Al diseñar estrategias forestales para adaptarse al cambio global, un nuevo estudio se centra en la importancia de caracterizar y diversificar los rasgos funcionales de las especies forestales. La investigación presenta una metodología para informar a la gestión forestal fácil de usar basada en los rasgos funcionales de las especies, es decir, en aquellas características morfológicas o fenológicas de los individuos que tienen que ver con el crecimiento, la supervivencia y la reproducción, como la altura media, el tamaño de las semillas o su tolerancia a la sequía.
El estudio, que también contó con la participación del CREAF y las instituciones canadienses, propone la diversidad funcional del bosque en su conjunto, así como la conectividad funcional a nivel paisajístico como indicadores de la capacidad del ecosistema para adaptarse a las condiciones ambientales cambiantes. Los hallazgos se publican en la revista científica Forest Ecology and Management.
"El hecho de caracterizar las especies forestales a través de rasgos funcionales da la idea de la diversidad funcional que existe en un paisaje o una región, y por lo tanto su capacidad de adaptación y resistencia. Una región puede ser bastante rica en especies, pero funcionalmente pobre", explica Núria Aquilué, investigadora del CTFC y autora principal del artículo.
Además, el estudio también tuvo en cuenta la vulnerabilidad de las especies a las perturbaciones naturales actuales y futuras. "Una especie puede aumentar la diversidad funcional de un ecosistema, pero si está muy amenazada por perturbaciones que probablemente terminarán impactando en la región, debe tenerse en cuenta", añade Aquilué.
El estudio también evalúa la diversidad y la conectividad funcional en un paisaje forestal templado en el sureste de Canadá, que, a pesar de ser muy rico en especies, se concentran en dos grandes grupos funcionales. Aumentar la diversidad funcional de este bosque tendría un aumento en su capacidad de adaptación.
El equipo de investigación ha probado cuatro escenarios de gestión que varían en intensidad y estrategia forestal, incluyendo la plantación de especies arbóreas de grupos funcionales raros o la clarificación de especies arbóreas de los grupos funcionales predominantes para promover la regeneración natural de especies funcionales. "Dependiendo de qué área, promover la regeneración de especies funcionalmente más raras sería suficiente para aumentar considerablemente la diversidad funcional de todo el ecosistema. No siempre es necesario una gestión muy intensiva de los bosques, sino que hacerlo más dirigido", concluye Aquilué.
Una herramienta para apoyar las decisiones de planificación
Dada la incertidumbre de los cambios ambientales globales, se necesitan herramientas fiables y de base científica para apoyar las decisiones de planificación. Al adoptar la metodología propuesta en este estudio, basada en redes y características funcionales, los profesionales forestales tienen una nueva herramienta fácil de usar para evaluar la diversidad funcional a nivel paisajístico, vulnerabilidad y conectividad funcional.
Los resultados de este estudio se pueden utilizar para informar tanto los planes de mitigación contra las perturbaciones naturales como las estrategias para mejorar la capacidad de adaptación de los ecosistemas a las condiciones ambientales futuras y a las demandas de la sociedad
Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya
Centre de Ciència i Tecnologia Forestal de Catalunya
La Comisión Estatal de Conservación de la Naturaleza, que se reúne hoy, 4 de febrero, analizará la propuesta del Ministerio de Transición Ecológica de incluir al lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE)
La solicitud de protección del lobo fue presentada por la asociación ASCEL en octubre de 2019 y ha encontrado el rechazo de las comunidades autónomas con mayor presencia del lobo: Galicia, Asturias, Cantabria y Castilla y León, que albergan el 95% de los lobos españoles.
La evolución de la población noroccidental de lobo ha sido claramente expansiva y ha ocupado nuevos territorios en provincias como Ávila, Segovia, Salamanca, Guadalajara y Madrid, incrementando sensiblemente los daños a las explotaciones ganaderas, especialmente en provincias donde la ganadería extensiva tiene gran importancia económica y social, como Ávila y Segovia.
En la actualidad el problema de esta especie no es tanto una cuestión de conservación como de gestión de conflictos. Ampliar las medidas de protección del lobo, prohibiendo su caza para regularlo, no va a ayudar a resolver el grave conflicto existente entre ganaderos, cazadores y asociaciones conservacionistas, sino a exacerbarlo.
