Actualidad y noticias

10
Feb
2021

La palabra bosque nos trae a la cabeza diferentes conceptos, diferentes imágenes en función de cuál sea nuestra experiencia personal con este elemento natural.

Para el urbanita medio, un bosque siempre evoca imágenes de grandes árboles, normalmente de hoja ancha y caduca, en cuyo bucólico interior hay setas de bonitos colores, grandes y llamativas flores.

Los habitantes de las ciudades tienden a identificar estas masas con un aspecto general siempre verde, frondoso, al que el otoño añade elementos que aumentan su belleza, con una diversidad de colores –del rojo al amarillo, pasando por todo tipo de pardos– asociada a la caída de la hoja. Estas potentes imágenes visuales aumentan la sensación de que los bosques son un potente imán al que no solo nos gustaría acudir algún día del fin de semana, sino continuamente.

Sin embargo, los habitantes del medio rural, que extraen de los bosques los recursos que necesitan para vivir, ven en ellos un medio duro, frío en unas épocas, muy caluroso en otras. Es el lugar donde pueden acarrear leñas para calentarse o para cocinar; maderas para construir sus viviendas o los habitáculos para su ganado, delimitar los prados para este ganado, o elaborar toneles u otras herramientas necesarias para su quehacer diario.

Estas personas perciben el bosque como un lugar donde poder recoger castañas, nueces, bellotas, setas u otros productos, bien para consumo propio, para venta a terceros, o para alimento y cama de su ganado. Ven animales que pueden ser amenazas para ellos o su familia o piezas fundamentales para su supervivencia.

Los bosques en el entorno rural mediterráneo

Las personas que viven en el medio rural español, además, introducen unos muy particulares, pero muy diferentes, matices. En el mundo mediterráneo, los árboles mayoritariamente no son de hoja ancha ni caduca –al menos anualmente–. Los árboles, perfectamente adaptados a los rigores del entorno, no suelen presentar portes muy grandes, ni ser muy derechos.

Las setas en realidad no suelen ser muy llamativas. Las plantas tienen un período de floración muy breve. Y lo que es más perentorio de todo, la mayoría de estas plantas están verdes unas semanas en primavera y otras pocas en otoño. La intensa sequía del verano y los fríos del invierno imponen dos parones en la actividad vegetativa que ralentiza los procesos y mantiene apagado el fulgor de los bosques mediterráneos.

La población rural en España siente el ámbito forestal, aún en estas circunstancias, como una oportunidad para trabajar y obtener ingresos. Variables que todo el mundo entiende como imprescindibles para subsistir.

El conocimiento que tiene del territorio y de los usos culturales del mismo, la convierten en un valioso capital humano para aprovechar los recursos de manera local y sostenible, y por tanto en los principales valedores del territorio.

Las personas que tienen una segunda residencia en un bosque o en sus inmediaciones lo entienden como un elemento paisajístico que forma parte de su personal relación con la naturaleza de una manera muy intensa. Una vez instalados, se convierten en robustos defensores del entorno, muy concernidos porque no se lleven a cabo nuevas tropelías y que se mantenga ese statu quo que han elegido para formar parte de su particular historia. Cuando llega el verano, sienten la continua amenaza de los grandes incendios que tan complicados son de detener a tiempo.

Distintas percepciones

Por lo tanto, si preguntamos a una persona que regenta la alcaldía de un pueblo, a un profesional vinculado a la extracción de madera de la zona, a un ganadero o ganadera, a un agente turístico, a un propietario o propietaria de una finca de caza, o a un habitante de la ciudad aficionado al senderismo sus visiones de lo que es un bosque pueden ser radicalmente diferentes.

Todos ellos forman parte de la misma sociedad que, en el año 2021, desea que los estándares de calidad de vida en el medio rural sean los mismos que los de los habitantes de las ciudades. Según proyecciones de Naciones Unidas, en 2050 el 68 % de la población mundial acabará por concentrarse en las urbes, si no hay políticas que reviertan la tendencia.

