Frente a la sucesión de grandes incendios forestales, la Asociación Forestal Andaluza reclama un cambio de rumbo a la clase política para “gestionar el monte como una oportunidad”
Después de los incendios del último fin de semana, donde se quemaron 30.000 hectáreas solo en el incendio de la Sierra de la Culebra en Zamora, con grandes incendios en Cataluña, Navarra, Aragón y días antes en Málaga, la Asociación Forestal de Andalucía AFA considera que “ya no hay excusas, estamos en una situación casi de emergencia nacional, es imprescindible un cambio de rumbo para pasar de una gestión del fuego como un problema a gestionar el monte como una oportunidad”, comenta Gabriel Ángel Gutiérrez Tejada, presidente de AFA
No ha llegado el verano y la simultaneidad de grandes incendios forestales por todo el país queman miles de hectáreas, cercan decenas de poblaciones y obligan a evacuar a miles de personas en una situación de miedo e incertidumbre ante su futuro.
Recuerda la AFA los incendios sufridos recientemente en Andalucía: Jubrique, Genalguacil, Pujerra y Benahavís. “Miles de hectáreas de nuestra naturaleza, los montes, son consumidas por el fuego. Bosques enteros desaparecen, dando paso a un paisaje desolador que necesitará siglos para recuperarse. Un horizonte sombrío que puede llegar a señalar nuestro destino, como ha marcado ya el de aquellas familias que han perdido a uno de los suyos, a uno de los nuestros”.
Para el presidente de AFA no puede achacarse esta situación de extrema gravedad principalmente al cambio climático, “es la excusa perfecta para no entrar en otras consideraciones, lo hemos convertido en un ente abstracto al que culpar de que los incendios estén fuera de nuestra capacidad de extinción cuando en realidad somos nosotros los máximos responsables. El cambio climático permite correr un velo sobre lo que hay detrás, que es falta de gestión, abandono y falta de incentivos para generar oportunidades de bioeconomía en las zonas forestales y rurales”.
esta situación de falta de gestión forestal y del territorio se ha llegado también, denuncia la AFA, “por el discurso amable durante décadas, almibarado, de una naturaleza sabia, equilibrada y bondadosa, llena de animales humanizados que no necesitaban la mano del ser humano, cuando no directamente se le ha expulsado del territorio”. Se refieren al modelo de conservación de la naturaleza que ha dificultado la actividad humana en ella: “políticos y legisladores han enterrado bajo toneladas de figuras de protección las escasas posibilidades que iban quedando para manejar el monte, proscrita cualquier iniciativa que no tuviera evidentes intenciones de estricta conservación”.
Para Gabriel Ángel Gutiérrez “la protección está muy bien, siempre que no te mate de amor. Ha prescrito en muchas ocasiones cualquier tipo de manejo, hasta los usos ancestrales, cuando está demostrado en Andalucía que el manejo y la selvicultura de distintas especies provocan regeneración en esa zona, mientras que en los lugares donde no se toca nada la regeneración está colapsada”.
Pero hay también razones demográficas relacionadas con un cambio en el modelo de vida, “el progresivo movimiento migratorio del medio rural a las ciudades en busca de una vida mejor, ha desangrado del mejor capital, el humano, nuestras áreas de montaña”.
Para la AFA la consecuencia de todo esto son “unos montes abandonados a su suerte -dinámica natural, le llaman-, colapsados por exceso de vegetación, reducidos a simples polvorines a la espera de la fatídica chispa. Casos como los de la Sierra Bermeja, que en poco más de medio año ha costado casi quince mil hectáreas de alto valor ecológico y, lo que resulta más valioso, la muerte de un hombre bueno. ¿Estamos preparados para un sacrificio mayor?”
Para la AFA le resulta difícil explicarse “cómo se emplean más recursos económicos y humanos en unos medios contra incendios que, cada vez con mayor frecuencia, declaran estos siniestros “fuera de capacidad de extinción”, a pesar de su enorme profesionalización. Es decir, más y mejores medios, cada vez más desbordados e impotentes”. Lo que lleva a preguntarse “¿qué se nos está escapando en la ecuación?”.
Gestión del territorio
Frente al escenario de abandono rural, falta de gestión y uso del territorio, crecimiento descontrolado de la vegetación y cambio climático, “que es la gota que cola el vaso”, la Asociación Forestal Andaluza exige a los dirigentes políticos gestión: “Gestión forestal sostenible, activa, beneficiaria de los productos del monte; que haga del aprovechamiento de estos la garantía de su conservación. Gestión creadora de paisajes resistentes al fuego y al paro, consumidora de combustible, emprendedora, eficaz. Gestión sin complejos, nacida de la investigación y la innovación, con las inversiones necesarias para su puesta en marcha y mantenimiento. Promoción de las empresas forestales; ayudas a la propiedad privada; dignificación de los empleos del monte. Ordenación forestal. Selvicultura. Acción y administración forestal pública y privada. Educación y concienciación”.
Señala la AFA que “necesitamos industria forestal, no una industria del fuego”, aunque son conscientes de que “llevará años variar el rumbo, aunque empecemos mañana”. Precisamente por eso, por la necesidad de empezar cuanto antes, y una vez celebradas las elecciones andaluzas, desde AFA se hace un llamamiento a todos los responsables públicos andaluces: “sean valientes; sean leales; hagan el trabajo para el que les hemos elegido. Déjense de fotografías en puestos de mando de alfombra roja y vengan con nosotros, los habitantes y profesionales del monte, a retratarse remangados junto al pastor, al leñador y el corchero, antes de que el monte arda; precisamente para que no arda. Basta de palabras; actúen. O será muy tarde para muchos, como ya lo es para algunos de los nuestros”.