Madrid, 4 de febrero de 2021.- Frente a la solicitud presentada por la asociación para la Conservación y el estudio del Lobo Ibérico (ASCEL) el pasado 4 de octubre de 2019 con el objetivo de modificar el estatuto de protección de esta especie en todo el país e incorporar todas sus poblaciones al Catálogo Español de Especies Amenazadas, con la categoría de vulnerable, o en su defecto su inclusión en el LESPRE, así como a la propuesta del Ministerio de Transición Ecológica en esta línea, el Colegio de Ingenieros de Montes (COIM) destaca que las poblaciones de lobo se han recuperado en Europa de forma significativa y que ampliar las medidas de protección de la especie no va a ayudar a resolver, sino a exacerbar, el grave conflicto existente entre ganaderos, cazadores y asociaciones conservacionistas.
El COIM sostiene que no hay nuevos argumentos ni razones que justifiquen la incorporación del lobo al Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE). Las especies no se deberían catalogar basándose en opiniones o apreciaciones subjetivas o porque haya más o menos entidades dedicadas a su estudio. Es la comunidad científica la que debe aportar, más allá de las meras opiniones, hechos y análisis objetivos que permitan conocer si hay más o menos poblaciones de lobos, su tendencia, sus riesgos y fortalezas, así como su evolución actual y previsible. Y desde este análisis científico, no parece que haya datos objetivos para sostener que la situación del lobo haya empeorado a lo largo de las últimas décadas, más bien todo lo contrario.
Recordamos la posición que ya manifestó el COIM en marzo de 2017 e insistimos en la gran riqueza natural que representa el lobo, pero en la actualidad el problema de esta especie no es tanto una cuestión de conservación como de gestión de conflictos.
El COIM considera que la inclusión del lobo en el LESPRE exacerbará previsiblemente el conflicto con las organizaciones profesionales agrarias y los ganaderos, en comarcas muy amenazadas por la despoblación, alimentando el sentimiento de desatención entre la población rural por decisiones tomadas desde el ámbito urbano.
La realidad es que la evolución de la población noroccidental del lobo ha sido claramente expansiva y ha ocupado nuevos territorios en provincias como Ávila, Segovia, Salamanca, Guadalajara y Madrid, lo que ha incrementado sensiblemente los daños a las explotaciones ganaderas, especialmente en provincias en que la ganadería extensiva tiene gran importancia económica y social, como Ávila y Segovia.
A nivel europeo la polémica en torno al lobo y otros grandes carnívoros como el oso y el lince también es creciente, fundamentalmente por su repercusión en la ganadería extensiva y en la caza. La recuperación de territorio por el lobo y otros grandes mamíferos es un hecho constatado en numerosos países europeos, como reflejan numerosos artículos de investigación (P.Kaczensky et al, 2014).
La tensión entre la normativa de conservación y la gestión de las poblaciones, incluyendo la caza y el control de las manadas, ha sido analizada en los diversos países de la Unión Europea (A.Trouwborst y F.Fleurke, 2019) y se han propuesto diversas orientaciones del manejo del problema (D.Kuijper et al., 2019).
La polémica es particularmente fuerte en Noruega, con una población estimada inferior a cien lobos, y, donde tras años de movilizaciones de ganaderos, cazadores y ecologistas, el Parlamento decidió el 3 de junio de 2020 modificar el artículo 18.c de la Ley de Biodiversidad y permitir de nuevo la caza del lobo (E.Kjorstad e I.Bergstrom, 2020). Conviene recordar que en España la población se estima en 297 manadas de lobo, y entre 1.600 y 2.700 lobos, en función de la época del año.
Considerado una alimaña en España hasta 1970, el lobo pasó a clasificarse como especie cinegética gracias a la Ley 1/1970, de 4 de abril, lo que supuso una primera protección de este cánido, evitando que se pudiera eliminar al lobo en cualquier época del año con venenos, cepos o lazos. Este cambio en la consideración del Canis Lupus Signatus como alimaña se debió en gran medida al esfuerzo del naturalista Félix Rodríguez de la Fuente, que formó parte del Consejo de Dirección del Instituto para la Conservación de la Naturaleza (ICONA).
