Sanidad Forestal

24
May
2024

Science Daily thumb

Fecha: 14 de mayo de 2024

Fuente: Universidad de Utah

Resumen:

El adelgido lanudo balsámico, un pequeño insecto no volador no nativo, se está extendiendo por el oeste de Estados Unidos matando al abeto subalpino en las cadenas montañosas y cañones del norte de Utah, donde abundan las actividades recreativas. Los investigadores documentan una estrecha asociación entre la propagación de la plaga y el aumento de las temperaturas.

Un insecto no nativo que mata árboles está invadiendo el norte de Utah, atacando el abeto subalpino y potencialmente provocando otra mortandad de los bosques de coníferas de la región, estresados durante mucho tiempo.

Introducido desde Europa central en el noroeste del Pacífico hace aproximadamente un siglo, el adelgido lanudo balsámico, o BWA, se detectó por primera vez en Utah en 2017 y se ha extendido por las montañas Wasatch, afectando visiblemente a muchos de los cañones recreativos populares fuera de Salt Lake City.

Una nueva investigación de la Universidad de Utah, realizada en colaboración con el Servicio Forestal de Estados Unidos, ha documentado la extensión actual de la infestación de adelgidos y ha creado un modelo para predecir su gravedad en torno al Bosque Nacional Uinta-Wasatch-Cache.

El estudio documentó una clara relación entre la gravedad de la infestación y la temperatura, según el autor principal Mickey Campbell, profesor asistente de investigación en el Departamento de Geografía (que pronto se fusionará con el programa de Estudios Ambientales y pasará a llamarse Escuela de Medio Ambiente, Sociedad y Sostenibilidad).

"Tomamos esa relación entre el clima y la gravedad junto con una serie de proyecciones climáticas y pudimos mapear la exposición actual y futura a los daños de BWA con una alta resolución espacial", dijo Campbell. "La idea [es], en 2040, 2060, 2080 y 2100, con base en estas diferentes proyecciones climáticas, determinar qué tan expuestas están estas áreas a los posibles efectos dañinos de BWA. Y, de hecho, encontramos que para un insecto que prefiere áreas más cálidas, un clima más cálido le brindará más oportunidades de causar daño".

El estudio aparece este mes en la revista Forest Ecology and Management. Entre los coautores se encuentra el profesor de biología de la Universidad William Anderegg, director del Centro Wilkes para la Ciencia y la Política del Clima. [El centro organiza su Cumbre Climática anual el 14 y 15 de mayo, donde Anderegg pronunciará el discurso de apertura.]

El estudio, que fue financiado por el Servicio Forestal, también tiene como objetivo proporcionar a los administradores de tierras herramientas para predecir y mitigar daños futuros a medida que se propaga la infestación de BWA. El equipo creó un tablero interactivo en línea que ilustra cómo se espera que se desarrollen los daños causados por los insectos en el Bosque Nacional Uinta- Wasatch-Cache.

Cubriendo el río Wasatch, Uinta, Bear y algunas cadenas montañosas menores en el norte de Utah, este bosque se encuentra entre los más concurridos del país para la recreación.

Aparte del apetito por las coníferas, este recién llegado a Utah tiene poco en común con los escarabajos de la corteza nativos que han devastado los rodales de pino lodgepole, ponderosa y abeto Engelmann en todo el oeste en las últimas décadas. Mientras que los escarabajos roen y excavan a través del floema debajo de la corteza de los árboles, el adelgido mucho más pequeño y no volador succiona los fluidos de los árboles y deja una saliva tóxica.

"Inserta su estilete, que es como un tubo de alimentación, entre las células de la corteza, y finalmente encuentra células del parénquima y se alimenta de los fluidos y almidones que están contenidos dentro de esas células del parénquima", dijo el coautor del estudio, Justin Williams, entomólogo del programa de Protección de la Salud Forestal del Servicio Forestal.

Mientras sorbe, el insecto excreta una sustancia que debilita las defensas del árbol y causa daños que impiden el flujo de nutrientes entre la raíz y la copa, dijo. La saliva promueve el crecimiento celular anormal que da como resultado los signos reveladores de "gusanillo", la aparición de ganglios de rama inflamados.

