Un estudio internacional en el que han participado 14 universidades y centros de investigación ha descubierto que las 'claras' en las masas forestales aumentan la capacidad del bosque para luchar contra el calentamiento global
La reducción del número de árboles en los bosques contribuye a aumentar el secuestro del carbono y a mejorar su adaptación al cambio climático, según un estudio en el que participa el grupo Evaluación y Restauración de Sistemas Agrícolas y Forestales (ERSAF) de la Universidad de Córdoba. En el trabajo, publicado en la revista 'Forests' y del que se hace eco este martes en un comunicado la institución académica cordobesa, el equipo de investigación determinó el contenido de carbono presente tanto en la estructura del árbol como en el suelo. De esta manera, comprobó que las parcelas sometidas a una mayor intensidad de claras, una reducción mayor de la espesura del bosque, secuestraron más carbono. Así, "las claras ayudan a los pinares a adaptarse al cambio climático, ya que permiten optimizar el crecimiento del bosque, además de favorecer una mayor incorporación de la materia orgánica al suelo, lo que aumenta los 'almacenes' de carbono en los bosques", afirma Antonio Cachinero Vivar, investigador del grupo ERSAF.
Estos resultados corroboraron estudios previos basados en dendrocronología, la medida del ancho de los anillos de los árboles, que ya habían puesto en evidencia un mayor crecimiento asociado con una reducción de la densidad, lo que indica que en años posteriores a la clara, los árboles remanentes tuvieron acceso a una mayor disponibilidad de recursos al reducirse la competencia, por lo que con más recursos crecen más y pueden secuestrar más carbono.
Para realizar el estudio los investigadores cordobeses coordinaron un trabajo a escala nacional en el que usaron la Red de Parcelas de Selvicultura Adaptativa del proyecto Silvadapt. Esta red cuenta con ensayos de claras con dos intensidades, suaves e intensas, en repoblaciones de tres especies de pinos mediterráneos, pino silvestre, pino salgareño y pino carrasco, ubicados a lo largo del arco mediterráneo español.
En 2021 se integraron todas las medidas de cada una de las parcelas, incluyendo los datos de biomasa y carbono orgánico del suelo, para estudiar el cambio temporal de la capacidad de secuestro de carbono según los diferentes tipos de claras efectuados. El estudio, que se ha realizado en el marco de la red Silvadapt, de la que forman parte catorce universidades y centros de investigación españoles, ha contribuido a reforzar la importancia de la silvicultura adaptativa en el incremento de la resiliencia de los bosques, y su contribución para mitigar los efectos del cambio climático, según la Universidad de Córdoba.