Entre 1987 y 1988, el ICONA llevó a cabo el primer inventario nacional sobre el lobo, que fue publicado en 1990. El resultado de ese primer inventario nacional se recoge en la Estrategia para la conservación del lobo (Canis lupus) en España, que recoge la existencia de dos poblaciones en 1990: una “vigorosa”, al norte del Duero, que mostraba tendencia creciente, y otra en la mitad sur de la península, formada por “núcleos residuales aislados, al borde de la extinción, en la Sierra de Gata, Extremadura y Sierra Morena”. La población de Sierra Morena, que hacia 1990 albergaba de 6 a 10 grupos reproductores, tuvo una evolución negativa y seguramente desapareció en la década de los 90. Pese a ello, la Estrategia para la conservación del lobo (Canis lupus) en España reconocía en 2003 la existencia de 6 a 10 manadas.
Entre 2012 y 2014, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente y las comunidades Autónomas con presencia de la especie llevaron a cabo el segundo censo nacional (2016), el primero realizado con una metodología común acordada por el Grupo de Trabajo sobre el Lobo constituido por los expertos en la especie de las comunidades autónomas y el Ministerio, que reflejó la existencia de 297 manadas, con unos 1.600 a 2.700 lobos, en función de la época del año.
Aunque muchas especies corren hoy peligro de extinción, otras, en cambio, están proliferando. Pero a fin de que las medidas de conservación tengan éxito, es preciso combinar un enfoque a largo plazo con los recursos necesarios y la voluntad política, tal como explica Remco van Merm, coordinador de fondos para la preservación de especies de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).
Entrevista realizada por Agnès Bardon
¿Cuáles son las condiciones necesarias para que los esfuerzos orientados a frenar el declive o la desaparición de las especies amenazadas arrojen resultados positivos?
No existe una solución milagrosa para evitar las extinciones o lograr la recuperación de determinadas especies. El éxito de las medidas aplicadas depende de un conjunto de factores, en particular la biología de la especie en cuestión, los peligros que la amenazan, los factores sociales, etc. En realidad, es la combinación de diversos elementos lo que marca la diferencia entre los casos.
Por ejemplo, en el caso del rascón de Guam, un ave endémica de Oceanía que desde 1984 protagoniza un programa de cría en cautiverio, se necesitaron varios intentos de reintroducción para garantizar la implantación de una población autónoma en la isla Cocos, junto al extremo meridional de Guam, en el Océano Pacífico. Asimismo, fue preciso adoptar medidas para luchar contra una especie invasora, la serpiente arbórea marrón.
La última actualización de la Lista Roja muestra los buenos resultados obtenidos con la cotorra de la isla Mauricio y la trucha bacalao (Maccullochella macquariensis), un pez depredador de gran tamaño que vive en lagos y ríos de Nueva Gales del Sur (Australia). Desde 1973, la cotorra de Mauricio ha sido objeto de un programa de conservación. El incremento espectacular de su población registrado en los últimos años se debe en gran medida al seguimiento de la población silvestre, vinculado a un exitoso programa de cría en cautiverio que dio comienzo en 1993.
En el caso de la trucha bacalao, en el decenio de 1980 se puso en marcha un programa de reproducción para tratar de reintroducir la especie en el río Ovens, donde antaño había medrado. De 1997 a 2006, se soltaron ininterrumpidamente en el río alevines de trucha bacalao criados en viveros. El éxito del programa probablemente se debió a que los alevines y los ejemplares de un año de edad fueron reintroducidos en el río durante 10 años consecutivos, mientras que los programas a más corto plazo aplicados en pequeñas vías navegables han arrojado resultados menos positivos.
Estos ejemplos indican que para lograr buenos resultados en materia de conservación es preciso emprender acciones a largo plazo y contar con la colaboración de diversos agentes.
¿Ocurre lo mismo en la conservación de las especies vegetales?
En principio, debería ser más fácil lograr el restablecimiento de una especie vegetal, siempre y cuando se aborden adecuadamente los factores que la amenazan. A menudo es preciso combinar la conservación in situ con cultivos que se realizan en otro lugar. Pero en los últimos años se han conseguido pocos éxitos en lo tocante a la conservación de plantas.
