Actualidad y noticias

05
Feb
2019

En el ámbito del proyecto SustForest Plus, la Fundación Cesefor ha iniciado el estudio dedicado a la compatibilización del aprovechamiento resinero de Pinus pinaster con la producción de la madera para uso estructural. Este estudio formará parte de la norma UNE 56544: 2011 que recoge la clasificación visual de madera estructural de coníferas, y sus resultados preliminares formarán parte de la Estrategia para las Resinas Naturales Europeas. También tiene por objetivo facilitar el empleo de la madera de pino pinaster resinada, por parte de los profesionales de la construcción, para destinarla al uso estructural.
El proyecto SustForest Plus contempla esta iniciativa a través del Grupo de Trabajo 1 dedicado al desarrollo de una estrategia para el aprovechamiento forestal sostenible de las resinas naturales europeas (ERNE), uno de cuyos pilares básicos es el estímulo del uso multifuncional de los montes resineros a través de la compatibilización del resto de recursos disponibles como son la madera y otros productos forestales no maderables.
Este análisis de las características estructurales se desarrolla gracias al trabajo conjunto del Área Gestión Forestal y Recursos Naturales y el Área Industria y Construcción con Madera, de la Fundación Cesefor.
Procesos paralelos en Soria y en La Aquitania (Francia)
Se analizara madera procedente de un monte de Pinus pinaster resinado, tomando una muestra de árboles resinados durante 25 años y otra de pies no resinados que servirán de testigo; así, se procederá a su caracterización mediante pruebas normalizadas en el laboratorio de ensayos de Cesefor. Los datos obtenidos servirán para caracterizar la madera resinada desde el punto de vista estructural, e incluirla en la norma UNE 56544: 2011, lo que posibilita al mercado de la madera su uso normalizado para fines estructurales. Los árboles de la muestra proceden de un monte de la provincia de Soria.
De forma paralela se está desarrollando otro estudio similar por parte de otro de los socios del proyecto, en concreto Centre Régional de la Propriété Foestière Nouvelle-Aquitaine, en las masas de Pinus pinaster de las Landas Francesas, aunque en este caso la caracterización tiene como objetivo facilitar el uso de la madera resinada para parquets y recubrimientos, poniendo en valor sus características estéticas que la diferencian del resto de maderas de pino.
El proyecto SustForest Plus SOE2/P5/E0598 “Estrategia y redes de colaboración para la multifuncionalidad, conservación y el empleo en el territorio del sur de Europa a través de la extracción de la resina” se desarrolla desde 2018 hasta 2021, está cofinanciado por el Programa Interreg Sudoe a través del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) de la Unión Europea y pretende mejorar los métodos de gestión conjuntos de las fuentes de resina natural del territorio Sudoe como recurso estratégico y preferente para la industria, la creación de empleo y el uso racional de los recursos naturales.
Cuenta como socios beneficiarios del proyecto con las siguientes entidades: Fundación Centro de Servicios y Promoción Forestal y de su Industria de Castilla y León (Cesefor), Centre Nacional de la Propriété Forestière (CNPF), European Forest Institute (EFI), Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria y Alimentaria (INIA), Instituto Nacional de Investigação Agrária e Veterinária (INIAV), Municipio de Penela, Municipio de Proença-a-Nova y Universidad Politécnica de Madrid (UPM).

Fuente.- CESEFOR

30
Ene
2019


La sostenibilidad de las superficies forestales, con su vital aportación al planeta, pasa también por una elección adecuada de materiales para la construcción.

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En España hay 18 millones de hectáreas de bosque, según el INE. DGA / EUROPA PRESS


El carácter esencial de los árboles en la conservación de la Tierra resulta sobradamente conocido, comenzando por la función purificadora de la fotosíntesis. De los tres sumideros del planeta, las superficies forestales son el único que puede ayudar a mitigar el cambio climático. “Los otros dos, el océano y la atmósfera, adonde va el CO2 que producimos, no pueden regularse”, explica Eduardo Rojas Briales, decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, que subraya la necesidad de hacer un uso sostenible de los bosques, especialmente con vistas al cambio climático.


La relevancia de los árboles no se reduce a renovar el oxígeno que respiramos. Parte de ese uso al que alude entronca con el concepto de bioeconomía: emplear los recursos, en este caso los de los bosques, pero garantizando su sostenibilidad: “La bioeconomía es un concepto más inclusivo que la economía circular, promovido por los sectores ‘fósiles’ que incluye la bioenergía”, añade Rojas, también profesor de la Universidad Politécnica de Valencia, que impartió hace unos días en el Ateneo de Madrid una conferencia sobre la aportación estratégica del mundo forestal al bienestar colectivo. Se trata de acabar con el uso de materiales cuya obtención requiere altas emisiones de CO2, como sucede en sectores como la construcción y la industria textil. Un paradigma puede ser el bambú, un material resistente y muy válido para la construcción. “Todo lo que hoy obtenemos del petróleo lo podemos hacer de bambú, de madera, paja o residuos agrícolas”, comenta Rojas Briales.