Los árboles infestados pueden morir de tres a cinco años, mientras que el abeto blanco resiste la infestación sin efectos nocivos aparentes.

El equipo de investigación documentó el alcance actual de la infestación de BWA de Utah mediante la vigilancia de 58 parcelas en las montañas Wasatch y Uinta, cada una de 30 metros de diámetro, que cubren poco menos de un quinto de acre y cada una contiene de 150 a 200 árboles. Se evaluó la severidad de las infestaciones de cada abeto de más de 5 centímetros de diámetro en función de la presencia de hendiduras, depósitos lanosos que dejan adelgidos en el tronco, deformidades de la copa y agujas muertas.

La investigación concluyó que el 41% de la biomasa de abeto subalpino del área de estudio está expuesta climáticamente a algún nivel de daño. Y para el año 2100, incluso bajo proyecciones climáticas moderadas, el 79% estará expuesto, y se prevé que el 37% presente una gravedad relativamente alta.

En Farmington Canyon, al norte de Salt Lake City, donde se documentó por primera vez el BWA en Utah, el abeto subalpino está experimentando una mortalidad generalizada.

"Tal vez eso se deba a que ha estado allí por más tiempo", dijo Campbell, "pero también tal vez haya algo geográfico en esa área que la hace más susceptible al daño del insecto".

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad de Utah. Original escrito por Brian Maffly. Nota: El contenido puede ser editado por estilo y longitud.

Referencia de la revista:

Michael J. Campbell, Justin P. Williams, Erin M. Berryman, William R.L. Anderegg. Cuantificar los impactos actuales y futuros potenciales de la infestación por adelgido lanoso balsámico en la biomasa forestal. Ecología y Gestión Forestal, 2024; 560: 121852 DOI:

Citar esta página: MLA APA Chicago

Universidad de Utah. "Conoce al nuevo insecto que está matando los abetos de Utah". CienciaDiaria. ScienceDaily, 14 de mayo de 2024. <www.sciencedaily.com/Lanzamientos/2024/05/240514183507.htm>.

22
Abr
2024

 

Las condiciones ambientales agudizan los problemas causados por los hongos en montes de pino radiata de Lugo, A Coruña y Pontevedra. Las podas y clareos, junto con los tratamientos con cobre, centran los esfuerzos para tratar de salvar las masas afectadas

CAMPO GALEGO

17/04/2024 6:00 pm

pinos afectados por la banda marron

Pinos afectados por la banda marrón la primavera pasada en montes de Lugo

Las enfermedades fúngicas defoliadoras, en especial la banda roja y la banda marrón, están causando estragos este año en los pinares gallegos. Las condiciones ambientales de humedad y altas temperaturas de esta primavera favorecen la explosión de los hongos y su propagación, con efectos visibles sobre todo en montes de la provincia de Lugo, pero también en zonas del interior de A Coruña o del sur de Pontevedra.

Los daños más graves se producen en las masas de pino radiata o insigne, pues el pino del país (‘Pinus pinaster’) presenta una susceptibilidad escasa a las bandas. En radiata, la enfermedad seca las acículas, empeorando la circulación de la savia y repercutiendo, además de en el crecimiento, en el estado sanitario general del árbol, que puede llegar a secar.

“Cuando la afectación en un árbol llega al 25-30%, que es cuando vemos que está decolorado, se produce una pérdida de crecimiento y cuando esa afectación llega al 70% puede producir ya mortandad, porque el pino empieza a tener problemas vegetativos graves por la falta de densidad de las hojas”, explica Francisco Dans, director de la Asociación Forestal de Galicia.

Con el invierno y la primavera que estamos teniendo, con tiempo cálido y húmedo, los hongos están mucho más activos

En otros casos, con la llegada del verano y las altas temperaturas, la actividad del hongo decae y la planta puede recuperar parte de las acículas en otoño, si no viene tiempo muy lluvioso y caluroso que reactive la presencia de la enfermedad.