Se han llevado a cabo esfuerzos prometedores para frenar el declive de árboles amenazados en los bosques de araucarias de Brasil, en particular el pino de Paraná (Araucaria angustifolia), una especie que se encuentra en peligro crítico. Pero, habida cuenta de longevidad media de estos árboles, habrá que esperar algunos años antes de evaluar la calidad de los resultados.
¿Cuáles son los principales obstáculos que es preciso superar a fin de proteger a las especies amenazadas?
En primer lugar, es menester abordar los factores que amenazan a cada especie. Si no se logra suprimir o, al menos, reducir esas amenazas, cualquier medida que se adopte para aumentar la población de la especie tendría pocas probabilidades de éxito.
Uno de los obstáculos más importantes en materia de protección de especies es la carencia de recursos, tanto económicos como humanos. Otro escollo es la falta de voluntad política. A escala mundial, muy pocas veces se incorporan los objetivos de conservación de la diversidad biológica a los planes de ordenamiento territorial, lo que acarrea el deterioro y la fragmentación de hábitats importantes para las especies en peligro.
¿Sería posible reproducir en otros ámbitos los éxitos notorios obtenidos en materia de conservación?
Sí, esos buenos resultados son susceptibles de réplica, como lo demuestra cada día la actualización de la Lista Roja, que pone de relieve los éxitos notables alcanzados en distintas regiones del mundo.
Dicho esto, una solución que dé buenos resultados para una especie en determinado lugar no necesariamente va a producir los mismos efectos en un lugar distinto (por no hablar de una especie diferente), porque el éxito de las medidas de conservación depende también del contexto local, en particular de los valores culturales y las normas sociales. Esto se aprecia claramente en las situaciones donde existe un conflicto entre el ser humano y la fauna; por ejemplo, una solución que funcione bien para solucionar un conflicto entre el hombre y el elefante en determinado escenario podría no resultar apropiado en otro contexto.
¿El turismo siempre repercute negativamente sobre la conservación de las especies?
No necesariamente. En determinadas situaciones, el turismo puede incluso resultar positivo para la conservación. La UICN colabora con el Foro Económico Mundial para dar seguimiento a los índices de sostenibilidad de los viajes y la actividad turística. Además, la UICN ha publicado recomendaciones en materia de Gestión del turismo y de los visitantes en áreas protegidas. El turismo puede coadyuvar a la conservación gracias a los réditos económicos que genera. Esos beneficios pueden y deben contribuir a la protección de las especies, en particular cuando la actividad turística depende de la salud de las poblaciones de animales salvajes y del buen estado de los hábitats naturales.
Desde la aparición de los primeros casos de mixomatosis en liebre ibérica en la Campiña Cordobesa en el verano de 2018, la enfermedad ha ido avanzando rápidamente hasta afectar a ejemplares de esta especie en la práctica totalidad de la geografía peninsular, provocando elevadas mortalidades en los territorios afectados.
Tras los primeros análisis del virus mixomatosis que afectaba a las liebres ibéricas, se consiguió demostrar que se trataba de un virus recombinante generado a partir del virus clásico y otros de la misma familia, provocando los efectos que todos conocemos.
Tres conejos analizados en Portugal
Una reciente publicación realizada en Portugal, describe que, si bien hasta el año 2020 no se había confirmado que el nuevo virus recombinante pudiera afectar al conejo de monte, el análisis de tres conejos recogidos muertos con síntomas de mixomatosis en el sur de este país durante el año 2020, demostró que se trataba de ejemplares afectados por el virus mixomatosis recombinante de las liebres.
Por todo ello,este estudio demuestra que el virus recombinante puede infectar y causar mixomatosis de manera efectiva en conejos salvajes y conejos domésticos, por lo que es necesario llevar a cabo una vigilancia activa durante los próximos meses para tratar de valorar el impacto potencial de esta cepa en el conejo de monte.
Cataluña vive un declive progresivo y generalizado de su biodiversidad, según se desprende del informe ‘Estat de la Natura a Catalunya 2020’, la primera evaluación de la biodiversidad basada en la mejor evidencia científica disponible.
