Ciencia y Técnica

17
May
2022

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Si la biodiversidad sufre, la humanidad también

Se entiende por biodiversidad la amplia variedad de plantas, animales y microorganismos existentes, pero también incluye las diferencias genéticas dentro de cada especie -por ejemplo, entre las variedades de cultivos y las razas de ganado-, así como la variedad de ecosistemas (lagos, bosques, desiertos, campos agrarios,...) que albergan múltiples interacciones entre sus miembros (humanos, plantas, animales) y su entorno (agua, aire, suelo...)

Los recursos biológicos son los pilares que sustentan las civilizaciones. Los peces proporcionan el 20% de las proteínas animales a unos 3 000 millones de personas. Más del 80% de la dieta humana está basada en plantas y, aproximadamente, el 80% de las personas que viven en las zonas rurales de países en desarrollo dependen de medicamentos tradicionales obtenidos de la vegetación de su entorno.

Los bosques, amenazados por la deforestación, así como otros ecosistemas, son de vital importancia para sustentar la vida en la Tierra y juegan un papel importante en la lucha contra el cambio climático.

La salud de nuestro planeta también juega un papel importante en la aparición de enfermedades transmisibles entre animales y humanos. A medida que continuamos invadiendo ecosistemas frágiles, nos ponemos en contacto cada vez mayor con la fauna silvestre, lo que permite que los patógenos de la vida silvestre se extiendan al ganado y a los humanos.

Si bien cada vez somos más conscientes de que la diversidad biológica es un bien mundial de gran valor para las generaciones presentes y futuras, el número de especies y ecosistemas disminuyen a un ritmo acelerado debido a la actividad humana. Dada la importancia de la educación y la conciencia públicas sobre esta amenaza, las Naciones Unidas decidieron proclamar la celebración del Día Internacional de la Diversidad Biológica cada año.

Biodiversity lab, recopilación de datos espaciales para proteger a la naturaleza

El proyecto Biodiversity Lab de la ONU, lanzado en 2021, proporciona a los responsables de la toma de decisiones los mejores datos espaciales disponibles para situar la naturaleza en el centro del desarrollo sostenible. Navega por su recopilación de datos y mapas.

"Construir un futuro compartido para todas las formas de vida"

A medida que nuestra comunidad global debe reexaminar nuestra relación con el mundo natural, una cosa es cierta: a pesar de todos nuestros avances tecnológicos, dependemos por completo de ecosistemas saludables y vibrantes si queremos disponer de agua, alimentos, medicamentos, ropa, combustible, refugio y energía, solo por nombrar algunos ejemplos.

En este 2022, el tema del Día Internacional de la Diversidad Biológica es “Construir un futuro compartido para todas las formas de vida”. El eslogan promueve la idea de que la biodiversidad - en donde los ecosistemas y la naturaleza aportan soluciones al clima, los problemas de salud o la seguridad alimentaria e hídrica- es la base sobre la cual podemos reconstruir mejor. Ese es el mensaje que el Convenio sobre la Diversidad (CDB), responsable de la celebración e instrumento internacional en defensa de la biodiversidad, pretende inculcar. Para ello, el CDB facilita, a través de su web, herramientas de promoción que puedes personalizar disponibles en varios idiomas.

06
May
2022

 

Una evaluación exhaustiva de más de 10.000 especies revela por primera vez que más del 21 % de los reptiles están amenazados, sobre todo debido a la pérdida de hábitat por la tala, la agricultura y ganadería, el desarrollo urbano y las especies invasoras. Los cocodrilos y las tortugas, en peligro por la caza, requieren esfuerzos urgentes de conservación.

Aves, anfibios y mamíferos ya han sido evaluados para conocer su estado de conservación y así establecer estrategias para evitar su extinción según los criterios de la Lista Roja de Especies Amenazadas. No ha ocurrido lo mismo con los reptiles, de los que se desconocían hasta ahora la situación de la mayoría de sus especies.

Las principales razones son que se requieren muchos esfuerzos para evaluar las miles de especies de reptiles, y una cantidad sustancial de financiación. “En nuestro estudio casi resultó ser un reto; muchos financiadores favorecen los proyectos sobre especies más carismáticas como las aves o los mamíferos”, señala a SINC Bruce E. Young, zoólogo y científico en NatureServe.

