José Guerrero Casado. Profesor del Departamento de Zoología, Universidad de Córdoba
Carlos Rouco Zufiaurre. Profesor Titular de Ecología, Universidad de Sevilla
Francisco Sánchez Tortosa. Catedrático de Universidad, area de Zoología, Universidad de Córdoba
Desde hace unas semanas, se está hablando de una supuesta plaga de “conejos híbridos” que están arrasando los cultivos españoles. Estos animales, una mezcla entre los conejos silvestres y los domésticos, están ocasionando numerosos daños a los cultivos en varias zonas de España. Estos graves daños a la agricultura se achacan a su mayor tamaño, su mayor capacidad reproductora, su mayor voracidad y comportamientos atípicos para la especie.
Pero este escenario no se corresponde con la realidad.
En primer lugar, hay que aclarar que el conejo silvestre o de monte (Oryctolagus cuniculus) es una especie nativa de la península ibérica. Todas las variedades de conejo doméstico han derivado a partir de la subespecie O. cuniculus cuniculus. Por tanto, los conejos silvestres y domésticos son la misma especie.
Es cierto que podemos encontrar en algunas poblaciones silvestres conejos con rasgos de “domésticos” debido, posiblemente, a la suelta de conejos de dudosa genética usados en algunas repoblaciones de caza, pero esta presencia es meramente testimonial. Las “excepcionales capacidades” que se atribuyen a los supuestos conejos híbridos son igualmente propias de los conejos silvestres.
Pero si los conejos que están provocando los daños son autóctonos, ¿cómo una especie nativa puede convertirse en plaga?
Desequilibrios en las poblaciones de conejos
El conejo es una especie evolutivamente diseñada para ser abundante, para poder sobrellevar la elevada mortalidad que sufren sus poblaciones silvestres debido a la depredación.
La pérdida de autorregulación y funcionalidad de los ecosistemas, normalmente debida a intervenciones humanas, suele llevar a fuertes desequilibrios, como por ejemplo la extinción de especies o, en la otra dirección, abundancias mas altas de lo deseado.
En el caso del conejo hay tres elementos clave que han generado estos desequilibrios: escasez de alimento natural, falta de depredación (natural y cinegética) y la reducción del impacto negativo de las enfermedades.
La presencia de estructuras lineales como carreteras y vías de tren y un suelo más blando para excavar madrigueras también pueden ser factores determinantes.
La falta de alimento natural como principal causa
Un estudio realizado en viñedos de Córdoba determinó que los daños causados por los conejos estaban condicionados por la cantidad de alimento natural (diversidad y abundancia de herbáceas) y no solo por la abundancia de este mamífero. Es decir, a abundancias similares de conejo, los daños en los cultivos son mucho mayores en aquellos donde la disponibilidad de alimento natural es escasa. En otras palabras, la eliminación de las llamadas “malas hierbas” fuerza a los conejos a alimentarse de los cultivos. Este fenómeno podría haberse acentuado este año por la sequía.
Esta interacción entre densidad de conejos y disponibilidad de alimento natural no es baladí, ya que pocos conejos sin otra fuente alternativa de alimento pueden ocasionar daños severos a los cultivos. Las viñas son un cultivo muy sensible a la herbivoría: un número bajo de conejos alimentándose de los brotes que originan los racimos provocan pérdidas sustanciosas.
En realidad, las abundancias de conejo que presenta la mayoría de las zonas afectadas no llegan a ser tan altas como en otras donde, al no haber cultivos tan sensibles, no existe conflicto.
Aunque parezca paradójico, los daños pueden mitigarse si aumentamos la disponibilidad de alimento natural para reducir la presión sobre los cultivos. Por ejemplo, permitir el crecimiento de las cubiertas vegetales entre las calles de cultivos leñosos o mantener la vegetación en zonas incultas (linderos, taludes, arroyos, bordes de caminos…) pueden ser buenas estrategias para aumentar la presencia de alimento.
Falta de depredadores que controlen la población
El control de depredadores como el zorro, una práctica habitual en España, y la menor diversidad y abundancia de depredadores en algunas zonas alteradas como los paisajes agrícolas también contribuyen a explicar el aumento local de las poblaciones de conejo.
Además, ante la ausencia de depredadores, los conejos pueden alejarse distancias considerables desde sus refugios porque el riesgo de depredación es bajo, lo que puede aumentar sensiblemente el radio de los daños a partir de los núcleos de población.