Por eso desde la Administración recomiendan esperar a ver cómo evoluciona la situación en los próximos meses antes de tomar decisiones precipitadas de cortas. “Hay reservorios y se han activado por las condiciones ambientales existentes. A eso se debe la explosión de esta primavera. Las condiciones de este año son propicias para los hongos foliares”, reconoce Xabier Bruña, ingeniero forestal y responsable del distrito Lugo-Sarria, donde el pino insigne es la especie mayoritaria.

Avance de la enfermedad hacia el interior de Lugo

El avance de la enfermedad en Galicia desde su entrada por la parte oriental hace 5 años, procedente de Asturias, está siendo imparable. “En la parte que es colindante con Castroverde ya tuvimos que hacer talas sanitarias por bandas hace dos años, tanto en la zona de Teixeiro como en la de Meda, en rodales que estaban completamente secos”, explica Xabier.

En la zona de Teixeiro y Meda ya tuvimos que hacer talas sanitarias hace dos años en rodales que estaban completamente secos

Además de A Fonsagrada, los montes de Baleira y Castroverde, así como los de la comarca de Meira están entre los más afectados, pero los males se extienden ya a otras zonas del centro de Lugo, A Terra Chá o A Mariña. “El avance está motivado por las condiciones climáticas, que son propicias para que se extienda, este año más que otros, porque con el invierno y la primavera que estamos teniendo, con tiempo cálido y húmedo, los hongos están mucho más activos. En la zona más pegada a la montaña es más evidente; en otras áreas la presencia es más difusa”, detalla Xabier.

A nivel gallego, Francisco Dans también reconoce que “la situación es muy variable y no responde a un patrón común en toda la comunidad”. “Hay zonas de Galicia muy afectadas, especialmente en la parte oriental de Lugo, tanto de media montaña como más al norte, y también algunas zonas del interior, pero otras curiosamente no tienen daños. Esta situación no obedece a un criterio lógico establecido, desconocemos aún bastante de la biología de esta especie de hongo”, reconoce.

Desde la Asociación Forestal de Galicia comenzarán en la próxima semana y hasta mediados de mayo una campaña específica de tratamiento sobre unas 500 hectáreas de monte propiedad de sus socios y a la que se unirá también Finsa con sus montes.

Serán tratadas masas de radiata en la comarca de Vigo y de O Rosal, en Dozón, Lalín y Vilasantar y también en el entorno de Santiago (Ames, Boqueixón, Negreira, Brión). El tratamiento se repetirá en estas mismas parcelas a mediados de septiembre, de cara a un posible rebrote en otoño.

Las aplicaciones de cobre matan las esporas e impiden que se transmitan por las acículas y por la sabia

“La clave es proteger las hojas, tanto las que quedaron del año pasado como las que van a salir nuevas este año”, explica Francisco, que pone énfasis en que “es necesario coger la enfermedad a tiempo porque enfrentarse a masas adultas ya muy afectadas es difícil, porque se recuperan poco”, reconoce.

Preocupación en la industria

El avance de la banda marrón preocupa a los propietarios forestales y también a la industria de transformación. Jorge Souto, que gestiona junto a su hermano Alberto el aserradero Hijos de Ramón Rubal SL, la referencia para la madera de pino en la comarca de A Mariña, asegura que la enfermedad “va a agravar el problema de suministro de materia prima de cara al futuro, porque amenaza con dejar a Galicia sin pino insigne en 10 años”.

“En Asturias están teniendo que cortar plantaciones de futuro, laderas enteras, y en zonas de A Mariña o A Terra Chá está llevándose por delante también las plantaciones jóvenes, secando los pinos que llevan tres años plantados”, cuenta, por lo que “está desanimando a los propietarios a hacer repoblaciones con pino radiata”.

“Tenemos masas mixtas de pinaster y radiata y se ve claramente la diferencia”

Esther Sanchez Barreiro es presidenta de la SOFOR Santa Juliana, de la parroquia de Cereixido, en A Fonsagrada, formada por 19 propietarios y 198 hectáreas de monte.

