Un proyecto de la Universidad de Santiago ahonda en las acciones a llevar a cabo tanto en prevención como para la recuperación de los montes arrasados por los incendios forestales, después de analizar los impactos provocados en estos espacios
Las olas de fuegos en los montes gallegos son uno de los males endémicos que año tras año afectan a estos espacios naturales, poniendo en riesgo incluso vidas humanas o refugios para la fauna y montes de un elevado valor paisajístico como aconteció a finales del pasado año con los fuegos que arrasaron el corazón del Parque del Xurés (Ourense). Pero, ¿qué se puede hacer para recuperar estos montes arrasados y qué políticas de prevención hace falta impulsar?
Estas son dos de las preguntas sobre las que están trabajando en el proyecto europeo ‘EpyRIs’ financiado dentro de la convocatoria SUDOE, en el que participa la Xunta de Galicia y que cuenta con la colaboración de la Universidad gallega, junto con la Universidad de Valencia, el Centro de Investigación Forestal de Lourizán y las firmas Tragsa y Tragsatec, entre otros.
En la Universidad gallega, el grupo multidisciplinar integrado por la catedrática de Análisis Económico de la Universidad de Santiago María Luz Loureiro García, así como por el catedrático del área de Proyectos de Ingeniería en la Universidad de Santiago de Compostela, Manuel Marey, y el investigador Pablo Coello, está trabajando sobre las políticas de restauración de los espacios afectados por estos fuegos. «Para ver qué espacios debemos priorizar en la restauración, no sólo se valoran las pérdidas económicas, sino también las ambientales o aquellas puramente sociales», explica la investigadora María Loureiro.
Para decidir que acciones priorizar para minimizar estas pérdidas (o restaurar los espacios afectados) están echando mano de herramientas empleadas por los servicios federales de protección de bosques americanos. «Se trata de ver el impacto global de los fuegos desde una perspectiva multicriterio», detalla Loureiro. Buscan de este modo estimar también aquellos costos de los fuegos que no siempre tienen una cantidad económica asignada, pero que son importantes para la sociedad. Es el caso por ejemplo, del impacto que los fuegos tienen sobre los daños a las infraestructuras o el déficit de inversiones en el rural que los incendios provocan. «Ya no es sólo las pérdidas económicas directas, sino que la gente deja de invertir por miedo a que el fuego arrase con las plantaciones o con otras actividades como los colmenares, o que el paisaje se deteriore y deje de atraer visitantes», concreta la experta.
Para estimar los valores de los montes ardidos más allá de la madera, también están utilizando nuevas fuentes de datos, muchas de ellas en abierto, como pueden ser las fotografías compartidas en redes sociales por turistas, que dan cuenta del valor de estos espacios.
El caso de As Neves
Uno de los casos que ya han estudiado es el fuego que se produjo en el 2017 en As Neves (Pontevedra) donde la virulencia de las llamas y el avance del fuego arrasó varias viviendas y se aproximó a núcleos importantes de población con una gran virulencia. «Ahora estamos en proceso de ampliar la información que obtuvimos de manera directa y completarla con otras fuentes que nos ayuden a estimar los costos que tuvo este fuego», explica Loureiro.
Además de los daños más obvios tras estos fuegos, el equipo también concreta que se produjeron otras pérdidas derivadas de ellos como fue la reducción de capturas en la campaña de la lamprea, con una honda tradición en esta zona y que se vio afectada por la merma de la calidad del agua. «Un elemento que en Galicia no se había valorado mucho como es la pérdida de la calidad del agua, en un contexto de cambio climático creciente, comienza a tomar mucha relevancia», concreta la investigadora.
Los primeros trabajos para conocer los daños de estos fuegos se basaron en encuestas con la población afectada y que había vivido de primera mano los incendios. Ahora, en esta segunda fase están realizando de nuevo encuestas, pero esta vez con personal involucrado en actuaciones de recuperación de los espacios quemados, como los técnicos encargados de planificar las acciones a realizar, como puede ser las construcciones de diques o presas para evitar corrimientos de tierra o la cobertura de suelo con paja.
Estas encuestas le ayudan a determinar aquellas acciones que debieran de ser prioritarias pala conseguir la recuperación de espacios quemados dentro de la zona SUDOE. Aunque luego estas pautas deberán ajustarse a las necesidades específicas de cada monte, buscan establecer un catálogo de acciones rápidas generales. «La orografía en sí, así como los asentamientos poblacionales ya van a determinar en gran medida las actuaciones específicas», concreta.
En el proyecto, iniciado en el 2018 y que se prolongará durante todo este 2021, también están evaluando el costo de estas políticas de recuperación para que las técnicas recomendadas realmente tengan un impacto mayor a su costo. «Por el momento, todas las técnicas propuestas desde el CIF Lourizán para la recuperación de espacios superaban ampliamente un estudio sobre rentabilidad, en términos de costo y los beneficios asociados», detalla Loureiro. Hace falta tener en cuenta que buena parte de las actuaciones propuestas desde Lourizán se realizaron en zonas con graves problemas de erosión. Con el final de la investigación esperan publicar unas recomendación generales para aplicar en buena parte del territorio y que luego deberán adaptarse a las características específicas de los montes quemados.
El impacto ambiental, cada vez más presente
Al margen del caso de As Neves, en el marco de este proyecto también realizaron encuestas entre la población para conocer el grado de implicación y concienciación sobre los daños de los fuegos. Estas consultas les mostraron que se está teniendo más en cuenta el daño ambiental que producen los fuegos. «Los incendios acarrean cada vez mayores pérdidas ambientales, en gran medida por la virulencia de algunos episodios que resulta muy complicado controlar, y la población se está haciendo más consciente de estas pérdidas medioambientales profundas», comenta la investigadora.
Estas primeras encuestas las realizaron a través de la web y a nivel estatal, por lo que ahora contemplan ampliar la muestra para contar con otros sectores de la población a los que le fue más difícil acceder de este modo, como las zonas rurales y la gente de mayor edad. En estas consultas buscaban conocer la opinión sobre el impacto del incendio o aquellas acciones que estarían dispuestos a realizar para reducir los daños y el riesgo asociados a los fuegos forestales. «Las encuestas son muy útiles para conocer un impacto más social y global de los incendios», indica.
La insuficiencia de las políticas de prevención
El análisis y las consultas a la población también permiten evaluar hasta qué punto las políticas de prevención cuentan con apoyo de la ciudadanía, tal y como comprobaron en el marco de otro proyecto. «Comprobamos que aquellas personas que ya habían vivido los incendios de cerca eran las que más dudas tenían sobre los logros que se podían conseguir con determinadas políticas de prevención», apunta la investigadora.
En estas encuestas, los entrevistados también inciden en que para conseguir una mayor efectividad de las políticas de prevención es preciso lograr acciones que tengan más en cuenta los conocimientos y la experiencia de las personas vinculadas con el monte y con las zonas en las que se pretenden desarrollar estas acciones. «Apuntan la importancia de contar con acciones codiseñadas con los propietarios del monte y con la gente que vive y tiene cerca el monte para conseguir su compromiso en la prevención», concreta Loureiro.
Otro de los aspectos que se señalan en estas encuestas es el elevado costo que para muchos propietarios puede suponer las políticas de prevención y gestión de los montes. «Muchos sienten que no se está valorando como debiera los beneficios ambientales y sociales que produce el monte para toda la sociedad, mientras que a ellos se les exige un mantenimiento con un coste económico y en algunos casos sin obtener un rendimiento económico compensatorio», comenta la investigadora.
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