Además, en esta sociedad del siglo XXI están apareciendo nuevas áreas de interés asociadas a los bosques como son formas distintas del uso recreativo, la preservación y conservación de la biodiversidad y la capacidad de actuar como sumideros de carbono. Aspectos emergentes que han aparecido y se van a quedar integrados de manera indefectible ya para siempre en la gestión de estos espacios.

Diferentes miradas, un mismo bosque

A pesar de tan distintas concepciones, el bosque –entendido en sentido amplio como sitio poblado de árboles, arbustos, matas y herbáceas–, o el monte –siguiendo la terminología latina que dividía el territorio en urbsager y mons– es uno solo.

Como ocurre desde el inicio de las culturas que han poblado el planeta, el bosque sigue siendo una reserva de alimentos, de fibras, materiales constructivos y energéticos, que las distintas sociedades han ido extrayendo con mejor o peor fortuna, según les han ido haciendo falta unos u otros recursos naturales. Hasta el punto de que, históricamente, la superficie ocupada por los bosques ha ido cediendo su territorio en favor de la superficie agrícola, tal y como hoy sigue ocurriendo en determinados lugares del planeta.

Según datos de la Evaluación de los recursos forestales mundiales 2020 realizada por la FAO , los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre, lo que equivale a 4 060 millones de hectáreas. El orden de magnitud de esta cifra debería bastar para darnos cuenta de la importancia que tienen los bosques como moduladores del ciclo hidrológico, como retenedores de suelo frente a la erosión, o como hábitats para la biodiversidad.

Las masas forestales contienen 60 000 especies de árboles diferentes, albergan el 80 % de las especies de anfibios, el 75 % de las especies de aves y el 68 % de las especies de mamíferos de la Tierra. Constituyen pues uno de los elementos más importantes de la biosfera y el principal reservorio de biodiversidad de este planeta.

Pero los bosques también resultan fundamentales desde un punto de vista socio-económico. Cerca de 1 600 millones de personas – más del 25 % de la población mundial– dependen directamente de los recursos forestales para subsistir. Obtienen de los bosques alimento, materias primas e ingresos económicos. Por ejemplo, uno de cada tres hogares del mundo depende de la leña como combustible para cocinar y unos 764 millones de personas utilizan combustible de leña para hervir el agua y depurarla.

Cambios en los bosques causados por el hombre

El principal riesgo al que se enfrentan los bosques a nivel mundial es la deforestación. Si bien es verdad que determinadas regiones tropicales sufren altas tasas de deforestación (principalmente por la conversión de sus áreas en terrenos agrícolas), en regiones templadas, y debido al abandono del medio rural, se está produciendo un aumento de la superficie forestal, por lo que en global la tasa de deforestación se está reduciendo.

En España, la superficie forestal (es decir, lo que estrictamente no es agrícola ni urbano) ocupa 26,28 millones de hectáreas, lo que supone el 52 % del territorio nacional. Su superficie arbolada aumenta con una tasa anual de 2,19 %. Después de Suecia y Finlandia, España es el tercer país de Europa con mayor superficie forestal arbolada (en torno a 18 millones de hectáreas).

El resto de la superficie española, aunque desarbolada, presenta formaciones vegetales (matorrales, herbáceas, etc.) de importancia por su biodiversidad, por su biomasa o por la labor de fijación de carbono que realizan.

Según el avance del Informe de la situación de los bosques y el sector forestal en España (ISFE 2017), en nuestro país apenas existen bosques primarios (no intervenidos) debido a actividad humana sobre el territorio durante siglos.

En cuanto a las especies que nos encontramos, el 55,5 % de la superficie forestal arbolada está ocupada por especies de frondosas, el 37 % por especies de coníferas y el 7,5 % restante está ocupado por masas mixtas.

Los bosques y otras formaciones vegetales en España constituyen un importante hábitat para la biodiversidad, ocupando el 68 % de la superficie terrestre protegida y albergando 615 especies silvestres bajo el régimen de protección especial (40,2 % de ellas son aves y 27,6 % son especies de flora).

