Ciencia y Técnica

20
Dic
2021

 

Autoría

Ricardo Vinuesa.- Associate professor, KTH Royal Institute of Technology

Wim Naudé.- Professor of Economics, University College Cork

En el Acuerdo de París de 2015, los miembros de la COP21 se comprometieron a reducir las emisiones de carbono para limitar el calentamiento global “muy por debajo” de 2 °C en 2100, preferiblemente 1,5 °C respecto a los niveles preindustriales.

El “nivel de seguridad” de los 1,5 °C constituye un punto de inflexión, tal como sugiere el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC). Más allá de este nivel, los riesgos pueden aumentar de una forma imposible de gestionar e irreversible.

Limitar el calentamiento global a menos de 1,5 °C es, por tanto, una medida consistente con un cambio climático “seguro”, a pesar de que los niveles actuales de temperatura global, alrededor de 1,2 °C por encima de niveles preindustriales, ya están causando daños.

Hacia el punto de no retorno

En el momento en que se escribe este artículo, parece poco probable que el objetivo de limitar el calentamiento global a menos de 1,5 °C se vaya a alcanzar. Parece que el aumento se situará en torno a los 2,7 °C.

Un riesgo importante es que el calentamiento global puede producir una extinción masiva. La evidencia científica apunta que ha habido al menos 5 extinciones masivas en los últimos 540 millones de años. Estos fenómenos suceden cuando el 75 % de las especies se extinguen a lo largo de una escala temporal geológica relativamente corta. Por tanto, y al contrario de lo que se afirma en algunas fuentes, en la actualidad no hay una extinción masiva en el planeta.

Sin embargo, el problema es que la tasa a la cual se están extinguiendo especies en la actualidad es entre 10 y 10 000 veces más rápida que la tasa estándar (esto es, la tasa base) a la que las especies desaparecen entre extinciones masivas. El peligro es que, si esta tendencia continúa o se acelera, se alcanzará un punto de inflexión a partir del cual no se podría hacer nada.

El paleontólogo Doug Erwin afirma, respecto al posible comienzo de una extinción masiva: “Todo está bien hasta que no lo está […]. Y entonces todo se va al infierno”. Por tanto, el momento de evitar una extinción masiva es precisamente antes de que haya evidencia de que se está entrando en una.

¿Se producirá una extinción masiva?

Un artículo publicado recientemente en Nature Communications estudia las cinco extinciones masivas anteriores y su relación con cambios en las temperaturas globales. El trabajo concluye que “un aumento de temperatura de 5,2  °C por encima de los niveles preindustriales con las tasas de cambio actuales probablemente daría lugar a una extinción masiva”. De acuerdo con este estudio, podría parecer que estamos a salvo.

Por tanto, parece que el objetivo de 1,5 °C es consistente con un cambio climático “seguro”, por lo menos respecto a la posibilidad de evitar una extinción masiva. ¿Pero es esto cierto? Hay que recalcar que las anteriores extinciones masivas ocurrieron en circunstancias muy diferentes a las del clima hoy en día.

Hay quien afirma que la “sensibilidad climática” es muy superior hoy en día a la del pasado. Esto implica que los cambios en las emisiones de carbono tendrán un impacto más significativo en el calentamiento global. Además, la tolerancia a temperaturas superiores puede verse comprometida debido a la presión ejercida por los humanos en diversos factores a nivel planetario.

Los cambios en el uso del terreno, el avance del cambio climático, las variaciones en las tendencias de calentamiento global, la contaminación química y los problemas asociados a recursos hídricos son algunos de los factores adicionales que afectan a la relación entre el cambio climático y las extinción masivas.

Un objetivo insuficiente

Dado que hay tres parámetros a nivel planetario que han alcanzado valores límite, y debido a la elevada velocidad y variación en los cambios de temperatura, es posible (como advierten algunos) que el objetivo de 1,5 °C sea insuficiente para evitar extinciones masivas –ya ni hablemos de 2,7 °C o 5,2 °C–. Hay muchas dimensiones relacionadas con la resiliencia de los seres vivos para responder y adaptarse a los cambios en el medio ambiente que han sido afectadas.

