Actualidad y noticias

11
Ago
2018

El nematodo del pino, Bursaphelenchus xylophius, está considerado como la más grave enfermedad que pueden sufrir los pinos. Es una enfermedad grave que mata a los pinos infectados y que puede afectar también a los géneros: Abies Mill., Cedrus Trew, Larix Mill., Picea A. Dietr., Pinus L., Pseudotsuga Carr. y Tsuga Carr.

Introducido desde Estados Unidos en Japón a principios del siglo XX, en un siglo las consecuencias han sido la pérdida de más de la mitad de los pinos que hubo en este país.
En 1999 se detectó en Setubal, Portugal, y se ha extendido por todo el país vecino, ya que ha encontrado en el cerambícido Monochamus galloprovincialis un eficaz vector. A la proliferación del vector le favorecen los incendios forestales ya que en los pinos socarrados se desarrolla con facilidad.

En España ha habido detecciones. La primera en 2008 sobre un árbol de la especie Pinus pinaster en el término municipal de Villanueva de la Sierra en la Comunidad Autónoma de Extremadura, y a finales de 2010 en otra muestra de P. pinaster en el término municipal de As Neves en Galicia. En 2012, de nuevo sobre P. pinaster, fue detectado en Valverde del Fresno (Cáceres), En 2013 hubo otra detección en Sancti-Spiritus (Salamanca) y en 2016 otra en Galicia.

Los focos de Valverde del Fresno y de Sancti-Spiritus a día de hoy se consideran erradicados por los técnicos. Durante estos años han sido muchas las intercepciones de madera procedente de Portugal en las que se ha interceptado madera infectada, lo que significa que está extendidísimo en el país vecino.

En 2018 se ha detectado otro foco en un pino en el término municipal de Lagunillas (Salamanca). Con fecha de 30 de julio de 2018 ha sido publicada por la Junta de Castilla y León la Declaración Oficial de Plaga.

Todo indica que el nemátodo del pino acabará, tarde o temprano, en ser habitual en nuestras masas de coníferas y que su presencia exige que las distintas administraciones le reconozcan la importancia que tiene.

 

BOCYL-D-30072018-19.pdf

 

06
Ago
2018

El pasado 18 de julio D. Luis Planas presentó las líneas políticas de su ministerio en el Congreso de los Diputados.

Quince puntos señaló como prioritarios para las actuaciones del Ministerio y entre ellos figuraba uno denominado Política Forestal e Incendios.

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Foto.- Un momento de la comparecencia. Fuente del MAPA.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El desglose de las competencias de la Subdirección General de Política Forestal –sí, una Subdirección General para afrontar la problemática de más de la mitad de la superficie nacional, lo que ya dice acerca de la importancia que este gobierno, y los anteriores, han dado a los montes de España-, son las siguientes:

Las funciones que la legislación de montes y aprovechamientos forestales atribuye a la Administración General del Estado, y en particular el despliegue de medios estatales de apoyo a las comunidades autónomas para la cobertura de los montes contra incendios.

Las funciones de legislación de vías pecuarias.

La participación en la representación del Ministerio en los organismos internacionales.

El ejercicio de las funciones en materias de competencia estatal para el cumplimiento de la legislación Comunitaria.
(BOLETÍN OFICIAL DEL ESTADO/ Núm. 176 Sábado 21 de julio de 2018 Sec. I. Pág. 73234)

Y se acabó.

Ya de por sí que el punto de actuación se denominara Política Forestal e incendios sugería que el Ministerio seguiría la linea continuista de considerar solo al Sector Forestal como algo que puede sufrir incendios, ignorando las necesidades de los montes y del sector. Y de nuevo se prevén por el estado inversiones para la lucha contra los incendios forestales y poco más, amparándose en que las competencias son de las CCAA.

Si la Dirección General de la Vivienda se llamara D. G. De la Vivienda e incendios y solo contemplara el problema de los incendios en las casas, presupuestando una ayuda a las Comunidades Autónomas en subvenciones a los parques de bomberos de los ayuntamientos y las diputaciones provinciales, creemos que la ciudadanía y los señores diputados del Congreso pondrían el grito en el cielo. Pues bien eso es lo que está sucediendo desde hace tres decenios en España sin que nadie en el Congreso proteste.

Sin embargo hay un rayito de esperanza en que el ministro se refiriera en el desglose de las medidas a realizar que promete un desarrollo de la política forestal a nivel nacional, que promueva una visión de montes y bosques como elementos que proporcionan valores económicos, sociales y medioambientales.

Mas aunque de la lectura del comunicado oficial parece como si fuera una cita de un tema secundario, porque que el Ministerio tenga como objetivo promover una “visión” no es muy halagüeño, bienvenida sea la cita si se plasma en algo concreto.

Es cierto que las competencias en Gestión Forestal son de las Comunidades Autónomas, pero no es excusa para que el Estado haya podido durante treinta años dar la espalda a las necesidades de nuestros montes, pues es corriente y nos parece bien que en los Presupuestos Generales del Estado existan partidas para financiar competencias de las Comunidades o ayuntamientos que el Gobierno considera de interés. La última que hemos conocido por los medios de comunicación es la partida para transferir 120 millones de euros a las Comunidades con destino a la lucha contra la violencia de género. Pero los montes tienen necesidad de selvicultura, de cuidados, de claras, de podas, de desbroces y las Comunidades Autónomas carecen de los medios financieros suficientes para afrontar las 180.000 hectáreas anuales de tratamientos selvícolas necesarios.