Finalmente, el sector de la caza, que podría actuar como “depredador subsidiario”, es un gremio venido a menos que apenas puede controlar las poblaciones localmente sobreabundantes.
Menor efecto de las enfermedades
Poco nos acordamos de las abundancias de conejo antes de la llegada de la mixomatosis o de la enfermedad hemorrágica vírica, cuando se cazaban más de 10 millones de conejos al año. En la actualidad, apenas llegan a los 6 millones.
Estas dos enfermedades, ya consideradas endémicas después de llevar coexistiendo con los conejos más de 80 y 30 años respectivamente, parecen haber reducido su virulencia, y los conejos han ganado cierta resistencia, reduciéndose así el efecto negativo en sus poblaciones.
Además, las poblaciones más abundantes son las que tienen menor mortalidad por enfermedad. Presumiblemente, porque hay mayor probabilidad de que circulen los virus dentro de la población y de que adquieran inmunidad. Por tanto, en las poblaciones localmente abundantes, como pueden ser las zonas de daños, es esperable que tengan una mayor prevalencia de anticuerpos frente a ambas enfermedades.
En definitiva, es la disfunción del ecosistema y no la hibridación la que está provocando estos daños.
Las noticias infundadas que difaman a los conejos contribuyen a generar un clima de crispación y confusión que puede derivar en acusaciones falsas y acciones en contra de esta especie clave para el ecosistema.
En cuanto a colisiones con animales, el 2022 fue el de peor siniestralidad en España. Los accidentes de este tipo han aumentado un 92% en los últimos cinco años, la mayoría de ellos por jabalíes.
Por Edu Pompa / 18 de abril de 2023
Según datos de la DGT, en 2022 se registraron en las carreteras valencianas un total de 1375 accidentes, 993 de ellos provocados por jabalíes. Desde la Federación de Caza de la región advierten de las consecuencias de esta sobrepoblación descontrolada, que además de la siniestralidad que genera en las carreteras, provoca pérdidas millonarias en los cultivos valencianos e incrementa exponencialmente el riesgo de transmisión de epizootias y zoonosis.
El VI Informe del Centro de Estudios y Opinión PONLE FRENO-AXA de Seguridad Vial sobre colisiones con animales, publicado hace unos días, dejó claro que el año 2022 fue el de peor siniestralidad en carretera en los últimos años en España. Destaca además que este tipo de accidentes ha aumentado un 92% en los últimos cinco años, la mayoría de ellos provocados por jabalíes.
En concreto, en la Comunidad Valenciana, en el 2019 los accidentes de tráfico provocados por especies cinegéticas eran de 539, en el 2022 sólo por jabalíes, los siniestros se han elevado a 993. En total, la cifra asciende a 1375 accidentes, 258 más que el año anterior. En cuanto a los daños a la agricultura, si en el año 2018 se cuantificaban en 26 millones de euros, en el 2022 se eleva hasta los 40 millones, según datos aportados por parte de los sindicatos agrarios.
Por su parte la presidenta de la Federación de Caza, Lorena Martínez, lamenta que desde el Área de Medio Ambiente «no se hayan atendido ni una de las recomendaciones que le hemos trasladado desde nuestro sector, que aglutina el máximo conocimiento científico-técnico de la materia ante una sobrepoblación descontrolada que afecta no sólo a la caza, sino la agricultura, a la propia seguridad pública y a la sociedad en general. Se necesitan acciones de gestión y medidas reales para poder revertir la situación», ha denunciado.
Los cazadores se manifestaránel 6 de mayo en Valencia
Ante los agravios y la falta de empatía del Área de Medio Ambiente hacia el sector, la Federación de Caza de la Comunidad Valenciana ha convocado una manifestación en defensa de la caza para el sábado 6 de mayo, que dará comienzo a las 11:00 horas en la Plaza de San Agustín y recorrerá las calles de Valencia.
A través de sus delegaciones, desde la entidad se está coordinando junto a todos los clubes de cazadores la llegada de una marea naranja de cazadores en autobuses, así como en transporte público o privado y desde hace semanas se están celebrando reuniones informativas comarcales para facilitar la organización, desarrollo y planificación de la manifestación.
Más del 85% de las especies de aves, mamíferos y anfibios del mundo viven en montañas, particularmente en hábitats forestales, pero los investigadores informan que estos bosques están desapareciendo a un ritmo acelerado. A nivel mundial, hemos perdido 78.1 millones de hectáreas (7.1%) de bosque de montaña desde el año 2000, un área más grande que el tamaño de Texas. Gran parte de la pérdida ocurrió en puntos críticos de biodiversidad tropical, ejerciendo una presión cada vez mayor sobre las especies amenazadas.