Junto a más de 900 investigadores de 24 países, el experto ha realizado la primera evaluación global de estos animales analizando 10.196 especies de tortugas, cocodrilos, lagartos, serpientes y tuátaras –el único miembro vivo de un linaje que evolucionó en el periodo Triásico hace unos 200-250 millones de años–. El trabajo, publicado en la revista Nature, demuestra que más del 21 % de todas ellas están amenazadas de extinción en el mundo.

Los investigadores de NatureServe, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN, por sus siglas en inglés) y Conservation International descubrieron que, al menos, 1.829 de las especies estaban en peligro de extinción –clasificadas como ‘vulnerables’, en ‘peligro’ o en ‘peligro crítico’–. Los cocodrilos y las tortugas se encuentran entre las más amenazadas, con un 57,9 % y un 50 % de las evaluadas, respectivamente.

“Más de 400 especies están en la categoría más amenazada: ‘en peligro crítico’. Algunos ejemplos son el gavial de la India, la tortuga gigante de Santiago (una de las tortugas de las Galápagos), el camaleón de nariz extraña y el lagarto gigante de Tenerife”, anuncia a SINC Young.

Tala forestal y otras amenazas crecientes

Los resultados, detallados para cada especie en la Lista Roja de la UICN, muestran qué especies están amenazadas, dónde se encuentran y qué amenazas son las más importantes para cada una de ellas.

Así, según la investigación, las principales amenazas son la pérdida de hábitat debido a la tala y la transformación hacia la agricultura y la ganadería. Aunque la mayoría de los reptiles vive en hábitats áridos como los desiertos y los matorrales, la mayoría de las especies se encuentran en hábitats boscosos, donde sufren amenazas.

El estudio revela así que el 30 % de los reptiles que viven en los bosques están en peligro de extinción, en comparación con el 14 % de los reptiles que lo hacen en hábitats áridos.

“En general, las inversiones en la protección de los bosques, sobre todo los tropicales, serán las que más repercusión tengan, ya que son los hábitats donde se da el mayor número de reptiles amenazados”, indica el investigador.

Por otra parte, los reptiles se enfrentan a otros peligros como la presencia de especies invasoras (como los depredadores introducidos en las islas) e incluso el comercio ilegal de especies. Los cocodrilos y las tortugas están más en peligro por la caza.

“El comercio ilegal amenaza con reducir a tamaños de población muy pequeños algunas especies, especialmente tortugas y cocodrilos. Por definición, el comercio ilegal no está regulado y, por tanto, no hay controles cuando las especies se vuelven muy escasas”, lamenta el experto.

El estudio subraya, además, que las zonas con las especies más amenazadas son el Caribe, el norte de los Andes, África occidental, Madagascar y el sudeste asiático.

Protegidos indirectamente

Al no existir anteriores evaluaciones de estos vertebrados, los científicos se mostraron preocupados de que los reptiles estuvieran pasando desapercibidos en la red de seguridad para la conservación. Sin embargo, lo que descubrieron es que “si se protegen los lugares donde conviven muchas aves, mamíferos y anfibios amenazados, entonces se protegerán simultáneamente muchos más reptiles amenazados de lo que cabría esperar por casualidad”, confiesa Young.

De este modo, la investigación permitió descubrir que la mayoría de las áreas protegidas creadas pensando en las aves, los mamíferos y los anfibios probablemente han ayudado a proteger también a muchos reptiles amenazados. Por ello, “la situación es menos grave de lo que podría ser”, asevera el experto.

“Es una buena noticia porque los amplios esfuerzos para proteger a los animales más conocidos han contribuido probablemente también a proteger a muchos reptiles. La protección del hábitat es esencial para proteger a los reptiles, así como a otros vertebrados, de amenazas como las actividades agrícolas y el desarrollo urbano”, apunta Young.

El estudio también destaca lo que podemos perder si no protegemos a los reptiles. Si cada uno de los 1.829 reptiles amenazados se extinguiera, perderíamos un conjunto de 15.600 millones de años de historia evolutiva, incluidas innumerables adaptaciones para vivir en diversos entornos.

