Ciencia y Técnica

27
Feb
2024

Un nuevo estudio internacional demuestra la función crucial que tienen unos microorganismos presentes en las hojas de los árboles de retirar compuestos nitrogenados del aire. El estudio demuestra que los árboles no sólo son excelentes absorbiendo dióxido de carbono, sino que desempeñan un papel sorprendente en la retención y transformación de otros contaminantes como los compuestos nitrogenados.

El equipo científico, con Rossella Guerrieri a la cabeza, investigadora Marie Sklodowska Curie en el CREAF mientras se llevó a cabo esta investigación, ha descubierto la presencia de unos microbios nitrificantes en las hojas de los árboles que interactúan con compuestos nitrogenados presentes en la atmósfera (amoniaco y amonio, altamente contaminantes) y los transforman en nitratos. Este proceso de transformación se llama “nitrificación”.

La investigación se ha realizado en bosques europeos de áreas ligeramente contaminadas (en los países escandinavos), moderadamente (zona mediterránea) y altamente contaminadas (de Europa Central). Para encontrar estos microbios, el grupo de investigación ha utilizado la innovadora técnica Generation Sequence Analysis (NGS) que consiste en la secuenciación masiva de ADN ambiental para detectar la presencia de nuevos organismos. Estos análisis se han llevado a cabo en los laboratorios del IBB-Parc de Recerca UAB y en el CEAB se realitzaron los análisis computacionales de estos datos con la participación de Joan Cáliz i Emilo O. Casamayor. Para evaluar las propiedades nitrificantes han analizado muestras de agua de la lluvia dentro y fuera del bosque e incluso han analizado hojas de los árboles de distintas alturas, que han recolectado escaladores profesionales en todos los países.

“Investigaciones anteriores ya demostraban que las copas de los árboles, gracias a la cutícula de las hojas y su estructura morfológica (por ejemplo, la presencia de pelos), hacían una función de filtro pasivo. Pero no estaba convencida de que fuese un mecanismo simple y pasivo. Consciente de la gran biodiversidad que se encuentra en los bosques, y en particular en las copas de los árboles, empecé a preguntarme si, en cambio, este proceso no dependía de la intervención de microorganismos que viven en las hojas» (ROSSELLA GUERRIERI, autora principal del artículo y profesora de la Universidad de Bolonia).

La nitrificación, equilibrio delicado

El proceso de nitrificación es una parte clave del ciclo del nitrógeno que, hasta ahora, se pensaba que sólo se daba bajo tierra. Es un proceso esencial porque aumenta la disponibilidad de nitratos en el suelo, una forma de nitrógeno que los árboles necesitan para su crecimiento y son capaces de absorber. Así, cuando el aire está poco contaminado de compuestos nitrogenados, gracias a la nitrificación en las hojas, aumenta la concentración de nitratos en el suelo, fertilizando el suelo y aportando más nutrientes al bosque.

Ahora bien, en las zonas donde el aire está altamente contaminado, especialmente a donde llega mucho el amoníaco (por la dispersión aérea de fertilizantes provenientes de la agricultura u otras actividades humanas), la actividad de los microbios de las hojas se dispara. Esto hace que se produzcan nitratos en grandes cantidades, que se filtran hacia los acuíferos, comprometiendo la calidad de las aguas subterráneas, o incluso se vuelven a dispersar hacia la atmósfera. Esta «sobre-fertilización» perjudica a los bosques y la calidad de las aguas subterráneas.

Este descubrimiento, publicado en Nature GeoScience, revela la gran importancia de unos organismos tan pequeños. Sin ellos, las copas de los árboles no serían capaces de transformar estos contaminantes atmosféricos y todo el nitrógeno se devolvería a la atmósfera aumentando el balance de gases de efecto invernadero.

Este estudio ha estado liderado por la profesora asociada R. Guerrieri desde el Departamento de Ciencias y Tecnologías de la Universidad de Bolonia, con la colaboración de un equipo internacional. Investigadores/as del CREAF como Maurizio Mencuccini, Stefania Mattana y Josep Peñuelas y del CEAB también han participado.

