COLEGIO OFICIAL DE INGENIEROS DE MONTES
Por Eduardo Tolosana Esteban, Doctor Ingeniero de Montes. Profesor de la Universidad Politécnica de Madrid. Medalla de Honor 2020 del COIM por su actividad en el Ámbito Académico, Investigación y Publicaciones.
Contra la corriente dominante en la opinión pública urbana del mundo desarrollado, el aprovechamiento secular de los recursos renovables (agricultura, ganadería y gestión forestal) favorece la biodiversidad, manteniendo ecotonos o ecosistemas antropogénicos de gran riqueza (https://doi.org/10.1073/pnas.2023483118), la gestión forestal activa sirve, además, para reducir riesgos como los derivados de los incendios y para el desarrollo socioeconómico que frene el vaciado del medio rural.
Se puede definir la mecanización forestal como la sustitución de la fuerza humana en las operaciones forestales por el uso de máquinas. Se refiere a máquinas automóviles, dado que las portátiles como la motosierra o la motodesbrozadora aún requieren penosos esfuerzos.
¿Por qué es imprescindible la mecanización para la gestión forestal activa? Entre otras razones, porque mejora la seguridad y salud de unos trabajos especialmente peligrosos (http://dx.doi.org/10.5424/fs/2013223-02714) y para afrontar la escasez de personal en labores tan duras y poco profesionalizadas, para incrementar la productividad y reducir costes (https://dx.doi.org/10.14214/sf.1003), y como paso necesario para aplicar tecnologías avanzadas.
En el centro y norte de Europa, al igual que en Norteamérica, la Ingeniería Forestal como programa de formación universitaria es casi un sinónimo de mecanización forestal (https://nces.ed.gov/ipeds/cipcode/cipdetail.aspx?y=56&cipid=89637). En cambio ¿qué papel tiene en los actuales planes de estudio forestales en España? A pesar del gran impulso a la mecanización de nuestras empresas forestales tras los derribos por viento de 1999 en Francia (https://www.congresoforestal.es/fichero.php?t=41725&i=691&m=2185), el mundo académico español ha vivido prácticamente de espaldas a los aprovechamientos mecanizados, dejando su gestión a menudo en manos de un tejido empresarial menos tecnificado de lo deseable. Pero el uso de máquinas cada vez más avanzadas no se va a detener, incluyendo también los aprovechamientos de resina , corcho (http://dx.doi.org/10.5424/fs/2014231-03012), piñón (https://doi.org/10.1016/j.biosystemseng.2016.01.004) o biomasa forestal (https://doi.org/10.1016/j.rser.2017.02.014).
Los jóvenes ingenieros y estudiantes forestales deben conocer los principales retos de esta mecanización que muchos de ellos afrontarán, como yo, en su vida profesional. Mencionaré algunos, si bien las posibilidades de innovación son muy diversas (https://hrcak.srce.hr/file/281492):
Aprovechar recursos de poco valor y alto coste de aprovechamiento, como montes bajos, regenerados espesos o matorrales, requiere tecnologías sostenibles para la mecanización, además de procesos para valorizarlos como bioproductos. Son millones de hectáreas en España, prácticamente abandonadas y afectadas por crecientes riesgos.
Mecanizar en fuertes pendientes tiene gran dificultad y deja sin gestionar cientos de miles de hectáreas de nuestros bosques de montaña. Nuevas tecnologías como el uso de maquinaria suspendida mediante cable, permiten trabajar en pendientes muy altas, reduciendo además las alteraciones edáficas, porque las máquinas se desplazan colgadas y sus neumáticos u orugas no ejercen tracción.
Optimizar mediante ingeniería de procesos la ejecución de aprovechamientos aplicando TICs, incluyendo distintos tipos de sensores, GPS, GIS y software específico (y en un futuro próximo aprendizaje por máquinas, comunicación entre ellas, manejo masivo de datos e inteligencia artificial).
Utilizar máquinas multifuncionales, automatizadas parcial o totalmente, como es tendencia creciente en Escandinavia. Las que apean, procesan y desemboscan (los llamados harwarders) tienen interés en montes pequeños, reduciendo la necesidad de personal especializado y los costes de transporte de máquinas.
Optimizar el transporte por carretera, pendiente de imprescindibles mejoras normativas, reduciría mucho el coste del suministro, como ya ocurre en los países forestalmente más avanzados mediante la gestión del transporte, desarrollando y utilizando software específico.
Reducir efectos ambientales desfavorables por incremento del número de neumáticos, sensorización de las fuerzas de tracción y de la presión de inflado, geolocalización comunicada de áreas sensibles como nidos o cauces y máquinas híbridas que usan biocombustibles avanzados y aceites biodegradables.
Extender, tanto entre los propios profesionales forestales como sobre todo ante la sociedad urbana, la necesidad y ventajas de la mecanización, que nadie discute hoy, por ejemplo, en la agricultura. Sin convencer a los ciudadanos y a los políticos, perderemos muchas de las oportunidades que la gestión forestal activa aporta para la supervivencia del medio rural y su biodiversidad.