Un material eficiente y reciclable


“Más de la mitad de la huella de carbono total de un edificio se debe a los materiales utilizados en su construcción”, calcula Julen Pérez Santisteban, arquitecto del estudio londinense Waugh Thistleton Architects, uno de los más importantes del mundo en construcciones con madera. “La madera es el único material de construcción renovable que hay. Además, permite construir de manera rápida y eficiente edificios de altura considerable”, explica sobre los principios de su compañía.


Para este arquitecto vitoriano, la madera se ha abierto camino en la construcción en España, pero aún le falta mucho recorrido: “España no está todavía al nivel de países como Francia o Reino Unido, pero cada vez se están haciendo más edificios importantes de madera. Tras los años oscuros del ‘ladrillazo’ y del despilfarro, en los que la construcción quedó desprestigiada, la madera es la gran oportunidad de nuestra generación para desarrollar una arquitectura sensata, de escala humana e inherentemente sostenible, que rectifique la opinión que se tiene de nuestro sector”, sentencia. La reciclabilidad de estos materiales es otro de sus puntos a favor, ya que pueden transformarse alargar su vida útil muchos más que los materiales procedentes del petróleo.

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La superficie boscosa ha aumentado en España los últimos años. EL INDEPENDIENTE

 

La bioeconomía se está implantando en varias fases, según explica Rojas: la primera, la de la bioenergía, desde hace diez años; la segunda, la bioconstrucción, sustituyendo el acero y el hormigón, que dejan una gran huella, por materiales ‘bio’; y una tercera que es la bioingeniería, sustituyendo textiles, plásticos y químicos por productos de origen biológico. Esto, añade Rojas, puede hacer surgir la duda de si habrá suficientes materiales para ese paso a la bioeconomía: “Está el principio de uso en cascada. El día que unas vigas de madera utilizadas en la construcción se sustituyan podrán convertirse en ventanas o un mueble, en otro fase pueden convertirse en papel y al final pueden ser útiles como material para calefacción. Estos materiales tienen varias vidas”.
Se calcula que en el mundo hay 4.000 millones de hectáreas de bosques, de las que unas 1.500 se encuentran en Europa. En España, según el Instituto Nacional de Estadística, hay 18 millones que generan 300.000 puestos de trabajo (1,7% del PIB) y repercuten de manera indirecta en otros sectores como el turismo o la industria.

Publicado en El Independiente el 23 de Enero de 2019

29
Ene
2019


Entrevistamos al decano del Colegio Oficial de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, quien destaca las aportaciones del mundo forestal al bienestar colectivo a nivel ambiental, social y económico


G.B. - 16/01/2019 

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Eduardo Rojas, decano del Colegio de Ingenieros de Montes, en una reciente conferencia.
El decano del Colegio de Ingenieros de Montes, Eduardo Rojas, también presidente de la plataforma Juntos por los Bosques, posiciona al mundo forestal en un papel estratégico para el conjunto de la sociedad. “Prestamos servicios que contribuyen al bienestar colectivo en todos los ámbitos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible”, asegura. En esta entrevista, abordamos lo que Rojas considera una “falsa polarización” entre el mundo forestal y el ambiental.
– Usted defiende que los bosques tienen una aportación fundamental en el bienestar colectivo. Explíquenos esa idea.
– Si uno coge los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos por la ONU como deseables, puede comprobar que el mundo forestal contribuye practicamente a todos ellos, con mayor o menor peso. Es conocido el papel de los bosques en la lucha contra el cambio climático, por su función en la captura de dióxido de carbono (CO2) atmosférico, o su papel en la conservación de la biodiversidad y en la regulación del ciclo del agua; pero sus funciones van mucho más alla.

Los bosques han tenido y tienen un papel destacado para mitigar la pobreza en multitud de países en desarrollo o en países que han sufrido severas crisis, en los que el bosque ha representado un cinturón de seguridad por su aportación en leñas, madera, comida para el ganado o setas.
El bosque también es salud. Está demostrado que pasar tiempo en el bosque tiene un impacto positivo en la salud física y psíquica, por no hablar de los productos que se extraen del bosque para la industria farmacéutica.
– Otra de las cuestiones que destaca es el papel de los bosques como energía renovable.
– Hasta hace pocas décadas, los bosques eran la gasolinera del planeta. Y siguen siendo la primera fuente de energía renovable. Piensen que en un continente como África, la leña representa una cuarta parte de toda la energía.

