Actualidad y noticias

06
Ago
2018

El pasado 18 de julio D. Luis Planas presentó las líneas políticas de su ministerio en el Congreso de los Diputados.

Quince puntos señaló como prioritarios para las actuaciones del Ministerio y entre ellos figuraba uno denominado Política Forestal e Incendios.

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Foto.- Un momento de la comparecencia. Fuente del MAPA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El desglose de las competencias de la Subdirección General de Política Forestal –sí, una Subdirección General para afrontar la problemática de más de la mitad de la superficie nacional, lo que ya dice acerca de la importancia que este gobierno, y los anteriores, han dado a los montes de España-, son las siguientes:

Las funciones que la legislación de montes y aprovechamientos forestales atribuye a la Administración General del Estado, y en particular el despliegue de medios estatales de apoyo a las comunidades autónomas para la cobertura de los montes contra incendios.

Las funciones de legislación de vías pecuarias.

La participación en la representación del Ministerio en los organismos internacionales.

El ejercicio de las funciones en materias de competencia estatal para el cumplimiento de la legislación Comunitaria.
(BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO/ Núm. 176 Sábado 21 de julio de 2018 Sec. I. Pág. 73234)

Y se acabó.

Ya de por sí que el punto de actuación se denominara Política Forestal e incendios sugería que el Ministerio seguiría la linea continuista de considerar solo al Sector Forestal como algo que puede sufrir incendios, ignorando las necesidades de los montes y del sector. Y de nuevo se prevén por el estado inversiones para la lucha contra los incendios forestales y poco más, amparándose en que las competencias son de las CCAA.

Si la Dirección General de la Vivienda se llamara D. G. De la Vivienda e incendios y solo contemplara el problema de los incendios en las casas, presupuestando una ayuda a las Comunidades Autónomas en subvenciones a los parques de bomberos de los ayuntamientos y las diputaciones provinciales, creemos que la ciudadanía y los señores diputados del Congreso pondrían el grito en el cielo. Pues bien eso es lo que está sucediendo desde hace tres decenios en España sin que nadie en el Congreso proteste.

Sin embargo hay un rayito de esperanza en que el ministro se refiriera en el desglose de las medidas a realizar que promete un desarrollo de la política forestal a nivel nacional, que promueva una visión de montes y bosques como elementos que proporcionan valores económicos, sociales y medioambientales.

Mas aunque de la lectura del comunicado oficial parece como si fuera una cita de un tema secundario, porque que el Ministerio tenga como objetivo promover una “visión” no es muy halagüeño, bienvenida sea la cita si se plasma en algo concreto.

Es cierto que las competencias en Gestión Forestal son de las Comunidades Autónomas, pero no es excusa para que el Estado haya podido durante treinta años dar la espalda a las necesidades de nuestros montes, pues es corriente y nos parece bien que en los Presupuestos Generales del Estado existan partidas para financiar competencias de las Comunidades o ayuntamientos que el Gobierno considera de interés. La última que hemos conocido por los medios de comunicación es la partida para transferir 120 millones de euros a las Comunidades con destino a la lucha contra la violencia de género. Pero los montes tienen necesidad de selvicultura, de cuidados, de claras, de podas, de desbroces y las Comunidades Autónomas carecen de los medios financieros suficientes para afrontar las 180.000 hectáreas anuales de tratamientos selvícolas necesarios.

Es un lugar común que la verdadera voluntad de un gobierno se plasma en los presupuestos. Si D. Luis Planas desea desarrollar una política forestal para toda España, desde aquí le sugerimos que para que los montes y bosques sigan proporcionando los valores económicos, sociales y medioambientales que desea, debería financiar con los PGE, las inversiones necesarias.

Los ingenieros de montes estamos más que cansados de escuchar en nuestros responsables políticos, palabras sobre la importancia de los montes y los bosques mientras que las necesidades de inversiones en los montes no son atendidas.

Damos sin embargo la bienvenida a D. Luis Planas, deseando que nuestro escepticismo, hijo de una experiencia demasiado duradera de escuchar grandilocuentes discursos que nunca fueron acompañados de presupuestos para invertir en los montes, pase pronto al baúl de los recuerdos gracias a su gestión.

