Política Forestal

02
Jun
2022

Montes vecinales: así aprovechan algunos pueblos los recursos naturales respetando el medio ambiente

 

Autoría: Damián Copena Rodríguez

Profesor Ayudante Doctor, Universidad de Oviedo

Entre la propiedad privada y la pública existe una tercera alternativa: la propiedad colectiva. Esta forma de propiedad cuenta con gran relevancia superficial en áreas de monte del noroeste de la península ibérica.

Los montes vecinales en mano común son propiedades que podemos caracterizar como comunitarias (legalmente son privado-colectivas) y que se enmarcan en el ámbito de los comunes. Estos bienes están dentro de un ámbito con gran interés científico. Así lo demuestra el Premio Nobel de Economía obtenido por Elinor Ostrom, la primera mujer que consiguió ese galardón, por sus trabajos sobre el gobierno de los bienes comunes.

Comunidades abiertas y democráticas

Desde los ámbitos urbanos existe un cierto desconocimiento sobre esta singular figura de propiedad. Por tanto, pueden llegar a sorprender algunos datos y sus principales características.

Los montes vecinales en mano común cuentan con una gran relevancia superficial en el noroeste de España. El caso de Galicia es el más significativo: más de 660 000 hectáreas, que representan más del 20 % del territorio gallego, cuentan con la caracterización de monte vecinal.

Por otra parte, la participación en las instituciones que gestionan estos montes (las comunidades de montes vecinales en mano común) está ligada directamente a la residencia en el lugar donde se localiza el monte vecinal. De este modo, se pueden considerar como entidades abiertas. Cada individuo que se traslada a vivir a una aldea que cuente con esta clase de propiedad colectiva puede formar parte de la comunidad, participando en la toma de decisiones y en los aprovechamientos del monte.

Además, estas instituciones también cuentan con un componente democrático. Así, las decisiones más importantes se toman en asamblea y cada casa representa un voto.

Principales características

Los montes vecinales en mano común, como propiedades de carácter germánico, también cuentan con las siguientes características recogidas específicamente en los documentos legislativos que los regulan.

Son bienes inalienables, por lo que no se pueden comprar ni vender.

Son indivisibles, no pudiendo ser repartidos entre los vecinos.

Son inembargables.

Son bienes imprescriptibles, por lo que esta clase de propiedades no pierden sus características a lo largo del tiempo y se pueden recuperar por parte de las comunidades locales.

En definitiva, los montes vecinales son propiedades con características singulares. Son bienes diferentes a otras formas de propiedad, privada o pública.

Una trayectoria complicada

Su trayectoria se puede considerar convulsa. Las comunidades locales perdieron el control de estos bienes en diferentes períodos históricos, como el franquismo, hasta finales de los años setenta. A través del patrimonio forestal del Estado se realizaron plantaciones forestales masivas, de forma que las comunidades locales perdieron el control y el uso de esos montes, que eran fundamentales para el soporte de las economías familiares y el sistema agrario.

Tradicionalmente, se utilizaban para su aprovechamiento por el ganado, la obtención de cereales, madera o tojo, para fertilizar las tierras de cultivo. De hecho, una de las principales transformaciones de estos montes tuvo lugar en el siglo XX, después de la década de 1940, a partir de su forestación masiva. Este proceso tuvo lugar con especies arbóreas de crecimiento rápido, lo que supuso un brusco cambio de usos en estas propiedades.

No será hasta la década de los años setenta cuando se produce la recuperación del control y de la gestión de los montes vecinales por parte de los habitantes locales, hasta alcanzar la relevante cifra superficial de hoy en día.

Actividades de interés económico y ambiental

Los montes vecinales cuentan con unas características singulares que posibilitan la utilización de lógicas y racionalidades vinculadas con el bien común y la colectividad. En este sentido, aunque predominan los aprovechamientos forestales, en los últimos años están surgiendo interesantes iniciativas con otras racionalidades impulsadas directamente por las personas comuneras. Experiencias que utilizan de manera sostenible sus recursos locales, creando actividad económica y dinamizando los entornos geográficos donde se localizan.

Estas iniciativas se enmarcan en la multifuncionalidad del monte. Esta requiere una compatibilización de las funciones económica, social y ambiental. De este modo es necesario tratar de que exista un cierto equilibrio entre estas tres funciones del monte.

Así, podemos encontrar diversos ejemplos de comunidades de montes vecinales que realizan actividades de interés. Hay algunas que tienen explotaciones que están certificadas como de producción ecológica. Por ejemplo, la Comunidad de Couso produce la seta conocida como shiitake. La de Penamá obtiene carne de bovino con ganado de razas autóctonas.

El monte vecinal de Carballo cuenta con un coto micológico certificado por el organismo regulador de la agricultura ecológica. En él, las personas comuneras y los visitantes pueden recoger setas silvestres.

Algunas de las iniciativas incluso han obtenido visibilidad a nivel internacional. Esto ocurre con la reciente declaración como ICCA –territorios y áreas conservados por pueblos indígenas y comunidades locales o territorios de vida– de varias comunidades de montes vecinales de Galicia. Así, las entidades colectivas de Covelo, Teis, Froxán y Couso han sido reconocidas dentro de esta iniciativa impulsada por el Programa de Medio Ambiente de Naciones Unidas.

Otras comunidades también hacen hincapié en cuestiones patrimoniales como, por ejemplo, Paraños, y muchas cuentan también con el apoyo de voluntariado, como Coruxo.

También hay experiencias vecinales que recuperan actividades tradicionales como la recolección de resina, tarea que realizan en Baroña. Muchas de estas iniciativas son recientes y están abarcando nuevos ámbitos, desde una perspectiva vinculada con la sostenibilidad.

En definitiva, los montes vecinales son propiedades colectivas localizadas en el mundo rural y gestionadas por los habitantes locales. Por sus singulares características tienen potencial para el desarrollo de iniciativas sostenibles a partir de la acción colectiva.

A pesar de las grandes dificultades con las que cuentan, en un contexto complejo como el que existe actualmente, se han puesto en marcha diversas experiencias recientes de interés basadas en la multifuncionalidad y en la sostenibilidad.

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