La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, ha presentado el borrador de este pacto: es una hoja de ruta hacia una economía neutra en emisiones de CO2 para 2050
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12 DICIEMBRE 2019
“El Pacto Verde Europeo es nuestra nueva estrategia de crecimiento”, aseguró Von der Leyen, quien expuso en el Parlamento Europeo el calendario de medidas que se ha marcado como prioridad, empezando con incrementar los objetivos de reducción de emisiones contaminantes de la UE en 2030, pasando del 40 % fijado actualmente hasta “al menos” un 50 % y “hacia” el 55 %.
Ese esfuerzo medioambiental al término de la próxima década será un impulso intermedio para alcanzar la neutralidad climática en 2050, que supone que la UE no emita más CO2 del que sea capaz de absorber en su territorio, una meta que ya intentó amarrar en junio su antecesor, Jean-Claude Juncker, pero que se encontró con el bloqueo de Estonia, Polonia, Hungría y República Checa.
Desde entonces, Estonia se ha sumado al compromiso verde del resto de los Estados miembros y se espera que los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintiocho intenten convencer a Varsovia, Budapest y Praga en la cumbre que se celebrará en Bruselas este jueves y viernes para que respalden una medida que requiere unanimidad.
De conseguirlo, Von der Leyen -que inauguró su mandato con una simbólica visita a la cumbre del clima COP25 de Madrid el pasado 2 de diciembre- podrá transformar uno de las piedras angulares de su borrador en una Ley Climática en marzo de 2020, antes de superar sus primeros 100 días de mandato.
Sin propuestas legislativas concretas, el borrador ordena y amplía las medidas que Von der Leyen ha ido desgranando desde su confirmación al frente de la CE el pasado julio y aporta una relación de fechas sobre las que Bruselas irá articulando los múltiples ámbitos del Pacto Verde Europeo desde la vanguardia ecológica mundial.
Dinero para el crecimiento verde
Aunque Bruselas cuenta con que el nuevo modelo económico sostenible genere también nuevos empleos y negocios y prosperidad, el esfuerzo financiero que requiere esa conversión es titánico y solo para alcanzar el actual objetivo de reducción del 40 % de las emisiones de CO2 en 2030 se necesitan 260.000 millones de euros adicionales al año, es decir, el 1,5 % del PIB de la UE en 2018, según los cálculos de la propia Comisión.
Para no mermar la competitividad de la economía europea, la CE habilitará un Plan Europeo de Inversiones Sostenibles y un Mecanismo de Transición Justa, concebido este último para ayudar a las regiones carboneras, si bien hasta enero no se conocerá la dotación de esas dos herramientas que deberán negociarse con los Estados miembros y la Eurocámara.
La Comisión, que espera que el sector privado contribuya también a financiar la transición ecológica y que los países de la UE ajusten ecológicamente sus cuentas, quiere además que el presupuesto comunitario para 2021-2027 destine un 25 % de sus fondos a la “acción climática”, así como transformar el Banco Europeo de Inversiones (BEI) en un “banco para el clima”.
Industria
Los sectores industriales -especialmente los intensivos, como el siderúrgico, el químico o el cementero- son responsables del 20 % de las emisiones de efecto invernadero en la UE mientras que solo el 12 % de los materiales que utilizan provienen del reciclaje.
Dos ámbitos de acción en los que quiere emplearse a fondo la Comisión Von der Leyen, que en marzo de 2020 dará a conocer un Plan Industrial para la UE en el que la economía circular tendrá especial relevancia.
Comercio de emisiones
El Pacto Verde Europeo cuenta con actualizar el Sistema de Comercio de Emisiones (ETS) que la UE aplica a la industria para que abarque también el sector marítimo y encarecer la contaminación de la aviación con ese mecanismo, mientras se ultima uno global a través de la Organización de Aviación Civil Internacional.
“Si persisten las diferencias en los niveles de ambición en todo el mundo mientras la UE incrementa su ambición climática, la Comisión propondrá un mecanismo fronterizo de ajuste de carbono” para algunos sectores, que será compatible con las normas de la Organización Mundial del Comercio (OMC), avisa el borrador climático.
Transporte
El transporte genera el 25 % de las emisiones de CO2 de la UE y Bruselas acelerará el despliegue de 1 millón de puntos de carga para vehículos eléctricos, dará continuidad al plan para desarrollar la industria europea de baterías, favorecerá el empleo de combustibles alternativos como el hidrógeno y propondrá una revisión en 2021 de los objetivos de reducción de CO2 para coches y furgonetas con motores de combustión que empiece a aplicarse en 2025.
Bruselas impulsará, además, la automatización y digitalización en la gestión del tráfico rodado, especialmente en áreas urbanas, apostará por el transporte multimodal para que “una parte sustancial” de las mercancías que se mueve por carretera aprovechen el transporte fluvial y ferroviario, restringirá la entrada de “barcos sucios” en los puertos y promoverá una gestión más eficiente y coordinada del tráfico aéreo.
De la granja a la mesa
En la primavera de 2020, la Comisión Europea detallará su plan para desarrollar una agricultura y pesca más sostenible que reduzca el uso de pesticidas químicos, fertilizantes y antibióticos, favorezca una dieta más saludable y contribuya a proteger la diversidad, junto con otras iniciativas sobre gestión de agua y desechos que, entre otras muchas revisiones legislativas, complementen el plan de choque europeo contra una crisis planetaria.
“Estamos en una emergencia climática y medioambiental. El Pacto Verde Europeo es la oportunidad para mejorar la salud y el bienestar de los ciudadanos transformando nuestro modelo económico”, declaró el vicepresidente de la CE para el Pacto Verde, Frans Timmermans.
Javier Albisu/EFE
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