Cuentan con unas 25 hectáreas de pino pinaster y otras 20 de radiata, que se encuentran muy afectadas. “El pinaster aguanta mejor a día de hoy, aunque no quiere decir que no le afecte, pero las masas de radiata, tanto las que están repobladas como las que están más avanzadas, en estado de latizal, están mucho peor. Tenemos incluso una masa mixta en la que se ve claramente la diferencia”, explica.

En esta SOFOR de A Fonsagrada han tratado ya dos veces sus plantaciones de radiata pero no han logrado mantenerlas a salvo. “Las tratamos hace dos años pero nada, da pena verlas. Y no nos valen todavía para cortar, porque tendrán unos 10 o 15 años; les faltarían aún otros 10”, indica Esther.

Seguramente tengamos que cortar los pinos radiata, pero no sabemos que vamos a plantar en su lugar

Los 19 vecinos propietarios del monte de Cereixido están convencidos de que acabarán teniendo que cortar la mayor parte de la superficie afectada, con la incógnita de no saber qué plantar de nuevo. “Lo que no sabemos es qué vamos a plantar en su sitio”, reconoce.

Ayudas para repoblaciones por motivos sanitarios

José Fernando Enjamio Gándaras es el ingeniero técnico forestal de la empresa Sortegal que asesora a la SOFOR Santa Juliana y reclama una implicación mayor por parte de las Administraciones. “La Administración tiene que empezar a tomar medidas, como tomó en su momento con el nematodo, porque el problema es importante», asegura.

“El radiata fuera de su estación óptima está sufriendo mucho, pero incluso en zonas de A Terra Chá lo están pasando mal. Notas que la enfermedad va avanzando; de día en día ves que van empeorando y desde hace un mes es cuando los ves más amarillos”, indica.

Los árboles que están afectados sufren a mayores de la enfermedad el estrés de la poda

Las podas y clareos que se llevan a cabo, dice, a veces incluso son contraproducentes cuando las masas ya están afectadas. “Estamos viendo que los tratamientos silvícolas no les están sentando nada bien, porque se abren las masas y sufren el estrés de la poda a mayores del de la propia enfermedad”, afirma.

De cara a sustituir, por motivos sanitarios, las repoblaciones afectadas por nuevas plantaciones, Fernando pide una modificación en las órdenes de ayudas de la Consellería. “En este momento las que se financian son superficies rasas o que no habían tenido arbolado en los últimos 5 años. Este tipo de repoblaciones no entrarían”, lamenta.

“La alternativa es el cambio de especie. Hay que ver cuál se adaptaría mejor en función de la zona, pero el pinaster es una alternativa clara. Los modelos silvícolas no están desarrollados para que podamos introducir otras especies a día de hoy”, asegura.

Medidas culturales preventivas

“El nivel de afectación de los hongos foliares depende de las condiciones climáticas y del estado de la masa, por eso es muy importante la aireación, es decir, que las plantaciones estén podadas y aclaradas, reduciendo la espesura de la masa y la presencia de combustible, para que no se den condiciones idóneas para los hongos y no haya reservorios”, explica Xabier.

La gente ha descuidado los tratamientos en el monte y tenemos masas de pino radiata sin podas desde hace muchos años

Para tratar de poner coto al intercambio de esporas, Francisco propone también otras medidas como “desinfectar las herramientas y vehículos cuando vamos de un monte de radiata a otro” y que la planta que sale de los viveros venga tratada, lo que serviría para protegerla durante su primer y segundo año. “Es algo que no se hace, pero que sería barato”, razona.

Adelantar las podas y reducir la densidad

Una vez en el monte, desde la Asociación Forestal de Galicia recomiendan aumentar el marco de plantación. “En Lugo estamos poniendo de 830 a 600 pies por hectárea de inicio. Eso tiene varias ventajas, porque favorecemos la aireación de la masa desde un inicio y de este modo además los trabajos de plantación y poda son mucho más baratos”, dice Francisco.

Hay que hacer intervenciones más precoces. Las masas tienen que estar podadas y mantener bajas densidades

Otra de las claves en la prevención de la banda marrón es precisamente hacer intervenciones más precoces, con podas ya desde los primeros años. “Las esporas suben desde el material que está en el suelo al árbol desde el suelo a través de las ramas bajas, por lo que canta mayor distancia haya al suelo más estaremos evitando la expansión del patógeno”, evidencia.