Digno de aplauso es que de la lectura del organigrama deducimos un incremento en el interés por el control fitosanitario de los agentes nocivos a los montes. Esperemos que se plasme en una realidad de mejorar el control de nuestros viveros y de las entradas de productos forestales de madera en nuestro país, así como de hacer un Plan Nacional de Control del nematodo del pino.

En resumen, respecto al control fitosanitario parece que hay un mayor interés en afrontar los problemas; y en lo que se refiere a la gestión forestal nos hubiese gustado en nuestra modesta publicación llenar de elogios al señor ministro, aunque nada nos agradaría más que, cuando se concrete la política forestal que desea promover, podamos hacerlo.

04
Ago
2018


El pasado 11 de julio Doña Teresa Ribera, ministra de Transicion Ecológica, compereció en el Congreso de los Diputados para exponer el programa de su ministerio.


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Da. Teresa Ribera durante su comparecencia el pasado 11 de julio en el Congreso de los Diputados.

Fuente.- Noticias del Ministerio.

 

 

 

 

 

 

 

Es un discurso esperanzador pues se centra en buscar una política de desarrollo sostenible, centrado en la lucha contra el cambio climático, uso racional y solidario de los recursos, o la transición energética tan necesaria en un mundo en el que los recursos no renovables tiene una fecha de caducidad cercana. Por último se centró en la lucha contra la pérdida de biodiversidad. Nada que objetar pues ya era hora de que se cogiera el toro por los cuernos en todas estas materias.

Pero resultó decepcionante que la ministra no pronunciara ni una sola palabra sobre la conservación de los montes ni, por ende, ninguna sobre los graves problemas del sector forestal y sus necesidades.


Nos preocupa que se haya obviado la encrucijada en la que están los montes españoles tras más de 30 años de casi abandonar la selvicultura. La problemática de los incendios forestales, la aparición amenazante del nematodo del pino, del hongo Fusarium circinnatum, de la bacteria Xylella fastidiosa, la amenazante presencia cerca de nuestras fronteras de la Anoplophora chinensis –cerambicido que puede vivir prerforando casi todas nuestras especies de frondosas- , o el abandono de nuestros castaños frente al chancro del castaño, por citar las amenazas más graves, no fueron tenidos en cuenta.


Si no se abordan todos estos problemas mediante inversiones y aumentando las plantillas de técnicos puede que la transición ecologica a la que vayamos sea una gran desastre que conlleve la desaparición del bosque arbolado en grandes superficies, e incluso la reducción de la superficie de determinadas especies arbóreas hasta la rareza, como ya ha sucedido con el olmo común tras la grafiosis agresiva.


Si atendemos a los incendios forestales, los bosques aclarados, con el matorral discontinuo sin que llegue nunca hasta las ramas bajas de las copas, es la adaptación necesaria para reducir la probabilidad de incendio forestal grave; si volvemos nuestra mirada a la adpatación de nuestros bosques al Cambio Climático, todas las recomendaciones de los expertos, desde la FAO a la Sociedad Española de Ciencias Forestales coinciden en que hay que rebajar la densidad de los montes, de modo que no estén en espesura excesiva para que al tener menos competencia puedan resistir mejor los vaivenes del calor y las sequías. Es decir tanto por los incendios como por el cambio climático es preciso desbrozar, aclarar y podar en los montes, en una palabra: Selvicultura.


La preocupación por la biodiversidad debería incluir prioritariamente el mantenimiento de nuestros bosques. Es noción elemantal de la ecología que los niveles troficos superiores en un ecosistema solo existen si el nivel de la vegetación, que es su base existe. Por ejemplo sería imposible que la Graellsia isabelae sobreviera si las masa de pino silvestre debido al nematodo del pino hubiesen desaparecido.


Para no alargarnos más no detallaremos las medidas que se necesita para frenar y controlar las plagas y enfermedades exóticas que nos han llegado, o están a punto de llegar, si la Administración no lo impide.


En suma, el programa del nuevo ministerio no nos gusta, no porque lo que se propone sea inadecuado, que no lo es, sino porque olvida a los montes y al Sector Forestal completamente.