Aprovechamiento forestal y económico

En los bosques españoles crecen anualmente 45 millones de metros cúbicos de madera; cifra tres veces superior a la cuantía que es aprovechada (15 M m³/año). Estos datos se contraponen con las necesidades de importación que tiene España en prácticamente todos los productos forestales de origen maderable (carbón vegetal, astillas, madera aserrada, residuos de madera, pasta de papel, etc.).

Desde el punto de visto económico, el aprovechamiento maderero de los bosques supone un ingreso cercano a los 840 M€/año, y con gran potencialidad de expansión.

Además, aparte de la madera, los bosques españoles son proveedores de otros productos de gran valor económico, como el corcho, la resina, piñones y castaña, o los hongos, que llegan a suponer ingresos en torno a 500 M€/año. Por último, los bosques son generadores de otros servicios, como el recreo, paisaje, la fijación de suelos y la protección de cabeceras de cuenca.

 

Este artículo ha sido escrito en colaboración con Sergio de la Cruz, director técnico del Foro de Bosques y Cambio Climático.

Fuente The Conversation

07
Feb
2021

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Día Mundial de los Humedales

02/02/2021

La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, presenta la acción de Gobierno para impulsar la recuperación de las zonas húmedas, “esenciales para la vida humana”

España se marca como objetivo alcanzar la recuperación de 20.000 hectáreas de humedales en 2030, que complementarán las 18.000 ya restauradas en las últimas décadas

España es el tercer país con más zonas húmedas incluidas en el Convenio de Ramsar, que celebra este año su 50 aniversario

2 de febrero de 2021- La vicepresidenta y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha presentado, con motivo del Día Mundial de los Humedales, la apuesta del Gobierno para impulsar la recuperación de las zonas húmedas. España se marca como objetivo alcanzar la recuperación de 20.000 hectáreas de humedales en 2030, que complementarán las 18.000 ya restauradas en las últimas décadas.

Así lo ha anunciado la vicepresidenta con motivo de la celebración del Día Mundial de los Humedales, en un evento que ha contado también con la participación de la directora de la Fundación Biodiversidad del MITECO, Elena Pita; el presidente de la European Federation of Freshwater Sciences (EFFS) y catedrático de ecología de la Universidad de Valencia, Antonio Camacho, y el director gerente de la Fundación Global Nature, Eduardo de Miguel.

Bajo el lema Los humedales y el agua, este año se pone de manifiesto el papel esencial que juegan los ecosistemas de humedal para la supervivencia humana frente a la crisis del agua.

Durante su intervención, Ribera ha señalado la importancia de la adhesión de España al Convenio de Ramsar en 1982, que “marcó un punto de inflexión en la protección de los humedales en nuestro país”. Con 75 espacios que ocupan más de más de 300.000 hectáreas, España es el tercer país con más humedales incluidos en el Convenio de Ramsar, que este año celebra su 50º aniversario, solo por detrás de Reino Unido y México, lo que demuestra el fuerte compromiso de nuestro país con las tareas de conservación de estos ecosistemas y su restauración.

En 25 años se han recuperado al menos 18.000 hectáreas de humedal y se han obtenido importantes logros en su conservación, pero quedan grandes retos y nuevos desafíos para revertir su pérdida y degradación.

ESFUERZO EN RESTAURACIÓN

Ante esta situación, la vicepresidenta ha destacado la firme voluntad del Gobierno español de emprender acciones decididas en el campo de la restauración. “No sólo se trata de conservar adecuadamente los humedales, sino de seguir emprendiendo la restauración progresiva de todos aquellos que puedan recuperar la estructura y funciones perdidas por la acción humana”, ha explicado.

Con este propósito, se persigue el objetivo de alcanzar la recuperación de otras 20.000 hectáreas de humedal, así como la restauración parcial de tres de los mayores humedales españoles perdidos en el pasado: Laguna de la Janda, Laguna de Antela y Mar de Campos.