“No es una enfermedad letal si se toman las medidas de prevención idóneas y se llevan a cabo las medidas silvícolas adecuadas, que coinciden además con las que hay que hacer para obtener madera de calidad”, argumenta.

Es necesario coger la enfermedad a tiempo; enfrentarse a masas adultas ya muy afectadas es difícil, porque se recuperan mal

Otro factor que incide en la mayor o menor afectación de las masas de pino radiata es la propia elección del lugar de plantación. “La afectación de la enfermedad es más evidente en zonas con una mala calidad de estación (combinación de suelo y clima) o un ambiente forestal poco propicio para el pino radiata (poca profundidad de suelo, encharcamientos, escasos procesos de micorrización)”, destaca Francisco.

21
Ago
2023

castiñeiro estandar

Unións Agrarias advierte de la extensión del cáncer del castaño por la Galicia atlántica y de la necesidad de acciones integradas que eviten el agravamiento del impacto actual de esta enfermedad.

A través de su asociación sectorial forestal ASEFOGA la organización insta a la Xunta de Galicia a extender la campaña de vacunación impulsada en Lugo y Ourense a un área en la que la producción maderera e»stá viéndose seriamente amenazada por una enfermedad que podría suponer la práctica desaparición de las plantaciones de castaño de la franja costera de las provincias de A Coruña, Lugo y Pontevedra, así como de otras comarcas más interiores como Santiago, Ordes o Melide».

Unións Agrarias hace un llamamiento para que la Xunta de Galicia ponga en marcha un plan que permita aplicar los tratamientos contra el cáncer del castaño en la totalidad de las zonas afectadas.

«El cáncer del castaño se trata con vacunas hipovirulentas de la propia enfermedad, y de hecho ya se han desarrollado tratamientos efectivos en la Estación Fitopatológica de Areeiro», explican desde UUAA. En ese sentido, la organización hace un llamamiento para que la Xunta de Galicia extienda a las provincias de A Coruña y Pontevedra la campaña de vacunación que ya desarrolló en las zonas de producción de castaña del interior y en la montaña de las provincias de Lugo y Ourense.

La franja atlántica se caracteriza por plantaciones de castaño más orientadas a la producción de madera de calidad que a la producción de castaña. Razón por la que ASEFOGA reitera el llamamiento hecho conjuntamente en el Consejo Forestal de Galicia para que este problema se introduzca de manera inmediata en la agenda de prioridades de la Consellería de Medio Rural y se proceda al tratamiento de estas masas arboradas de tan alto valor forestal y ecológico.

Desde Unións advierten de que «el avance del cáncer del castaño por la Galicia atlántica sería desastroso para el desarrollo del sector forestal gallego, pues frenaría la posibilidad de aprovechamiento de la madera de especies frondosas y los esfuerzos realizados en ese sentido en los últimos 40 años para reintroducir los sotos en zonas donde la enfermedad de la tinta ya había hecho desaparecer el castaño y su aprovechamiento». «Algo que fue posible gracias al trabajo para conseguir híbridos resistentes a la tinta realizado en los años 50 y 60 del pasado siglo por investigadores de la Misión Biológica de Galicia como Viéitez Cortizo», subrayan.

Síntomas del cáncer del castaño

Los árboles con sintomatología del cáncer son fácilmente identificables, con ramas de la copa que se van secando progresivamente durante la primavera y el verano y heridas características en la madera de las ramas que van muriendo, que presentan un aspecto de rozaduras. Las copas de los ejemplares afectados van muriendo progresivamente a causa de una dolencia que llega a hipotecar el árbol entero cuando el cáncer ya afecta a la base del tronco, donde aparecen heridas similares al impacto de una máquina que hubiera arrancado parte de la corteza.

El castaño es una de las especies más tradicionales, y a la vez más agroforestalmente interesante, de las presentes en Galicia. Permite su gestión para la producción de madera, fruto y plantaciones mixtas fruto-madera, así como tratamientos en monte alto y bajo.

