El ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación conmemora el cincuenta aniversario de la estadística de incendios, una herramienta clave en la elaboración de políticas de prevención. Más de 590.000 incendios forestales se han documentado en estos cincuenta años. El acto sirvió para celebrar el veinte aniversario de la creación de las EPRIF y para homenajear a profesionales e instituciones que han destacado especialmente en la prevención de incendios en estos cincuenta años: José Eleazar Cubo María, Francisco Tejedor y los Equipos de Prevención Integral de Incendios Forestales EPRIF.
“La estadística de incendios forestales de España es probablemente la mejor base de datos de incendios del mundo”. La afirmación podría parecer exagerada pero el subdirector de Política Forestal del ministerio, José Manuel Jaquotot, se apoyó en varios datos para hacerla: el primero, “en estos cincuenta años se han documentado más de 590.000 incendios forestales”; y el segundo, en los resultados: el conocimiento de las circunstancias de los incendios ha permitido “establecer políticas de prevención que han sido fundamentales en la reducción del número de incendios”.
La estadística cumple 50 años demostrando su utilidad como herramienta de prevención. Destacó Jaquotot varios hitos en estos cincuenta años de documentación de incendios. En primer lugar, la elaboración de la Ley de Montes del 68 que dio lugar a la creación de la estadística de incendios. En segundo lugar, la investigación de causas de incendios como una herramienta “que ha reducido el número de incendios al permitir hacer una prevención ajustada a cada zona”. Y, en tercer lugar, la creación de los Equipos de Prevención Integral de Incendios Forestales EPRIF: “una magnífica oportunidad para acercarse al territorio, conocer necesidades, conciliar intereses y reducir el número de incendios”. Quiso Jaquotot “lanzar el guante” al señalar que “sería interesante que participasen de la misma idea todas las comunidades autónomas porque el ministerio llega hasta donde puede”, en una clara invitación a las comunidades a que pongan en marcha servicios similares a las EPRIF en sus respectivos territorios.
José Manuel Jaquotot reconoció el esfuerzo de todos los equipos de extinción y prevención de incendios de todas las administraciones públicas. En primer lugar, por el suministro de la información necesaria para la elaboración de la estadística y en segundo lugar destacando “el funcionamiento del protocolo de actuación de las distintas administraciones públicas que se demuestran en los grandes incendios como el de Canarias”. Para Jaquotot, España dispone “del mejor dispositivo de extinción de incendios de Europa, pero estoy seguro de que no exagero si digo que probablemente sea también el mejor del mundo”. Quiso igualmente reconocer el trabajo de “los profesionales que no van a primera línea de fuego pero que hacen que todo el sistema funcione gracias a un trabajo fundamental de organización”.
Y recordó un mensaje fundamental cuando habla de incendios: «La clave está en la gestión forestal. Cualquier actividad que mejore la gestión forestal ayuda a mejorar la lucha contra los incendios. Pero, la mejora de la gestión forestal debe ser un objetivo, no una consecuencia de la lucha contra los incendios».
«La clave está en la gestión forestal. Cualquier actividad que mejore la gestión forestal ayuda a mejorar la lucha contra los incendios. Pero, la mejora de la gestión forestal debe ser un objetivo, no una consecuencia de la lucha contra los incendios».
Ricardo Vélez, memoria viva de la lucha contra los incendios
Ricardo Vélez personaliza el trabajo y el esfuerzo por la mejora continua y la profesionalización de los servicios de prevención y extinción de incendios forestales en España. Él fue el encargado de poner en marcha la estadística de incendios del ministerio: “lo hicimos obligados por la Ley de Montes del 68 que creaba un fondo para establecer un seguro frente a incendios que, por cierto, aún no existe, y para crear una base de datos que permitiese organizar ese seguro y desarrollar la prevención”.
Recordó Ricardo que fue el Servicio del Inventario Forestal quien les ayudó a diseñar un primer parte de incendios forestales “que pudiera informatizarse a través de un enorme ordenador IBM que ocupaba toda una planta el ministerio”.
Ricardo Vélez citó los momentos más importantes en estos cincuenta años de documentación y prevención. Tuvo tiempo de recordar detalles que dan muestra de los medios y el conocimiento de que disponían a lo largo de estos cincuenta años, además de mostrar la voluntad de formarse y la determinación por poner en marcha la prevención y extinción de incendios en España.