MARCO ESTRATÉGICO PARA LA RECUPERACIÓN DE HUMEDALES

Este objetivo está alineado con las políticas europeas de biodiversidad. La Estrategia 2030 de la UE sobre Biodiversidad especifica la obligación de los países europeos de mejorar al menos el 30% de los hábitats y especies en peor estado de conservación, entre los que se incluyen los de las zonas húmedas.

A su vez, el Plan Estratégico de Conservación del Patrimonio Natural y la Biodiversidad y la actualización del Plan Estratégico para la conservación y el uso sostenible de los humedales, ambos en fase de redacción, prevén incluir objetivos relacionados con la gestión, conservación y restauración de humedales.

PLANIFICACIÓN HIDROLÓGICA

En esta línea, los planes hidrológicos incluirán las medidas necesarias para contribuir de manera eficaz a avanzar hacia un estado de conservación favorable de los tipos de hábitat y especies ligados al agua. En los ríos, que actúan como importantes conectores de los ecosistemas, se aplicarán medidas de restauración ecológica. Se protegerán especialmente las reservas hidrológicas, por lo que se espera alcanzar una red de más de 3.500 km de reservas naturales fluviales. Como herramienta fundamental, se revisará y actualizará la Estrategia Nacional de Restauración de Ríos.

A su vez, la Estrategia Nacional de Infraestructura Verde y de la Conectividad y Restauración Ecológicas también será una herramienta esencial para identificar, conservar y recuperar los ecosistemas dañados de todo el territorio español y conectarlos entre sí.

Con respecto a la conservación de los humedales en peor estado de conservación, el objetivo para 2025 consiste en conseguir que Doñana y las Tablas de Daimiel hayan abandonado la lista Montreux del Convenio de Ramsar en el que se relacionan aquellos humedales con importantes amenazas para su supervivencia, y que ningún otro humedal se incorpore a esta lista.

En cuanto a la protección de especies amenazadas típicas de estos ecosistemas, se aplicarán acciones de conservación para que las que están en situación crítica, como el visón europeo, la cerceta pardilla y la nacra, hayan mejorado su estado en 2030.

FONDOS DEL PLAN DE RECUPERACIÓN

Para lograr estos objetivos, se canalizarán fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, a través de la Dirección General de Biodiversidad, Bosques y Desertificación, que irán destinados a la ejecución de proyectos de esta tipología que presenten las administraciones autonómicas, así como mediante las convocatorias de ayudas de la Fundación Biodiversidad (MITECO).

Elena Pita, su directora, ha destacado la importancia de trabajar en coordinación e impulsando alianzas para integrar a los actores en esta tares y alcanzar el éxito en el proceso de recuperación de los humedales. En esta línea, ha incidido en “tres factores clave para afrontar este reto e impulsar la acción: la gestión, la financiación y el conocimiento para introducir soluciones innovadoras. Las convocatorias de ayudas de la Fundación en este 2021 estarán alineadas con este objetivo y apoyarán, como una de las líneas prioritarias, la recuperación de humedales”.

Por su parte, el investigador Antonio Camacho ha subrayado que “la conservación de los humedales no es una opción, es la única opción”. También ha destacado que “los servicios ecosistémicos que prestan las zonas húmedas duplican el valor monetario de la economía mundial. Son además los ecosistemas más activos biológicamente y unos grandes aliados en la lucha contra el cambio climático, siempre que estén bien conservados y restaurados”.

Por último, el director gerente de la Fundación Global Nature, Eduardo de Miguel, ha explicado cómo trabajan en estos ecosistemas mediante innovación tecnológica aplicada a la conservación, implicando a diferentes actores para que identifiquen la restauración como “un motor de desarrollo económico”. También ha señalado la importancia de las ayudas del sector público en la recuperación de los humedales y ha recalcado el valor de la financiación privada. 