La madera es además el material renovable más importante a nivel mundial. La previsión es que incremente su peso en la construcción, principalmente con madera de pino y otras coníferas, y ya es posible incluso construir rascacielos con nuevos productos de madera. Es además un sector que genera diez millones de empleos en todo el mundo y que en nuestro país, tiene un papel importante en la cohesión territorial y social, con multitud de pequeñas y medianas empresas que es conveniente apoyar.
Pensemos por qué en España se utilizaban mayoritariamente ventanas de aluminio. Porque teníamos una industria de aluminio, que era Alcoa, que estaba subvencionada. En su lugar, podrían haber existido subvenciones al sector forestal para desarrollar pequeñas y medianas empresas, y que en España tuviésemos ventanas de madera, como hay practicamente en el resto de Europa. El forestal es un sector con capacidad de dinamizar la economía.
– Existe en ocasiones una percepción social del mundo forestal como un sector productivista confrontado con la conservación del medioambiente. ¿Cómo ve esa confrontación?
– Una cuestión a tener en cuenta es que en toda la fachada atlántica europea carecemos de cultura forestal, a diferencia de lo que sucede en Centroeuropa. Tuvimos una deforestación muy intensa hasta finales del siglo XIX por factores diversos, como la agricultura, la ganadería o la extracción de materia prima para su uso marítimo o ferroviario.
Llegamos al siglo XX casi sin bosques, con una propiedad muy fragmentada, y es cierto que en la actualidad puede existir una idea social, más bien un mito, sobre la reconstrucción de bosques primigenios. Lo cierto es que hace siglos que no tenemos bosques originarios. Nuestros bosques son casi en su práctica totalidad fruto de la plantación o de la omisión.
– En relación con esa idea del bosque primigenio, en Galicia se percibe que una parte importante de la población es contraria a las plantaciones de eucalipto, siendo más favorable a las frondosas caducifolias, que se perciben como autóctonas y más ricas en biodiversidad. ¿Cómo ve esta polémica?
– En cuanto a la autoctonía, hablar de sistemas originarios es imposible. En nuestra historia, tuvimos glaciaciones que alteraron en repetidas ocasiones los ecosistemas y siempre hubo una gran influencia humana del territorio, con el uso del fuego para crear pastos y tierras agrícolas. Si analizamos los registros históricos, los pinos tienen tanto o más derecho que las frondosas caducifolias a considerarse autóctonos en Galicia, pues hay constancia de su existencia allí desde hace miles de años. Que no se consideren autóctonos es consecuencia de programas educativos equivocados.
Estoy de acuerdo en que en el monte se debe promover un equilibrio de especies y no apostar toda la inversión a una carta, como puede suceder en algunas zonas de Galicia con el eucalipto, pero también hay que contar con el propietario forestal. A nadie se le ocurre ir a Jaén a decirles a los olivareros que no pueden tener toda la provincia con olivos, o ir a Motril (Granada) a pedirles que dejen de plantar aguacates y que pongan almendros.
Si el propietario puede obtener una rentabilidad de una plantación en 15 años, ¿por qué va a tener una robleda 100 años?. Desde un punto de vista económico racional, no hay argumentos. Si se quieren determinados servicios, la solución podría ser la de pagarle a los propietarios por un servicio ambiental, para lo que habría que crear un Fondo Forestal, pero no hay forma de que la Administración asuma esa visión.
– En cualquier caso, si bien en Galicia existe una idea de que el eucalipto va en perjuicio de las frondosas, lo cierto es que en el conjunto del territorio de Galicia, las estadísticas demuestran que las frondosas han doblado su superficie desde los años 90. ¿Existe una percepción social equivocada sobre la realidad del monte?
– Totalmente, si uno analiza lo que sucede en Galicia, en las zonas del interior, con altitudes superiores a 400 o 500 metros, en donde el eucalipto no prospera, las frondosas han ganado territorio en las últimas décadas por el abandono de actividades agrarias.
Insisto en que soy favorable a la diversificación y a que haya un equilibrio de especies en el monte, pero no podemos machacar a una especie, el eucalipto, por motivos pasionales. No seamos tan frívolos de despreciar todo el empleo y las rentas ligadas a la cadena del eucalipto.
Nuestros bosques son resultado de una plantación o de una omisión. Si la alternativa al eucalipto son los tojos, tendremos más combustible en el monte y más abandono. Las preocupaciones deben encaminarse a promover una buena gestión forestal y a buscar fórmulas para paliar el problema del minifundio.
– ¿Qué perspectivas hay con el cambio climático en cuestiones como los incendios forestales o la sanidad forestal?
– El cambio climático generará más ventanas de riesgo, principalmente por vientos fuertes, que serán un problema a nivel de incendios y de derribos de árboles. Será precisa una mejora de las plantas forestales para garantizar un buen enraizamiento.
En cuanto a los incendios, Galicia presenta de siempre un escenario complicado porque tiene una combinación de un clima húmedo gran parte del año con un clima seco en verano. La consecuencia es que se desarrolla mucho la vegetación y que los incendios son más peligrosos. Y si el monte está abandonado, es un problema tanto a nivel de incendios como de plagas forestales. Es imprescindible no abandonar la gestión y promover una buena gestión forestal.
Campo Galego 16/2019

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