Ciencia y Técnica

02
Dic
2019

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La cumbre del clima (COP25) se celebrará en el IFEMA de Madrid entre los días 2 y 13 de diciembre. La primera semana será de carácter técnico, pero durante los últimos días de la cumbre, que se conocen como el “tramo ministerial”, se darán cita numerosos jefes de Estado y ministros responsables de cambio climático de decenas de países.
La cumbre de este año es especialmente trascendente, ya que constituye la última reunión para activar el Acuerdo de París, concebido como el primer pacto mundial vinculante en defensa del clima del planeta, que tiene que estar plenamente vigente en enero de 2020.
Los países deben presentar nuevos planes, las llamadas NDCs, que garanticen el objetivo principal de mantener la temperatura del planeta por debajo de los 2 °C respecto a la era preindustrial haciendo esfuerzos para que no ascienda por encima de 1,5 °C.
La COP25 será la última conferencia antes de que esto suceda. Por eso, las Partes tienen la obligación, ya impostergable, de establecer un reglamente claro para que las medidas firmadas en el acuerdo comiencen a rodar.
Uno de los puntos críticos y más difíciles de resolver de la COP25 será la definición del Artículo 6 del Acuerdo de París, un artículo en el que la participación del sector privado será crucial.
Más de 25.000 representantes de 200 países se reunirán en Madrid para alcanzar acuerdos y compromisos entre naciones para combatir los efectos del cambio climático.
Diferentes agentes del sector forestal español mostrarán su apoyo a la COP25, con una serie de eventos y jornadas que pondrán de manifiesto el papel que juegan los bosques en la lucha contra el cambio climático.
Varios de estos actos tendrán lugar en la “ZONA VERDE” que la organización ha habilitado para la participación por parte de la sociedad civil.
“La gestión activa de los espacios forestales como recurso estratégico para alcanzar los objetivos climáticos y de desarrollo sostenible” (esMontañas, Juntos por los Bosques)
2 de DICIEMBRE
“Feria de Emprendimiento Sostenible” (Universidad Politécnica de Madrid)
4 al 5 de DICIEMBRE
“Contribución del bosques urbano de Madrid a la adaptación y mitigación del cambio climático” (Colegio de Ingenieros de Montes en Madrid)
4 de DICIEMBRE
“Selvicultura del Carbono y Gestión Forestal Sostenible para la Mitigación del Cambio Climático” (Proyecto LIFE FOREST CO2)
4 de DICIEMBRE
“La sostenibilidad de nuestros suelos, el futuro del planeta” (AENOR)
4 de DICIEMBRE
“Mesa de debate: Los bosques ante el cambio climático” (CIFOR-INIA)
5 de DICIEMBRE
“Los bosques y el cambio climático” (Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales)
10 de DICIEMBRE

 www.fbycc.org/index.php/2019/11/28/bosques-y-cambio-climatico-durante-la-cop25/

29
Nov
2019

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Los días 2 al 13 de diciembre, Madrid acogerá la 25 Conferencia de las Partes (COP25) en el recinto ferial de IFEMA. La conferencia se organiza para lograr los pasos sucesivos y necesarios en el proceso de negociación sobre cambio climático de las Naciones Unidos. Se acompaña con la organización de diferentes eventos dirigidos al público en general para motivar el debate y la participación de la ciudadanía.

Entre otros está organizada una Mesa de Debate con un panel de expertos del INIA-CIFOR sobre
Los bosques ante el Cambio Climático
que se ha programado para el próximo jueves, día 5 de diciembre de 2019, entre las 13:00 y las 14:00 horas, en la Zona Verde de participación de la sociedad civil. Los interesados pueden contactar con INIA. La inscripción está abierta en estos momentos.

