Para evitar la propagación del nematodo del pino y cumplir con la normativa europea, nacional y autonómica se han previsto diversas actuaciones que supondrán una inversión de 149.987 euros El Consejo de Ministros ha aprobado hoy un Acuerdo por el que se ratifica la declaración de emergencia para la aplicación de tratamientos preventivos, para el mantenimiento del buen estado sanitario de los montes de Granadilla en Cáceres, en zona afectada por el nematodo del pino.
Para evitar la propagación de la enfermedad y cumplir con la normativa europea, nacional y autonómica, se han previsto diversas actuaciones que supondrán una inversión de 149.987 euros. Entre esas medidas se contempla la detección de árboles sensibles en proceso de decaimiento o secos, así como la eliminación de pies secos y en proceso de decaimiento.
Entre las actuaciones se incluye también el tratamiento con insecticida de restos y tocones; el marcado con GPS de todos los árboles apeados aportando en un fichero cartográfico sus posiciones, así como la toma de muestras por personal autorizado y su remisión al laboratorio de referencia.
Se incorporan de esta forma las medidas de control contempladas en la directiva de la Comisión Europea, que se publicó en marzo de este año, ante el establecimiento de la plaga en muchos territorios de la Unión Europea El Consejo de Ministros ha aprobado hoy un Real Decreto por el que se actualiza la normativa vigente sobre control de la producción y comercialización de los materiales de reproducción de las plantas ornamentales, adaptando así la normativa nacional a las últimas disposiciones comunitarias en la materia.
Palmera afectada por el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus)
El nuevo Real Decreto establece requisitos para el control del picudo rojo de las palmeras en el material de reproducción producido en los viveros de plantas ornamentales. El nuevo Real Decreto establece requisitos para el control del picudo rojo de las palmeras en el material de reproducción producido en los viveros de plantas ornamentales. Se incorporan de esta forma las medidas de control contempladas en la directiva de la Comisión Europea, que se publicó en marzo de este año ante el establecimiento de la plaga en muchos territorios de la Unión Europea.
La nueva norma establece que los materiales de reproducción de determinados géneros y especies de Palmae, deberán haber sido cultivados en todo momento en lugares de producción situados en una zona declarada libre del patógeno, o haber sido cultivados en los dos años previos a su comercialización en un sitio dentro de la Unión Europea con protección física frente a la introducción del patógeno, o haber recibido tratamientos preventivos adecuados.
La nueva norma señala igualmente que esos materiales de reproducción deberán ser sometidos a inspecciones visuales, al menos una vez cada cuatro meses, para confirmar la ausencia del patógeno.
Reproducido de la nota oficial del MAPAMA, de 11 de octubre de 2018
Nueva plaga de origen exótico. cydalima perspectalis. Nunca nos cansaremos en estas páginas de mostrar los peligros que las especies exóticas invasoras pueden ocasionar en nuestras masas forestales. Ofrecemos ahora dos informaciones siobre la falena defoliadora del boj cydalima perspectalis. La primera procede del períódici La Vanguardia y es la invasión por esta especie de las masas naturales de boj en Cataluña. Hasta ese momento solo teníamos noticia de su presencia en parques y jardines. La segunda es la ficha que la empresa Acanto Jardinería ha hecho de la especie y sus daños.
COMIENZAN LOS ATAQUES DE LA POLILLA DEL BOJ
Se han iniciado ya los ataques de las larvas de la polilla del boj ( Cydalima perspectalis ) sobre los bojes presentes en parques y jardines. Las orugas invernantes de esta mariposa nocturna comenzaron a alimentarse con la llegada de la primavera y ya se aprecian daños significativos en las plantas infectadas.
UNA PLAGA IMPORTADA SIN ENEMIGOS NATURALES Esta plaga originaria del Este de Asia, que llegó a Alemania en el año 2006 y desde allí se extendió a toda Europa, está presente en Galicia desde el 2014 y ya la encontramos por toda la cornisa cantábrica y otras zonas del norte de España.
Esta especie invasora ha causado daños gravísimos a las poblaciones naturales y cultivadas de boj en toda Europa, de forma que se la considera una grave amenaza para los ecosistemas donde el boj está presente y, por supuesto, para los bojes cultivados en jardines. Es tal la alarma generada que su presencia ha obligado al cierre de parques para su tratamiento en Galicia. La extrema peligrosidad de la polilla del boj radica no sólo en la voracidad de las orugas, si no, sobre todo, en su capacidad para tener varias generaciones al año y en la ausencia de enemigos naturales que puedan limitar sus poblaciones en nuestra zona. Curiosamente, aquí sólo es atacada por la avispa asiática (Vespa velutina) , otra plaga invasora procedente de la misma zona geográfica.