HISTORIA COMPLETA
Más del 85% de las especies de aves, mamíferos y anfibios del mundo viven en montañas, particularmente en hábitats forestales, pero los investigadores informan en la revista One Earth el 17 de marzo que estos bosques están desapareciendo a un ritmo acelerado. A nivel mundial, hemos perdido 78.1 millones de hectáreas (7.1%) de bosque de montaña desde el año 2000, un área más grande que el tamaño de Texas. Gran parte de la pérdida ocurrió en puntos críticos de biodiversidad tropical, ejerciendo una presión cada vez mayor sobre las especies amenazadas.
Aunque su ubicación accidentada una vez protegió los bosques de montaña de la deforestación, han sido cada vez más explotados desde el cambio de 21 años.c siglo a medida que las tierras bajas se agotan o están sujetas a protección. Un equipo de científicos dirigido por Xinyue He (@xinyue_he), Dominick Spracklen y Joseph Holden en la Universidad de Leeds en el Reino Unido, y Zhenzhong Zeng en la Universidad de Ciencia y Tecnología del Sur en China quería investigar el alcance y la distribución global de la pérdida de bosques de montaña.
Para hacer esto, el equipo rastreó los cambios en los bosques de montaña anualmente desde 2001 hasta 2018. Cuantificaron tanto las pérdidas como las ganancias en la cobertura arbórea, estimaron la velocidad a la que se está produciendo el cambio, compararon diferentes elevaciones y tipos de bosques de montaña (boreales, templados, tropicales) y exploraron los impactos de esta pérdida forestal en la biodiversidad.
"El conocimiento de la dinámica de la pérdida de bosques a lo largo de gradientes de elevación en todo el mundo es crucial para comprender cómo y dónde cambiará la cantidad de área boscosa disponible para las especies forestales a medida que cambien en respuesta al calentamiento", escriben los autores.
La tala fue el mayor impulsor de la pérdida de bosques de montaña en general (42%), seguido de los incendios forestales (29%), el cultivo itinerante o de "tala y quema" (15%) y la agricultura permanente o semipermanente (10%), aunque la importancia de estos diferentes factores varió de una región a otra. Se produjeron pérdidas significativas en Asia, América del Sur, África, Europa y Australia, pero no en América del Norte y Oceanía.
De manera preocupante, la tasa de pérdida de bosques de montaña parece estar acelerándose: la tasa anual de pérdida aumentó en un 50% de 2001-2009 a 2010-2018, cuando perdimos aproximadamente 5,2 millones de hectáreas de bosques de montaña por año. Los autores escriben que esta aceleración probablemente se deba en gran medida a la rápida expansión agrícola en las zonas montañosas del sudeste asiático continental, así como al aumento de la tala de bosques de montaña debido al agotamiento de los bosques de tierras bajas o porque estos bosques de tierras bajas se protegieron.
Los bosques tropicales de montaña experimentaron la mayor pérdida, el 42% del total mundial, y la tasa de aceleración más rápida, pero también tuvieron una tasa más rápida de rebrote en comparación con los bosques de montaña en regiones templadas y boreales. En general, los investigadores observaron algunos signos de rebrote de la cubierta arbórea en el 23% de las áreas que perdieron bosque.
Las áreas protegidas experimentaron menos pérdida de bosques que las áreas no protegidas, pero los investigadores advierten que esto podría no ser suficiente para preservar las especies amenazadas. "Con respecto a las especies sensibles en los puntos críticos de biodiversidad, el problema crítico se extiende más allá de simplemente prevenir la pérdida de bosques", escriben los autores. "También debemos mantener la integridad de los bosques en zonas lo suficientemente grandes como para permitir movimientos naturales y suficiente espacio para las especies de distribución".
Los autores también enfatizan la importancia de considerar los medios de vida humanos y el bienestar al desarrollar estrategias e intervenciones de protección forestal. "Cualquier nueva medida para proteger los bosques de montaña debe adaptarse a las condiciones y contextos locales y debe conciliar la necesidad de mejorar la protección de los bosques con garantizar la producción de alimentos y el bienestar humano".
Esta investigación fue apoyada por la Universidad del Sur de Ciencia y Tecnología, la Universidad de Leeds y la Fundación Nacional de Ciencias Naturales de China.
Fuente de la historia:
Materiales proporcionados por Cell Press.