 

07
Feb
2021

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Consejo de Ministros

El texto será remitido a las Cortes Generales para la declaración definitiva, mediante Ley, de la Sierra de las Nieves como el decimosexto Parque Nacional de España

El futuro Parque Nacional se extiende por 23.000 hectáreas comprendidas entre los municipios de Benahavis, El Burgo, Istán, Monda, Parauta, Ronda, Tolox y Yunquera (Málaga), que impulsaron la declaración de parque nacional y han colaborado con su protección, a través de la declaración previa de parque natural y Reserva de la Biosfera

La Sierra de las Nieves, que alberga el 65% del pinsapo español, aportará a la Red de Parques Nacionales paisajes sobresalientes y una biodiversidad única, así como usos y actividades que históricamente han contribuido a conformar dichos valores

2 de febrero de 2021- El Consejo de Ministros, a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, ha aprobado el proyecto de Ley para la declaración del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, lo que supone un paso definitivo para la creación del decimosexto Parque Nacional de España y el tercero en territorio andaluz.

Esta decisión es fruto de un exhaustivo procedimiento de participación establecido en la Ley de Parques Nacionales, incluido el informe emitido en diciembre de 2020 por el Consejo de la Red de Parques Nacionales, preceptivo para que el anteproyecto de Ley de Declaración del Parque Nacional de Sierra de las Nieves haya sido elevado al Consejo de Ministros para su aprobación como Proyecto de Ley.

A partir de ahora, el texto será remitido a las Cortes Generales para la declaración definitiva de la Sierra de las Nieves como Parque Nacional, mediante Ley, lo que culminará un largo proceso de planificación destinado a garantizar la conservación de una singular riqueza natural, paisajística y cultural, así como de los usos y actividades que históricamente han contribuido a conformar dichos valores. Con su declaración se asumen nuevos compromisos en la preservación de la singularidad y excelencia propias de los Parques Nacionales.

El futuro Parque Nacional se incluye íntegramente en la Comunidad Autónoma de Andalucía, más concretamente en la provincia de Málaga, en el extremo occidental de la Cordillera Bética. Seextiende por una superficie de 23.000 hectáreas comprendidas entre los municipios de Benahavis, El Burgo, Istán, Monda, Parauta, Ronda, Tolox y Yunquera, que impulsaron la declaración de Parque Nacional y han colaborado con su protección a través de la declaración previa de Parque Natural y Reserva de la Biosfera.

BIODIVERSIDAD ÚNICA

La Sierra de las Nieves alberga el 65% de la superficie de pinsapar española. El abeto pinsapo (Abies pinsapo) y el abeto blanco (Abies alba) con los únicos representantes del género Abies en la península ibérica. Sin embargo, mientras que disponemos de excelentes bosques de abeto blanco en algunos de nuestros Parques Nacionales (como Ordesa y Monte Perdido, en Aragón, y Aigüestortes y Lago de San Mauricio, en Cataluña), el pinsapo no estaba hasta ahora presente en la Red de Parques Nacionales.

Sierra de las Nieves destaca también por sus afloramientos de peridotitas -rocas ultra básicas que constituyen una de las rocas más escasas en la corteza terrestre- y por su diversidad de hábitats y variada fauna.

Junto a la representatividad de sistemas naturales, la Sierra de las Nieves cumple con el resto de los requisitos para ser Parque Nacional, definidos en la Ley 30/2014 de Parques Nacionales. Así, cuenta con una proporción relevante de las especies y comunidades propias de los sistemas naturales representados; su superficie es continua, no fragmentada, ocupada principalmente por formaciones naturales, sin elementos artificiales que alteren significativamente el paisaje, y sus suelos no son susceptibles de transformación urbanística.

 

GESTIÓN DEL FUTURO PARQUE NACIONAL

La gestión del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves corresponderá a la Junta de Andalucía, que la organizará de forma que resulte coherente con los objetivos de la Red de Parques Nacionales.

El instrumento para la planificación ordinaria de la gestión del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves será el Plan Rector de Uso y Gestión, que se ajustará a lo dispuesto en el Plan Director de la Red de Parques Nacionales y tendrá una vigencia mínima de diez años. Será elaborado y aprobado por la Junta de Andalucía, y deberá ser periódicamente revisado.

Como órgano de participación de la sociedad en el Parque Nacional, se creará el Patronato del Parque Nacional de la Sierra de las Nieves, de forma independiente a cualquier otro órgano de participación. 

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