Selvicultura y Pascicultura

06
May
2022

REGENERACIÓN Y FUTURO DE LOS MONTES DE PINARES LITORALES DE PINO PIÑONERO

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Miguel Cueto Alvarez de Sotomayor

Asociación Forestal Andaluza (AFA-Profor)

Entre los principales pinares presentes en el ámbito forestal andaluz (salgareños en la Sierra de Cazorla, negrales en Sierra Morena, piñoneros en el litoral) nos ocuparemos de estos últimos.

El pino piñonero se distribuye principalmente en las áreas costeras y limítrofes de las provincias de Cádiz y Huelva y en las sierras interiores de casi todas las provincias, siendo un árbol característico del paisaje de la cuenca mediterránea. El grueso de las masas de piñonero procede de repoblaciones de carácter protector, tanto las interiores de Sierra Morena en las décadas 50 y 60, como las litorales para protección de dunas de principios del siglo XX, efectuadas por distintas administraciones forestales a veces complementando masas existentes.

En las sierras, ocupa suelos forestales donde se desarrolla formando masas adultas en su mayoría en Cádiz y Huelva, siendo más jóvenes en proporción en Córdoba y Jaén. Se desarrolla en formaciones vegetales asociado a los Quercus o a matorrales seriales.

En el litoral, Pinus pinea es la especie principal representativa de la formación de pinares de piñonero. Después de un siglo de implantación constituyen parajes de gran diversidad florística y son hermosos paisajes que han sido declarados espacios protegidos (Doñana, Breña, Estrecho). En su mayoría, gozan de la protección de ser montes públicos declarados de Utilidad Pública y forman parte de los Hábitats de Interés Comunitario (HIC) como “Dunas con bosques de Pinus pinea o Pinus pinaster”.

 

pinonero donana parque nacional osbo

Pero su tránsito hasta la situación actual no fue placentero. En la primera mitad del siglo XX fueron objeto de transformaciones parciales para satisfacer necesidades agrícolas (La Algaida y Roche, en Cádiz) o actualmente las ocupaciones para fresas en Huelva. También en la segunda mitad de siglo fue objeto de deseo para transformar los escasos espacios litorales con destino a urbanizaciones del turismo incipiente (Matalascañas en Huelva, Roche en Cádiz). Todo ello produjo reducciones significativas de sus superficies.

Una vez pasada, por el momento, la amenaza, y resistir los cambios a usos turísticos mediante su inclusión en parques naturales y por su titularidad pública dentro del Catálogo de Montes de UP, y alcanzada su madurez, en gran parte de los casos, se aborda la regeneración o renovación de estas masas cuando van llegando al final de su turno.

El Plan Forestal Andaluz, documento de planificación forestal regional con amplia base técnica y social y aprobado por el Parlamento andaluz en 1989, definió unos Modelos de Gestión para estos pinares. A partir de pinares en buen estado, se contemplan dos tipos de manejo:

– “Conservación de ecosistemas” para llegar a un estado final como pinares estables, ordenándolos a usos múltiples: protector, recreativo y productivo.

– “Transformación paulatina de masas” para llegar a mezcla de pinar y Quercus, ampliable en este ámbito a otras coníferas (sabinar y enebral).

Para estas transformaciones, que siempre deben ser a largo plazo (no podemos pretender ver solo sabinares o enebrales puros en unos pocos años donde ahora hay pinares), son necesarios tratamientos selvícolas de renovación de masas que suponen cuidadosas aperturas en luz para la instalación de las nuevas poblaciones: sabinas, enebros, acebuches, especies del género Quercus (en las “Transformaciones de masas”), o pinares jóvenes (para la “Conservación de ecosistemas”).

Los actuales pinares adultos con altas densidades necesitan (para desarrollar los Manejos de Gestión definidos por el Plan Forestal), gestión de la vegetación, claras y clareos de pinar cuidadosos que muchas veces no son comprendidos por una población costera urbana, preocupada en su buena intención por el corto plazo de los árboles como individuos, sin la perspectiva, o ignorando, la necesaria regeneración progresiva de las poblaciones que conlleva cortas de árboles, que no son agresiones sino gestión de vegetación necesaria.

Estas actuaciones de regeneración, que fueron iniciadas parcialmente por las administraciones forestales en el pasado para llegar a los pinares estables actuales, siguen siendo imprescindibles para que la dinámica de poblaciones y su renovación no se estanque y se realice ordenadamente, con perspectiva de poder alcanzar los estados finales previstos.

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