El documento pone en evidencia que las poblaciones de vertebrados (peces, reptiles, anfibios, aves y mamíferos) y de invertebrados (mariposas) sobre las que se tienen datos de seguimiento a largo plazo han perdido, en promedio, uno de cada cuatro individuos (un 25%) los últimos 18 años. La tendencia es la misma que escala global pero de menor intensidad que la registrada en alcance mundial, que llega a una reducción del 60% desde 1970.
El informe demuestra que la pérdida de biodiversidad en Cataluña no es igual en los diversos ambientes o hábitats: es de un 54% para las especies animales que viven en ríos, lagos y humedales, un 34% para las de ambientes agrícolas y prados y un 12% para las de bosques y matorrales. En el mar, los datos disponibles indican una situación también desfavorable, si bien los datos no son suficientemente completos.
Esta pérdida de animales en el territorio catalán está directamente relacionada con la alteración de sus hábitats. Los cambios en los usos del suelo y la explotación directa son los principales responsables, si bien el cambio climático y la llegada de especies exóticas invasoras tienen un impacto cada vez mayor. El motivo de fondo de esta tendencia es un modelo socioeconómico que intensifica la obtención de recursos en determinadas áreas y abandona otros que habían sido utilizadas de manera más sostenible.
El informe, un esfuerzo colectivo y basado en evidencias científicas
El informe “Estat de la Natura a Catalunya 2020”ha sido un encargo del Departamento de Territori i Sostenibilitat (DTES) al CTFC y al CREAF, que han elaborado el documento conjuntamente con el Instituto Catalán de Ornitología (ICO) y el Instituto de Ciencias del Mar (ICM) y con la colaboración de los servicios técnicos de la Dirección General de Políticas Ambientales y Medio Natural del propio Departamento.
Para hacerlo, se ha contado con la contribución y los datos de más de 40 entidades de investigación, universidades, administraciones, asociaciones privadas y ONGs y cientos de personas voluntarias agrupadas en proyectos de ciencia ciudadana.
Este informe es una obra colectiva y es el resultado del conocimiento generado por el país durante décadas. En Cataluña, se dispone de algunos documentos relevantes para comprender la forma en que nuestra sociedad está incidiendo sobre la biodiversidad. Naturaleza, uso o abuso ? Libro blanco de la gestión de la naturaleza en los Países Catalanes (1976, 1988 y 2018-2019) o el Informe sobre el Estado y las tendencias del medio natural en Cataluña (2010) del Instituto de Estudios Catalanes forman parte de este legado. Pero también hay que tener presente el esfuerzo de análisis colectivo que se ha hecho en los últimos años y que ya se ha comentado en el marco del informe de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los servicios ecosistémicos de Naciones Unidas (IPBES) o en la evaluación sexenales del cumplimiento de las directivas Hábitats y Aves que encarga la Generalidad de Cataluña.
El informe pone Cataluña al nivel países más avanzados
Este informe entronca con informes de alcance internacional y europeo, como los que evalúan el cumplimiento de los objetivos de Aichi, el Living Planet Index 2020, el State of Nature EU o de otros a escala regional y los aterriza en Cataluña. Permite poner en contexto la situación particular de nuestro país y nos sitúa al mismo nivel de los países más avanzados en términos de identificación de prioridades de conservación.
Este trabajo llega en el momento oportuno para que a principios del 2021 está previsto que los gobiernos del mundo y las instituciones interesadas en la conservación de la naturaleza, en la Conferencia de las Partes de la Convención sobre Diversidad Biológica, hagan balance de resultados del último decenio y establezcan lo que ha venido a llamar la estrategia post 2020. Es un momento adecuado para que también Cataluña haga balance de la situación y pueda participar, con conocimiento de causa, de estos debates.
El informe, carta de presentación del futuro Observatorio del patrimonio natural y la biodiversidad
Los resultados de este informe avalan la necesidad de desplegar una política ambiciosa y efectiva de conservación del medio natural y la biodiversidad. En cierto modo justifica las apuestas que ha hecho el Gobierno los últimos tres años, entre las que la aprobación de una Estrategia del patrimonio natural y la biodiversidad, la creación de la Agencia de la Naturaleza de Cataluña o el despliegue de un fondo económico específico para las políticas del medio natural.