Sobre una fotografía de un mítico cartel de prevención de incendios en el que se veía una cerilla, confesó Vélez: “de lo primero que nos dimos cuenta es que, frente a lo que suponíamos, el tabaco no era representativo de los incendios en España, teníamos una idea muy equivocada, y eso que ninguno del Área de Incendios éramos fumadores”. Cuando los datos sobre las causas directas de incendios fueron organizados en gráficas, los incendios que entonces se incluían en la casilla de tabaco representaban menos del 8 % de las causas. Un piloto de los que participaban en labores de extinción, y “que sí era fumador”, llegó a una conclusión muy clara y le comentó, entendemos que con cierta sorna: “si solo el 8 % de los incendios lo causaba el tabaco estaba claro que el 82 % de los incendios lo causaban los no fumadores”.
En los años ochenta comenzaron a pedir a las comunidades autónomas “un esfuerzo por saber las motivaciones de los incendios forestales intencionados”. Ya llevaban años cocinándose a fuego lento dos ideas que tuvieron claras casi desde el inicio: “era necesario orientar las campañas de sensibilización hacia la población local y que era necesario utilizar el fuego como herramienta de prevención. Pero para esto había que formarse”.
No era fácil convencer a los responsables políticos de que el uso del fuego técnico era una herramienta adecuada de prevención. En 1977 se hizo la primera prueba de fuego técnico, tuvo que ser “en una finca privada en Galicia, para quemar tojo que había crecido bajo eucalipto. Nadie se atrevía a dar los permisos para hacerlo en un monte publico”. Un viaje a Benín en 1989 con la FAO, en el que pudo comprobar cómo utilizaban el fuego desde hacía miles de años para regenerar pastos, terminó de generar la convicción necesaria.
Había que analizar cómo se utilizaba el fuego en España e ir creando las condiciones necesarias para poder utilizarlo técnica y legalmente, hasta crear las EPRIF: los equipos que, con la filosofía de conciliación de intereses y la actitud de ponerse en la piel de la población rural, utilizaría las quemas prescritas para reducir con éxito el número de incendios. “El respaldo legal lo dio la Ley de Montes de 2003, en su artículo 44 donde recogía el uso del fuego. Es una historia larga y lenta que ha permitido disponer de la base de datos de incendios más completa del mundo”, concluyó Vélez, avalando las palabras de José Manuel Jaquotot.
«Era necesario orientar las campañas de sensibilización hacia la población local y que era necesario utilizar el fuego como herramienta de prevención. Pero para esto había que formarse. Es una historia larga y lenta que ha permitido disponer de la base de datos de incendios más completa del mundo”
Big Data en las estadísticas de incendios
En esa larga historia, el tiempo pasa y las comunidades autónomas, cada una a su velocidad, va organizando sus servicios de prevención de incendios forestales, incorporando investigación de causas, estadísticas más completas, nuevas tecnologías en la toma de datos y en el cruce de la información hasta llegar, por ejemplo, a una nueva aplicación informática que corrija errores humanos o interpretativos en su transmisión. Es el caso de la Comunidad Valenciana que en enero tendrá operativa esta nueva herramienta informática a disposición de todos sus profesionales.
Lo explicó Mario Romero Vivo, jefe de Servicio de Prevención de Incendios de la Comunidad Valenciana. El objetivo de su departamento es disminuir el número de incendios y reducir las probabilidades de grandes incendios.
La recogida sistematizada de datos permite “conocer con exactitud las causas y motivaciones, identificar situaciones de riesgo, diseñar acciones preventivas a la carta, evaluar los resultados y la eficacia de las acciones desarrolladas y permite aportar pruebas para depurar responsabilidades sociales o penales”.
El objetivo es disponer de información que permite predecir dónde, cuándo y por qué puede producirse un incendio. “Necesitamos series largas de datos de calidad, sistematización en la toma de información y de su tratamiento, equipos preparados y capacidad para cruzar datos y extraer conclusiones”.
Fruto de esta recogida sistematizada de datos sabemos que, de media, más del 50 % de los incendios en la provincia de Castellón se deben a rayos, cifra especialmente elevada si se compara con otras provincias, o con la media nacional donde supone el 5 %. Junto con la herramienta de detección de descargas eléctricas que proporciona la agencia de meteorología AEMET, la estadística valenciana permite predecir lugares y momentos en los que es más probable se produzca un rayo, lo que permite extremar la vigilancia y acortar los tiempos de respuesta en caso de surgir el incendio.
Explicó Mario Romero cómo se ponen en marcha campañas de prevención específicas para determinadas zonas, adaptadas a sus circunstancias. “Cuando ponemos sobre un mapa los incendios, observamos que siguen un mismo patrón, que se concentran en una determinada zona, que no es precisamente la boscosa sino la de cañizales alrededor de los ríos, en una determinada franja horaria. Esta información nos da pie a establecer un plan de choque de vigilancia intensa e información durante siete días. Esto nos permitirá comprobar si se reducen los incendios, se producen en otro horario o en otros lugares”. Este tipo de actuaciones preventivas son posibles gracias a la recogida sistemática de datos y a su tratamiento posterior.