Por tanto, el considerado cambio climático “seguro” puede no ser tan seguro como pensamos. Además, los llamados “espacios operativos” del cambio climático son muy difíciles de cuantificar como objetivos de temperatura, ya que además estos son “insuficientes para limitar los riesgos asociados con las emisiones antropogénicas”. Por tanto, la gestión del cambio climático a través de objetivos de calentamiento global es impráctica, puede causar prevaricación en las regulaciones y es contraproducente, ya que puede crear un estado de falsa seguridad.

En lugar de establecer un objetivo basado en temperatura para el cambio climático, los gobernantes probablemente deberían centrarse en acelerar la inversión y financiación de nuevas tecnologías que puedan reducir la vulnerabilidad del planeta al cambio climático. Esto incluye desarrollar soluciones tecnológicas para una descarbonización rápida, incluyendo una inversión superior en el controvertido tema de la geoingeniería y en tecnologías para aliviar la presión en todos los factores climáticos, modificar los patrones de uso del terreno, eliminar la polución química, reducir la presión en los recursos hídricos, reducir la sensibilidad climática y asegurar la conservación de las especies –incluso a través de biotecnología–.

Aumentar la resiliencia del planeta

En lugar de centrarnos en lo negativo (como evitar un determinado aumento de temperaturas), la mejor estrategia para coordinar la acción climática a nivel global puede ser centrarse en lo positivo (mejorar la resiliencia planetaria y proteger especies). Los ODS adoptan esta estrategia positiva.

De hecho, se ha conseguido un gran progreso en la mejora del medio ambiente a través de una combinación de tecnología y regulación, incluyendo un progreso en la reducción de tasas de extinción. Los esfuerzos de conservación han disminuido las tasas de extinción en un factor de entre 3 y 4 en las últimas 2 décadas.

Además, se ha afirmado que el número de especies en la Tierra se va a duplicar en el próximo millón de años. Aunque el universo aparenta ser hostil para la vida (aún no la hemos encontrado en ningún lugar fuera de la Tierra), esta ha prevalecido porque, hasta la fecha, ha sido resiliente.

Debemos explotar nuestra habilidad para el aprendizaje colectivo con el objetivo de alcanzar una revolución tecnológica para asegurar la resiliencia de la vida.

 

17
Dic
2021

Science Daily thumb

Fecha: diciembre 5, 2021

Fuente: Universidad de Birmingham

Resumen:

La mayor parte del gas metano emitido por las regiones de los humedales amazónicos se ventila a la atmósfera a través de sistemas de raíces de árboles, con emisiones significativas que ocurren incluso cuando el suelo no está inundado, dicen los investigadores.

   

HISTORIA COMPLETA

La mayor parte del gas metano emitido por las regiones de los humedales del Amazonas se ventila a la atmósfera a través de sistemas de raíces de árboles, con emisiones significativas que ocurren incluso cuando el suelo no está inundado, dicen investigadores de la Universidad de Birmingham.

En un estudio publicado en la revista de la Royal Society, Philosophical Transactions A, los investigadores han encontrado evidencia de que los árboles que crecen en llanuras aluviales en la cuenca del Amazonas emiten mucho más metano que por el suelo o el agua superficial y esto ocurre tanto en condiciones húmedas como secas.

El metano es el segundo gas de efecto invernadero más importante y gran parte de nuestro metano atmosférico proviene de los humedales. Se está llevando a cabo una gran cantidad de investigación sobre exactamente cuánto metano se emite a través de esta ruta, pero los modelos generalmente asumen que el gas solo se produce cuando el suelo está completamente inundado y bajo el agua.

En áreas de humedales donde no hay árboles, el metano generalmente sería consumido por el suelo en su camino hacia la superficie, pero en áreas de humedales boscosos, los investigadores dicen que las raíces de los árboles podrían estar actuando como un sistema de transporte para el gas, hasta la superficie donde se ventila a la atmósfera desde los troncos de los árboles.

El metano es capaz de escapar a través de esta ruta incluso cuando se produce en el suelo y el agua que está a varios metros por debajo del nivel del suelo.