Referencia de la revista:
Xinyue He, Alan D. Ziegler, Paul R. Elsen, Yu Feng, Jessica C.A. Baker, Shijing Liang, Joseph Holden, Dominick V. Spracklen, Zhenzhong Zeng. La aceleración de la pérdida mundial de bosques de montaña amenaza los puntos críticos de biodiversidad. Una Tierra, 2023; 6 (3): 303 DOI: 10.1016/j.oneear.2023.02.005
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"Los bosques de montaña se están perdiendo a un ritmo acelerado, poniendo en riesgo la biodiversidad". ScienceDaily. ScienceDaily, 17 de marzo de 2023. <www.sciencedaily.com/releases/2023/03/230317145011.htm>.
Grupo de trabajo de la especie en España y Portugal
31/03/2023
Los esfuerzos de conservación realizados logran seguir alejando del riesgo de extinción a esta especie endémica de la región mediterránea
Entre 2021 y 2022 se censaron 821 parejas en España y 20 en Portugal, datos que suponen un incremento del 53% de la población desde 2017
El grupo de trabajo del águila imperial ibérica, integrado por representantes de administraciones ambientales de España y Portugal y que cuenta con el asesoramiento de expertos y entidades especializadas, ha presentado los resultados del seguimiento y los trabajos de conservación realizados a favor de una de las especies emblemáticas de la fauna española, y única rapaz endémica de la península ibérica. Entre 2021 y 2022 se censaron un mínimo de 841 parejas de águila imperial ibérica, 821 en España y 20 estimadas en Portugal. Estos datos suponen un incremento del 53% de la población desde 2017, anterior año en el que se recopiló un censo coordinado a nivel ibérico y que entonces ofreció 536 parejas.
La especie se sigue distribuyendo por cinco comunidades autónomas españolas, aunque el número de provincias con presencia de territorios se ha incrementado en este último censo coordinado hasta las 21. A partir de 2018, Granada, Cuenca y Palencia ya albergan parejas reproductoras de la especie. Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma que acoge mayor número de parejas reproductoras; en 2022 se censaron 396 territorios de águila imperial ibérica, lo que supone el 47% del total existente en España. Las amplias zonas de esta región que cuentan con hábitats muy favorables para la especie, asociados principalmente al valle del Tajo, entorno de Sierra Morena y comarca de Campo de Montiel, han permitido un incremento relevante de parejas y, al mismo tiempo, del número de ejemplares dispersantes asentados en territorio castellano-manchego. Toledo se revela como la provincia clave para esta especie, con 212 territorios contabilizados.
También en Andalucía se ha producido un incremento muy importante de parejas, desde las 70 registradas en 2011 a las 136 de 2022, con una notable ampliación del área de asentamiento de la especie que ha alcanzado en los últimos años las sierras Subbéticas y la provincia de Granada. Castilla y León cuenta con 131 parejas en clara tendencia expansiva, principalmente hacia el norte de la región. La Comunidad de Madrid también alberga una elevada densidad de águilas imperiales, alcanzando las 83 parejas en 2022 (en 2008 eran 30). En Extremadura también aumentan la población de águilas imperiales, aunque a un ritmo menor, acogiendo en 2022 un total de 75 parejas. Por su parte, Portugal informa de un mínimo de 17 parejas en su territorio, estimándose la presencia posible de 20, principalmente distribuidas por la región del Alentejo y en áreas limítrofes con Extremadura.
RECUPERACIÓN DE LA ESPECIE
La población reproductora del águila imperial ibérica ha mostrado una tendencia al alza desde que comenzaron los trabajos de seguimiento y conservación, tras la protección de la especie y su inclusión en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. El primer censo nacional de la especie, realizado en 1974 por Jesús Garzón, contabilizó únicamente 39 parejas. Catorce años después de ese primer censo ya se superaba el centenar de parejas (104) y la población siguió creciendo, a una tasa promedio del 6% anual para llegar a las 841 del año 2022. En 2023 se prevé actualizar un nuevo censo completo, que permita confirmar la tendencia creciente de la especie.
La labor desarrollada por administraciones públicas, propietarios de fincas privadas, entidades conservacionistas e investigadores ha contribuido a recuperar una de las especies más representativas de la fauna ibérica. La contribución financiera del programa LIFE de la Unión Europea también supuso en la década de 1990 un impulso importante para mejorar el conocimiento de esta especie y de las amenazas que afronta, así como para desarrollar un programa coordinado de actuaciones en nuestro país.
