Un estudio ha demostrado que los milanos y otras especies de aves rapaces son capaces de transportar palos humeantes para generar incendios y poder comer así las presas que se queman.
La naturaleza no deja de sorprendernos. Según un estudio reciente publicado por varios observadores, algunas aves rapaces son capaces de provocar incendios con el objetivo de cazar a sus presas y devorarlas una vez calcinadas.
El hallazgo se ha producido en Australia, donde se tenía constancia de este tipo de conducta animal entre los granjeros locales, algunos de los cuales abaten a las aves rapaces para proteger sus fincas y animales de las llamas. Pero esta habilidad no había sido documentada científicamente hasta que una investigación publicada en el Journal of Ethnobiology constató que era real y que estaba relacionada con su instinto de caza.
Durante el estudio, los investigadores documentaron el uso que las poblaciones indígenas hacen de los incendios para modificar su entorno. Pero además pudieron observar cómo las aves rapaces que se alimentan del fuego, el milano negro (Milvus migrans), el milano silbador (Haliastur sphenurus) y el halcón pardo (Falco berigora), usaban el fuego como arma para cazar en las sabanas tropicales de Australia.
Intentos exitosos de propagar incendios
Los observadores informan que durante su investigación observaron intentos individuales y cooperativos, a menudo exitosos, de propagar incendios forestales intencionalmente. Las aves rapaces lo hacían transportando –en uno o varios intentos– palos ardientes en sus garras o picos.
Este comportamiento, a menudo representado en ceremonias sagradas, es muy conocido por la población local en el Territorio del Norte, donde llevaron a cabo sus investigaciones etnoornitológicas entre 2011 y 2017. Aunque los guardabosques aborígenes y otras personas de la zona tienen muy presente el riesgo que plantean las aves rapaces a la hora de ayudar a los incendios a atravesar los cortafuegos, el escepticismo oficial era absoluto.
Otros casos de rapaces generando incendios
Mientras conducía más allá de un fuego humeante al costado de la carretera en la península de Cape York, Queensland, el observador Dick Eussen vio milanos que se abalanzaban sobre una presa en medio del humo y las chispas.
En un momento dado observó a uno de ellos lanzarse en picado para agarrar un palo humeante con sus garras y dejarlo caer en la carretera que estaba haciendo las veces de cortafuegos. La brasa aparentemente estaba demasiado caliente para que el milano la sostuviera. Sin embargo, otra rapaz tuvo más éxito y dejó caer un palo al otro lado de la carretera, sobrela hierba sin quemar, que pronto se encendió.
Otro caso constatado de propagación de incendios ocurrió en la mina de uranio Ranger cerca de Kakadu, NT, donde un bombero llamado Eussen hacía su trabajo. Una tarde, mientras se aseguraba de que un fuego de hierba no pudiese saltar sobre una carretera, observó a un milano volando a unos 20 metros frente a él con un palo humeante en sus garras. Lo dejó caer y el humo comenzó a salir de la hierba seca, provocando un incendio que tuvo que ser extinguido inmediatamente. En total, apagó siete incendios, todos provocados por las rapaces.
Jara y Sedal.- Israel Hernández Tabernero