Esto significaría que los modelos existentes podrían estar subestimando significativamente el alcance probable de las emisiones de metano en áreas de humedales como la cuenca del Amazonas.

Para probar la teoría, el equipo llevó a cabo mediciones en tres parcelas en las llanuras de inundación de tres ríos principales en la cuenca central del Amazonas. Los mismos árboles fueron monitoreados en cada parcela en cuatro puntos de tiempo durante el año para capturar su respuesta a los niveles de agua cambiantes asociados con la inundación anual. Las emisiones de metano se midieron utilizando un analizador portátil de gases de efecto invernadero y luego se realizaron cálculos para escalar los hallazgos en toda la cuenca del Amazonas.

En general, el equipo estima que casi la mitad de las emisiones globales de metano de los humedales tropicales son canalizadas por los árboles, con el resultado inesperado de que los árboles también son importantes para las emisiones en momentos en que el nivel freático de la llanura de inundación se encuentra debajo de la superficie del suelo.

El autor principal, el profesor Vincent Gauci, de la Escuela de Geografía, Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Birmingham (y el Instituto de Investigación Forestal de Birmingham), dice: "Nuestros resultados muestran que las estimaciones actuales de emisiones globales carecen de una pieza crucial de la imagen. Ahora necesitamos desarrollar modelos y métodos que tomen en cuenta el importante papel que desempeñan los árboles en la emisión de metano de los humedales".

El equipo fue dirigido por la Universidad de Birmingham e incluyó investigadores de la Universidad Federal de Río de Janeiro, el Met Office Hadley Centre, la Universidad de Lancaster y la Universidad de Linköping. Fue financiado por el Consejo de Investigación del Medio Ambiente Natural (parte de la Investigación e Innovación del Reino Unido), junto con el Fondo Newton, la Royal Society y las agencias de financiación brasileñas CNPq, CAPES y FAPERJ.

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad de Birmingham.

Referencia de la revista:

Vincent Gauci, Viviane Figueiredo, Nicola Gedney, Sunitha Rao Pangala, Tainá Stauffer, Graham P. Weedon, Alex Enrich-Prast. Los árboles ribereños amazónicos no inundados son una fuente de metano de importancia regional. Philosophical Transactions of the Royal Society A: Mathematical, Physical and Engineering Sciences,2021; 380 (2215) DOI: 10.1098/rsta.2020.0446

Cite esta página:

MLA APA Chicago

Universidad de Birmingham. "Los árboles son los mayores 'respiraderos' de metano en las áreas de humedales, incluso cuando están secos". ScienceDaily. ScienceDaily, 5 de diciembre de 2021. <www.sciencedaily.com/releases/2021/12/211205212436.htm>.

12
Dic
2021

 

El suelo, la capa más superficial de la Tierra, es esencial para la vida en este planeta. Su importancia se debe a las numerosas funciones en las que participa y su relevancia para nuestra sociedad.

Si nos paramos a observar el suelo con curiosidad, nos encontramos con numerosas partículas con distinto tamaño, desde nanométrico (coloides arcillosos) hasta milimétrico (arena).

La mayoría de estas partículas son compuestos minerales. Entre ellos abundan el cuarzo y los feldespatos, muchas y variadas arcillas o filosilicatos, diversos óxidos de hierro responsables de colorear de amarillo, rojo o pardo los suelos y cantidades variables de caliza o carbonatos. Solamente alrededor de un 1-2 % de ellas son orgánicas en el caso de los suelos agrícolas. En los suelos forestales existe un porcentaje mayor, pero muy variable.

Un ecosistema vivo

Pero el suelo es algo más que un montón de partículas. En su superficie se crean una serie de cargas eléctricas capaces de atraer (o repeler) a otras partículas. Esto hace que se organicen en microestructuras de diseño, que contienen un gran espacio poroso y, que, en algunos suelos, pueden llegar incluso a ocupar hasta un 50 % de su volumen total. Ahí es donde se almacenan los distintos gases, como el oxígeno y el dióxido de carbono, y el agua.