  Artículo de referencia

Guerrieri, R., Cáliz, J., Mattana, S. et al. Substantial contribution of tree canopy nitrifiers to nitrogen fluxes in European forests. Nat. Geosci. 17, 130–136 (2024). https://doi.org/10.1038/s41561-023-01364-3

Galdric Mossoll

27
Feb
2024

 

Una investigación publicada en PNAS revela que las sequías cortas (de un año o menos) y extremas reduce la capacidad de matorrales y pastos de almacenar CO₂ un 35%, un porcentaje superior de lo que se había estimado hasta ahora. Asimismo, el estudio también concluye que durante este tipo de sequías se frena un 60% más el crecimiento de las plantas en comparación con las sequías menos graves, que son las que se han experimentado históricamente con más frecuencia, “este índice de crecimiento es un dato clave que indica el estado de salud de los ecosistemas y que está relacionado precisamente con la capacidad de capturar CO2”, explica explica Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el CREAF y uno de los autores del estudio. Dado que estos ecosistemas cubren entre un 30 y 40% del planeta y acumulan más del 30% de las reservas mundiales de carbono, “es crucial calcular con exactitud cómo afectarán las sequías del futuro a estos sumideros de carbono”, añade Peñuelas.

Según los autores, las sequías extremas comportan una escasez continuada de lluvia y, aunque suelen durar menos de un año, su impacto puede ser devastador. “Históricamente ocurrían una vez cada cien años, pero, con el cambio climático, se estima que podrían llegar a producirse cada 2-5 años”, alertan los autores.

Existen algunos ejemplos cercanos, como la falta de precipitaciones que vive Cataluña actualmente, la región del Cerrado en Brasil o el suroeste de Estados Unidos.

El Experimento Internacional sobre Sequía

Para descubrirlo, el equipo de investigación crea lo que bautizaron como el Experimento Internacional sobre Sequía (International Drought Experiment). Un experimento en 100 lugares de seis continentes, que abarcan características climáticas, de suelo y de especies diferentes. En 44 sitios recrearon una sequía extrema durante al menos una estación de crecimiento completa. En 56 sitios aplicaron una sequía menos severa. Tras un año, analizaron la pérdida del índice de crecimiento denominado  ‘producción primaria neta aérea (PPNA)’.

Los resultados demostraron que, con un solo año de sequía extrema, “se superaba con creces las pérdidas registradas anteriormente en pastizales y matorrales”, explica la primera autora del estudio, Melinda Smith, profesora del Departamento de Biología de Colorado State University. 

En concreto, detectaron que era  1,8 veces mayor en el caso de los matorrales y un 1,5 en el de los prados, en comparación con lo que se creía hasta ahora, “es decir, prácticamente el doble de lo que se había estimado”, comenta Peñuelas.

Las zonas más vulnerables en las sequías del futuro

Los datos también apuntan a que no todos los puntos geográficos responden igual a la sequía. Los más vulnerables son los ecosistemas más secos. También aquellos con menos riqueza de especies vegetales son menos resilientes. “Observamos que zonas que tienen un clima más seco, como algunos países del mediterráneo, se verán más afectados”, advierte Peñuelas.

El artículo lo han liderado investigadores de Colorado State University y han participado más de 170 autores representantes de instituciones de todo el mundo, entre ellos Josep Peñuelas, investigador del CSIC en el CREAF y  Romà Ogaya, investigador del CREAF.

Artículo de referencia: Melinda D. Smith, Kate D. Wilkin, et al. Extreme drought impacts have been underestimated in grasslands and shrublands globally. PNAS. DOI: https://doi.org/10.1073/pnas.2309881120

Angela Justamante

29
Ene
2024

Science Daily thumb

Fecha: 16 de enero de 2024

Fuente: Universidad de Florida

Resumen:

El cambio climático está causando que los bosques del oeste de Estados Unidos sean sumideros de carbono menos efectivos, incluso cuando aumenta la productividad de los bosques en el este de Estados Unidos, según una nueva investigación.