Por eso, los científicos subrayan la necesidad de redoblar los esfuerzos mundiales para conservarlos. Pero dado que son animales tan diversos, se requiere un plan de acción multifacético para proteger todas estas especies, con toda la historia evolutiva que representan. Algunas especies, como los lagartos endémicos de las islas, amenazados por los depredadores introducidos, y las que sufren un impacto más directo del ser humano, urgen medidas de conservación urgentes y específicas.

Referencia:

Bruce Young et al. "A global reptile assessment highlights shared conservation needs of tetrapods" Nature

05
May
2022

logosciencedaily

Las quemaduras permiten que hongos y bacterias transformen los bosques de secuoyas

Fecha:

abril 25, 2022

Fuente:

Universidad de California - Riverside

Resumen:

Una nueva investigación muestra que los hongos y las bacterias capaces de sobrevivir a los megaincendios forestales de secuoyas son "primos" microbianos que a menudo aumentan en abundancia después de sentir las llamas.

HISTORIA COMPLETA

Una nueva investigación de UC Riverside muestra que los hongos y bacterias capaces de sobrevivir a los megaincendios forestales de secuoyas son "primos" microbianos que a menudo aumentan en abundancia después de sentir las llamas.

Los incendios de tamaño e intensidad sin precedentes, llamados megaincendios, se están volviendo cada vez más comunes. En el oeste, el cambio climático está causando el aumento de las temperaturas y el derretimiento de la nieve más temprano, extendiendo la estación seca cuando los bosques son más vulnerables a la quema.

Aunque algunos ecosistemas están adaptados para incendios menos intensos, se sabe poco sobre cómo las plantas o sus microbiomas de suelo asociados responden a los megaincendios, particularmente en los carismáticos bosques de tanoak de secuoyas de California.

"No es probable que las plantas puedan recuperarse de los megaincendios sin hongos beneficiosos que suministren nutrientes a las raíces, o bacterias que transformen carbono y nitrógeno adicionales en el suelo posterior al incendio", dijo Sydney Glassman, micólogo de la UCR y autor principal del estudio. "Comprender los microbios es clave para cualquier esfuerzo de restauración".

El equipo de la UCR está contribuyendo a este entendimiento con un artículo en la revista Molecular Ecology.

Además de examinar los efectos de los megaincendios en los microbios del bosque de secuoyas tanoak, el estudio es inusual por otra razón. Se extrajeron muestras de suelo de las mismas parcelas de tierra antes e inmediatamente después del incendio de Soberanes en 2016 en el condado de Monterey.

"Para obtener este tipo de datos, un investigador casi tendría que quemar la trama ellos mismos. Es muy difícil predecir exactamente dónde habrá una quemadura", dijo Glassman.

El equipo no se sorprendió al descubrir que el incendio de Soberanes tuvo un impacto masivo en las comunidades bacterianas y fúngicas, con una disminución de hasta el 70% en el número de especies de microbios. Se sorprendieron de que algunas levaduras y bacterias no solo sobrevivieran al incendio, sino que aumentaran en abundancia.

Las bacterias que aumentaron incluyeron Actinobacteria, que son responsables de ayudar a que el material vegetal se descomponga. El equipo también encontró un aumento en Firmicutes, conocido por promover el crecimiento de las plantas, ayudar a controlar los patógenos de las plantas y remediar los metales pesados en el suelo.

En la categoría de hongos, el equipo encontró un aumento masivo en la levadura Basidioascus resistente al calor, que es capaz de degradar diferentes componentes en la madera, incluida la lignina, la parte dura de las paredes celulares de las plantas que les da estructura y los protege de los ataques de insectos.

Algunos de los microbios pueden haber utilizado estrategias novedosas para aumentar su número en los suelos marcados por quemaduras. "Penicillium probablemente está aprovechando los alimentos liberados de la necromasa, o 'cadáveres', y algunas especies también pueden comer carbón", dijo Glassman.

Quizás el hallazgo más significativo del equipo es que los hongos y las bacterias, tanto los que sobrevivieron al megaincendio como los que no, parecen estar genéticamente relacionados entre sí.