UN CICLO VITAL QUE AUMENTA SU PELIGROSIDAD
La polilla del boj pasa el invierno en fase de oruga protegida entre hojas enrolladas. Cuando llega el buen tiempo, las orugas despiertan y comienzan a alimentarse vorazmente de las hojas, defoliando parte de la planta, hasta que forman un capullo sedoso y se transforman en polillas. Las polillas se desplazan volando, se aparean, hacen puestas de huevos en las hojas interiores de las plantas y de ellos nacen nuevas orugas. Este ciclo se repite tres o cuatro veces desde la primavera hasta la llegada de los días cortos del invierno, por lo que la población de orugas de polilla del boj se multiplica de forma exponencial si no se controla de algún modo; de forma que pueden defoliar completamente las plantas e incluso llegar a matarlas al alimentarse también de la corteza.
CÓMO DETECTAR LA INVASIÓN
Es fácil detectar la presencia de la plaga en plantas débiles o que llevan tiempo siendo devoradas pues se aprecian a simple vista hojas mordidas o esqueléticas, hilos sedosos, bolitas verdes de excrementos , hojas enrolladas formando nidos e incluso las orugas de distintos tamaños en plena actividad.
Es más difícil verlas cuando los bojes están muy sanos y bien podados ya que las larvas se alimentan y refugian en las partes interiores de la planta. Si detectamos indicios de su presencia como son zonas de hojas más oscuras con los brotes comidos o con hilos sedosos, será necesario abrir la masa de hojas y buscar en el interior. Si encontramos una sola oruga, lo más seguro es que la planta esté infestada ya que la polilla del boj adulta hace puestas de entre 5 y 20 huevos en el envés de las hojas; cuando éstos eclosionan nacen las pequeñas orugas que se dispersan en un radio de 20 cm. alrededor.
Un medio eficaz para detectar la presencia de polillas y controlar su número es la utilización de trampas con cebo de feromonas. Las feromonas son sustancias que atraen a los machos de la especie y que permite capturarlos al inicio de los vuelos. Los primeros vuelos pueden producirse a partir de mayo y, en función de la climatología, repetirse dos o tres veces durante la temporada.
COMBATE DE LA POLILLA DEL BOJ
Interior de planta atacada: hilos de seda y excrementos
Una vez detectadas las primeras polillas se puede prevenir la infestación mediante la cubrición de las plantas con redes finas. Si es inviable el uso de redes, podemos recurrir a procedimientos de lucha biológica respetuosos con el medio ambiente como es el uso del Bacillus thuringiensis ssp. Kurstaki(Btk). Esta bacteria produce la muerte de la oruga en pocas horas cuando es ingerida por ella y se recomienda en detecciones tempranas de la plaga. También están autorizados los tratamientos con sustancias químicas similares al piretro (piretroides) y naturales como el aceite de parafina y el azadiractin.
Oruga de polilla de boj
Es importante tomar conciencia de la peligrosidad que esta nueva especie invasora supone para las plantas de nuestros jardines y ecosistemas naturales, y de la necesidad que existe de controlarla y tratar de frenar su expansión.
Reproducido de la ficha de Acanto Jardinería. Acanto Jardinería es una empresa de jardinería con sede en Oviedo, Principado de Asturias
Nueva plaga de origen exótico. cydalima perspectalis. Nunca nos cansaremos en estas páginas de mostrar los peligros que las especies exóticas invasoras pueden ocasionar en nuestras masas forestales. Ofrecemos ahora dos informaciones siobre la falena defoliadora del boj cydalima perspectalis. La primera procede del períódico La Vanguardia y es la invasión por esta especie de las masas naturales de boj en Cataluña. Hasta ese momento solo teníamos noticia de su presencia en parques y jardines. La segunda es la ficha que la empresa Acanto Jardinería ha hecho de la especie y sus daños.
