Científicos españoles han descubierto cinco nuevas especies de pinzón, tres de las cuales habitan en territorio español. El hallazgo tiene importantes implicaciones para el diseño de estrategias específicas centradas en el manejo y protección de esta ave científicamente relevante para entender los procesos evolutivos.
Ejemplar de Fringilla maderensis. / Guillermo López
La ciencia que estudia las aves, la ornitología, considera hasta la fecha al pinzón vulgar como una única especie animal. Este estatus, sin embargo, tendrá que cambiar en un futuro muy próximo después de que un equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo y del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) haya descubierto que el ave esconde, en realidad, hasta cinco especies distintas localizadas en Azores, Madeira, Canarias, Eurasia y el Norte de África.
Este hallazgo, publicado en la revista Molecular Phylogenetics and Evolution, tiene importantes implicaciones para el diseño de estrategias específicas centradas en el manejo y conservación de los pinzones.
El estudio del pinzón es científicamente relevante porque es un ave “muy interesante para entender los procesos evolutivos”, explica Juan Carlos Illera, investigador en el Instituto Mixto de Investigación en Biodiversidad (IMIB). De hecho, el más conocido es el pinzón de Darwin, que Charles Darwin descubrió en las islas Galápagos.
Tres de las cinco nuevas especies viven en España
El autor destaca que en trabajos anteriores realizados por su equipo ya habían descrito una subespecie de pinzón en la isla de Gran Canaria. Ahora, los investigadores dan un paso más allá, reclasifican los pinzones y concluyen que realmente hay cinco especies genéticamente diferentes.
Las tres nuevas viven en la Macaronesia (Madeira, Azores y Canarias) y las otras dos en Eurasia y el Norte de África. España alberga, por lo tanto, tres especies: una en la península y Baleares, otra en Canarias (Fringilla canariensis) y otra más en Ceuta. Además, este estudio ha supuesto el hallazgo de una nueva ave endémica en el archipiélago canario.
“Las implicaciones de esta reclasificación son muy importantes porque la singularidad taxonómica de estos pájaros es más relevante de lo que se pensaba hasta ahora, por tanto, nuestra responsabilidad para protegerla es también mayor. Por ejemplo, si la especie endémica de Canarias se extinguiera, estaríamos ante un drama ecológico porque el mundo perdería una especie animal”, comenta el investigador.
Los trabajos realizados por este grupo de científicos concluyen que la primera diferenciación del pinzón común se produjo hace unos 830.000 millones de años cuando el ancestro de los pinzones vulgares actuales colonizó el archipiélago de las Azores. Poblaciones de pinzones saltaron de Azores a Madeira y, de ahí, a Canarias, donde llegaron hace aproximadamente 500.000 años.
Pérdida de diversidad genética
Al saltar entre islas, estos pájaros fueron perdiendo diversidad genética. Las aves de las Azores muestran una diversidad genética sorprendentemente alta, similar a las del continente, mientras que las de los otros archipiélagos macaronésicos revelan una pérdida secuencial de la misma.
Según el autor, esto es esperable porque cada nuevo espacio es colonizado por un subconjunto de ejemplares del grupo poblacional anterior. Por eso, la diversidad genética del ave endémico de Canarias es menor que la del de Azores.
El trabajo ha permitido establecer algunas curiosidades. “Los macaronésicos son menos diversos genéticamente que sus congéneres continentales. Además, sabemos sabemos que en Macaronesia los pinzones actuales coexisten con otras especies de pinzón actual (en Canarias habitan los pinzones azules), y en el pasado convivían también con otras especies granívoras ya extintas con las que experimentaron procesos de competencia”, comenta el experto.
Además, “las poblaciones del pinzón endémico canario son absolutamente sedentarias, lo que merece más estudios. Los de Azores se mueven entre las islas del archipiélago, sin embargo, los de Canarias se localizan solo en cinco de las islas –El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria—, pero no se mueven entre islas y no sabemos por qué”, añade el autor.
Los científicos llegaron a estas conclusiones tras realizar un trabajo de campo en los diferentes archipiélagos. “Capturamos más de 80 ejemplares de cada una de las poblaciones para extraer una mínima muestra de sangre de las que estudiar su ADN, para seguidamente liberarlos en los mismos sitios donde los capturamos. De cada uno de estos analizamos más de 100.000 genes, lo que nos ha permitido concluir que estamos ante especies diferentes”, subraya el científico.
Reclasificación taxonómica
El equipo de investigadores confía en que el proceso de reconocimiento de estas nuevas especies sea rápido. “Nosotros hacemos una propuesta taxonómica; después, la comunidad científica puede aceptarla o publicar réplicas que, sinceramente, no esperamos. Finalmente, serán las sociedades científicas ornitológicas la que deberán reconocer esta nueva clasificación”, indica el autor.
El trabajo de los investigadores no acaba aquí porque este ave sigue planteado nuevas preguntas. “Falta por entender mejor todo el proceso de diferenciación y el siguiente paso será identificar las regiones genómicas que lo explican. Para ello, será necesario estudiar su genoma completo”, concluye Illera.