"Han compartido rasgos adaptativos que les permiten responder al fuego, y esto mejora nuestra capacidad para predecir qué microbios responderán, ya sea positiva o negativamente, a eventos como estos", dijo Glassman.

En general, se sabe poco sobre los hongos y el alcance total de sus efectos en el medio ambiente. Es imperativo que estudios como estos continúen revelando las formas en que pueden ayudar al medio ambiente a recuperarse de los incendios.

"Una de las razones por las que hay tan poca comprensión de los hongos es que hay tan pocos micólogos que los estudian", dijo Glassman. "Pero realmente tienen impactos importantes, especialmente después de grandes incendios que solo están aumentando en frecuencia y gravedad tanto aquí como en todo el mundo".

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad de California - Riverside. Original escrito por Jules Bernstein. Nota: El contenido se puede editar por estilo y longitud.

Multimedia relacionada:

Soberanes Fuego y microbios obtenidos del suelo quemado

Referencia de la revista:

Dylan J. Enright, Kerri M. Frangioso, Kazuo Isobe, David M. Rizzo, Sydney I. Glassman. El megaincendio en el bosque de tanoak de secuoyas reduce la riqueza bacteriana y fúngica y selecciona taxones pirófilos que se conservan filogenéticamente. Ecología Molecular, 2022; 31 (8): 2475 DOI: 10.1111/mec.16399

Cite esta página:

Universidad de California - Riverside. "Conozca a los microbios del bosque que pueden sobrevivir a los megaincendios: las quemaduras permiten que los hongos y las bacterias transformen los bosques de secuoyas". ScienceDaily. ScienceDaily, 25 de abril de 2022. <www.sciencedaily.com/releases/2022/04/220425085714.htm>.

05
May
2022

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Un nuevo conjunto de datos, recurso potencialmente inestimable para la biodiversidad forestal y los responsables políticos de la bioeconomía, muestra la distribución actual de 67 especies arbóreas europeas y predice su distribución futura bajo dos escenarios de emisiones.

Unos científicos respaldados por el proyecto FORGENIUS, financiado con fondos europeos, han presentado un nuevo conjunto de datos que muestra la distribución actual y las potenciales distribuciones futuras de especies arbóreas europeas. Dicho conjunto de datos, llamado EU-Trees4F, proporciona un modelo pormenorizado sobre cómo cambiará la variedad de 67 especies arbóreas entre ahora y 2095. Ayudará a mejorar los datos disponibles hoy en día para la conservación de la diversidad genética de las especies arbóreas de los bosques europeos. Los bosques europeos se ven amenazados por varios peligros: la propagación de especies de plantas y animales exóticos invasores, la escasez de agua, los incendios, las tormentas, las plagas y el cambio climático. Se estima que tan solo el cambio climático cambiará significativamente la distribución de las áreas de idoneidad climática de la mayoría de las especies arbóreas europeas a finales de siglo, lo cual podría destruir gradualmente la actual variedad de especies. Si bien los bosques suelen compensar estos cambios colonizando nuevos territorios, es poco probable que esto ocurra con las especies europeas, cuya capacidad de dispersión es, en general, escasa. La gestión forestal dirigida es una solución obvia para minimizar la pérdida de biodiversidad y garantizar que los bosques puedan continuar proporcionando servicios ecosistémicos valiosos como el almacenamiento de carbono, la provisión de hábitats y la regulación hídrica. Sin embargo, las prácticas de gestión utilizadas actualmente en Europa obedecen en su mayor parte a motivaciones económicas. En su estudio publicado en la revista «Scientific Data», los investigadores del proyecto argumentan que, en realidad, se necesita «un cambio de dirección basado en la ciencia para "diseñar" bosques capaces de resistir el cambio climático, a la vez que aportan beneficios económicos, sociales y ecológicos para las personas y los sistemas naturales». El nuevo conjunto de datos podría ayudar a los gestores forestales a abordar estos retos.