La recogida sistematizada de datos permite “conocer con exactitud las causas y motivaciones, identificar situaciones de riesgo, diseñar acciones preventivas a la carta, evaluar los resultados y la eficacia de las acciones desarrolladas y permite aportar pruebas para depurar responsabilidades sociales o penales”.
Los agentes forestales, claves en la investigación de causas
Precisamente de investigación de causas, recogidas de datos y su posterior tratamiento habló José Joaquín Aniceto, agente de medio ambiente de la Junta de Andalucía y referencia en la investigación de causas en esa comunidad. José Joaquín ha revisado cientos de expedientes e informes de incendios de distintas décadas para comprobar cómo ha evolucionado la recogida de información y la importancia que han ido adquiriendo en las políticas preventivas.
Para José Joaquín el trabajo en la prevención y extinción de incendios es un trabajo en equipo y “cada miembro de ese equipo juega un papel muy importante en el resultado final”. Destacó, eso sí, la labor de los agentes medioambientales o “forestales de corazón”, como se definió, especialmente en la prevención de incendios y en la investigación de causas, “toda vez que parece que hemos perdido la relevancia que tuvimos en la extinción de incendios y en la restauración de lo quemado”.
Cronología de la investigación de causas. Fuente José Joaquín Aniceto
Definió José Joaquín dos etapas bien diferenciadas en la estadística de incendios forestales. La primera es la que él llamaba EGIF 1.0 hasta la aceptación por todos del enorme valor de la investigación de causas como método deductivo de investigación, basado en las evidencias físicas. Se correspondería con los primeros 25 años, desde 1969 hasta 1994. La segunda, EGIF 2.0, a partir del año 1994, con un salto cualitativo en el conocimiento de las causas directas y de las motivaciones que están detrás de los incendios.
Quiso recordar expresamente a tres profesionales a los que considera pioneros en la difusión del método de investigación de causas: Sergio Correia de Portugal, Francisco Tejedor de la Comunidad Valenciana y César Ortega de la empresa Eimfor.
Puso ejemplos de cómo se recogía la información en una primera etapa pre-EGIF, de los primeros partes de incendios y de algunas anécdotas en el relleno de los mismos. Y mostró cómo, en sucesivas etapas, la codificación de la información ha generado en un mejor conocimiento de las causas de incendios. “Desde el comienzo ya se notaba que había un intento de recopilar la mayor cantidad de información posible, al menos la más relevante para saber el comienzo del incendio, las posibles causas y cómo se desarrollaron las labores de extinción”.
Para la etapa EGIF 3.0, la que está por venir, hizo José Joaquín algunas reflexiones en torno a la codificación de los incendios y a la necesidad de hablar de evaluación de daños y no solo de hectáreas quemadas, entre otras consideraciones.
Los EPRIF, el uso del fuego y la conciliación de intereses como nuevas herramientas
La comprobación de que el fuego había formado parte de los ecosistemas desde hace miles de años y de cómo su uso de forma racional podía ser una herramienta de prevención y de gestión del territorio dio lugar a la creación de las EPRIF.
Raúl Vicente Pérez, de la EPRIF de Zaragoza, comentó cómo fueron los comienzos “de autoaprendizaje y siempre con la intención muy clara de conciliar intereses. Me paso la vida en reuniones, sin hacer ruido, intentando llevarnos bien con todos, avanzando lento porque para llegar lejos hay que ir lento”.
Para Raúl, la conciliación de intereses tiene una definición muy sencilla “acercarse a los problemas reales para ser útiles a la población. Se trata de encontrar soluciones compatibles con los intereses de los propietarios y con los de la prevención de incendios dirigida desde las administraciones”.
A la conciliación de intereses y las quemas prescritas hay que sumar la actividad de los EPRIF en educación ambiental, “en la colaboración en tareas de vigilancia en momentos críticos, en colaboración en la extinción si fuese necesario, en ayudar a la investigación o incluso en colaborar en la elaboración de algún manual de interfaz urbano-forestal”, comentó Raúl.
“Tenemos claro que no se trata de quemar por quemar, debemos tener un fin”, y apuntó la realización de ordenaciones de quemas en pequeñas montañas como unas de las actividades en las que ya están trabajando. “Sabemos quemar, es solo cuestión de método. La cuestión es qué queremos hacer con el fuego, le podemos dar todo el valor que queramos como herramienta de gestión del territorio”.
Actuaciones desarrolladas por los equipos EPRIF durante 2018. Fuente Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación
Ismael Muñoz Linares
OSBO digital 27 de Noviembre 2019