09
Ago
2019

Además de la fermentación pregástrica propia de los rumiantes y de otros vertebrados con dispositivos similares, hay otras formas de digestión simbiótica en los metazoos. Al objeto de dar continuidad al tratamiento de esta materia en vertebrados, empezaremos por repasar los casos de fermentación en intestino medio y en intestino posterior en este grupo, para tratar después de forma sumaria algunos casos de simbiosis digestiva en diferentes invertebrados.
Fermentación posgástrica de vertebrados
Muchos peces herbívoros son considerados fermentadores de intestino medio porque una parte central del tracto digestivo cumple la función de cámara de fermentación. Tilapias, carpas y siluros herbívoros* presentan esa forma de digestión simbiótica.
En muchas aves de suelo la fermentación a cargo de microorganismos heterótrofos se produce en el ciego, en el colon o en ambos. Es el caso de gansos, urogallos, avestruces, y gallos y gallinas. Estas aves tienen grandes ciegos.
En mamíferos la fermentación posgástrica es especialmente importante en caballos, ballenas, elefantes, rinocerontes, cebras, didélfidos (marsupiales americanos), algunos roedores y koalas. Esa fermentación se suele producir en el ciego y colon, y aunque permite una primera digestión y absorción de proteínas y carbohidratos a cargo del propio sistema digestivo, pierde la posibilidad de utilizar las proteínas de alto valor producidas por las bacterias. Los microorganismos simbiontes del ciego y el colon sintetizan algunas vitaminas, y en especial, la vitamina K. Los microbios también producen algunos ácidos grasos volátiles.
Para poder mantener importantes masas de bacterias en el interior del intestino, estas deben poder disfrutar de un ambiente tamponado. En el caballo el íleo produce grandes volúmenes de soluciones tampón de bicarbonato y fosfato, que son transferidas al ciego, y juega un papel similar al de la glándula salivar de los rumiantes.
Los mamíferos con fermentación en el intestino posterior reutilizan el nitrógeno con menor eficiencia que los rumiantes. Pero eso no es así en el caso de las aves herbívoras antes citadas. En galliformes se ha observado que el ácido úrico y la urea que evacúan los uréteres a la cloaca fluyen hacia el colon y los ciegos de forma antiperistáltica. Los microbios descomponen esas sustancias a amonio, a partir del cual sintetizan aminoácidos. La mayor parte de esos aminoácidos los utilizan los microorganismos, pero otra parte es absorbida. También se absorbe parte del amonio, que es utilizado en el hígado para sintetizar aminoácidos. Esa capacidad para reciclar nitrógeno es muy valiosa, pues permite a las galliformes explotar hábitats de los que no pueden disfrutar otros animales.
Hay especies que recurren a otro procedimiento para beneficiarse de las ventajas que reporta la actividad intestinal microbiana de síntesis de vitaminas y proteínas: la coprofagia. Conejos, hámsteres y capibaras producen dos tipos de heces. Las heces blandas, que se producen durante la noche, son ingeridas, de manera que los productos de la digestión cecal pueden ser digeridos y absorbidos. Para expulsar esas heces la motilidad de la zona proximal del colon se inhibe, a la vez que se intensifica la de la zona distal próxima al ano. Las heces blandas de los conejos contienen un 50% de biomasa bacteriana y constituyen una valiosa fuente de vitamina B12. Las otras heces son oscuras y duras; no se ingieren.
En otras especies, la práctica de la coprofagia se limita a los individuos más jóvenes. Potros, y crías de elefantes, pandas, koalas e hipopótamos ingieren sus propias heces. De esa forma ayudan a establecer una población microbiana en el intestino grueso.
Simbiosis digestivas en invertebrados
Un buen número de especies de diferentes grupos de invertebrados mantienen asociaciones de carácter simbiótico en su sistema digestivo con microorganismos heterótrofos. El ejemplo más conocido es el de las termitas, grupo en el que numerosísimas especies mantienen relaciones simbióticas con microorganismos gracias a las cuales son capaces de utilizar la celulosa y se alimentan de la madera. Las denominadas “termitas inferiores” mantienen en su intestino posterior comunidades de protistas flagelados y bacterias anaerobias que fermentan la celulosa y producen ácido acético que es después utilizado por el hospedador.
De un modo similar, muchas especies de escarabajos dependen de bacterias intestinales que fermentan la celulosa para producir ácidos grasos volátiles. Y no solo productos derivados directamente de la fermentación, como los citados ácidos grasos, sino que muchos microorganismos simbiontes también proporcionan vitaminas B y aminoácidos esenciales, y contribuyen a reciclar el nitrógeno.
La microbiota simbionte también cumple un papel fundamental en la síntesis de esteroles por los insectos, pues las especies de este grupo, al contrario que la mayor parte de los demás animales, no son capaces de sintetizar los precursores de esos compuestos y para ello necesitan del concurso de microorganismos simbiontes. Por último, los invertebrados ectoparásitos que se alimentan de sangre, como sanguijuelas, moscas tse-tsé, piojos y garrapatas necesitan bacterias simbiontes que les ayudan a digerirla.
* Nota: Manuel Gómez (@mbolo2002) me indica en twitter que los siluros son omnívoros hasta que alcanzan un cierto grado de desarrollo, para pasar a convertirse en carnívoros después. Lo desconocía. En efecto, la mayoría de los siluros se ajustan a ese patrón, pero también los hay con modelos de alimentación diferentes; el pez gato del Mekong, por ejemplo, empieza alimentándose de zooplancton para convertirse en herbívoro al alcanzar un año de edad. En atención a las particularidades de este grupo, he modificado levemente la redacción del texto en este punto para aludir específicamente a los siluros herbívoros, por entender que son estos los que se benefician en mayor medida de la digestión simbiótica.
Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