HISTORIA COMPLETA

El cambio climático está remodelando los bosques de manera diferente en todo Estados Unidos, según un nuevo análisis de datos del Servicio Forestal de Estados Unidos. Con el aumento de las temperaturas, la escalada de las sequías, los incendios forestales y los brotes de enfermedades que afectan a los árboles, los investigadores advierten que los bosques de todo el oeste de Estados Unidos son los más afectados por las consecuencias.

El estudio, dirigido por los investigadores de biología de la UF J. Aaron Hogan y Jeremy W. Lichstein, fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences. El estudio revela un pronunciado desequilibrio regional en la productividad forestal, un barómetro clave de la salud forestal que mide el crecimiento de los árboles y la acumulación de biomasa. En las últimas dos décadas, el oeste de EE.UU., que se enfrenta a impactos más severos del cambio climático, ha mostrado una notable desaceleración de la productividad, mientras que el este de EE.UU., que experimenta efectos climáticos más leves, ha experimentado un crecimiento ligeramente acelerado.

Los bosques desempeñan un papel fundamental en la regulación del clima de la Tierra, actuando como sumideros de carbono que secuestran aproximadamente el 25% de las emisiones humanas de carbono anualmente. Sin embargo, su capacidad para almacenar carbono depende del delicado equilibrio entre los efectos positivos y negativos del cambio climático. El estudio, que utiliza datos de inventarios forestales a escala nacional, modela las tendencias de 1999 a 2020, analizando 113.806 mediciones en bosques sin plantaciones.

"Estamos siendo testigos de cambios en el funcionamiento de los bosques a medida que los ecosistemas forestales responden a los impulsores del cambio global, como la fertilización con dióxido de carbono y el cambio climático", dijo Hogan. "Es el equilibrio futuro de estos factores lo que determinará el funcionamiento de los bosques en los próximos años o décadas".

Algunos factores, como las sequías y los patógenos forestales, tienen efectos negativos en la productividad, pero se prevé que otros, como la fertilización con dióxido de carbono, tengan efectos positivos. Este fenómeno sugiere que el aumento de los niveles de dióxido de carbono mejora el crecimiento de las plantas al aumentar la fotosíntesis, lo que inspiró a los investigadores a analizar más a fondo su impacto.

"El Servicio Forestal de los Estados Unidos ha estado monitoreando el crecimiento y la supervivencia de más de un millón de árboles en todo el país durante varias décadas", dijo Lichstein. "Estábamos interesados en ver si sus datos proporcionaban evidencia de un aumento de las tasas de crecimiento de los árboles, como predice la hipótesis de la fertilización con dióxido de carbono".

Si bien el crecimiento de los árboles en el este de los EE. UU. se alinea con las expectativas, la región occidental muestra efectos climáticos extremos que eclipsan cualquier tendencia positiva de crecimiento, desafiando la suposición prevaleciente de que la capacidad de almacenamiento de carbono de los bosques continuará aumentando.

"Nuestro estudio sugiere que las proyecciones futuras del clima y el aumento del nivel del mar pueden ser demasiado optimistas porque, en realidad, es probable que los ecosistemas almacenen menos carbono en el futuro", dijo Lichstein. "Menos almacenamiento de carbono en los ecosistemas significa más carbono en la atmósfera y, por lo tanto, más calentamiento y aceleración del cambio climático".

Los hallazgos también arrojan luz sobre el hecho de que el cambio climático no es una fuerza uniforme, sino más bien un agente dinámico con influencias específicas de la región. El estudio ilustra cómo el grado de cambio climático puede empujar a los bosques más allá de un punto de inflexión. Algunos bosques ya se están acercando o superando umbrales climáticos que los convierten en fuentes de carbono, en lugar de sumideros que eliminan el carbono de la atmósfera.

"No se garantiza que el secuestro de carbono de los ecosistemas sea permanente, y puede revertirse con el cambio climático", dijo Lichstein. "Esta reversión ya está ocurriendo en el oeste de Estados Unidos, y hay señales de que también puede estar ocurriendo en otras regiones del mundo afectadas por la sequía, como el Amazonas".

Puede ser tentador atribuir las pérdidas a eventos extremos. Pero, según los investigadores, el declive en la productividad en el oeste de EE. UU. no se puede atribuir al aumento de las tasas de mortalidad de los árboles.

