Tener linces es lo mejor que le puede pasar a un coto para mantener a raya a otros depredadores. Lo dicen los estudios científicos y lo avala la experiencia de algunas fincas de caza en las que se han asentado. Jara y Sedal ha hablado con dos cazadores que gestionan cotos en los que los linces se han asentado para conocer su experiencia: «Es como tener un guarda gratis», aseguran.
Lince Ibérico. /Shutterstock
Tener linces en tu coto es lo mejor que te puede pasar si quieres mantener a raya a otros predadores. Esta circunstancia era algo desconocido hasta hace poco, pero recientes investigaciones han corroborado que el lince ‘manda’ cuando coexiste en el mismo territorio con el zorro, por ejemplo. El estudio Influencia del lince (Lynx pardinus) en los patrones de actividad circadiana del zorro (Vulpes vulpes), de Antón Álvarez Bermúdez, Germán Garrote y Ramón Pérez de Ayala, presentado en 2017 precisamente analizaba esta cuestión. Para desarrollarlo, los autores analizaron el comportamiento de los zorros en dos parcelas similares en la Finca Peñalajo, en Sierra Morena Oriental. En una de ellas había linces –reintroducidos en 2016–y en la otra su presencia era anecdótica.
Sus resultados confirmaron que, en la parcela en la que convivía con el lince, el zorro cambiaba sus horas de caza para evitar coincidir con el felino, aunque ello supusiera dejar de sincronizar su actividad con la del conejo, fuente de alimento para ambos. De esta manera, los raposos se veían obligados a aumentar sus horas de campeo por la noche y reducirla por el día, para evitar cruzarse con un lince.
Fuente: Jara y Sedal