Sanidad Forestal

30
Sep
2019

Los bosques alemanes de abeto rojo (Picea excelsa) mueren atacados por el escolítido Ips typographus.

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                                                                               Bosque Welzow, al sur de Berlín 

 

En los últimos años se vienen sucediendo noticias de daños gravísimos en los bosques de piceas en Centroeuropa. Chequia, Polonia y, ahora Alemania han sido noticia por la mortandad extendida de bosques enteros.

Es de sobra conocido por los profesionales alemanes. "Los escarabajillos han estado siempre allí, ellos han creado problemas desde hace al menos 200 años”, ha explicado Peter Biedermann del Departamento de Ecología Animal de la Universidad de Wuzburgo.
No son novedad los grandes ataques de I. typographus en los bosques centroeuropeos. Durante la década posterior a la Segunda Guerra Mundial, el abandono a la gestión de los bosques que provocó la guerra y la desatención a la eliminición de los focos y árboles atacados por la plaga durante la guerra condujeron a la corta de varios millones de metros cúbicos de madera muerta por este insecto. La cifra es incierta pues la situación política tras la guerra impidió tener estadísticas fiables.

Ahora ha surgido la noticia de que hay 180.000 ha de piceas muertas en Alemania por ataques de este insecto.

Dos circunstancias favorecieron a la plaga. En enero de 2018 la tormenta Friederike derribo muchos árboles en los que se desarrollo una gran primera generación de insectos y que ha continuado en arbolado en pie en los dos veranos siguientes.
Dos veranos seguidos de tremendo calor durante el verano, han propiciado esta mortandad, pero no mueren 180.000 ha de piceas sin que previamente a esos veranos no haya habido una población preexistente importante.

Y cabe preguntarse si los gobiernos alemanes, Federal y de los Landern, estuvieron previamente atentos a los daños que previamente se iban produciendo. El control de una plaga pequeña de Ips typographus, pongamos 40 o 50 árboles muertos es sencillo pues existe la feromona sintetizada y mediante trampas de feromonas se puede controlar la plaga con facilidad en un par de años. Pero no se debió hacer a la vista de esas escalofriantes 180.000 ha muertas.

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Dek Ehlert, Jefe de la administración de Vida Salvaje en Berlín indica que hay pocos medios de lucha contra el insecto pues, al no poder usar productos químicos, cuando el insecto entra en el árbol permanece allí.

Desde luego las noticias (ver más abajo el enlace con phys.org), ponen hincapié en el cambio climático, pero sin negar su influencia, debería haber sido motivo de una mayor atención previa a los posibles perforadores de los árboles, ya que era previsible que llegaran veranos extraordinariamente secos.

Tradicionalmente los pequeños focos de Ips eran controlados por la guardería forestal, pero se ha señalado en Alemania que algunos Landern habían reducido los efectivos de guardería forestal lo que redujo el control. A ello cabría añadir que está extendida la idea del control biológico y la falta de necesidad del control de plagas. En Polonia hace 4 años los esfuerzos del gobierno polaco para contralar esta misma plaga fueron criticadísimos por colectivos verdes que no veían la necesidad (sic).

Hay noticia de que además de las piceas ha habido ataques a pinos, en Baviera, Turingia y otros landern.
La falta de personal forestal suficiente en Sajonia ha hecho necesario el despliegue de unidades del ejército alemán.

La ministra de agricultura alemana Julia Kloeckner ha prometido 800 millones de euros de los fondos federales para la restauración de las superficies muertas y atacar al insecto. Mucho más barato habría salido haber controlado las poblaciones de este insecto con anterioridad.

https://phys.org/news/2019-09-germany-climate-stressed-trees-catastrophe-bugs.html

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