"Escuchamos mucho sobre los incendios forestales en el oeste de Estados Unidos, que matan muchos árboles y liberan carbono a la atmósfera", dijo Lichstein. "Pero nuestro estudio muestra que se está produciendo una pérdida adicional de carbono en los ecosistemas de los bosques occidentales debido a la disminución de las tasas de crecimiento de los árboles".

Dado que los árboles crecen más lentamente debido a los efectos adversos del cambio climático, incluida la disminución de las precipitaciones, el estudio implica que, incluso sin la intensificación de los incendios forestales, el sumidero de carbono en los bosques occidentales continuará debilitándose si no se toman medidas urgentes para reducir las emisiones humanas de gases de efecto invernadero.

"Debemos tener bosques sanos en relación con la reducción de emisiones para restaurar el equilibrio global de carbono y limitar el cambio climático", dijo Hogan.

Las transformaciones observadas en los bosques de EE. UU. plantean preocupaciones sobre su futura resiliencia y sostenibilidad. Los investigadores esperan que sus hallazgos resalten la necesidad urgente de que los gobiernos y la industria trabajen juntos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y lograr cero emisiones netas lo antes posible.

"Nuestros resultados resaltan la necesidad de reducir las emisiones globales de gases de efecto invernadero", dijo Lichstein. "Sin las reducciones de emisiones que los científicos han estado instando durante décadas, los sumideros de carbono de los bosques probablemente se debilitarán, lo que acelerará el ritmo del cambio climático".

Este estudio fue desarrollado con Grant Domke de la Estación de Investigación del Norte del Servicio Forestal de EE. UU., Kai Zhu de la Universidad de Michigan y Dan Johnson de la Escuela de Ciencias Forestales, Pesqueras y Geomáticas de la UF.

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad de Florida. Original escrito por Lauren Barnett. Nota: El contenido puede ser editado por estilo y longitud.

Referencia de la revista:

J. Aaron Hogan, Grant M. Domke, Kai Zhu, Daniel J. Johnson, Jeremy W. Lichstein. El cambio climático determina el signo de las tendencias de productividad en los bosques de Estados Unidos. Actas de la Academia Nacional de Ciencias, 2024; 121 (4) DOI: 10.1073/pnas.2311132121

Citar esta página: MLA APA

Chicago

Universidad de Florida. "El cambio climático amenaza el secuestro global de carbono de los bosques, según un estudio". CienciaDiaria. ScienceDaily, 16 de enero de 2024. <www.sciencedaily.com/releases/2024/01/240116131840.htm>.

14
Feb
2024

 

Investigadores del CSIC han creado Plantimpactseurope, una plataformande libre acceso, que incluye información de 104 especies invasoras de 29 países europeos.

Un equipo científico, con participación de la Estación Biológica de Doñana (EBD-CSIC) y del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE-CSIC) creado la primera base de datos de estudios de campo sobre los impactos de las plantas invasoras en las especies, comunidades y ecosistemas autóctonos de Europa.

Plantimpactseurope es la primera base de datos armonizada de libre acceso a escala continental y se basa en datos de 266 publicaciones científicas que describen los resultados de 4.259 estudios de campo en 104 especies invasoras en 29 países europeos. El trabajo se ha publicado en la revista NeoBiota.

La plataforma cuenta con información de las plantas invasoras que afectan a otras plantas, animales y microbios. Dicha información se muestra en base a todos los niveles tróficos (herbívoros, parásitos, plantas, polinizadores, depredadores, omnívoros, descomponedores y simbiontes) y a numerosos procesos ecosistémicos.

Un tercio de los estudios recogidos en Plantimpactseurope están centrados en cinco especies invasoras: Reynoutria japonica, Impatiens glandulifera, Solidago gigantea, Carpobrotus edulis y Robinia pseudoacacia. Y más de la mitad de los trabajos se realizaron en bosques templados y boreales, y en pastizales templados.

En cambio, son pocos los trabajos en los países bálticos y balcánicos, en los matorrales desérticos y semiáridos, en los bosques subtropicales y en las altas montañas.