Los trabajos de adecuación de las características técnicas de los apoyos de líneas eléctricas peligrosas han sido fundamentales para mejorar la supervivencia de la especie, puesto que la electrocución en estas estructurase ha sido –y sigue siendo– el principal factor de mortalidad no natural del águila imperial ibérica. Desde la aprobación del Real Decreto 1432/2008 por el que se establecen medidas para la protección de la avifauna contra la colisión y la electrocución en líneas eléctricas de alta tensión, las administraciones públicas han invertido al menos 30 millones de euros en el período 2008-2020, que se complementarán con otros 60 millones para el período 2021-2026 procedentes de los fondos Next-Generation de la Unión Europea.
Otro factor importante de mortalidad no natural ha sido el envenenamiento con cebos tóxicos ilegalmente colocados en el medio natural. Entre 1992 y 2017 se detectaron 195 ejemplares muertos por esta causa. La aprobación de planes de actuación a nivel autonómico y la inversión en métodos de prevención y persecución del uso ilegal de cebos envenenados han posibilitado que esta amenaza se haya reducido proporcionalmente en los últimos años. No obstante, existen otras amenazas que siguen afectando a la especie: entre ellos, la persecución directa con métodos ilícitos (disparos, por ejemplo), la intoxicación por ingesta de presas con altos niveles de metales pesados (plomo principalmente) y, el desarrollo de infraestructuras que puedan afectar negativamente a esta recuperación.
Por ello, a pesar de estos resultados positivos y del exitoso ejemplo que supone el trabajo de conservación realizado con el águila imperial ibérica, que ha permitido reducir significativamente su riesgo de la extinción, aún es preciso seguir manteniendo los esfuerzos de seguimiento e investigación, de inversión en arreglo de tendidos, de protección de áreas críticas ante transformaciones del hábitat por implantación de desarrollos energéticos y de conciliación de las prácticas desarrolladas en el medio rural. Al tratarse de una especie endémica, España y Portugal tienen la máxima responsabilidad a nivel global para asegurar la conservación de esta especie considerada prioritaria en el conjunto de normas y convenios internacionales sobre conservación de la biodiversidad.
El águila imperial ibérica se recupera: cuenta con 841 parejas reproductoras en la península Ibéricaicono barra herramientas
Grupo de trabajo de la especie en España y Portugal
31/03/2023
Los esfuerzos de conservación realizados logran seguir alejando del riesgo de extinción a esta especie endémica de la región mediterránea
Entre 2021 y 2022 se censaron 821 parejas en España y 20 en Portugal, datos que suponen un incremento del 53% de la población desde 2017
El grupo de trabajo del águila imperial ibérica, integrado por representantes de administraciones ambientales de España y Portugal y que cuenta con el asesoramiento de expertos y entidades especializadas, ha presentado los resultados del seguimiento y los trabajos de conservación realizados a favor de una de las especies emblemáticas de la fauna española, y única rapaz endémica de la península ibérica. Entre 2021 y 2022 se censaron un mínimo de 841 parejas de águila imperial ibérica, 821 en España y 20 estimadas en Portugal. Estos datos suponen un incremento del 53% de la población desde 2017, anterior año en el que se recopiló un censo coordinado a nivel ibérico y que entonces ofreció 536 parejas.
La especie se sigue distribuyendo por cinco comunidades autónomas españolas, aunque el número de provincias con presencia de territorios se ha incrementado en este último censo coordinado hasta las 21. A partir de 2018, Granada, Cuenca y Palencia ya albergan parejas reproductoras de la especie. Castilla-La Mancha es la comunidad autónoma que acoge mayor número de parejas reproductoras; en 2022 se censaron 396 territorios de águila imperial ibérica, lo que supone el 47% del total existente en España. Las amplias zonas de esta región que cuentan con hábitats muy favorables para la especie, asociados principalmente al valle del Tajo, entorno de Sierra Morena y comarca de Campo de Montiel, han permitido un incremento relevante de parejas y, al mismo tiempo, del número de ejemplares dispersantes asentados en territorio castellano-manchego. Toledo se revela como la provincia clave para esta especie, con 212 territorios contabilizados.
