El proyecto financiado por el programa LIFE se centra en las zonas de media montaña, entre los 500m y 1000m de altitud. En estas zonas, el consorcio liderado por el CREAF quiere recuperar zonas de pastos, introducir viñedos en altitud o gestionar el bosque para prevenir incendios, entre otras acciones.
Las zonas de montaña del sur de Europa son altamente sensibles al cambio climático. En las zonas de media montaña, ya se nota que hay menos agua disponible, que las sequías son más largas y severas, y que la frecuencia de incendios está aumentando. A esto se le suma que son zonas que sufren una despoblación progresiva por la falta de oportunidades. En este contexto nace el proyecto LIFE MIDMACC, Mid-mountain adaptation to climate change, un proyecto liderado por el CREAF, que tiene como objetivo activar el desarrollo local de estas zonas y, a su vez, gestionar estos paisajes para hacerlos más resistente al cambio climático
LIFE MIDMACC trabajará en zonas de media montaña al sur de los Pirineos: en La Rioja, Aragón y Cataluña. En estas regiones, se implementarán medidas para gestionar el paisaje que además mejoren su desarrollo socioeconómico.
En estas regiones, se implementarán medidas para gestionar el paisaje que además mejoren su desarrollo socioeconómico.
Serán medidas pensadas para promover tres actividades agro-silvo-pastorales que ya se daban en esas zonas en épocas pasadas: recuperar pastos donde ahora hay matorral, desbrozándolo e introduciendo ganadería extensiva; gestionar el bosque para la prevención de incendios, también con la ayuda de la ganadería extensiva; e introducir viñedos en zonas de montaña.
Recuperar un paisaje en forma de mosaico
Uno de los focos del proyecto es el de recuperar un paisaje combinado, donde el bosque, los cultivos y los pastos sean las “piezas” de un mosaico agro-silvo-pastoral. Un paisaje variado que es capaz de aportar una mayor biodiversidad, que da más servicios ambientales o ecosistémicos vitales para la sociedad y que es más sostenible y resiliente al cambio climático. “En las últimas décadas, este mosaico se ha ido perdiendo debido al abandono rural y a la reducción de la actividad socioeconómica, haciendo que las zonas de pastoreo y cultivo en desuso hayan pasado a bosque o matorral y se haya homogeneizado el paisaje”, comenta Diana Pascual, una de las coordinadoras del proyecto.
Por último, el proyecto identificará en los tres territorios los beneficios de aplicar estas medidas de adaptación, desde un punto de vista ambiental y económico. Con ello, podrá ofrecer recomendaciones al sector agroforestal, así como coordinar políticas con las administraciones regionales. “Como producto final del proyecto, elaboraremos una guía para la adaptación de las zonas de media montaña, válida y replicable en otras regiones montañosas del sur de Europa”, concluye Eduard Pla, el otro coordinador.
El proyecto cuenta con la participación de distintos actores vinculados a los territorios donde se implementará el proyecto, que se coordinarán a través de diferentes comités regionales. En ellos, contaremos con representantes del sector agrícola y forestal, la administración local y regional, el ámbito de la investigación, asociaciones ambientalistas y de la sociedad civil.
El proyecto está liderado por el CREAF y cuenta con la participación del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC), el IRTA, el Observatorio Pirenaico de Cambio Climático (OPCC-CTP), la Oficina Catalana de Cambio Climático (OCCC), la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), la Universidad de Zaragoza (UNIZAR) y la Universidad de La Rioja (UR). El proyecto empezó este verano y tiene una duración de 5 años. La Comisión Europea, a través del Programa LIFE (Adaptación al Cambio Climático) aporta 1.427.639 €.
Fuente.- CREAF. 29 de octubre 2019