“La base de datos proporciona información sobre si las especies invasoras aumentan, disminuyen o tienen un efecto neutro sobre la variable ecológica de estudio”, señala Montserrat Vilà, investigadora de la EBD y coordinadora del estudio.

En esta línea, destaca que “Plantimpactseurope permitirá guiar la investigación sobre las circunstancias en las que las plantas invasoras pueden causar impactos acusados”.

Útil en nvestigación y gestión ambiental

A medida que se publiquen nuevos estudios de campo sobre los impactos ecológicos de las especies invasoras será necesario ir actualizando la base de datos. “Esperamos que haya más estudios sobre especies que todavía son localmente raras y con una distribución restringida”, manifiesta Vilà.

Esta base de datos es de interés para fines académicos, de gestión y relacionados con las políticas ambientales. Ha estado financiada, principalmente, por la Fundación Europea de Desarrollo Regional (SUMHAL, LIFEWATCH, POPE). Además de la EBD-CSIC y el IPE-CSIC, en su ejecución ha participado personal investigador de la Universidad de Sevilla, la Universidad de Alcalá y la Universidad de Friburgo (Suiza).

Referencia:

Montserrat Vilà et al. “Field studies of the ecological impacts of invasive plants in Europe”. NeoBiota (2024).

Fuente: CSIC

21
Dic
2023

Science Daily thumb

Fecha:

14 de noviembre de 2023

Fuente:

Universidad de Aarhus

Resumen:

Durante décadas, creímos que fuera de las edades de hielo, Europa estaba cubierta en su mayor parte por densos bosques antes de la llegada de los humanos modernos. Ahora, un nuevo estudio muestra que había mucha más vegetación abierta y semiabierta de lo que se esperaba

HISTORIA COMPLETA

Los libros de texto sobre biología y silvicultura dejan claro que grandes partes de Europa estarían cubiertas naturalmente por densos bosques.

La narrativa de los libros de texto es que nuestros antepasados talaron los bosques, drenaron los pantanos y cultivaron los brezales. En otras palabras, crearon los variados paisajes de praderas, brezales y pastizales que caracterizaban nuestros paisajes culturales antes del advenimiento de la agricultura moderna.

Pero una nueva investigación de la Universidad de Aarhus sugiere que este no es el caso. Elena Pearce, postdoc en el Departamento de Biología de la Universidad de Aarhus, y autora principal del estudio, lo explica.

"La idea de que el paisaje estaba cubierto por un denso bosque en la mayor parte del continente simplemente no es correcta. Nuestros resultados muestran que necesitamos reevaluar nuestra visión de lo que es la naturaleza europea", dice, y su colega y coautor, el profesor Jens- Christian Svenning, continúa:

"La naturaleza durante el último período interglacial, un período con un clima templado similar al actual, pero antes de la llegada de los humanos modernos, estaba llena de variaciones. Es importante destacar que los paisajes albergaban grandes cantidades de vegetación abierta y semiabierta con arbustos, árboles y hierbas que exigen luz junto con rodales de árboles de sombra de alto crecimiento".

Períodos glaciares e interglaciares

Las variaciones en la órbita de la Tierra alrededor del Sol y los cambios en las placas tectónicas significan que nuestro planeta se ve afectado por largos períodos con temperaturas más frías. A estos períodos los llamamos edades de hielo o períodos glaciales.

Los investigadores están de acuerdo en que ha habido al menos cinco períodos glaciales importantes durante los cuatro mil millones de años de historia de la Tierra. El primer período glacial fue hace unos 2.000 millones de años y duró unos 300 millones de años.

Aunque pueda parecer confuso, en realidad estamos en un período glacial tan importante en este momento. Los investigadores también dividen los períodos glaciales en períodos fríos y cálidos, a saber, las edades de hielo individuales y los períodos más cálidos intermitentes, los interglaciares

El período glacial actual ha durado casi 2,6 millones de años, pero actualmente nos encontramos en un período interglacial, que ahora se ve exacerbado y probablemente prolongado por las emisiones humanas de gases de efecto invernadero. El estudio se centra en el período interglacial anterior, que duró desde hace 129.000 años hasta hace unos 115.000 años. En Europa, este período interglacial se llama Eem.