Reproducido del Cuaderno de Cultura Científica

 

27
Nov
2019

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Presentación de la Conferencia publicada en la página de COP25


EL MUNDO DEBE REDUCIR LAS EMISIONES 7,6% ANUAL EN LA PRÓXIMA DÉCADA PARA LOGRAR OBJETIVO DE 1,5ºC


Las emisiones globales de gases de efecto invernadero deben reducirse 7,6% cada año entre 2020 y 2030 para que el mundo logre frenar el calentamiento global en 1,5 °C este siglo, advierte un nuevo informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP) lanzado hoy en Ginebra.


El emblemático Informe sobre la Brecha de Emisiones indica que incluso si se implementan todos los compromisos no condicionados del Acuerdo de París, las temperaturas aumentarán 3,2 °C a fines de siglo, lo que provocará impactos climáticos destructivos y de amplio alcance. Para evitar este escenario y lograr el objetivo de 1,5 °C, los compromisos de reducción de emisiones deben quintuplicarse.


La décima edición del informe de UNEP alimentará el debate de la 25ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP25), que tendrá lugar desde el 2 de diciembre en Madrid, España. En el año 2020, en la COP26 de Glasgow, Reino Unido, se espera que las naciones fortalezcan la ambición de sus compromisos climáticos.


"En los últimos diez años el Informe sobre la Brecha de Emisiones ha hecho sonar las alarmas. Y en esos diez años el mundo sólo ha aumentado sus emisiones", dijo el Secretario General de la ONU, António Guterres. "Nunca ha habido un momento más importante para escuchar a la ciencia. Si no prestamos atención a estas advertencias y no tomamos medidas drásticas para revertir las emisiones, continuaremos presenciando olas de calor, tormentas y contaminación mortales y catastróficas", añadió.


El Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advirtió que un calentamiento global superior a 1,5 °C a fines de siglo aumentará la frecuencia e intensidad de los impactos del cambio climático.


"Nuestro fracaso colectivo para actuar a tiempo y de forma contundente contra el cambio climático significa que ahora debemos realizar reducciones más drásticas de las emisiones: más de 7% cada año durante la próxima década", dijo Inger Andersen, directora ejecutiva de UNEP.


“Esto muestra que los países simplemente no pueden esperar hasta finales de 2020, cuando entren en vigor los nuevos compromisos climáticos, para intensificar la acción. Los gobiernos nacionales y cada ciudad, región, empresa e individuo deben actuar ahora”, añadió Andersen.


“Durante 2020 necesitamos, primero, medidas efectivas para reducir las emisiones lo más posible. Luego, debemos fortalecer las contribuciones determinadas a nivel nacional (NDC) para impulsar las transformaciones necesarias en nuestras economías y sociedades, y recuperar así el tiempo perdido. Si no hacemos esto, la meta de 1,5° C estará fuera de nuestro alcance antes de 2030", alertó.


Las naciones del G20 son responsables de 78% de todas las emisiones globales, pero sólo cinco de estos países se han comprometido con un objetivo de cero emisiones a largo plazo, indica el reporte.