La rápida proliferación de una oruga asiática amenaza los bosques y jardines de boj
La plaga de la cydalima perspectalis ha sido voraz en la Garrotxa este verano y se extiende ahora al Ripollès, la Selva y Osona a una velocidad preocupante
Boj afectado por las orugas de cydalima perspectalis (Wikipedia / ABesheva)
ARIADNA OLLER MITJANAS, LA GARROTXA La globalización ha causado muchos cambios en el mundo, a nivel económico, social... y también natural. Una de las consecuencias de la multiplicación de viajes y transportes es la introducción de especies en ecosistemas en los que, probablemente, no habrían llegado nunca de forma natural. Una de las consecuencias de ello es, a veces, un desajuste biológico y la proliferación de nuevas especies invasoras que pueden llegar a convertirse en una plaga. Los casos de la avispa asiática o el mosquito tigre son muy conocidos, pero en los últimos años un nuevo insecto ha arrasado parte de la fauna característica de la comarca de la Garrotxa (Girona). Se trata de la cydalima perspectalis o oruga del boj, originaria del este de Asia, que ha afectado seriamente toda la población silvestre de bojes de la zona y se ha extendido ya a otras comarcas
Emili Bassols, biólogo del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, explica que la especie llegó por primea vez a Europa en 2007: desembarcó en Alemania y se ha ido extendiendo por el centro y el sur del continente. “El primer caso que se detectó en Catalunya fue en julio de 2014 en Besalú, en un jardín particular”, explica. Bassols relata que, tras recoger crisálidas de la oruga y ver las mariposas que salían, pudieron identificar la misteriosa especie que estaba devorando las hojas de los bojes. El boj es un arbusto muy presente en Catalunya, tanto silvestre en los bosques como de forma ornamental en jardines y parques urbanos. La cydalima perspectalis, en su fase de oruga, se alimenta de las hojas de estos arbustos y su gran capacidad de reproducción hace que, en pocos días, un boj pueda quedar completamente destruido. Según un informe del Departament d’Agricultura, Ramaderia, Pesca i Alimentació, sus meses de mayor actividad van de marzo a octubre y provocan la defoliación completa de los arbustos en poco tiempo. Bassols explica que en 2015 y 2016 hubo poca afectación, pero que en 2017 y este 2018 ha habido un gran boom de expansión. Según ha estudiado el Parque Natural en colaboración con otras entidades, este insecto produce dos generaciones por año. “Las larvas hibernan durante el frío y en primavera empiezan a comer”, señala el biólogo. De éstas salen las mariposas y, después, una nueva tanda de larvas y orugas: “La segunda acostumbra a ser más fuerte que la primera”. Según ha detallado a La Vanguardia, la afectación a los bojes en la Garrotxa ha sido muy extensa y, en estos dos años, se ha podido observar como regresaba a territorios ya depredados. Es decir, en lugares en los que ya habían pasado, los pocos bojes que volvieron a rebrotar –con menos fuerza– han sido arrasados de nuevo. “Uno se pregunta cuántas veces puede aguantarlo la planta”, lamenta Bassols. Por otro lado, en algunos casos las orugas han llegado a comer parte de la corteza en las ramas más finas además de las hojas. Tras la voracidad de este verano, Bassols tiene serias dudas de que la mayoría de los bojes afectados puedan rebrotar. Pero además del peligro para los bojes, la cydalima perspectalis provoca también molestias al ser humano. Así, cuando han acabado de alimentarse, las orugas se descuelgan de los bojes mediante un hilo de seda muy pegajoso y crean una especie de telarañas. “Varios excursionistas nos han explicado que han quedado llenos de orugas al pasar por el bosque”, señala Bassols. Por otro lado, el gran número de individuos supone un problema cuando éstos pasan a la fase de mariposa. De vida nocturna, se pueden ver en grandes cantidades cerca de farolas o focos, e incluso ha obligado a varios vecinos a cerrar sus ventanas para que no les invadieran las casas. De hecho, Bassols –que compartió un elocuente vídeo del problema– asegura que durante las Festes del Tura de Olot del pasado fin de semana se podían ver cientos de estas mariposas cerca de algunas atracciones o en conciertos, atraídas por la luz.
