuera de pista y las raquetas de nieve.

Actualmente se llevan a cabo programas para delimitar zonas preferentes para la especie, informar a la población sobre el ciclo anual de estas aves, e incluso orientar acerca de dónde se ubican dentro de algunos parques naturales, aconsejando rutas alternativas para evitar estas zonas.

Nicolas de Francisco asegura a SINC que las pistas de esquí pueden impactar en el urogallo pirenaico: “Estudios previos en zonas alpinas han demostrado que la presencia de esquiadores, especialmente fuera de las pistas y dentro del bosque, es una causa de estrés para la especie. En la actualidad, la creación o ampliación de pistas de esquí tiene en cuenta la presencia de esta ave como uno de los factores limitantes dentro del análisis de impacto ambiental”.

Por otro lado, las que ya están en funcionamiento e incluyen bosques habitados por urogallos llevan a cabo acciones de divulgación y señalización, para informar a los usuarios de las buenas prácticas a seguir.

Los próximos pasos del equipo buscarán ampliar el número de animales muestreados y analizados. De este modo, se podrían relacionar los signos clínicos de enfermedad con la infección por este virus y saber qué sintomatología están causando, e incluso observar lesiones asociadas.

Además, consideran importante estudiar un mayor número de animales de diferentes poblaciones, para saber si el herpesvirus ya está presente en todas ellas. “Si conseguimos minimizar el estrés que sufren los urogallos mejorando la calidad de su hábitat, ya estaremos disminuyendo el impacto potencial de este virus sobre la especie”, concluye Sacristán Yagüe.

Referencia:

Sacristán C et al. "First detection of herpesvirus and hemosporidians in the endangered Pyrenean Capercaillie (Tetrao urogallus aquitanicus)". Scientific Reports

Fuente: SINC

19
Ene
2024

 

Autoría. Manuel Peinado Lorca

Catedrático emérito. Director del Real Jardín Botánico de la Universidad de Alcalá, Universidad de Alcalá

Algunas especies exóticas como el cangrejo americano, el lucio, los sapos de caña, las ranas toro o los mapaches suelen copar las estadísticas y los informes sobre la implicación de los animales invasores en la extinción de especies. Sin embargo, pocos de ellos han causado estragos en la biodiversidad equiparables a los de una de las mascotas domésticas más encantadoras: los gatos.

Tan solo en los hogares españoles existen unos cuatro millones de gatos, 120 000 de los cuales acaban abandonados en las calles cada año.

Depredador, solitario y cazador implacable. Ágil, rápido, voraz y de fuerte instinto territorial. El gato es un cruel carnívoro, un animal a la vez cautivador e indómito que constituye una muestra de la perfección evolutiva. Estas características hacen de él una especie extremadamente reacia a la domesticación y propensa a la desobediente libertad.

Han extinguido a más vertebrados que ningún otro depredador

Los gatos han extinguido a más vertebrados que ningún otro depredador debido a su cosmopolitismo, a su eficacia como carnívoros, a una enorme capacidad de adaptación que les ha permitido colonizar desde las islas subantárticas a las muy áridas y cálidas cercanas a los trópicos. Pero también a una gran fecundidad que los convierte en una bomba demográfica muy difícil de parar.

La extinción más rápida de una especie la provocó un gato. Se llamaba Tibbles y era la mascota del farero de la isla Stephens, un pequeño saliente rocoso entre las dos islas principales de Nueva Zelanda. Allí vivía un extraño pájaro nocturno no volador parecido a un chochín que fue descrito en 1895 como Xenicus lyalli por el ornitólogo Lionel Walter Rothschild, un millonario que, después de comprar todos los ejemplares disecados, dedicó el nombre a D. Lyall, el farero.

Se conocen en total trece especímenes, los mismos que Tibbles puso en los pies de su amo. Aficionado a la ornitología, el farero los disecó antes de enviárselos a Rothschild. Desde entonces no se encontraron más ejemplares, por lo que este pájaro, en cuya caza se especializó Tibbles –que los descubrió y él solito los exterminó en el crudo invierno de 1895–, comparte con el dodo Raphus cucullatus el terrible honor de ser una especie extinta antes de ser descrita por la ciencia.

Devoran más de un millón de aves por año

Basándose en cálculos muy conservadores, algunos autores han estimado que los gatos consumen más de un millón de aves por año en islas como las Kerguelen, y se sabe que en sólo 75 años han hecho desaparecer varias especies de reptiles en islas pequeñas como Santa Luzía (Cabo Verde).