De hecho, el informe quiere ser el inicio de la evaluación del desarrollo de la Estrategia del Patrimonio Natural y la Biodiversidad 2030. Además, el informe recoge algunas de las acciones concretas que se han llevado a cabo en Cataluña para revertir la pérdida de biodiversidad. Por ejemplo, proteger espacios naturales a través de la Red de Espacios Protegidos de Cataluña, o crear planes y acciones de conservación de especies amenazadas. Estas y otras acciones han permitido mitigar la pérdida de biodiversidad y recuperar las poblaciones de algunas especies fuertemente amenazadas como es el caso de la nutria, el oso pardo o el cernícalo primilla entre otros.
El informe es también el embrión y la carta de presentación del Observatorio del patrimonio natural y la biodiversidad, un proyecto del Gobierno que busca crear un espacio de colaboración entre la Generalidad de Cataluña, otras administraciones, centros de investigación, universidades y los entes y entidades dedicadas al estudio del medio natural para generar conocimiento en el ámbito de las políticas de naturaleza. El objetivo final es que las políticas de conservación de la naturaleza estén fundamentadas en indicadores cuantificables y en evidencias científicas.
El Observatorio, que se espera que sea una realidad en 2021, quiere ser el ente de referencia para la obtención, integración, tratamiento, accesibilidad y difusión de la información sobre el patrimonio natural en Cataluña. No se concibe como un centro de documentación ni un repositorio de información, sino como un espacio de generación de conocimiento orientado a la toma de decisiones. Desde un primer momento debe tratar de dar respuestas, porque sólo buscando respuestas será posible construir el sistema de información que necesitamos.
Un indicador global de Naciones Unidas
Para hacer el diagnóstico de la biodiversidad en Cataluña se ha adaptado al contexto de este territorio el Living Planet Index (LPI), un indicador global empleado por Naciones Unidas para hacer el seguimiento de la biodiversidad en el planeta, que de momento se basa sólo en información sobre los animales vertebrados. En el caso de Cataluña, como han hecho otros países europeos, se ha añadido información de invertebrados (sólo mariposas). El LPI-Cat ha calculado a partir de los datos de tendencias de 321 especies incluidas en 7 programas de seguimiento a gran escala ya largo plazo que Cataluña tiene activos actualmente.
Más bosque pero poco maduro
Cataluña es un país cada vez más forestal. Sin embargo, este aumento de superficie forestal no responde a un incremento de la mejora de la biodiversidad. El exceso de bosques jóvenes sin una gestión forestal orientada a acelerar la sucesión ecológica y la falta de bosques maduros hace que no se registren mejoras importantes en las especies de animales de ambientes forestales. En Cataluña, en una escala de madurez del 1 al 10, los bosques han pasado de tener un grado de 1’8 a 2’3, es un dato positivo pero insuficiente, ya que para alcanzar un buen grado de madurez y crear ecosistemas complejos con gran biodiversidad los bosques necesitan cientos de años. De hecho, el informe concluye que las especies de animales más asociadas al bosque se han mantenido bastante estables, mientras que las especies propias de matorrales han sufrido un descenso constante y muy pronunciada, sobre todo en el caso de las mariposas propias de matorrales , que han disminuido un 57% desde 1995. Esto es fruto del abandono continuado de muchos prados y cultivos, que ha hecho que la mayor parte de la superficie que ocupaban estos espacios haya sido sustituida, primero por matorrales, y ahora por bosques en crecimiento.
El valor de la agricultura sostenible
Las poblaciones de animales que viven en prados y ambientes agrícolas han perdido un 34% de sus individuos en poco menos de veinte años. Las especies más afectadas de las que se dispone de datos a largo plazo son los aves esteparias, que dependen de las tierras de secano y de los campos en barbecho, y las mariposas diurnas de prados y pastos, que han caído un 71%. Para revertir esta tendencia el informe recoge la importancia de mantener y recuperar los pastos, las prácticas agrícolas y ganaderas tradicionales, los márgenes de los cultivos y los barbechos, etc. Un conjunto de acciones capaces de crear microhábitats vitales para conservar la biodiversidad.
Las zonas agrícolas están inmersas desde hace décadas en un proceso dual en Cataluña: por un lado sufren el abandono de los terrenos menos productivos o abruptos y, por otro, la intensificación de la agricultura en las áreas más productivas y planas. Las cifras que recoge el informe indican que el consumo de fitosanitarios ha doblado en 13 años y la riqueza de plantas arvenses en campos de cereal (a menudo bautizadas como malas hierbas) ha caído un 50% en las últimas décadas.