A corto plazo, los países desarrollados tendrán que reducir sus emisiones más rápido que los países en desarrollo, por razones de equidad. Sin embargo, todos los países deberán contribuir más por el bien colectivo. Los países en desarrollo pueden aprender de los esfuerzos exitosos en los países desarrollados, e incluso pueden superarlos y adoptar tecnologías más limpias a un ritmo más rápido.


El informe indica que en 2020 todas las naciones deben aumentar sustancialmente la ambición en sus NDC, y dar seguimiento a las políticas y estrategias para implementarlas. Hay soluciones disponibles para hacer posible el cumplimiento de los objetivos acordados en París, pero no se están implementando a la velocidad requerida ni a una escala suficiente.


Cada año, el Informe sobre la Brecha de Emisiones evalúa la disparidad entre las emisiones previstas para 2030 según los compromisos actuales y los niveles consistentes con los objetivos de 1,5 °C y 2 °C, establecidos en el Acuerdo de París.


El reporte revela que las emisiones de gases de efecto invernadero han aumentado 1,5% anual durante la última década. En 2018, alcanzaron un récord de 55,3 gigatoneladas de CO2 equivalente -incluyendo los cambios en el uso del suelo, como la deforestación-.


Para limitar el aumento de temperatura, ser requieren 15 gigatoneladas de CO2 equivalente menos para la meta de 2 °C, y 32 gigatoneladas de CO2 equivalente menos para la meta de 1,5°C. Esto implica que son necesarios recortes en las emisiones de 7,6% anual entre 2020 y 2030 para cumplir con el objetivo de 1,5 °C y de 2,7% anual para el objetivo de 2 °C.


Aún es posible limitar el cambio climático a 1,5 °C, según el informe. Las soluciones son abundantes. Hay muchos esfuerzos ambiciosos de gobiernos, ciudades, empresas e inversores, y existe una mayor comprensión sobre los beneficios adicionales de la acción climática, como el aire limpio y el impulso a los Objetivos de Desarrollo Sostenible.


Como lo hace cada año, el informe se centra en el potencial de sectores seleccionados para lograr recortes de las emisiones. En esta edición se analiza cómo la transición energética y el potencial de eficiencia en el uso de materiales pueden contribuir a cerrar la brecha de emisiones.

 

Puedes consultar la información a diario sobre la cumbre sobre el cambio climático COP25 en estos dos enlaces

 

