España, como primer país forestal del sur de Europa, debería participar desde el principio, como ya están haciendo otros países, en esta revolución en la construcción, que utiliza madera con una resistencia superior a la del acero .
- La construcción constituye uno de los sectores con mayor huella de carbono tanto en su ejecución, como mantenimiento y posterior demolición y reciclado
- La madera es una oportunidad única para reducir este impacto: secuestra CO2 en lugar de emitirlo
- España, como primer país forestal del sur de Europa, debería participar desde el principio, como ya están haciendo otros países, en esta revolución en la construcción, que utiliza madera con una resistencia superior a la del acero
- Crearía empleo en el entorno y ayudaría fijar la población rural, muy importante para el mantenimiento del medio natural
- Está en sintonía con la estrategia vigente de Bioeconomía y la futura estrategia de Economía Circular
Con una población estimada de 9.700 millones de personas en 2050, será necesario reducir al máximo su impacto ambiental para permitir que nuestro planeta siga siendo habitable. Y a la vez habrá que construir edificios cada vez más altos para alojar al creciente número de habitantes que se desplaza hacia las urbes procedentes del mundo rural, cada vez con menos oportunidades.
Descarbonizar la economía es un paso fundamental hacia el que ya se trabaja, tratando de sustituir los combustibles fósiles por fuentes de energía limpias y renovables. Sin embargo, se pasa por alto que los materiales no renovables utilizados en la construcción, como el hormigón, el hierro, los plásticos, el aluminio o el vidrio, suponen un elevado consumo energético y un alto impacto medioambiental por las emisiones de gases de efecto invernadero producidas durante su fabricación y posterior uso (40 % del total). 3
Por eso es necesario y urgente buscar alternativas menos contaminantes a las actuales para su uso en la construcción. Y la solución puede estar en las mejoras que están experimentando materiales de construcción naturales, como la madera, el corcho (como aislante) o el bambú, que se perfilan como los materiales de construcción del siglo XXI, en sustitución del acero y el hormigón del siglo XX.
Desde el Colegio Oficial de Ingenieros de Montes queremos resaltar el importante papel en la construcción de la madera y otros productos procedente de bosques certificados, manejados con una selvicultura racional y sostenible, como material respetuoso con el medio ambiente y reciclable, que además contribuyen a mitigar las emisiones de CO2, que quedaría almacenado en los edificios.
“La construcción constituye uno de los sectores con mayor huella de carbono en su ejecución, mantenimiento, posterior demolición y reciclado. Los productos de origen forestal, y muy especialmente la madera, constituye una oportunidad única para reducir este impacto, dado su mínimo consumo energético en su proceso productivo a partir de la luz de sol, su origen renovable, amplia disponibilidad de suministro sostenible en nuestro Continente, óptimas características de aislamiento térmico y acústico, valor estético y reciclabilidad para ulteriores usos una vez finalizada la vida útil de un edificio”, destaca Eduardo Rojas Briales, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes.
Como ejemplo, en la construcción de un edificio tradicional de 20 pisos, el cemento y el hormigón suponen la emisión de 1.215 toneladas de CO2 a la atmósfera. La misma construcción en madera almacena 3.150 toneladas de este gas, el equivalente a retirar de la circulación unos 900 vehículos.
En un vídeo difundido recientemente por “The Economist”, Andrew Waugh, uno de los arquitectos más relevantes en edificios sostenibles, señala que es necesario pensar en el acero y el hormigón de la misma forma que en el petróleo y el diésel, como materiales contaminantes a sustituir por otros respetuosos con el medio ambiente.
Los avances tecnológicos están aportando soluciones a los dos principales problemas de la madera para ser empleada en construcción, la inflamabilidad y la resistencia. Como muestra, la revista “Nature” acaba de publicar un método que consigue dotar a la madera de una resistencia superior a la del acero. Es solo una de las muchas investigaciones en curso sobre la mejora de las propiedades de la madera para su uso en la construcción.
Madera resistente
En la actualidad ya hay en el mercado soluciones para solventar estos problemas, como la madera contralaminada, elaborada con tablas de madera encoladas, cuya orientación (0º ó 90º) se alterna periódicamente, variando la dirección de las fibras, lo que incrementa su resistencia a la compresión y también al fuego. Gracias a su adaptabilidad a cualquier diseño, las posibilidades de uso de la madera contralaminada son prácticamente ilimitadas y permite construir edificios de alturas superiores que las viviendas unifamiliares de madera que estamos habituados a ver. El uso de madera a base de paneles prefabricados, además reduce el tiempo de construcción y abarata los costes.
A pesar de que la madera tiene excelentes propiedades muy valoradas en otros países, todavía se emplea poco en España en construcción. Como ejemplo, Vancouver (Canadá) cuenta con el que es, de momento, el rascacielos de madera más alto del mundo, con 18 plantas y 53 metros de altura, levantado en 66 días, un tiempo récord. Como ocurrió a principios del siglo XX con los rascacielos de hormigón y acero, se ha iniciado una competición por romper ese récord. En Ámsterdam se construye un edificio de 21 plantas y 75 metros. Estocolmo quiere llegar a las 40 plantas y 133 metros. Y Londres proyecta un rascacielos de 80 pisos y 300 metros de altura.
“Los avances en el desarrollo de nuevos productos como la madera contralaminada permiten superar limitaciones como la dimensión y resistencia al fuego. Este año la celebración del Día Internacional de los Bosques está dedicada precisamente a los ‘Bosques y ciudades sostenibles’, siendo las principales aportaciones de las masas boscosas su papel como infraestructura verde en las ciudades y como suministro de biomateriales para la construcción sostenible”, señala Eduardo Rojas .
“Como primer país forestal del sur de Europa, es clave que España participe desde el principio en esta revolución de la construcción, que deja atrás el acero y el hormigón, característicos del siglo XX, para sustituirlos por la madera, como material mejorado que genera un valor añadido y oportunidades de reindustrialización, a la vez que su demanda contribuye a revitalizar el medio rural y luchar contra el reto de la despoblación”, destaca Eduardo Rojas.
Está utilización de la madera está en sintonía con la vigente Estrategia de ioeconomía y la futura Estrategia de Economía Circular, actualmente en fase de borrador, que busca optimizar el aprovechamiento de los recursos, que son limitados, y volverlos a integrar en la cadena productiva una vez utilizados. En concreto, la Estrategia de Economía Circular contempla la actualización del Real Decreto sobre los residuos de construcción y demolición, que se verían reducidos con el uso de madera, capaz de integrarse de nuevo a través del reciclaje en el ciclo productivo con otros usos, como tableros para muebles, tabiques, papel o biomasa.
Fuente.- Colegio de Ingenieros de Montes
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