Según las proyecciones obtenidas mediante esta herramienta, el nematodo entraría por el norte en España, a través de Galicia, en menos de cinco años, y en menos de diez se adentraría por el oeste del país, por la Sierra de Gata
Cristina G. Pedraz/DICYT Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y del Joint Research Centre (JRC) de la Comisión Europea, en Italia, han desarrollado un modelo predictivo del avance del nematodo de la madera del pino, una letal plaga invasora que ya afecta a la mitad del territorio portugués. Con este modelo, publicado en la revista ‘Journal of Applied Ecology’, es posible anticipar la plaga “determinando las áreas de mayor riesgo y permitiendo así empezar a aplicar en esas zonas las medidas de control más efectivas para detener, o al menos ralentizar, su avance y la magnitud de los daños que provoca”. Así lo afirma a DiCYT Begoña de la Fuente Martín, primera autora del estudio, quien ha trabajado durante más de 15 años como ingeniera de montes para la Junta de Castilla y León.
“Tenía interés en profundizar en esta plaga invasora y la ocasión se presenta en 2016”, recuerda la investigadora abulense, cuando entró en contacto con un grupo del Centro Común de Investigación (JRC, por sus siglas en inglés) de la Comisión Europea, situado en el norte de Italia. Este grupo, dirigido por el investigador belga Pieter Beck, trabajaba monitorizando la salud de los bosques y de los cultivos leñosos, como el olivo, en Europa, con especial interés en los efectos de las plagas invasoras sobre los mismos. “Me proponen colaborar con ellos como investigadora visitante abordando este tema, para lo que cuento además con el apoyo de la Escuela de Ingenieros de Montes de la Universidad Politécnica de Madrid, con lo que dejo temporalmente mi trabajo en la Junta y me embarco en la aventura de tratar de comprender y modelizar esta plaga”, manifiesta.
El nematodo de la madera del pino (‘Bursaphelenchus xylophilus’) es una especie invasora de tamaño microscópico con forma de gusano. Según detalla, es nativo en América del Norte, donde las coníferas han coexistido con él durante milenios, por lo que están adaptadas y han desarrollado las defensas necesarias para resistir el ataque de este organismo. Sin embargo, fuera de su área natural de distribución es una plaga letal que causa una mortalidad masiva si se producen condiciones climáticas de elevadas temperaturas y bajas precipitaciones, como las que se dan en la gran mayoría de España y Portugal.
“Esta mortalidad masiva ha ocurrido ya en los bosques de Asia, especialmente en Japón, China y Corea, donde el nematodo del pino llegó hace ya varias décadas”, precisa la investigadora, quien añade que, en 1999, se detectó por primera vez en Europa, concretamente en el distrito de Setúbal, en Portugal. “Se cree que llegó allí por el transporte de madera infectada, a través de barcos, y las condiciones que encontró fueron las idóneas para su establecimiento”, subraya.
Desde entonces, su expansión por el país vecino ha sido constante e imparable, llegando en la actualidad a infectar prácticamente la mitad del territorio portugués. En España ha habido cinco casos aislados -dos en Extremadura, dos en Galicia y uno en Castilla y León- en localizaciones puntuales y aisladas de árboles o rodales infectados, “seguramente también como consecuencia del transporte de madera infectada desde Portugal”, que han sido erradicados o están en vías de erradicación.
Pero los mayores problemas parecen estar aún por llegar, a partir de la expansión natural del frente principal de la plaga desde Portugal. De la Fuente Martín advierte que el rápido avance del nematodo del pino en Portugal y su gran impacto en los bosques supone una amenaza creciente, dada la magnitud de los daños que la plaga podría causar en los bosques de coníferas de Castilla y León y de otras regiones españolas, donde estas especies cubren más de ocho millones de hectáreas.
Un escarabajo aliado
El nematodo, por sí mismo, tiene una capacidad muy limitada de desplazarse de unas zonas del territorio a otras. Sin embargo, ha encontrado un aliado fundamental en nuestra fauna autóctona. Se trata de ‘Monochamus galloprovincialis’, una escarabajo autóctono que se alimenta de las ramillas y perfora la corteza de los árboles. Es una plaga secundaria puesto que no es capaz de afectar a los árboles sanos y sólo produce daños en los árboles ya debilitados por otras causas. “Pero este escarabajo, dotado con unas largas antenas que lo caracterizan, es ahora el único vector del nematodo del pino en Europa, a través de una asociación (mutualismo) que es beneficiosa para ambos. Este escarabajo traslada al nematodo de un árbol sano a otro, portándolo en su cuerpo cuando se desplaza para alimentarse y reproducirse, y supliendo así, a través de este proceso de dispersión natural, las limitaciones de movilidad del propio nematodo”, indica.
