Como si fueran los nervios de una primera cita, hace días que a muchos de los integrantes de los dispositivos de extinción les revolotean mariposas en el estómago. Está a punto de comenzar la campaña de verano, la de mayor riesgo de incendios en buena parte de España. Y las previsiones no son halagüeñas: las lluvias de primavera han dejado mucho pasto que se puede agostar rápidamente; se prevé un verano muy caluroso y seco; no se han podido hacer todos los trabajos de selvicultura preventiva que estaban programados por causa de la pandemia y las medidas de seguridad en los dispositivos para evitar contagios por COVID-19 aumentan la incertidumbre de los más expertos. El Comité de Lucha contra Incendios Forestales CLIF se ha reunido esta semana y ha dado la salida a una campaña que parece especial.
En la habitual reunión del CLIF, previa al comienzo de la campaña de verano, el consenso y la coordinación entre las distintas administraciones púbicas que intervienen en ella ha sido lo más destacado. Se han repasado las cifras definitivas de los incendios en 2019 y un avance de lo que va de 2020; anunció cada comunidad autónoma las novedades en sus respectivos dispositivos y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico MITECO, que se estrena como máximo responsable nacional de la coordinación entre administraciones, ha compartido su plan frente al coronavirus para el dispositivo de prevención y extinción de incendios forestales del ministerio, “tanto en el territorio como en el Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales (CCINIF)”, donde se desarrolla la labor de coordinación y apoyo a las comunidades autónomas, con la intención de «garantizar el dispositivo habitual y el mismo servicio» que en campañas anteriores.
En 2019 se produjeron 10.883 siniestros, un 11 % menos que la media del decenio, y se vieron afectadas 83.962,69 hectáreas, un 15 % menos que la media del decenio. En lo que va de 2020 (con datos hasta el 30 de abril) se han producido la mitad de los incidentes y la mitad de hectáreas quemadas que en la media del decenio, en concreto 2.032 siniestros que han quemado 12.947 hectáreas. La explicación se encuentra, según el MITECO, en “unas condiciones meteorológicas favorables y por el confinamiento a causa del estado de alarma”, aunque las diferencias entre comunidades autónomas vecinas han sido notables, por ejemplo Asturias y Cantabria, donde las condiciones meteorológicas han incidido notablemente en una reducción de incendios en la primera, a pesar de que, evidentemente, el confinamiento ha sido el mismo para ambas.
En estos días presenta cada comunidad autónoma su dispositivo de extinción para la campaña de verano. En todos ellos se observan esfuerzos por aumentar los medios disponibles o por mantener lo que tenían en campañas anteriores, a pesar de que el gasto que ha exigido la pandemia va a obligar a revisar todos los presupuestos autonómicos, también el de la extinción de incendios.
Por parte del MITECO, los medios para esta campaña entre el 1 de junio y el 31 de octubre son: 73 medios aéreos (18 aviones anfibios de 5.500 litros de capacidad de descarga, 8 helicópteros bombarderos de 4.500 litros, 10 aviones de carga en tierra de 3.100 litros, 6 aviones anfibios de 3.100 litros y 19 helicópteros de transporte de las 10 Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) con capacidad de descarga de 1.500 litros). Completan la lista de medios cuatro helicópteros de vigilancia y cuatro aeronaves civiles por control remoto (RPAS), más siete unidades móviles de análisis y planificación (UMAP), para apoyar en las tareas de extinción. Autor: Ismael Muñoz Linares