Ocupa unas 45.000 hectáreas en Galicia, y ademáis del aprovechamiento de madera permite la producción de unas 20.000 toneladas de castaña al año para su comercialización, lo que supone un importante complemento para muchas economías familiares del interior de Galicia.

Campo Galego

08
Abr
2024

Raquel Esteban. Profesora de Fisiología Vegetal, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Ana-Maria Hereş. Investigadora, Transilvania University of Brașov

Francisco San Miguel Oti. PhD candidate in forest Ecology, BC3 - Basque Centre for Climate Change

Jorge Curiel Yuste. Ikerbasque Research Professor, BC3 - Basque Centre for Climate Change

Lorena Ruiz de Larrinaga. Estudiante de doctorado, Universidad del País Vasco / Euskal Herriko Unibertsitatea

Monitorizar nuestras constantes vitales de manera continua, con relojes inteligentes mientras hacemos deporte o mediante electrocardiógrafos cuando estamos enfermos en los hospitales, es una práctica muy común. Esta monitorización en tiempo real nos sirve tanto para optimizar nuestro rendimiento físico como para detectar umbrales de salud que puedan poner en riesgo nuestras vidas. Y es esencial porque facilita el diagnóstico, el tratamiento preciso y la optimización del funcionamiento fisiológico y el rendimiento.

Al igual que ocurre con los humanos, monitorizar las “constantes vitales” de los bosques nos permite entender sus problemas y optimizar la toma de decisiones orientadas a su conservación y gestión sostenible.

Vigilar la salud de los bosques

Proteger los bosques se ha convertido en un reto acuciante, ya que su vulnerabilidad y los desafíos a los que se enfrentan son cada vez mayores. Un ejemplo es el fenómeno, ya global, de decaimiento caracterizado por la muerte masiva de árboles, que ocasiona pérdidas importantes, no solo de madera, sino también de servicios ecosistémicos esenciales, como la mitigación del cambio climático, la prevención de grandes inundaciones, los espacios recreativos, etc.

Vigilar la salud de los bosques es, por lo tanto, fundamental. Para ello disponemos de sensores medioambientales muy precisos para medir a alta resolución todo tipo de variables. Se trata de instrumentos que, al igual que un reloj inteligente o un electrocardiógrafo, nos permiten monitorizar, bajo condiciones de campo y a tiempo real, las “constantes vitales” de los bosques.

Muchos grupos de investigación desarrollan y aplican técnicas de monitoreo basadas en el empleo de sensores que permiten detectar cambios significativos en la salud de los bosques.

Diferentes tipos de sensores

Entre los avances tecnológicos que destacan en la investigación científica actual, se encuentran los sensores de medición de variables climáticas de suelo y aire. Registran con gran precisión y de forma continua, incluso minuto a minuto, factores clave como la disponibilidad de agua o las condiciones microclimáticas en las cuales crecen los árboles.

Otros sensores con gran potencial por su nivel de detalle son los dendrómetros digitales. Estos nos permiten monitorizar con gran precisión el crecimiento de los árboles, ya que miden de forma muy fiel las variaciones de engrosamiento y encogimiento de los troncos. Registran de forma continua “las palpitaciones” de los árboles que se pueden relacionar con el clima.

Otros sensores son los conocidos como medidores de flujo de savia, capaces de revelar, en tiempo real, cómo funciona el “sistema circulatorio” de los árboles.

Además de todo lo mencionado, también tenemos la capacidad de detectar, a través de índices obtenidos de imágenes de cámaras instaladas en torno a las especies, cambios imperceptibles para el ojo humano, como pequeñas transiciones de color en las hojas que nos brindan información clave sobre el rendimiento fotosintético.

Esta fina monitorización de las “constantes vitales” se puede posteriormente acoplar a otras tecnologías avanzadas, como el uso de imágenes de satélites y drones, para detectar estas transiciones de color en la vegetación a escalas espaciales más amplias. Así, no solo somos capaces de monitorizar individuos aislados, sino que podemos aprovechar todo el potencial de estas tecnologías para medir a escalas superiores, como a nivel de bosques, regiones, continentes e incluso a nivel global.

