Incendios Forestales

18
Nov
2020

EL NIÑO INFLUYE EN LOS INCENDIOS DE CALIFORNIA

 

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Fenómenos meteorológicos extremos como el Niño tienen influencia en las condiciones que favorecen los grandes incendios

Un estudio de los incendios forestales de California de los últimos 70 años ha comprobado la relación de los patrones meteorológicos a escala regional y las teleconexiones climáticas, que juegan un papel clave en la modulación de las condiciones propicias para el fuego. Vientos y oleadas de calor, que son clave para explicar los grandes incendios de California, están influenciados por fenómenos meteorológicos como El Niño.
Las condiciones del cambio climático, con periodos más prolongados de sequía, condiciones extremas de viento y picos de temperaturas más elevadas, unidas a un aumento de combustible por falta de gestión de la vegetación, se ven potenciadas por fenómenos recurrentes y extremos como El Niño. Los expertos hablan de cambio global y son el cóctel perfecto para grandes incendios convectivos.

La teleconexiones climáticas son anomalías de un clima regional que pueden afectar a otra región alejada. En el caso de California los fenómenos analizados son El Niño y La Niña, es decir el calentamiento y enfriamiento del mar en la zona ecuatorial del Pacífico. Se producen con una variedad irregular pero su influencia meteorológica y sus efectos devastadores en la zona tropical se dejan notar también en otras partes del planeta. Ahora sabemos que también tienen influencia directa en los incendios forestales de California.

«Comprender el efecto que la variabilidad climática causa en los grandes incendios forestales es esencial para una planificación eficiente de los recursos ambientales a largo plazo y para prever adecuadamente el peligro y el riesgo de fuego durante la temporada de incendios», explica Adrián Cardil, autor principal del estudio, investigador del Centro de Ciencia y Tecnología Forestal de Cataluña (CTFC) y técnico de la empresa Technosylva, suministradora del programa de prevención de riesgos del Departamento Forestal y Prevención de incendios de California CalFire.

“Disponemos de una ingente cantidad de datos en tiempo real de los incendios en California y de su histórico. Esto nos ha permitido analizar la meteorología de los incendios mayores de 100 hectáreas, principalmente las variables del viento y la sequía, y cómo se relaciona con el fenómeno de El Niño y La Niña”, comenta Adrián Cardil.

Y la conclusión a la que han llegado es que hay una relación directa entre este fenómeno meteorológico, el estado de la vegetación y la probabilidad de incendios en California. “Hemos comprobado que cuando es año de Niña es un año más seco en California y aumentan los incendios en primavera. Por el contrario, cuando es año de Niño, hay mayor humedad en primavera lo cual provoca un aumento del pasto y combustible fino, y los problemas de incendios se trasladan al verano u otoño, cuando esa vegetación se ha secado. Se trata de una influencia significativa, lo cual no implica que se cumpla a rajatabla todos los años”, confirma Adrián.

Estos fenómenos extremos pueden potenciar a otras variables como la sequía. “No todos los incendios se pueden explicar por acción del cambio climático. El estudio lo contextualiza dentro de otras problemáticas como son las teleconexiones climáticas, que comportan cambios meteorológicos recurrentes que pueden aumentar sus efectos. Se establecen sinergias entre estos fenómenos que actúan a distintas escalas espaciales. Es un cóctel que explica los incendios de California”, asegura Sergio de Miguel, coautor del estudio, profesor en la Universidad de Lleida y director del GFBI (Global Forest Biodiversity Initiative) Hub.

Lo que sí parece explicar el cambio climático es que se produce una lenta ampliación de la campaña de incendios. “Cada vez se observa con más claridad que hay un alargamiento de las condiciones ideales para los incendios. Tenemos más ventanas para incendios más grandes, en un escenario con acumulación de vegetación por falta de gestión. Se acumula el combustible y nuestra exposición aumenta en meses de abril y mayo en California y el Mediterráneo”, afirma Adrián.