Por ahora la única forma de combatir esta especie es mediante insecticidas o fitosanitarios específicos, aunque también se han probado trampas de feromonas para atrapar a los machos adultos. Sin embargo, el uso de productos es inviable en los bosques, donde la extensión de boj es demasiado grande. “Tenemos que hacernos a la idea de que los bosques silvestres quedarán sin boj, sólo se pueden tratar en los jardines y parques urbanos”, lamenta el biólogo. No se ha detectado ningún animal depredador del insecto y aunque algunas fuentes hablan de la avispa asiática, Bassols se muestra muy escéptico con esta tesis. “Es posible que alguien haya visto a una avispa comiéndose una oruga, pero su alimento favorito siempre serán las abejas de la miel”, señala. Además del Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa, la comisión de crisis sobre esta plaga cuenta también con representates del Ayuntamiento de Olot, de la mano del Consorci Sigma. Su director, Francesc Canalias ha confirmado a La Vanguardia la dificultad de frenar la expansión de la oruga del boj. “Ya no se trata ni siquiera de contenerla”, lamenta. Espera que con el paso del tiempo “el sistema se estabilizará, aunque habremos perdido a la mayoría de bojes”. “Esta especie llegó probablemente a través de la importación desde Asia de plantas ornamentales”, explica. “Si hubiera mayor control todo esto se podría evitar”, protesta. Así, asegura que la llegada de la oruga, la avispa y otras especies invasoras son producto de la globalización pero también de una falta de control en los puertos de entrada. “Con la oruga del boj hemos llegado tarde, pero el problema es que llegará otra especie porque no se está cambiando el sistema”, asegura. En cuanto al trabajo realizado en Olot, Canalias explica que se ha centrado en conservar los arbustos en los parques urbanos, como el Parc Nou. Mientras que en los bosques, lamenta, el insecto ha llegado demasiado lejos para tratarlo: “El otro día fui a la Alta Garrotxa y vi que los bosques estan arrasados hasta una altura de 1.000 metros”. Y es que tras su paso feroz por la Garrotxa, este 2018 la cydalima perspectalis ha comenzado a extenderse a otras comarcas cercanas. Ya se ha podido ver en el Ripollès, Osona y la Selva. En estas dos últimas, el Espacio Natural de las Guilleries-Savassona ha comenzado un proyecto de colaboración ciudadana para luchar contra la plaga y estudiarla. Varios voluntarios instalan trampas de feromonas para atraer a los machos y recoger datos sobre el número de mariposas atrapadas. Sin embargo, si la expansión sigue al ritmo actual, gran parte de Catalunya podría verse afectada en pocos años, puesto que el boj es uno de los arbustos más extendidos.
Reproducido de la Vanguardia. Edición 17 de septiembre de 2018.
Leo con preocupación en el blog el artículo (¿proclama?) contra la práctica de dejar madera muerta en el monte. Me llama la atención su alejamiento del conocimiento forestal moderno. Citar a la FAO en temas de gestión de la naturaleza (recordemos que es una entidad pro-agraria) es como citar a la Asociación Americana del Rifle para temas de control de armas...
El artículo defiende una lógica basada en que si hay madera muerta, aparecen las plagas y las enfermedades. Curiosamente se indica que con la madera muerta aumenta la presencia de xilófagos (saproxílicos se dice hoy en día) y de hongos de pudrición. Esta afirmación es cierta. Precisamente de eso se trata. Para eso se lleva a cabo esta práctica.
A renglón seguido, se avisa del grave riesgo que estos seres conllevan para el bosque, suponiendo (eso parece) que los insectos saproxílicos van a lanzarse contra los árboles sanos y que los hongos de pudrición contaminarán las pimpolladas de nuestros bosques. Parece olvidar que los árboles, los insectos y los hongos (y unos cuantos seres más) llevan evolucionando conjuntamente desde hace unos cuantos cientos de millones de años y que los árboles (el Bosque) han convivido con ellos en ese tiempo sin que nadie retirara la madera muerta (Bueno, en realidad los que la "retiran" son los saproxílicos y los hongos de pudrición...). Además los seres saproxílicos no atacan a árboles sanos (reconocen perfectamente la madera muerta para depositar sus puestas) y estos árboles sanos tienen herramientas más que suficientes para defenderse de los hongos de pudrición.
Utilizando un símil humano, pensar lo que se dice en el artículo es como pensar que las enfermedades humanas residen en los cementerios, esperando refugiadas en los cadáveres a que pase un hombre sano para infectarlo. Algo así se pensaba en la Edad Media sobre la peste bubónica, pero pronto se descubrió que no era cierto... En cualquier caso no se puede comparar la biología de los animales (haciendo referencia a esa comparación de árboles con cerdos que aparece en el artículo) con la de los árboles. Tanto la fisiología vegetal como la ecología forestal nos explican la muy distinta respuesta que ambos reinos presentan ante el ataque de otros seres vivos.