 https://www.miteco.gob.es/es/cop25/

https://www.cop25.cl/

09
Ago
2019

Además de la fermentación pregástrica propia de los rumiantes y de otros vertebrados con dispositivos similares, hay otras formas de digestión simbiótica en los metazoos. Al objeto de dar continuidad al tratamiento de esta materia en vertebrados, empezaremos por repasar los casos de fermentación en intestino medio y en intestino posterior en este grupo, para tratar después de forma sumaria algunos casos de simbiosis digestiva en diferentes invertebrados.
Fermentación posgástrica de vertebrados
Muchos peces herbívoros son considerados fermentadores de intestino medio porque una parte central del tracto digestivo cumple la función de cámara de fermentación. Tilapias, carpas y siluros herbívoros* presentan esa forma de digestión simbiótica.
En muchas aves de suelo la fermentación a cargo de microorganismos heterótrofos se produce en el ciego, en el colon o en ambos. Es el caso de gansos, urogallos, avestruces, y gallos y gallinas. Estas aves tienen grandes ciegos.
En mamíferos la fermentación posgástrica es especialmente importante en caballos, ballenas, elefantes, rinocerontes, cebras, didélfidos (marsupiales americanos), algunos roedores y koalas. Esa fermentación se suele producir en el ciego y colon, y aunque permite una primera digestión y absorción de proteínas y carbohidratos a cargo del propio sistema digestivo, pierde la posibilidad de utilizar las proteínas de alto valor producidas por las bacterias. Los microorganismos simbiontes del ciego y el colon sintetizan algunas vitaminas, y en especial, la vitamina K. Los microbios también producen algunos ácidos grasos volátiles.
Para poder mantener importantes masas de bacterias en el interior del intestino, estas deben poder disfrutar de un ambiente tamponado. En el caballo el íleo produce grandes volúmenes de soluciones tampón de bicarbonato y fosfato, que son transferidas al ciego, y juega un papel similar al de la glándula salivar de los rumiantes.
Los mamíferos con fermentación en el intestino posterior reutilizan el nitrógeno con menor eficiencia que los rumiantes. Pero eso no es así en el caso de las aves herbívoras antes citadas. En galliformes se ha observado que el ácido úrico y la urea que evacúan los uréteres a la cloaca fluyen hacia el colon y los ciegos de forma antiperistáltica. Los microbios descomponen esas sustancias a amonio, a partir del cual sintetizan aminoácidos. La mayor parte de esos aminoácidos los utilizan los microorganismos, pero otra parte es absorbida. También se absorbe parte del amonio, que es utilizado en el hígado para sintetizar aminoácidos. Esa capacidad para reciclar nitrógeno es muy valiosa, pues permite a las galliformes explotar hábitats de los que no pueden disfrutar otros animales.
Hay especies que recurren a otro procedimiento para beneficiarse de las ventajas que reporta la actividad intestinal microbiana de síntesis de vitaminas y proteínas: la coprofagia. Conejos, hámsteres y capibaras producen dos tipos de heces. Las heces blandas, que se producen durante la noche, son ingeridas, de manera que los productos de la digestión cecal pueden ser digeridos y absorbidos. Para expulsar esas heces la motilidad de la zona proximal del colon se inhibe, a la vez que se intensifica la de la zona distal próxima al ano. Las heces blandas de los conejos contienen un 50% de biomasa bacteriana y constituyen una valiosa fuente de vitamina B12. Las otras heces son oscuras y duras; no se ingieren.
En otras especies, la práctica de la coprofagia se limita a los individuos más jóvenes. Potros, y crías de elefantes, pandas, koalas e hipopótamos ingieren sus propias heces. De esa forma ayudan a establecer una población microbiana en el intestino grueso.
Simbiosis digestivas en invertebrados
Un buen número de especies de diferentes grupos de invertebrados mantienen asociaciones de carácter simbiótico en su sistema digestivo con microorganismos heterótrofos. El ejemplo más conocido es el de las termitas, grupo en el que numerosísimas especies mantienen relaciones simbióticas con microorganismos gracias a las cuales son capaces de utilizar la celulosa y se alimentan de la madera. Las denominadas “termitas inferiores” mantienen en su intestino posterior comunidades de protistas flagelados y bacterias anaerobias que fermentan la celulosa y producen ácido acético que es después utilizado por el hospedador.
De un modo similar, muchas especies de escarabajos dependen de bacterias intestinales que fermentan la celulosa para producir ácidos grasos volátiles. Y no solo productos derivados directamente de la fermentación, como los citados ácidos grasos, sino que muchos microorganismos simbiontes también proporcionan vitaminas B y aminoácidos esenciales, y contribuyen a reciclar el nitrógeno.
La microbiota simbionte también cumple un papel fundamental en la síntesis de esteroles por los insectos, pues las especies de este grupo, al contrario que la mayor parte de los demás animales, no son capaces de sintetizar los precursores de esos compuestos y para ello necesitan del concurso de microorganismos simbiontes. Por último, los invertebrados ectoparásitos que se alimentan de sangre, como sanguijuelas, moscas tse-tsé, piojos y garrapatas necesitan bacterias simbiontes que les ayudan a digerirla.
* Nota: Manuel Gómez (@mbolo2002) me indica en twitter que los siluros son omnívoros hasta que alcanzan un cierto grado de desarrollo, para pasar a convertirse en carnívoros después. Lo desconocía. En efecto, la mayoría de los siluros se ajustan a ese patrón, pero también los hay con modelos de alimentación diferentes; el pez gato del Mekong, por ejemplo, empieza alimentándose de zooplancton para convertirse en herbívoro al alcanzar un año de edad. En atención a las particularidades de este grupo, he modificado levemente la redacción del texto en este punto para aludir específicamente a los siluros herbívoros, por entender que son estos los que se benefician en mayor medida de la digestión simbiótica.
Sobre el autor: Juan Ignacio Pérez (@Uhandrea) es catedrático de Fisiología y coordinador de la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU

Reproducido del Cuaderno de Cultura Científica

 

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