Condiciones meteorológicas globales, regionales y locales se alían para dibujar un paisaje preocupante. A ellas hay que sumar los factores socioeconómicos “que implican un cambio en el uso del territorio. Por esto, no debemos hablar sólo de cambio climático, sino de cambio global» explica Sergio de Miguel.

La investigación se publica en la revista científica Science of the Total Environment bajo el título Coupled effects of climate teleconnections on drought, Santa Ana winds and wildfires in southern California y cuenta con la participación de investigadores del resto de España, Reino Unido, Italia y Estados Unidos.

Similitudes con el Mediterráneo

No todos los incendios forestales mundiales responden a la misma dinámica. En las zonas tropicales la fuerza motora es un cambio de uso en el suelo. En el contexto mediterráneo compartimos situaciones socioeconómicas comunes con California muy distintas de las tropicales. Entre California y el Mediterráneo existen similitudes de vegetación, meteorológicas y de falta de gestión del territorio por razones diferentes.

Se da la circunstancia de que en el mes de octubre en California se producen los temidos vientos de Santa Ana, con velocidades constantes de 100 km/h. En el arco mediterráneo no se producen estos vientos tan fuertes de forma recurrente pero sí se producen vientos de Tramontana en Girona o de poniente en otros lugares que crean las condiciones favorables para grandes incendios.

“Las condiciones no son exactamente iguales entre California y el Mediterráneo pero se asemejan bastante en cuanto a vegetación, meteorología, acumulación de combustible y la disposición de viviendas y núcleos urbanos en contacto directo con terrenos forestales”, comenta Adrián.

Este es otro factor que condiciona las tareas de extinción, y que puede dar lugar a grandes incendios, al obligar a emplear los recursos del dispositivo en la protección de núcleos urbanos y viviendas que salpican un territorio más vulnerable a incendios forestales.

“El cambio climático contribuye a incrementar periodos de sequía y abre más ventanas de oportunidad para ignición. Crea las condiciones ambientales para episodios de grandes incendios forestales”, confirma Sergio de Miguel.

¿Qué se puede hacer?

“Los incendios dependen de tres variables: topografía, meteorología y vegetación.
La topografía no la podemos variar; sobre la meteorología poco podemos hacer de forma inmediata; y sobre la vegetación es la única variable que podemos actuar gestionando el combustible”, señala Adrián.

Para Sergio de Miguel es obligatorio gestionar el territorio y especialmente realizar gestión forestal. “La solución es revertir la situación, volver a dar vida a las zonas rurales que permitan crear paisajes más diversos. Se llama bioeconomía y consiste en dar valor a los recursos forestales, naturales y renovables, para que sean generadores de oportunidades en territorios abandonados o a punto de serlo. Nuevos usos energéticos de la biomasa forestal, la sustitución de materiales contaminantes en la construcción por madera estructural o la utilización de fibras de la madera en el textil y en proyectos de nanotecnología pueden ser un ejemplo”.

Las quemas prescritas pueden ser una herramienta más en la gestión del territorio. El abandono de esta práctica por presiones de grupos ecologistas o sociales ha sido señalado en varias ocasiones como una de los agravantes de los grandes incendios en California y Australia, donde los ecosistemas estaban acostumbrados al fuego.

“Es verdad que se utilizan menos las quemas prescritas en California, pero, en mi opinión, hay que entenderlas como una herramienta para crear zonas de defensa que permitan maniobras seguras y un trabajo eficaz al dispositivo de extinción. No podemos poner en peligro a nuestros equipos, tenemos que hacer una gestión del combustible que les permita trabajar de forma segura”, afirma Adrián.

Para Sergio de Miguel, “debemos partir de la base que el fuego forma parte de la ecología del territorio y después decidir cómo queremos convivir con el fuego, con qué tipos de incendios podemos convivir”.

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