Hoy en día sabemos que los organismos descomponedores no son patógenos y viceversa. En el territorio en el que yo trabajo (provincia de Zaragoza, más forestal de lo que muchos piensan) existen bosques con madera muerta y con plagas, sin madera muerta y sin plagas, sin madera muerta y con plagas y enfermedades y cualquier otra combinación que se nos ocurra. Lo que si puedo afirmar es que hay miles de hectáreas con densidades excesivas, donde los árboles mueren por competencia y estrés hídrico, donde abunda la procesionaria, los hongos foliares y el muérdago y que ninguno de estos problemas tienen ninguna relación con la presencia o ausencia de madera muerta. Aquí sí que hay que retirar miles de árboles "vivos" para intentar que los que queden en pie puedan enfrentarse con más posibilidades al clima que se avecina y mantener el bosque funcional.
En aquellos pocos montes en que sí tenemos madera muerta (realmente la acuciante necesidad de leñas ha mantenido "limpios" nuestros montes durante siglos y esa es una de las razones por las que no sabemos lo que pasa cuando el sistema funciona sin nuestra intervención) y que son principalmente pinares de carrasco, pinaster, laricio y silvestre, quejigares y hayedos, no he visto hasta ahora que ningún insecto saproxílico afecte a árboles sanos. Lo que me preocupa en estos montes es el abandono de la gestión asociado al abandono rural, a la falta de rentabilidad de la explotación forestal y a la desidia de algunos profesionales.
También conviene recordar que en este siglo XXI conviene separar "bosques" de "plantaciones forestales" y entre los primeros podemos distinguir aquellos en los que se prioriza la producción de madera de aquellos otros en los que se pretende la conservación de los procesos naturales. Esto se consigue mediante una adecuada planificación y con gestores que tengan amplitud de miras y vean en el bosque algo más que árboles con cierto número de m3/ha.
En cuanto a por qué hay que dejar madera muerta, se me ocurren, como gestor, todas estas razones para dejar madera muerta en el monte: - No disminuye la productividad global del monte. Incluso puede suponer un enriquecimiento del suelo. - Fomenta la presencia de seres vivos específicos. Los imagos de algunos de los insectos con larvas saproxílicas son depredadores de otros que consideramos "plaga". - Integra los procesos naturales en la gestión forestal - Las plagas y enfermedades no se refugian en los cadáveres de los árboles. - ES GRATIS. No nos sobra el dinero a los gestores forestales y los pies muertos no tienen ninguna demanda económica hoy en día. Sacar la madera muerta sin miles de vecinos necesitados de leña es, hoy en día, INASUMIBLE.
Estas razones están contrastadas científica y económicamente. Contra estas razones objetivas, en el artículo del blog sólo se habla de las catastróficas consecuencias que las plagas y las enfermedades desarrolladas en la madera muerta traerán a nuestros bosques, afirmación esta que se basa en... ¿?
Queridos compañeros del "distrito forestal", tenemos que ser profesionales del bosque, no sólo del metro cúbico. Tenemos que ser capaces de gestionar bosques, no sólo posibilidades anuales.
El conocimiento actual sobre la biología arbórea y la relación de los árboles con otros árboles y con el resto de seres que habitan el bosque es radicalmente distinto al que se impartía en nuestra Escuela cuando vosotros y yo éramos estudiantes. Hay que ser capaces de gestionar bosques "productivos" y bosques "conservativos" y saber discernir cuales deben ser de cada tipo. Podemos extraer madera y conservar los bosques a la vez, mediante planificación, y sentido común. Claro que hay que evitar y reducir las enfermedades y las plagas, pero claro también que hay que incluir la madera muerta en los procesos de gestión del bosque, porque, entre otras razones, SIEMPRE HA ESTADO AHÍ...
Enrique Arrechea Veramendi Ingeniero de Montes Jefe de Unidad de Gestión Forestal en Zaragoza
PD: En defensa de los compañeros que gestionan el monte de Valsaín, puesto como ejemplo en el artículo de catástrofe causada por no retirar madera muerta, hay que decir que en esos rodales no hay plagas (aunque el derribo ocurrió hace muchos años) y que son un ejemplo de la capacidad del bosque para absorber perturbaciones intensas sin intervención humana y del nulo impacto sobre la masa de la presencia de abundante madera muerta.
Además en esa misma zona se encuentran algunos de los pinos silvestres más viejos de nuestro país, que siguen vivos (¡y sanos!) tras siglos de agresiones climáticas y antrópicas.