Variedad actual y futura de especies arbóreas

EU-Trees4F proporciona mapas de la distribución actual y futura de 67 especies arbóreas europeas según diferentes modelos e hipótesis climáticas. Los mapas de la distribución futura corresponden a tres períodos de 30 años centrados en 2035, 2065 y 2095, y están modelizados para 2 escenarios de emisiones: un escenario de reducción lenta de emisiones con trayectoria de concentración ampliada (RCP, por sus siglas en inglés) 4.5 y un escenario de aumento de emisiones RCP 8.5. Las proyecciones combinan información de EU-Forest —«el conjunto de datos más exhaustivo de la presencia de especies arbóreas forestales en Europa de los que se dispone actualmente», según los autores del estudio— con siete parámetros bioclimáticos obtenidos de modelos climáticos y dos parámetros del suelo de EURO-CORDEX. Tal y como se indica en la noticia publicada en sitio web del proyecto FORGENIUS, el conjunto de datos indica «zonas que se convertirán en inadecuadas para la especie arbórea individual, zonas en las que probablemente no cambie la presencia de las especies y zonas que pasarán a ser más adecuadas en las condiciones climáticas futuras».

EU-Trees4F presenta distintas ventajas respecto a los conjuntos de datos actuales. En primer lugar, al incluir 67 especies arbóreas, supera las limitaciones de los estudios anteriores que se centraban en unas pocas especies arbóreas con relevancia comercial y podían excluir especies importantes para la biodiversidad y los sistemas ecosistémicos. En segundo lugar, a diferencia de las previsiones anteriores, EU-Trees4F aprovecha datos de modelos climáticos regionales con una resolución espacial superior a la de antes. En tercer lugar, mientras que los estudios anteriores no tuvieron en cuenta futuras pautas de colonización, el nuevo conjunto de datos considera que las potenciales áreas de idoneidad futuras solo están limitadas por el clima y el suelo y la estimación de la futura distribución de especies basada en la dispersión natural. Los investigadores proporcionan asimismo una versión del conjunto de datos en la que la variedad de los árboles se ve limitada por el futuro uso del suelo.

Según los autores del estudio, EU-Trees4F «representa un recurso oportuno y valioso para respaldar la formulación de políticas». El proyecto FORGENIUS (Improving access to FORest GENetic resources Information and services for end-USers) finaliza en 2025.

Para más información, consulte:

Sitio web del proyecto FORGENIUS

COIM

19
Abr
2022

 

La producción comercial de baquelita, el primer plástico sintético, comenzó en Alemania y en Estados Unidos en 1910. La Comisión de Aranceles de EE. UU. contó 1 millón de toneladas en 1921, aumentando a 15 millones en 1931, y a más de 60 millones unos años después.

Los datos del grupo de Roland Geyer, publicados en su artículo de 2017, permiten calcular algunas cifras sobre la producción de plásticos. Hasta 2015, el total de la producción mundial acumulada había sido de 8300 millones de toneladas. Y ese año 2015 el total de basura plástica vertido desde 1950, era de 6300 millones de toneladas; solo el 9% había sido reciclado, el 12% incinerado y el 79% acumulado en vertederos o en el medio ambiente. Los autores calcularon que para 2050 cerca de 12000 millones de toneladas de basura de plásticos se habían tirado en el entorno.

Los datos de Geyer ayudaron al público a comprender la magnitud de los plásticos producidos: aproximadamente 2 millones de toneladas en 1950, lo que nos parece escaso en comparación con la actualidad. (En 2019 la producción mundial se acercó a los 368 millones de toneladas).

La Segunda Guerra Mundial aceleró aún más el crecimiento de los plásticos: los contratos de guerra ampliaron la infraestructura para los plásticos existentes (p. ej., acrílicos, fenólicos, PVC y poliestireno), y la Armada ayudó a DuPont y Union Carbide a obtener las licencias necesarias para comenzar la producción de polietileno (entonces una industria emergente), desarrollado en Inglaterra y Estados Unidos.

Como resultado, en la década de 1940, la producción en Estados Unidos aumentó más de seis veces. Este crecimiento ha quedado reflejado en los sedimentos marinos según el estudio de Jennifer Brandon y sus colegas, de la Universidad de California en San Diego. En muestras tomadas cerca de la costa de California, los plásticos y las fibras plásticas son aparecen incluso en las capas sedimentarias de antes de la guerra, creciendo después de 1945 a un ritmo en que se dobla la cantidad cada 15 años, a medida que los plásticos llegaron a los consumidores.

