Ya está listo el número de septiembre de la Revista Montes, correspondiente al tercer trimestre de 2018, donde se publican interesantes artículos sobre temas como el mecanismo europeo de protección civil y los incendios forestales, presas y azudes en España, el reglamento del DPH, parques periurbanos, la conservación y gestión de los bosques en el ámbito internacional, los avances en la preservación de recursos genéticos del Pinus nigra en Gredos, etc.
En estas líneas quiero compartir el largo procedimiento administrativo (permisos, papeles y tasas) en algún lugar de Aragón, de esos donde a los que mandan (de todos los colores) se les llena la boca hablando de medidas contra la despoblación, para algo tan simple como es el vallado para una parcela y la posterior plantación de carrascas micorrizadas en terrenos arables para crear algo de actividad económica (son casi 4 hectáreas, tampoco es una macroplantación, de la que se espera que sea un complemento de rentas en un futuro…). No estamos hablando de nuevas roturaciones, ni actuaciones que precisen de tramites ambientales, sino ya nos tendríamos que armar de paciencia hasta el extremo con procedimientos de evaluación de impacto ambiental , que en base a la experiencia, se acaban resolviendo en 1 año si todo va bien y sin garantizar su permiso. Para centrarnos un poco, decir que se trata de una parcela que está pegada a una carretera autonómica, por tanto, a parte de solicitar el permiso al ayuntamiento correspondiente, se debe solicitar permiso al organismo autonómico de carreteras en la cual, la verdad sea dicha, los trámites se obtuvieron con bastante celeridad. Puestos en antecedentes allá vamos: Día 03/01/2018: se presenta en el ayuntamiento la solicitud para la ejecución del vallado, junto con la memoria técnica valorada, incluyendo planos, etc. (hago constar que la memoria la hizo el que suscribe el artículo sino tienes que pagar a un técnico que te la haga…). Acto seguido, se presenta la misma memoria junto con la solicitud de “Actuaciones en las zonas de protección de la carretera” Día 04/01/2018: se recibe correo, para comunicar que se han solicitado una serie de informes para comprobar las condiciones técnicas de las instalaciones proyectadas y que conforme al artículo 22 de la Ley 39/2015, de 1 de octubre, del Procedimiento Administrativo Común de las Administraciones Públicas, que se suspende el transcurso del plazo máximo legal para resolver el procedimiento y notificar la resolución, por el tiempo que media entre la petición del informe y la recepción del mismo, que igualmente será objeto de comunicación a los interesados en el procedimiento; este plazo de suspensión no podrá exceder en ningún caso los 3 meses. Día 19/01/2018: se recibe por correo la autorización, por parte de carreteras, para la ejecución del trabajo del vallado y la plantación de carrascas, junto con la tasa de 42,52 €, y las siguientes condiciones: - La valla irá a 3 metros de distancia de la arista exterior de la explanación. - La línea de plantación irá a 8 metros del borde exterior de la explanación (pero como vamos a dejar 6 metros entre líneas para que pase bien el tractor, irá a 9 metros) - Los postes de la valla irán hincados, sin cimentación. - Plazo de ejecución 6 meses. Día 31/01/2018: se pide requerimiento por parte del ayto, debido a que donde se propone la ubicación de la valla, esta catalogado según PGOU como no urbanizable especialmente protegido, catalogado como ladera escarpada. Cabe explicar a los lectores que el PGOU es del año 1982 (yo ni había nacido), y en el año 2004 el ayto y carreteras, nos solicitaron permiso para rellenar el barranco con las tierras de labor que se extrajeron de que había y ahora es una explanada, por lo que no existen laderas hoy día donde se quiere poner la valla. (estamos en el año 2018 y funcionan con un documento de ordenación urbana de 1982… muy actualizado). Día 7/02/2018: Se presenta la adenda para explicar lo anterior, así como hablar con el técnico responsable en persona, y dice que con eso solucionado. Un día de Mayo: Al no recibir noticias se llama para preguntar por el expediente y resulta que estaba “traspapelado” y que ahora falta informe del responsable de medio ambiente del ayuntamiento…. A finales de mayo, se visita el terreno con el técnico de medio ambiente y comprueba que no existe problema alguno. Queda pendiente la emisión del informe y adjuntarlo al expediente…. (estamos para poner una valla ganadera….). Día: 13/07/2018: Se recibe correo para que solicitemos informe a la DGA por posible afección a la carretera. Esa misma mañana se presenta la copia de la autorización de carreteras, la cual está a seis días de caducar, por lo que esa misma mañana se presenta la solicitud de prórroga, por motivos obvios…. Nos comentan que no se va a poder emitir el permiso hasta finales de julio, porque está de vacaciones el técnico… (todo se para, nadie puede hacer ese trabajo….). Día 30 de julio: Por fin recibimos la autorización municipal para la ejecución del vallado, con un plazo de 30 días, pago de casi 350 euros de tasas, pero hasta el día 3 de agosto no se pueden comenzar las obras porque el que hace los carteles de licencias esta de vacaciones… Día 31 de julio: recibimos la autorización de prórroga de otros 6 meses para vallado y plantación. ¡¡¡Muy bien tenemos todos los permisos!!! ¡¡Aleluya!! Pero…. Estamos en el mes de agosto y 30 días de plazo… Busca una empresa que ejecute los trabajos en ese periodo y con esa celeridad (en agosto que la mayoría están de vacaciones o preteneden cerrar). Menos mal que conocemos el sector y casi como favor personal, la empresa aplaza unos días las vacaciones para mi vallado. Las obras comenzaron el día 6 de agosto y finalizaron el 14 de agosto (7 días hábiles). ya tenemos la mitad del camino!!! Os adjunto una foto para que veáis la super obra que precisa 7 meses de papeleo….