Por último, no podemos dejar de mencionar a la “internet de las cosas”, ya que nos permite tener acceso cómodamente desde nuestro lugar de trabajo o desde casa a todos los datos medidos por los sensores a tiempo real en el campo. Y supone un gran ahorro en infraestructuras y desplazamientos.

La línea entre la salud y la enfermedad

Monitorizar en detalle las “constantes vitales” de los árboles nos permite detectar sus “umbrales de salud”. Estos umbrales nos dan información critica sobre, por ejemplo, los niveles de agua en suelo por debajo de los cuales un árbol no puede sobrevivir o la temperatura máxima a partir de la cual deja de fotosintetizar de manera eficiente.

En los seres humanos, monitorizar nuestras constantes vitales puede significar la diferencia entre la vida y la muerte o entre ganar una medalla olímpica y sufrir una lesión. En los bosques, la monitorización a tiempo real es esencial para optimizar la toma de decisiones orientadas a su gestión sostenible. Y nos brinda la oportunidad de ayudar a mejorar su gestión y conservación y, por tanto, de tener bosques sanos que puedan mitigar el cambio climático y seguir proveyendo servicios ecosistémicos clave para nuestra sociedad.

The Convesation

28
May
2023

 

Conocemos la afección de la banda roja y marrón en los pinares gallegos y las medidas que se están aplicando para reducir la incidencia de estos hongos en las masas de pinos. Las zonas limítrofes con Asturias siguen siendo las más afectadas

Tras la explosión de enfermedades de bandas de las acículas de los pinos que se vivió en los últimos años en Euskadi y en otros puntos de la Cornisa Cantábrica, los propietarios gallegos miran con preocupación la evolución del avance de los hongos cada primavera. Aunque esta afección en los pinares gallegos lleva siendo habitual durante muchas décadas en los fondos de los valles, montañas con alta densidad de árboles o espacios con una alta humedad ambiental, el cambio de las condiciones climáticas ha provocado que se extienda a otras zonas.

En Galicia, la mayor parte de las masas afectadas en el 2022 registraron daños de la banda roja, provocada principalmente por el hongo Dothistroma septosporum y por Dothistroma pini, según los datos de la Consellería de Medio Rural. También hubo pinares, aunque en menor medida, con daños por la banda marrón, ocasionada por el hongo Lecanosticta acicola y que afecta en especial al Pinus insigne. La entrada de la banda marrón preocupa en Galicia, pues causa mayores daños que la banda roja.

“En territorios como Euskadi, donde la mayoría de los pinares eran de radiata, la banda marrón causó grandes estragos”, recuerda Belén Reboreda, ingeniera técnica forestal y directora técnica de la firma Galca, especializada en servicio agroforestales de asesoramiento y actuaciones sobre masas forestales. “No es solo que la banda marrón sea más agresiva, sino que el Pinus insigne es menos resistente a las enfermedades y en aquellas zonas donde predomina el cultivo de esta especie, como en el País Vasco, ha provocado importantes daños”, detalla la responsable de Galca, una firma que ha realizado en Galicia en los últimos años tratamientos contra las bandas.

Lugo es la provincia con mayores riesgos, pues alberga las principales masas de pino insigne de la comunidad. En los pinares gallegos está registrándose no solo afección de la banda marrón y roja sino que también se producen daños por otras enfermedades como la diplodia y la cyclaneusma, causadas por hongos y cuyos daños a simple vista resultan muy parecidos a los de las bandas. “En el monte está habiendo un conglomerado de hongos cuyos efectos y síntomas sobre los pinos son semejantes y que se conocen como los rojos criptogámicos ”, apunta Reboreda.

Este año, los pinares más próximos a tierras asturianas siguen siendo los que más daños de las bandas de las acículas de los pinos muestran. “Las masas forestales más afectadas se encuentran en la zona de Lugo más próxima a Asturias, en ayuntamientos como A Pontenova y Meira”, detalla Reboreda.