Además, en el suelo se encuentra una altísima variabilidad y número de organismos (¡en una cucharada de suelo puede haber más individuos que habitantes en nuestro planeta!), algunos visibles como insectos y lombrices y otros microscópicos como bacterias, hongos y virus. Todos ellos garantizan la adecuada funcionalidad del suelo.

Entre sus funciones destacan el suministro de alimento, fibra, combustible, productos farmacéuticos y recursos genéticos y la retención de carbono. El suelo sirve de hábitat para organismos, participa en la regulación climática, la purificación de agua y reducción de contaminantes, y en la disponibilidad y ciclo de nutrientes, entre otras. Está vivo y en continuo cambio y evolución.

Almacén de carbono y filtro para el agua

El espacio poroso y el entramado de partículas sólidas del suelo facilitan a las plantas un sostén para mantenerse erguidas, protección del sistema radicular ante cambios bruscos de temperatura y humedad, además de abastecerlas con nutrientes, agua y oxígeno. Como resultado, aproximadamente un 95 % de nuestra alimentación proviene directa o indirectamente del suelo. Es crucial para garantizar la seguridad alimentaria.

La actividad fotosintética de las plantas genera genera un secuestro de carbono atmosférico que se incorpora y almacena en el suelo en forma de compuestos orgánicos. De hecho, se estima que su contenido total de carbono es el doble del presente en la atmósfera y del orden de tres veces más del que hay en todos los seres vivos del planeta. Por eso, el suelo resulta un gran activo en la regulación del cambio climático.

Además, debido a esa porosidad y superficies minerales tan reactivas, otra de sus funciones significativas es la capacidad para filtrar el agua y regular su ciclo. Esto puede evitar graves procesos de contaminación, escorrentía superficial y erosión, así como la regulación de sequías o inundaciones.

Para que nosotros podamos contemplar un suelo bien desarrollado, ha tenido que pasar un tiempo considerable, que puede ir desde unos miles a millones de años, dependiendo de la roca madre y el clima sobre el que se origine el suelo.

Pasos hacia la protección del suelo

Debido a su fragilidad, el suelo está considerado como un recurso natural no renovable a escala humana. Por eso, hay que cuidarlo y protegerlo para que pueda mantener su capacidad de proveer servicios ecosistémicos y seguir realizando sus funciones. De lo contrario, en muy pocos años se puede perder su funcionalidad.

Actualmente se estima que entre un 60 % y 70 % de los suelos de la Unión Europea sufren algún tipo de problema (suelos no sanos) como un bajo contenido en materia orgánica, excesivo contenido en nutrientes y contaminantes, salinización o riesgo de desertificación.

Con el fin de garantizar la funcionalidad de los suelos, las políticas y acciones tanto europeas como nacionales inciden en potenciar la llamada salud del suelo.

El término salud del suelo implica la consideración del suelo como un ente vivo complejo con capacidad funcional. Un adecuado manejo del suelo y las decisiones sobre su uso deben considerar todas sus funciones en lugar de centrarse en un único aspecto o función, como ha sido habitual hasta ahora.

Por estas razones, los suelos y su salud ocupan recientemente un puesto destacado en el Pacto Verde Europeo y en los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Nacionales Unidas, que pretenden conseguir un medio ambiente más saludable, una minimización e inversión del cambio climático y sus efectos, una reducción de la contaminación ambiental y conservación de la biodiversidad, basándose en un uso sostenible del suelo, entre otros aspectos.

Además, la Unión Europea está invirtiendo varios millones de euros para promover el cuidado y protección del suelo. Una de sus actuaciones clave es la misión Cuidar de los suelos es cuidar de la vida que pretende que el 75 % de los suelos sean sanos en 2030, con capacidad para cumplir con las funciones esenciales que permiten el desarrollo de la vida en nuestro planeta (naturaleza) y de nuestra sociedad, desde el punto de vista de la sostenibilidad.