Ahora ya solo queda labrar y plantar…. Vamos a por ello!! Prometemos enviar alguna foto del resultado.
Nota de Distrito Forestal.- Este artículo nos ha sido remitido por un compañero de profesión que prefiere no publicar su nombre. La lectura de las vicisitudes por las que pasó este compañero para poder repoblar con encinas micorrizadas una parcela en la provincia de Teruel diríase, de no ser porque son reales, que era un cuento escrito por la pluma de Franz Kafka. Además desde que lo hemos leído no podemos ver, leer o escuchar las noticias sobre los emprendedores que dan los medios de comunicación sin que nos recuerden los cuentos de hadas de nuestra infancia.
Vista de un pinar cerca de Morga afectado por los hongos. Los árboles empiezan a coger un tono rojizo al mismo tiempo que se van secando. / JORDI ALEMANY
Una plaga de hongos ataca a estas coníferas, que ocupan más del 30% de la masa arbórea. Los profesionales forestales advierten de que esta enfermedad amenaza con desplomar un sector que genera unos 20.000 empleos solo en el País Vasco
Los pinos de Euskadi se están muriendo. No se trata de una frase hecha o de una exageración. Es una realidad que vienen denunciando en los últimos meses propietarios forestales, viveristas, empresarios del sector e ingenieros de montes. Los responsables son unos hongos cuyos nombres científicos son Dothistroma pini y Lecanosticta acicola, más conocidos como las enfermedades de la banda roja y la banda marrón del pino. Unos hongos que empezaron afectando sobre todo a Gipuzkoa, pero que en los últimos meses se están propagando a gran velocidad por Bizkaia -y en menor medida en Álava- por las condiciones meteorológicas. Los forestalistas hablan de una «epidemia» que pone en riesgo la viabilidad de un sector que emplea a miles de personas. Los datos ayudan a entender la dimensión del problema. En Euskadi la superficie arbolada abarca aproximadamente el 54% del territorio, con unas 396.000 hectáreas. Los hongos afectan, sobre todo, al pino radiata. Es decir, a la especie más extendida en Euskadi -más del 31%- y en la vertiente cantábrica. Sólo en Bizkaia, la superficie de este tipo de árboles es de unas 70.000 hectáreas. Estamos hablando de más de la mitad de las 130.000 hectáreas de masa arbolada que se reparten en el territorio histórico. Más datos. Cada año en Bizkaia se cortan unos 700.000 metros cúbicos de este tipo de madera, lo que equivale a unos 30.000 camiones de madera al año. Una actividad que genera unos 20.000 empleos en el conjunto de Euskadi entre los trabajadores del monte, los aserraderos y las industrias de transformación. «Si no se encuentra una solución, este sector corre serio riesgo de quebrar», subraya Carlos Echevarria, responsable de Etorki, una de las principales industrias vascas dedicadas a la madera. El pino radiata es el «motor» de la actividad forestal de Euskadi. Los propietarios forestales llevan tiempo alertando de lo que ocurre. Muchos de ellos están empezando a talar sus bosques de forma prematura -con las repercusiones que esto puede tener en los precios- por el miedo de que los hongos, que avanzan «sin control», puedan arruinar plantaciones a las que, en algunos casos, han dedicado más de 20 años. Algunos, de hecho, barajan ya plantar otras especies, como eucaliptos. Fernando Gaytán de Ayala, natural de Markina, advierte de que el «oro verde» -como llegó a denominarse por su gran rentabilidad- se está extinguiendo sin que las instituciones digan nada. «Esto es un drama de dimensiones impensables. En dos o tres años quedará poco de los pinares y nuestra orografía va a parecer un paisaje lunar. Los pinares en nuestra tierra vasca se están secando a pasos agigantados. El asunto es urgente y dramático», advierte Gaytán: «¿Están las administraciones tomando medidas. ¿Se está estudiando la causa que origina todo esto?», preguntó este propietario en una carta enviada a EL CORREO.