Mientras, en la zona central de Lugo y en A Coruña parece haber una reducción de la afección. “En montes de Lugo y A Coruña donde habiamos hecho varios tratamientos y habiamos llegado a tratar casi todas las masas en crecimiento, estamos viendo que por el momento no hay daños de banda”, explica Francisco Dans, director de la Asociación Forestal de Galicia. “Parece que la situación es un poco mejor que la de años pasados y que se haya equilibrado de nuevo la situación tras la explosión sufrida hace un par de años”, valora Reboreda.

Con todo, tal y como coinciden en señalar ambos expertos es aún temprano y podrían verse más daños conforme avance la primavera y se registre una humedad relativa alta que favorece la aparición de los hongos. “Los pinos están vigorosos, pero puede haber aun un repunte de plaga”, explica Dans.

Tratamiento contra las bandas

Para tratar las masas de pino afectadas por las bandas de las acículas hay ya disponible de manera permanente un sulfato cuprocálcico, un caldo bordelés, que se puede aplicar todo el año, a diferencia de las restricciones que hubo en los dos últimos años, donde se estaba utilizando de manera excepcional óxido cuproso y previa autorización del Ministerio. Este tratamiento debe aplicarse siempre de manera terrestre, ya que están prohibidos los tratamientos aéreos con este producto, salvo que de nuevo el Ministerio proceda a autorizar dicha actuación.

El tratamiento debe realizarse con un muy bajo volumen e intentando hacer un bueno reparto de la superficie, evitando a la vez la escorrentía hacia el suelo, tal y como señala Reboreda. Es recomendable hacer dos tratamientos al año, al comienzo de la primavera y a comienzos del otoño. El precio de contratar una empresa para aplicar este tipo de tratamientos se sitúa alrededor de los 50 euros por hectárea, al que se suma el precio del producto. “De tener que escoger hacer solo un tratamiento es preferible realizarlo en los meses de primavera”, apunta la ingeniera.

Para asumir parte de estos costes, a comienzos de este año volvió a habilitarse por parte de la Consellería de Medio Rural una línea de ayudas para financiar hasta en un 80% estos tratamientos, tal y como ya se había hecho por primera vez el año pasado. La convocatoria, que está ya cerrada, volvió a resultar muy compleja de tramitar, lo que desanima a los propietarios forestales a presentar las solicitudes, según señalan desde el sector. Así, se estima que se apliquen pocos tratamientos por parte de propietarios privados y que la mayoría de ellos se hagan en montes gestionados por la Administración.

Recomendaciones para reducir la incidencia de las bandas

Al margen de la aplicación de tratamientos, para reducir la incidencia de las bandas en los pinares lo más efectivo es mantener las masas ventiladas. Con los árboles podados se evita que haya contacto de las acículas del suelo al árbol. Además es recomendable emplear modelos silvícolas de baja densidad, con la realización de clareos en aquellas masas más densas, como son buena parte de los pinares gallegos.

En las nuevas plantaciones y para reducir el riesgo de contagio de las bandas es recomendable bajar la densidad, ya que favorece la aireación de la masa y el descenso de humedad, con lo que hay menor incidencia del hongo. Desde la Asociación Forestal de Galicia están empleando un marco de plantación de 4×3, es decir, unas 833 plantas por hectárea, con el objetivo de mantener la ventilación de las masas. Han llegado incluso a reducir estas cifras a 600 plantas por hectárea en aquellas plantaciones iniciales en las que disponen de planta y terreno de muy buena calidad.

Realizar clareos y bajar la densidad de las nuevas plantaciones son dos de las medidas efectivas para mantener las masas ventiladas y reducir el riesgo de incidencia de la plaga

“Buscamos tener una planta de mucha calidad y una buena selección genética lo que nos permite reducir la densidad inicial, siempre y cuando contemos con un terreno con unas buenas condiciones. De este modo disminuye también el riesgo de afección por plagas y hay que hacer menos gastos silvícolas, menos podas al tiempo que se reducen también los gastos de la plantación. Este es el modelo que estamos empleando en terrenos buenos y cuando disponemos de buena planta en zonas de afección de bandas, lo que nos permite tener buenos ejemplares y reducir también el turno de corta”, explica Francisco Dans.

Campo Galego

Página 1 de 9

© 2018 Distrito Forestal.