Autoría

Antonio Rafael Sánchez-Rodríguez

Assistant Professor - Soil Science and Plant Production, Universidad de Córdoba

María del Carmen del Campillo

Catedrática de Edafología, Fertilidad de Suelos, Universidad de Córdoba

Vidal Barrón López de Torre

Catedrático de Edafología, Universidad de Córdoba

12
Dic
2021

 

Los suelos son la base de la vida y uno de los ecosistemas más ricos en especies: albergan una cuarta parte de la biodiversidad del planeta. Según la FAO, un gramo de suelo puede contener más de 1 000 millones de células microbianas. Todo ello se corresponde con miles de millones de genomas diferentes.

Esta biodiversidad, junto con las propiedades que caracterizan al suelo, le confieren un papel fundamental en el desarrollo de muchos procesos ecológicos en el sistema terrestre que son imprescindibles para la vida. Entre ellos se incluyen la regulación del ciclo de nutrientes, la regulación del ciclo hídrico, la producción de alimentos y fibras, la producción de medicamentos, el control de plagas, la capacidad de amortiguación de contaminantes al evitar que entren en la cadena trófica, etc.

No se puede alcanzar la sostenibilidad sin contar con el suelo. Es la base de los ecosistemas y el segundo mayor sumidero de carbono después de los océanos. Es un recurso no renovable a escala de tiempo humana y de él obtenemos la mayor parte de nuestros alimentos.

Amenazas para el suelo

Los suelos son capaces de mantener todos estos servicios ecosistémicos cuando se encuentran en condiciones de calidad óptima porque su uso y gestión es el apropiado. Cuando estas condiciones cambian como consecuencia de la actividad humana, se produce un desequilibrio y el suelo va perdiendo sus capacidades, poniendo en peligro, por ejemplo, la producción de alimentos.

En la actualidad los suelos están sometidos a una creciente presión a menudo combinada con prácticas de manejo poco sostenibles, que anualmente destruyen grandes extensiones de suelo fértil a nivel mundial. Las mayores amenazas para el suelo son la deforestación, la urbanización, la contaminación, la salinización, la erosión acelerada y los incendios, entre otras.

Estas situaciones se están viendo agravadas por el escenario de cambio climático que sufre nuestro planeta y que es especialmente grave en zonas semiáridas como el sureste español. El calentamiento global, la degradación del suelo y la pérdida de biodiversidad han convertido a este recurso en uno de los más vulnerables del mundo.

El suelo es un gran aliado para mitigar y luchar contra el cambio climático. Es una de las piezas claves. Un suelo bien manejado es capaz de secuestrar carbono, mientras que si se maneja mal emite más gases de efecto invernadero de los que debería.

Un recurso olvidado

El suelo ha sido el gran olvidado en las políticas territoriales y ambientales. No consideramos la importancia que tiene. No se ha invertido lo suficiente en estudiarlo en detalle, pero no se puede hacer una correcta política territorial y ambiental sin un buen conocimiento de los suelos, que son muy diversos.

Si no se dispone de una cartografía de detalle con información a la escala adecuada puede destinarse un territorio muy apto para un uso agrícola a otra actividad. Necesitamos transmitir todo esto a la sociedad para que se consigan finalmente políticas que tengan en cuenta al suelo, sus funciones, y la importancia de preservarlo y manejarlo adecuadamente.

Por todo ello, y considerando que el suelo es un ecosistema esencial, complejo, multifuncional, vivo y de crucial importancia medioambiental y socioeconómica, que desempeña numerosas funciones clave y presta servicios vitales para la existencia humana y la supervivencia de los ecosistemas, que además constituye el mayor almacén terrestre de carbono, se hace imprescindible proteger los suelos de la degradación.

Un margo legislativo de protección

Con este objetivo, es necesario un marco jurídico común a escala de la Unión Europea para la protección y el uso sostenible del suelo. Debe establecer los criterios relacionados con el buen estado del suelo y su uso sostenible, los mecanismos necesarios para el intercambio de buenas prácticas y formación en el manejo del mismo, y medidas de control adecuadas para el mantenimiento de su calidad.

Este marco debe ir acompañado de los recursos financieros adecuados y estar integrado con los objetivos políticos e instrumentos pertinentes.

Hay ya algunos avances que nos dan cierta esperanza. El pasado 28 de abril, el Parlamento Europeo publicó la Resolución sobre Protección del Suelo, avalando su importancia y ratificando la necesidad de su protección para los estados miembros.