Silencio institucional Las instituciones implicadas en este sector, sin embargo, guardan silencio. El Gobierno vasco dice que el asunto es competencia de las diputaciones. El Departamento de Sostenibilidad y Medio Rural de la Diputación de Bizkaia, por su parte, no tiene nada que decir «hasta que no se tome una decisión sobre el procedimiento» que se debe seguir para tratar de frenar esta epidemia. Las mismas fuentes afirman, en todo caso, que se está estudiando el caso para tratar de dar una solución a este problema. Desde Baskegur, la asociación de la madera de Euskadi, tampoco dan explicaciones. Dicen que deben esperar a recibir los datos de la comisión «interinstitucional» que se creó hace tiempo para analizar la enfermedad del pino y poder así emitir valoraciones.
El hongo. Banda roja y marrón. Estos hongos provienen de América del Norte y América Central. Están en Europa desde la década de los 70, pero en los últimos dos años se han propagado -empezaron sobre todo en Gipuzkoa- como consecuencia de las particulares condiciones meteorológicas: más calor y humedad de lo habitual. El silencio de las administraciones contrasta con las señales de alarma que lanzan empresas, técnicos y propietarios forestales. Joseba, de viveros Belar, subraya que la situación está «muy mal», que es algo que sabe «todo el mundo». El asunto es que este tipo de enfermedades del pino no son nuevas. Según un informe de la EPPO, la organización para la protección de las plantas en la Región Euro-mediterránea, estos hongos provienen de América del Norte y América Central. Y están presentes en Europa desde la década de los 70. De hecho, en 1975 en Bizkaia se cortaron 5.000 hectáreas por esta enfermedad. Pero lo que ha disparado su propagación en el último año ha sido las particulares condiciones meteorológicas: más calor y humedad de la habitual. Y, según las empresas y los propietarios, la «falta de iniciativa» de las administraciones a la hora de atajar esta plaga. Desde hace tiempo. «Hay que tomar medidas cuanto antes. Esto es más grave de lo que se cree. Esta enfermedad afecta caserío a caserío. Bosque a bosque. Puede ser una debacle. Pero también afecta al medio ambiente y al aire que respiramos. Y los políticos están mirando al cielo», sentencia, Kepa Atutxa, propietario forestal. A finales del siglo XIX, gran parte de los montes vascos se encontraban despoblados como consecuencia de la sobreexplotación industrial. La familia vizcaína Adán de Yarza introdujo el pino radiata, que procede de las costas de California, a modo experimental. La especie se adaptó bien a las características de este suelo y comenzaron las repoblaciones forestales. Los baserritarras vieron en los pinos -su ciclo de madurez es de 30 años- una alternativa más rentable a las especies tradicionales. Eduardo Aguirre es un ingeniero de montes que ha trabajado durante 30 años para la Diputación de Bizkaia, muchos de ellos como Jefe de Servicio de un área en especial contacto con el sector forestal. - ¿Tan grave es la situación? - Estamos en un momento de alarma. Si la enfermedad no se controla podemos volver a una situación similar a la de los años 30, cuando la superficie arbolada era muy reducida como consecuencia de la sobreexplotación de los montes. Sólo se me ocurre un desastre similar, el ocurrido en 1904, cuando el hongo del chancro del castaño arrasó los bosques del este americano y arrasó más de un millón y medio de hectáreas. - ¿Cómo se ha desarrollado esta enfermedad? - Estas enfermedades producidas por distintas especies de hongos, unos más agresivos que otros, provienen de América del Norte. Pueden infectar a la mayoría de los pinos y otras coníferas. Y están presentes en Europa desde la década de los 70. En Bizkaia ya se vivió un ataque de fuerte intensidad en 1975 que obligó a talar más de 5.000 hectáreas. Pero estos últimos años han favorecido un repunte de estas enfermedades, conocidas como banda roja y banda marrón del pino. - ¿Tiene algo que ver el cambio climático? - Es indudable que el aumento de las temperaturas en general, está modificando el comportamiento de hongos. Las esporas de los hongos son arrastradas por el viento y la lluvia y se depositan en las acículas de los pinos. Con temperaturas superiores a 12 grados y la humedad por encima del 75% pueden comenzar su desarrollo. Pero esta primavera y este verano hemos vivido condiciones que han hecho que se desarrolle de forma imparable: 30 grados por el día y 20 a la noche, a lo que se suman más de 12 horas de humedad continuadas. Esta situación, unida a que la cepa es más virulenta, ha disparado su desarrollo hasta alcanzar niveles de epidemia. - ¿Cúales son los síntomas? - Los primeros síntomas son unos puntos amarillentos en las acículas que se extienden hasta formar bandas rojas y marrones. En un plazo de dos meses se secan y se caen. - ¿Se puede hacer algo para frenar estos hongos? - El objetivo a corto plazo debe ser disminuir el nivel de esporas para evitar nuevas infecciones y favorecer el brote de nuevas acículas. Los tratamientos fungicidas con productos a base de cobre se han demostrado eficaces para controlar viveros y repoblaciones jóvenes. En países como Nueva Zelanda, donde el pino radiata cubre casi dos millones de hectáreas, los arbolados adultos se han tratado con medios aéreos. Estas medidas son urgentes. También se aconseja disminuir la densidad de los pinares para que el aire circule mejor y potenciar la investigación para buscar variedades de pinos resistentes a estas enfermedades