Antiguas muestras de polen revelan cómo era la naturaleza

Las muestras de polen antiguo ayudaron al equipo de investigación a identificar qué plantas crecieron hace más de 100.000 años en el último período interglacial. El grupo de investigación integró datos de muestras de polen de gran parte de Europa. Las muestras revelan que las plantas que no prosperan en bosques densos a menudo constituían grandes componentes de la vegetación.

"Los árboles de sombra de crecimiento alto como el abeto, el tilo, el haya y el carpe serán más frecuentes en los bosques densos. Sin embargo, los resultados muestran que el avellano a menudo cubría grandes áreas de los paisajes. El avellano es un arbusto que no crece en grandes cantidades en bosques densos", dice Jens-Christian Svenning.

En el mundo de las plantas, la competencia por la luz solar es feroz. Los árboles que llegan más alto con sus copas pueden capturar la mayor cantidad de luz solar y ganar esa competencia. En los hayedos, los árboles absorben casi toda la luz solar. Esto significa que otros árboles y arbustos más pequeños, como el avellano, no pueden crecer en un hayedo.

"El avellano prospera en campo abierto y en bosques abiertos o perturbados, y tolera la perturbación de animales grandes. Mientras que especies como el haya y el abeto a menudo se dañan gravemente o mueren al cortarlas o ramonearlas, el avellano puede arreglárselas sin problemas. Incluso si cortas un avellano, seguirá produciendo muchos brotes nuevos", dice.

"Por esta razón, el avellano era a menudo muy común en los bosques históricos de monte bajo".

Lo que el polen puede revelar sobre el pasado

Casi todos los árboles, flores y arbustos desprenden polen. El polen es para las plantas lo que los espermatozoides son para los animales. Para que una planta tenga semillas, sus óvulos deben ser polinizados.

El polen se propaga por el viento o por insectos.

Una gran cantidad de polen aterriza en el suelo, donde no puede polinizar otras plantas. En cambio, es comido por insectos o degradado por microorganismos. Sin embargo, una pequeña cantidad de polen cae en lagos, pantanos o arroyos, donde cae al fondo del mar.

Debajo de la superficie, a menudo no hay oxígeno ni vida, y el polen se conserva durante cientos de miles de años en las capas del suelo.

Al observar la composición de los diferentes tipos de polen en las capas del suelo de humedales antiguos y enterrados, los investigadores pueden deducir cómo era la vegetación hace más de 100.000 años.

Los animales grandes mantenían el paisaje abierto

Por lo tanto, hay indicios de que Europa no estaba cubierta por bosques densos antes de que existieran los humanos. Pero, ¿cómo era realmente el paisaje?

Según los cálculos del nuevo estudio, entre el 50 y el 75 por ciento del paisaje estaba cubierto por vegetación abierta o semiabierta. Y lo más probable es que esto se deba a los grandes mamíferos que vivían en esa época, explica Jens-Christian Svenning.

"Sabemos que muchos animales grandes vivían en Europa en ese momento. Uros, caballos, bisontes, elefantes y rinocerontes. Deben haber consumido grandes cantidades de biomasa vegetal y, por lo tanto, tenían la capacidad de mantener el crecimiento de los árboles bajo control", dice y continúa:

"Por supuesto, también es probable que otros factores, como las inundaciones y los incendios forestales, también hayan influido. Pero no hay evidencia que sugiera que esto causó suficientes perturbaciones. Por ejemplo, los incendios forestales fomentan los pinos, pero en su mayoría no encontramos pinos como especie dominante".

Aunque el grupo de investigación no puede estar 100 por ciento seguro de hasta qué punto los animales grandes estaban detrás de las áreas abiertas, hay fuertes indicios de que sí lo estaban. En primer lugar, los animales grandes, como el bisonte, tienen exactamente ese efecto en las zonas donde todavía se encuentran en los bosques europeos. Además, los fósiles de escarabajos del último período interglacial también muestran que muchos animales grandes vivieron en esa época.

