Incendios Forestales

24
Nov
2021

UGT HACE BALANCE DE LA CAMPAÑA DE ALTO RIESGO DE INCENDIOS FORESTALES

 

UGT Forestales reclama mayor inversión en gestión y personal para hacer los bosques más resilientes y potenciar el empleo forestal

El sindicato UGT ha hecho balance de la campaña de alto riesgo y ha hecho una serie de propuestas en dos direcciones: para mejorar el estado de las masas forestales y para mejorar las condiciones laborales del colectivo que trabaja en la extinción de incendios y en trabajos selvícolas.

 “Tener masas forestales resilientes es invertir en prevención, en selvicultura, en mano de obra y lucha contra la despoblación. Si inviertes en resiliencia todo son beneficios”, comenta Ángel Rubio Coordinador Estatal de Bomberos Forestales y Silvicultura de UGT.

Reclama UGT intervención en las masas forestales de dos formas: por un lado, mediante la gestión forestal, que incluye todo tipo de actividades en el monte con el objetivo de generar “una actividad económica que mantenga las masas en buen estado de conservación” y, por otro lado, en trabajos preventivos “orientados a ofrecernos a los equipos de extinción oportunidades de éxito en la extinción”.

“El sector forestal tiene una gran capacidad de fijar población pero las administraciones públicas parece que no lo entienden. Está infrautilizado y seguimos importando madera del Congo y resina de Brasil, no aprovechamos el enorme potencial que tienen los bosques”, afirma Ángel Rubio.

“No solo no se invierte en gestión y en recuperar la actividad que un día mantuvo en buen estado los bosques sino que incluso el 60 % de los bomberos forestales se les envía a casa y no pueden hacer las labores preventivas necesarias durante todo el año”, asegura Ángel Rubio. Y añade “está todo relacionado, la temporalidad en los trabajos perjudica a las masas forestales”.

En cuanto a las propuestas laborales ha reclamado la denominación de bombero forestal en todas las comunidades autónomas. “Cualquier otro colectivo tiene un nombre y a ese nombre van asociadas unas actividades, unos conocimientos y habilidades e incluso una formación. En el caso de los bomberos forestales no es así, hay administraciones que se niegan a cumplir con la ley, a llamarnos por nuestro nombre, tal y como recoge el Catálogo Nacional de Ocupaciones, y no consigo entender por qué. No invadimos competencias de nadie, no vamos a tener mejoras porque te pongan un nombre”, asegura Ángel.

“No somos trabajadores forestales, somos bomberos forestales que también hacemos selvicultura, quemas prescritas y atención a emergencias en el medio rural, hacemos muchas cosas, no somos solo trabajadores forestales, así que no es lógico que nos incluyan en esa categoría y no nos reconozcan lo que somos y hacemos”.

Futura Ley del Bombero Forestal

navalacruz-batefuegos-osboEl Ministerio de Transición Ecológica y Reto demográfico MITECO prepara un proyecto de ley de bombero forestal sobre el que ya han hecho aportaciones los sindicatos. El documento se ha consultado también con todas las comunidades autónomas y la respuesta ha sido negativa en varios casos al entender que invade competencias autonómicas. Para UGT es necesario este reconocimiento profesional porque supone una categorización, reconocer unas competencias asociadas a una formación y la aplicación de la Ley de Riesgos Laborales.

Señala UGT en su informe que existe una alta siniestralidad en el sector de la selvicultura y de bomberos forestales. En lo que va de 2021, se han producido 2.310 accidentes, de los cuales 29 han sido graves y 9 mortales. Los accidentes in itinere, es decir los producidos al ir o volver de casa al lugar de trabajo, han sido 61, de los cuales uno ha sido grave y otro mortal.

Según Ángel Rubio “son cifras incompletas porque no disponemos de un solo epígrafe ocupacional que nos permita conocer la siniestralidad en el sector de la selvicultura y bomberos forestales, cada comunidad autónoma las registra de una manera diferente. Es necesario que se unifique la figura por toda España porque sin datos reales es imposible establecer las políticas adecuadas de prevención y riesgos laborales, por ejemplo”.

Denuncia UGT que no existe renovación de empleo público entre los profesionales que se dedican a la gestión forestal y a las emergencias en el monte. “La inversión en estos colectivos es cada vez menos visible, con congelaciones paulatinas y falta de formación en muchos campos que deben suplir los profesionales de forma individual y voluntaria. La falta de oferta de empleo y las tasas de reposición mínimas ante el volumen de jubilaciones, o el no cubrir las bajas, hacen cargar de guardias al personal”.

Para UGT esta siniestralidad se resolvería con los coeficientes reductores y la edad de jubilación anticipada. “Se me cae el alma a los pies cuando veo a compañeros con sesenta años en primera línea de fuego. Tenemos una tasa de envejecimiento muy alta, agudizada con contrataciones precarias, de temporales o fijos discontinuos, en muchas comunidades autónomas, con una tasa de temporalidad del 24 %”.

Se queja Ángel Rubio de que la sociedad no sabe lo que son los bomberos forestales. “Un enfermero es un enfermero en cualquier comunidad autónoma, tiene marcadas sus funciones, formación y reconocimiento. Los bomberos forestales somos peón de incendios en un sitio, trabajador forestal en otro o bombero forestal en otras. Y así es imposible que haya un reconocimiento social”.

Para terminar, su informe señala uno de los puntos conflictivos de la extinción de incendios forestales: la interfaz urbano forestal. Solicita UGT que se ejecute la obligatoriedad de disponer de planes de prevención de incendios municipales y sus correspondientes planes de autoprotección. “Esto crearía puestos de trabajo en las zonas rurales y reduciría la temporalidad, además de proteger las poblaciones y evitaría ocupar excesivamente al dispositivo en defensa de las poblaciones con el consiguiente abandono del monte”.

Junto a los planes de prevención, considera UGT necesario impulsar proyectos pedagógicos en las zonas rurales sobre el peligro y consecuencias de los incendios forestales, acompañados de una nueva cultura del fuego que lo entienda “como agente regenerador en el paisaje vegetal, que posibilite el descenso de carga de combustible en nuestros montes”.

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