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03
Ago
2018

De todos es aceptado que una de las causas de que los incendios forestales progresen y pasen a ser Grandes Incendios, con las consecuencias devastadoras que eso tiene, es la excesiva acumulación de biomasa en nuestros montes. La causa de esta acumulación, por supuesto que es principalmente porque los montes son comunidades vivas y estas tienen la particularidad (menos mal) de que están en un continuo crecimiento, pero también hay que verlo en el abandono del mundo rural y la utilización tradicional que del monte se hacía, además de haberse reducido los aprovechamientos propiamente de maderas. Tampoco se nos escapa que el pasado pasó y que los usos tradicionales, muchas veces consecuencia de una vida de subsistencia, no volverán, al menos no en la medida que nuestros montes precisan. Por ello si queremos que los incendios no devasten nuestros montes gracias a toda esa biomasa acumulada, es preciso realizar su aprovechamiento, pero un aprovechamiento que, en la mayoría de las veces y por desgracia, no está acompañado de una rentabilidad tangible, es decir en moneda contante y sonante. La rentabilidad de estos aprovechamientos viene en forma de los Servicios Ambientales que mejoran y se mantienen con los mismos y que, aunque no estén reconocidos en un valor económico por la sociedad, nadie ya puede negarlos  y no tenerlos en cuenta.

Biomasa

También es cierto que, hablando de rentabilidades económicas, estas llegan gracias al aprovechamiento energético de la biomasa, sin el cuál estos trabajos no hubieran pasado de ser una eliminación de residuos, bien por quema o por astillado. De ahí la importancia de potenciar este sector, teniendo en cuenta que aquí no solo se está favoreciendo la permanencia de las masas forestales por su no inmolación (con todos los beneficios que eso reporta), sino también se está potenciando la reducción del consumo de los combustibles fósiles, pudiendo progresar positivamente en la senda hacia una “Transición Ecológica” de la sociedad.

En este sentido, existe un movimiento generalizado en el país en el que los propietarios particulares (a groso modo el 70% de la superficie forestal), bien de manera individual o apoyándose en asociaciones, están llevando a cabo proyectos de aprovechamientos de biomasa de una manera rentable o cuando menos sostenible. Asociaciones como la de los Forestalistas del País Vasco y Galicia, el Consorci Forestal de Catalunya, Asociación de propietarios de monte alcornocal de Andalucía, otros movimientos bien individuales o asociativos en Castilla y León, Extremadura, Comunidad Valenciana o Andalucía entre otros, son ejemplos de iniciativas en este camino.

Igualmente meritorios son los ejemplos que se están desarrollando en el marco de los montes públicos, a través de actuaciones de sus administraciones gestoras; en estos casos muchas veces no se alcanza una rentabilidad económica, demostrando con ello una aptitud positiva y valiente, pues es difícil justificar sin atenerse a valoraciones económicas al uso, la inversión de unos dineros que lo serán, en la mayoría de los casos, a fondo perdido. Esto se logra gracias a los técnicos forestales de las diferentes administraciones que, con su ingenio y conocimiento, hacen posible que estos trabajos no sean onerosos a la administración o si lo son, se pueda justificar en base a los servicios ambientales generados y o mantenidos.

Al menos en los casos de los montes públicos, la reducción de biomasa, al igual que otros tipos de actuaciones como pudiera ser el del ganado extensivo, habría que verlo desde el punto de vista de hacer rentables los Servicios Ambientales proporcionados por los montes y no sólo como una actividad económica rentable. Es decir, la economía generada sería un apoyo para reducir los costes de actuación que, en cualquier caso, habría que acometer.

Desde Distrito Forestal queremos difundir estas experiencias con las que se logra reducir la biomasa mediante aprovechamientos que, de una manera u otra, consiguen afrontar el costo de la operación.

Y para comenzar esta difusión, se pone a continuación el enlace a un video de los trabajos realizados en la   Región de Murcia por la administración forestal para reducir la biomasa de sus montes, al tiempo que se aprovecha en forma de bioenergía, favoreciendo el empleo de las zonas rurales.

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