En el contexto de intensificación agrícola se hace patente que determinadas prácticas asociadas a la agricultura ecológica son beneficiosas, porque evitan el uso de fitosanitarios de síntesis industriales y de fertilizantes químicos y utilizan técnicas de rotación de cultivos anuales más diversos. Actualmente el terreno explotado con prácticas de agricultura ecológica (excepto prados, pastos y forrajes), si bien está en fuerte expansión en Cataluña, con más de más de 61.000 hectáreas, aunque representa sólo el 7,1% del total de superficie cultivada en el país.
Exceso de presión humana a los ríos
La actividad humana afecta gravemente a los ríos de Cataluña y, por tanto, es donde la biodiversidad está sufriendo las consecuencias más críticas. Se observa una regresión clara de las poblaciones de animales a los ríos y lagos, que han perdido el 50% de sus individuos los últimos veinte años. Además, casi el 80% de las especies evaluadas presenta un estado de conservación desfavorable, especialmente los peces autóctonos que han perdido 9 de cada 10 individuos, debido, principalmente de la presión de los peces exóticos. Actualmente se encuentran especies exóticas invasoras en el 64% de los cursos fluviales y en el 73% de las zonas húmedas.
Aparte de las especies exóticas, las aguas continentales han sufrido los efectos de las captaciones, la contaminación y la artificialización que afecta a más de la mitad de los ríos de Cataluña, con empleo de llanuras aluviales y cauces, y con la consiguiente pérdida de riberas y los hábitats que las ocupan.
A pesar de que las aguas residuales urbanas, agrícolas e industriales contaminan aún el 45% de los cursos fluviales, el Plan de Saneamiento de Cataluña ha mejorado sustancialmente la calidad del agua de muchos ríos en los últimos 40 años. Estas mejoras aún no tienen una repercusión directa en la mejora de la biodiversidad debido a la inercia de los sistemas biológicos, pero se detectan ya algunos indicadores positivos, como la presencia cada vez mayor de invertebrados acuáticos. Esta mejora se aprecia incluso en ríos como el Llobregat, expuesto a múltiples impactos humanos, donde se ha visto el regreso de un animal emblemático como la nutria.
Un mar diverso pero desconocido
El documento de diagnóstico pone en evidencia la riqueza de la biodiversidad marina en Cataluña, pero falta información básica sobre su estado para garantizar su conservación.
El Mediterráneo acoge una elevada biodiversidad marina: en menos del 1% de la superficie marina del planeta se encuentra un 10% de todas las especies marinas, de las cuales un 30% son endémicas. Ahora bien, la sobrepesca, la presión demográfica en la costa y el cambio climático están teniendo impactos cada vez más importantes sobre los ambientes marinos de las costas catalanas. En el caso de la pesca, el informe apunta que, a nivel mundial, el 33,1% de los peces de interés comercial están siendo sobreexplotados, y que en el Mediterráneo esto también afecta a otras especies de interés comercial como las gambas y los cefalópodos. Asimismo, técnicas de pesca como el arrastre empobrecen el fondo marino y atrapan especies amenazadas de forma accidental. Es el caso de algunos peces cartilaginosos (en Cataluña el 65% de los tiburones y el 42% de las rayas ya están consideradas en peligro de extinción), tortugas y pájaros (sobre todo las pardelas). El informe destaca la importancia de las reservas marinas para la recuperación de muchas especies, poniendo de ejemplo la Reserva Natural Parcial marina de las Medes, donde han aumentado las poblaciones de peces, sobre todo dentro de la reserva, pero también a la área periférica.
Por otra parte, se constata que el cambio climático está teniendo efectos evidentes en el medio marino catalán, con las proliferaciones de especies asociadas al calentamiento del agua, tales como algunas medusas y algas filamentosas, y la recurrencia de ondas de calor marinas, que están provocando episodios cada vez más frecuentes de mortalidad masiva de diferentes especies. Estos episodios menudo afectan especies con interés comercial, como es el caso del mejillón en el Delta del Ebro.
Cataluña, territorio clave en materia de conservación
Anna Ramon RevillaEsta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.