Los plásticos son persistentes, no estáticos

Muchas publicaciones, incluida una de la NOAA, abordan el problema de estimar el tiempo que el plástico tarda en degradarse. Dicen, por ejemplo, que un vaso de plástico dura 50 años o una botella de plástico llega a los 450 años o una red de pesca a los 600 años o un pañal desechable a los 450 años.

Sin embargo, algunos expertos cuestionan la precisión de estas cifras pues la resistencia de los plásticos es una función de su entorno. Eso podría variar desde la superficie del mar brillante y salobre hasta el interior oscuro de un intestino rico en ácido, las capas subterráneas de paisajes terrestres o las profundidades presurizadas de una fosa de aguas profundas. Los plásticos son una clase diversa de contaminantes que contienen mezclas complejas de alrededor de 10 000 monómeros, aditivos y coadyuvantes de procesamiento diferentes, lo que dificulta estimar la longevidad, aunque grupos como Ali Chamas y sus colegas, de la Universidad de California en Santa Barbara, o Colin Ward y Christopher Reddy, del Instituto Oceanográfico de Woods Hole, llevan tiempo pidiendo más estudios y precisión en las cifras que se publican como definitivas.

Puede ser difícil afirmar con rotundidad que «los plásticos son para siempre«, como escribe en un artículo Bruce Gibb, de la Universidad Tulane de Nueva Orleans, aunque algunos se depositan en sedimentos y ya se recuperan como hallazgos arqueológicos. Muchos plásticos resisten la degradación pero no son estáticos. Los encargados de los museos que preservan los artefactos plásticos saben muy bien que se decoloran, secan, agrietan, rompen, y pasan por cambios físicos, que incluyen, sobre todo, convertirse en partículas a escala micro e incluso nanométrica. Así se convierten en contaminantes persistentes, de larga vida, móviles y que se acumulan y entran en los sistemas y ciclos de la Tierra. Estos fragmentos también cambian químicamente, liberando lixiviados y productos de degradación que pueden actuar como disruptores endocrinos.

Para terminar, la contaminación plástica está más allá de la capacidad de remediación de los sistemas tecnológicos, escribe el experto en plásticos Max Liboiron, de la Universidad de Terranova y Labrador, en Canadá. La mayoría de los plásticos son fragmentos minúsculos que se distribuyen por debajo de la superficie del mar, en la atmósfera, o están enterrados en sedimentos o arenas costeras. Otros plásticos se han propagado a través de los sistemas de agua dulce o la tierra. Algunos expertos como Hans Peter Arp y su grupo, de la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología de Trondheim, proponen que los suelos pueden contener cantidades aún mayores de microplásticos que los océanos. Además de los propios plásticos, sus contaminantes asociados como ftalatos o retardantes de llama con bromo también están en muchos entornos. Todos ellos podrían interferir con la capacidad de la Tierra para albergar vida, como concluyen Arp y sus colegas.

Referencias

Altman, R. 2022. Five myths about plastics. Washington Post January 14.

Arp, H.P.H. et al. 2021. Weathering plastics as a planetary boundary threat: Exposure, fate, and hazards. Environmental Science & Technology 55: 7246-7255.

Brandon, J.A. et al. 2019. Multidecadal increase in plastic particles in coastal ocean sediments. Science Advances 5: eaax0587.

Chamas, A. et al. 2020. Degradation rates of plastics in the environment. ACS Sustainable Chemistry & Engineering 8: 3494-3511.

Geyer, R. et al. 2017. Production, use, and fate of all plastics ever made. Science Advances 3: e1700872.

Gibb, B.C. 2019. Plastics are forever. Nature Chemistry 11: 394-395.

Ward, C.P. & C.M. Reddy. 2020. We need better data about the environmental persistence of plastic goods. Proceedings of the National Academy of Sciences USA 17: 14618-14621.

Sobre el autor: Eduardo Angulo es doctor en biología, profesor de biología celular de la UPV/EHU retirado y divulgador científico. Ha publicado varios libros y es autor de La biología estupenda.

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