Sin irnos tan lejos, tenemos el caso de Canarias: la llegada del gato al archipiélago hace 2 000 años se considera una de las causas de la desaparición de algunas aves, de dos roedores gigantes y del lagarto gigante de La Palma.

A pesar de su pequeña estatura y de los encantadores memes de gatitos que llenan las redes sociales, los gatos domésticos (Felis catus) son máquinas de matar armadas con garras retráctiles, colmillos afilados y visión nocturna. Y estos potentes depredadores son todo menos melindrosos: siempre están al acecho de presas para cazar o de carroña para hurgar, porque comen todo lo que hay disponible.

Gracias a que los humanos han extendido los gatos por todo el mundo durante los últimos miles de años, estos feroces felinos, probablemente domesticados hace 10 000 años en el Cercano Oriente, viven hoy en todos los continentes excepto en la Antártida, y han sido introducidos en cientos de islas, lo que los convierte en una de las especies de distribución más extensa.

Una especie invasora problemática con una dieta muy variada

Debido a su cosmopolitismo, los gatos han alterado muchos de los ecosistemas en los que han sido introducidos. Transmiten nuevas enfermedades a muchas especies, incluida la humana, sus impactos ecológicos superan a los causados por felinos nativos y otros mesodepredadores, amenazan la integridad genética de los félidos silvestres, se alimentan de fauna autóctona, y han llevado a muchas especies a la extinción. En conclusión, los gatos criados en libertad (es decir, gatos domésticos o no con acceso al entorno exterior) se encuentran entre las especies invasoras más problemáticas del mundo.

Un metaanálisis –basado en 530 artículos, libros e informes científicos que abarcan más de un siglo– ha servido para publicar el primer registro completo de los animales que devoran los gatos domésticos. La lista es larga: 2 084 especies diferentes han sido sus víctimas.

La mayoría corresponden a aves (981 especies), seguidas por reptiles (463), mamíferos (431), insectos (119), anfibios (57) y otros grupos taxonómicos (33). Aunque las presas más comunes son ratones, ratas, gorriones y conejos, también hay registros de gatos cazando presas más sorprendentes, como las tortugas marinas verdes de Galápagos, emúes e incluso ganado doméstico. Algunas de las criaturas que figuran en la lista, incluidos los humanos, son demasiado grandes para que los gatos las cacen, pero reflejan sus tendencias carroñeras.

Casi 350 de estas especies figuran en diferentes listas rojas de especies en peligro de extinción y varias ya están extintas. Muchas son pequeñas aves, mamíferos y reptiles endémicos de islas que carecen de depredadores naturales parecidos a los felinos, lo que significa que las incautas presas carecen de respuestas defensivas. Once especies registradas, entre las que se cuentan el cuervo hawaiano, la codorniz de Nueva Zelanda y la rata conejo australiana de patas blancas están clasificadas como extintas.

Comen más insectos de lo que imaginamos

Los datos del artículo son conservadores, porque los registros son una representación de lo que comen los gatos, que comen mucho más de lo que se puede identificar. Por ejemplo, aunque los insectos representan tan sólo algo menos del 6 % de las especies devoradas por gatos, la cifra probablemente esté subestimada debido a la dificultad de identificar restos de insectos en el estómago y los excrementos gatunos en comparación con los restos de plumas o de huesos de vertebrados.

Además de que el número de presas se incrementa proporcionalmente al de publicaciones, es probable también que, debido a que la mayoría de las fuentes utilizadas en el metaanálisis proceden de Australia y Norteamérica, el sesgo geográfico oculte la totalidad de las especies consumidas, porque los animales nativos de esos continentes dominaron el conjunto de datos. Con toda seguridad, investigaciones futuras ayudarán a comprender el impacto en las regiones extraordinariamente biodiversas de Suramérica, Asia y África, que descubrirán una multitud de criaturas en riesgo de extinción que terminan en el arenero de los gatos.

En todo caso, centrarse en los gatos es una especie de chivo expiatorio de un problema mucho mayor sobre nuestro compromiso ecológico. Si los humanos no cambiamos nuestro propio comportamiento para proteger la biodiversidad, ¿por qué deberíamos esperar que los gatos cambien el suyo?

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