El nematodo entra en el árbol cuando el escarabajo se alimenta de sus ramillas y, una vez dentro, se multiplica rápidamente bloqueando el flujo de agua, debilitando primero y matando al árbol después. Esta es la situación ideal para el escarabajo vector, que aprovecha el debilitamiento de estos árboles para perforar su corteza, poner sus huevos bajo la misma y así asegurar su descendencia. “Es un mutualismo perfecto desde el punto de vista de estas dos especies y letal para nuestros pinares, que no cuentan con suficientes defensas frente a este nuevo y destructor ataque combinado”, subraya la ingeniera.
En este contexto, el objetivo de los investigadores fue desarrollar un modelo predictivo de la dispersión natural del nematodo para anticipar el avance probable de la infección hacia España desde Portugal, identificando tanto las zonas que tienen mayor probabilidad de verse invadidas por esta plaga como el año en el que se espera que pueda ocurrir dicha invasión.
Por otro lado, se evaluó el efecto en la dispersión del nematodo de distintas medidas de control destinadas a detener o ralentizar la expansión de la plaga hacia España: cortas completas de todo el arbolado vulnerable en determinadas zonas, captura masiva del insecto vector y detección temprana y eliminación de los árboles infectados mediante un seguimiento intensivo de las masas forestales a través de imágenes de teledetección de alta resolución espacial y mediante inspecciones sobre el terreno.
A través de Galicia en menos de cinco años
El modelo considera la distribución en el territorio peninsular de los bosques de coníferas susceptibles de ser infectados por el nematodo, la distancia entre los mismos, la capacidad de dispersión del insecto vector, el tamaño de la población que emerge de cada zona y árbol infectado, y el número de vectores que es necesario que lleguen a una determinada zona para transmitir de manera efectiva el nematodo. Con esta información determina, cada año, la probabilidad de que cada zona de bosque sea invadida por el nematodo del pino, identificando por tanto las zonas de mayor riesgo para la expansión de la plaga, así como los años en los que es previsible que se produzca la infección en cada zona.
Según los resultados del estudio, “el nematodo entraría por el norte en España, en Galicia, en menos de cinco años y en menos de diez años se adentraría en el oeste del país, a través de la Sierra de Gata, entre Castilla y León y Extremadura”. Aunque el impacto de la entrada del nematodo en Galicia es incierto y dependerá en gran medida de las condiciones climáticas en los años posteriores a su entrada, en el resto de la Península se dan con seguridad las condiciones climáticas adecuadas para que se pueda desarrollar. “La zona de entrada a través de la Sierra de Gata es especialmente importante y crítica ya que da acceso a uno de los principales corredores de dispersión que, por sus condiciones climáticas y de cobertura de bosque de coníferas, podrían facilitar la ulterior expansión de la plaga hacia el resto de España y, más a largo plazo, eventualmente hacia otros países de Europa”, concluye la investigadora.
Los investigadores han evaluado también las medidas de gestión que serían necesarias para detener o al menos retardar de manera efectiva el avance de la plaga. “Nuestros resultados muestran que una medida aislada, como la creación de franjas donde se elimine completamente todo el arbolado vulnerable para romper la continuidad de las masas forestales, no es efectiva en la práctica. De acuerdo con los resultados de nuestro modelo, estas franjas deberían tener una anchura superior a 30 kilómetros para detener por sí solas el avance de la plaga, anchura que es difícilmente practicable por los impactos que supondría una corta de tales dimensiones en el medio forestal”, subraya.
Sin embargo, una gestión integral en la que se apliquen simultáneamente diferentes medidas de contención (captura masiva del insecto vector, detección temprana y eliminación de árboles infectados, eliminación de franjas de arbolado susceptible de ser infectado en zonas estratégicas y localizadas) es mucho más efectiva. “Solo una gestión integrada de la plaga que considere de manera conjunta y combinada diferentes medidas de contención podrá evitar que este mortífero nematodo invada nuestros pinares”, concluye la investigadora.
Referencia bibliográfica
De la Fuente, B., Saura, S., & Beck, P. S. (2018). Predicting the spread of an invasive tree pest: the pine wood nematode in Southern Europe. Journal of Applied Ecology. https://doi.org/10.1111/1365-2664.13177
Reproducido de Dycit.com