Es un lugar común que la verdadera voluntad de un gobierno se plasma en los presupuestos. Si D. Luis Planas desea desarrollar una política forestal para toda España, desde aquí le sugerimos que para que los montes y bosques sigan proporcionando los valores económicos, sociales y medioambientales que desea, debería financiar con los PGE, las inversiones necesarias.

Los ingenieros de montes estamos más que cansados de escuchar en nuestros responsables políticos, palabras sobre la importancia de los montes y los bosques mientras que las necesidades de inversiones en los montes no son atendidas.

Damos sin embargo la bienvenida a D. Luis Planas, deseando que nuestro escepticismo, hijo de una experiencia demasiado duradera de escuchar grandilocuentes discursos que nunca fueron acompañados de presupuestos para invertir en los montes, pase pronto al baúl de los recuerdos gracias a su gestión.

Digno de aplauso es que de la lectura del organigrama deducimos un incremento en el interés por el control fitosanitario de los agentes nocivos a los montes. Esperemos que se plasme en una realidad de mejorar el control de nuestros viveros y de las entradas de productos forestales de madera en nuestro país, así como de hacer un Plan Nacional de Control del nematodo del pino.

En resumen, respecto al control fitosanitario parece que hay un mayor interés en afrontar los problemas; y en lo que se refiere a la gestión forestal nos hubiese gustado en nuestra modesta publicación llenar de elogios al señor ministro, aunque nada nos agradaría más que, cuando se concrete la política forestal que desea promover, podamos hacerlo.

04
Ago
2018


El pasado 11 de julio Doña Teresa Ribera, ministra de Transicion Ecológica, compereció en el Congreso de los Diputados para exponer el programa de su ministerio.


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Da. Teresa Ribera durante su comparecencia el pasado 11 de julio en el Congreso de los Diputados.

Fuente.- Noticias del Ministerio.

 

 

 

 

 

 

 

Es un discurso esperanzador pues se centra en buscar una política de desarrollo sostenible, centrado en la lucha contra el cambio climático, uso racional y solidario de los recursos, o la transición energética tan necesaria en un mundo en el que los recursos no renovables tiene una fecha de caducidad cercana. Por último se centró en la lucha contra la pérdida de biodiversidad. Nada que objetar pues ya era hora de que se cogiera el toro por los cuernos en todas estas materias.

Pero resultó decepcionante que la ministra no pronunciara ni una sola palabra sobre la conservación de los montes ni, por ende, ninguna sobre los graves problemas del sector forestal y sus necesidades.


Nos preocupa que se haya obviado la encrucijada en la que están los montes españoles tras más de 30 años de casi abandonar la selvicultura. La problemática de los incendios forestales, la aparición amenazante del nematodo del pino, del hongo Fusarium circinnatum, de la bacteria Xylella fastidiosa, la amenazante presencia cerca de nuestras fronteras de la Anoplophora chinensis –cerambicido que puede vivir prerforando casi todas nuestras especies de frondosas- , o el abandono de nuestros castaños frente al chancro del castaño, por citar las amenazas más graves, no fueron tenidos en cuenta.


Si no se abordan todos estos problemas mediante inversiones y aumentando las plantillas de técnicos puede que la transición ecologica a la que vayamos sea una gran desastre que conlleve la desaparición del bosque arbolado en grandes superficies, e incluso la reducción de la superficie de determinadas especies arbóreas hasta la rareza, como ya ha sucedido con el olmo común tras la grafiosis agresiva.


Si atendemos a los incendios forestales, los bosques aclarados, con el matorral discontinuo sin que llegue nunca hasta las ramas bajas de las copas, es la adaptación necesaria para reducir la probabilidad de incendio forestal grave; si volvemos nuestra mirada a la adpatación de nuestros bosques al Cambio Climático, todas las recomendaciones de los expertos, desde la FAO a la Sociedad Española de Ciencias Forestales coinciden en que hay que rebajar la densidad de los montes, de modo que no estén en espesura excesiva para que al tener menos competencia puedan resistir mejor los vaivenes del calor y las sequías. Es decir tanto por los incendios como por el cambio climático es preciso desbrozar, aclarar y podar en los montes, en una palabra: Selvicultura.


La preocupación por la biodiversidad debería incluir prioritariamente el mantenimiento de nuestros bosques. Es noción elemantal de la ecología que los niveles troficos superiores en un ecosistema solo existen si el nivel de la vegetación, que es su base existe. Por ejemplo sería imposible que la Graellsia isabelae sobreviera si las masa de pino silvestre debido al nematodo del pino hubiesen desaparecido.


Para no alargarnos más no detallaremos las medidas que se necesita para frenar y controlar las plagas y enfermedades exóticas que nos han llegado, o están a punto de llegar, si la Administración no lo impide.


En suma, el programa del nuevo ministerio no nos gusta, no porque lo que se propone sea inadecuado, que no lo es, sino porque olvida a los montes y al Sector Forestal completamente.

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