"Hemos analizado una serie de hallazgos de fósiles de escarabajos de esa época en el Reino Unido. Aunque hay especies de escarabajos que prosperan en bosques con incendios forestales frecuentes, no encontramos ninguna de ellas en los datos fósiles. En cambio, encontramos grandes cantidades de escarabajos peloteros, y esto muestra que partes del paisaje han sido densamente pobladas por grandes herbívoros", dice.

Rinoceronte de Merck con polen entre los dientes

Hay muchos indicios de que los animales grandes mantenían el paisaje variado antes de la llegada de los humanos, con grandes áreas de vegetación abierta y semiabierta.

Un estudio muy especial de Polonia subraya aún más esta teoría, dice Jens-Christian Svenning.

En Polonia, los investigadores han analizado más de cerca los fósiles del rinoceronte de Merck para ver de qué vivía este gran animal. Encontraron restos de polen y ramitas entre sus dientes, y cuando los analizaron, pudieron ver que una gran cantidad provenía del avellano", dice y continúa:

"Así que el rinoceronte ha andado comiendo ramas y hojas de avellanos. Esto apoya la teoría de que los grandes animales han afectado a la vegetación, tal vez al igual que los bosques históricos de monte bajo. Al mismo tiempo, las marcas de sus dientes sugieren que se había alimentado mucho de hierba y juncias a lo largo de su vida".

Un argumento a favor del rewilding

No solo necesitamos reescribir los libros de biología, sino que los nuevos hallazgos proporcionan nuevos datos para respaldar la resilvestración trófica, que es la restauración de ecosistemas biodiversos y autorregulados a través del restablecimiento de los procesos de la red alimentaria, especialmente mediados por especies de megafauna silvestre.

Los resultados del estudio avalan que los animales grandes tienen un papel esencial que desempeñar en la restauración, tal y como explica Elena Pearce.

"Ahora sabemos que había una gran variación en el paisaje. Todo apunta a que esta variación se debió a que los grandes animales afectaban a la estructura de la vegetación. Muchos de los grandes animales del período interglacial se han extinguido, pero todavía tenemos bisontes, caballos y bueyes", dice y concluye:

"Sin animales grandes, las áreas naturales se ven dominadas por una densa vegetación, en la que muchas especies de plantas y mariposas, por ejemplo, no pueden prosperar. Por lo tanto, es importante que devolvamos los animales grandes a los ecosistemas si queremos fomentar la biodiversidad".

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad de Aarhus. Original escrito por Jeppe Kyhne Knudsen. Nota: El contenido puede ser editado por estilo y longitud.

Referencia de la revista:

Elena A. Pearce, Florence Mazier, Signe Normand, Ralph Fyfe, Valérie Andrieu, Corrie Bakels, Zofia Balwierz, Krzysztof Bińka, Steve Boreham, Olga K. Borisova, Anna Brostrom, Jacques-Louis de Beaulieu, Cunhai Gao, Penélope González-Sampériz, Wojciech Granoszewski, Anna Hrynowiecka, Piotr Kołaczek, Petr Kuneš, Donatella Magri, Małgorzata Malkiewicz, Tim Mighall, Alice M. Milner, Per Möller, Małgorzata Nita, Bożena Noryśkiewicz, Irena Agnieszka Pidek, Maurice Reille, Ann-Marie Robertsson, J. Sakari Salonen, Patrick Schläfli, Jeroen Schokker, Paolo Scussolini, Vaida Šeirienė, Jaqueline Strahl, Brigitte Urban, Hanna Winter, Jens-Christian Svenning. Un bosque claro sustancial y una vegetación abierta caracterizaban el bioma del bosque templado antes del Homo sapiens. Avances de la Ciencia, 2023; 9 (45) DOI: 10.1126/sciadv.adi9135

Citar esta página:

MLA

APA

Chicago

Universidad de Aarhus. "Europa no estaba cubierta por un denso bosque antes de la llegada de los humanos modernos". CienciaDiaria. ScienceDaily, 14 de noviembre de 2023. <www.sciencedaily.com/releases/2023/11/231114143742.htm>.

© 2018 Distrito Forestal.