También en Andalucía se ha producido un incremento muy importante de parejas, desde las 70 registradas en 2011 a las 136 de 2022, con una notable ampliación del área de asentamiento de la especie que ha alcanzado en los últimos años las sierras Subbéticas y la provincia de Granada. Castilla y León cuenta con 131 parejas en clara tendencia expansiva, principalmente hacia el norte de la región. La Comunidad de Madrid también alberga una elevada densidad de águilas imperiales, alcanzando las 83 parejas en 2022 (en 2008 eran 30). En Extremadura también aumentan la población de águilas imperiales, aunque a un ritmo menor, acogiendo en 2022 un total de 75 parejas. Por su parte, Portugal informa de un mínimo de 17 parejas en su territorio, estimándose la presencia posible de 20, principalmente distribuidas por la región del Alentejo y en áreas limítrofes con Extremadura.
RECUPERACIÓN DE LA ESPECIE
La población reproductora del águila imperial ibérica ha mostrado una tendencia al alza desde que comenzaron los trabajos de seguimiento y conservación, tras la protección de la especie y su inclusión en el Catálogo Español de Especies Amenazadas. El primer censo nacional de la especie, realizado en 1974 por Jesús Garzón, contabilizó únicamente 39 parejas. Catorce años después de ese primer censo ya se superaba el centenar de parejas (104) y la población siguió creciendo, a una tasa promedio del 6% anual para llegar a las 841 del año 2022. En 2023 se prevé actualizar un nuevo censo completo, que permita confirmar la tendencia creciente de la especie.
La labor desarrollada por administraciones públicas, propietarios de fincas privadas, entidades conservacionistas e investigadores ha contribuido a recuperar una de las especies más representativas de la fauna ibérica. La contribución financiera del programa LIFE de la Unión Europea también supuso en la década de 1990 un impulso importante para mejorar el conocimiento de esta especie y de las amenazas que afronta, así como para desarrollar un programa coordinado de actuaciones en nuestro país.
Los trabajos de adecuación de las características técnicas de los apoyos de líneas eléctricas peligrosas han sido fundamentales para mejorar la supervivencia de la especie, puesto que la electrocución en estas estructurase ha sido –y sigue siendo– el principal factor de mortalidad no natural del águila imperial ibérica. Desde la aprobación del Real Decreto 1432/2008 por el que se establecen medidas para la protección de la avifauna contra la colisión y la electrocución en líneas eléctricas de alta tensión, las administraciones públicas han invertido al menos 30 millones de euros en el período 2008-2020, que se complementarán con otros 60 millones para el período 2021-2026 procedentes de los fondos Next-Generation de la Unión Europea.
Otro factor importante de mortalidad no natural ha sido el envenenamiento con cebos tóxicos ilegalmente colocados en el medio natural. Entre 1992 y 2017 se detectaron 195 ejemplares muertos por esta causa. La aprobación de planes de actuación a nivel autonómico y la inversión en métodos de prevención y persecución del uso ilegal de cebos envenenados han posibilitado que esta amenaza se haya reducido proporcionalmente en los últimos años. No obstante, existen otras amenazas que siguen afectando a la especie: entre ellos, la persecución directa con métodos ilícitos (disparos, por ejemplo), la intoxicación por ingesta de presas con altos niveles de metales pesados (plomo principalmente) y, el desarrollo de infraestructuras que puedan afectar negativamente a esta recuperación.
Por ello, a pesar de estos resultados positivos y del exitoso ejemplo que supone el trabajo de conservación realizado con el águila imperial ibérica, que ha permitido reducir significativamente su riesgo de la extinción, aún es preciso seguir manteniendo los esfuerzos de seguimiento e investigación, de inversión en arreglo de tendidos, de protección de áreas críticas ante transformaciones del hábitat por implantación de desarrollos energéticos y de conciliación de las prácticas desarrolladas en el medio rural. Al tratarse de una especie endémica, España y Portugal tienen la máxima responsabilidad a nivel global para asegurar la conservación de esta especie considerada prioritaria en el conjunto de normas y convenios internacionales sobre conservación de la biodiversidad.
El pasado 28 de febrero de 2023 tuvo lugar el "Tercer Seminario sobre Cartografía de los Hábitats Españoles", organizado desde la DG de Biodiversidad, Bosques y Desertificación en el ámbito del Inventario Español para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad (IEPNB).
Todas las presentaciones impartidas a lo largo de la jornada están disponibles en la web del MITECO.
En el siguiente enlace se encuentran también disponibles las ponencias de las dos ediciones anteriores del Seminario (2017 y 2019), junto con la información del resto de congresos, jornadas, cursos, seminarios, etc, puestos en marcha por el MITECO para el área de Biodiversidad, clasificados por temas: https://www.miteco.gob.es/es/biodiversidad/formacion/