La nueva Estrategia Europea de la UE publicada en noviembre de 2021 destaca la relevancia del suelo en la mitigación y adaptación al cambio climático y la relación entre el suelo y la economía circular. Además, pone en valor la importancia de avanzar en el conocimiento de la biodiversidad edáfica como clave para hacer un uso sostenible del suelo y mantener la salud de los ecosistemas.

La Agenda 2030 pone de manifiesto la necesidad de conservar los suelos del mundo. La pérdida de suelos sanos y vivos pone en peligro la existencia de la especie humana.

La concienciación de los ciudadanos sobre el papel del suelo es fundamental, de ahí la importancia de hacer divulgación. Es responsabilidad de todos, y especialmente de los que trabajamos en ciencia del suelo: debemos transmitir mejor nuestros conocimientos y comunicar lo que sabemos a la sociedad. De esa manera, el conocimiento se traducirá en políticas territoriales y ambientales que tengan en cuenta más este recurso.

Desde la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo estamos haciendo esfuerzos en esta dirección y organizamos multitud de actividades de difusión, cursos, conferencias, material divulgativo, y especialmente estos días con motivo de la celebración del Día Mundial del Suelo.

Si protegemos el suelo, protegemos la vida.

Autoría

Fuensanta Garcia-Orenes

Directora del Área Ambiental UMH. Catedrática de Edafología, Dpto. Agroquímica y Medio ambiente, Universidad Miguel Hernández

Jorge Mataix-Solera

Catedrático de Edafología en la Universidad Miguel Hernández. Presidente de la Sociedad Española de la Ciencia del Suelo, Universidad Miguel Hernández

06
Dic
2021

 

El biólogo teórico y evolutivo Carl Bergstrom, coautor del libro ‘Contra la charlataneria’.

El biólogo Carl Bergstrom (Estados Unidos, 1971) estaba hablando con un compañero de la Universidad de Washington, Jevin West, cuando este le comentó que iba a dar una clase sobre big data. “Le dije que era una pena porque entonces yo iba a tener que dar otra señalando las pamplinas del big data”, recuerda. Su amigo le respondió que sería divertido hacerlo juntos. Así nació el curso Calling Bullshit, cuya versión en libro acaba de ser traducida al español y publicado por Capitán Swing con un subtítulo que resume su esencia: “Contra la charlatanería. Ser escéptico en un mundo basado en los datos”.

“Nos dimos cuenta de que no solo se había exagerado con el big data y la inteligencia artificial, sino que teníamos que hablar de cómo se usan mal los números y enseñar a ver a través de todo ese bombo para comprender mejor unas herramientas que pueden ser muy valiosas”, explica Bergstrom a SINC por videoconferencia.

Podríamos reescribir el libro solo con ejemplos de la pandemia, pero estoy harto de la pandemia y nadie quiere leer sobre ella

Bergstrom y West aseguran que todos los seres del planeta intentan vendernos algo. La diferencia es que hoy es más difícil para el público general detectar el bullshit —palabra inglesa de difícil traducción que hace referencia a una mentira elaborada y adornada— de nueva generación, porque el vendedor de coches usados ha sido sustituido por gráficos, porcentajes, cifras y jerga científica.

 “La naturaleza del bullshit ha cambiado y cuando se basa en números es muy efectivo”, cuenta Bergstrom. “Queremos empoderar a la gente para que lo vea como cuando una empresa intenta colarte algo y dices: eso es bullshit. Deberíamos ser capaces de hacer lo mismo con los números”.

Pandemia de desinformación

El libro fue terminado premonitoriamente en enero de 2020, pero cada página muestra ejemplos de bullshit que traen a la mente otros relacionados con la covid-19. “Podrías reescribir el libro solo con ejemplos de la pandemia”, admite Bergstrom. “Pensé en hacerlo, pero estoy harto de la pandemia y nadie quiere leer sobre ella”. Con esa advertencia, comenzamos la entrevista.

Intentemos no hablar de la pandemia. Al menos, no de la de covid-19. ¿Ha creado internet una pandemia de bullshit?

La desinformación siempre ha estado ahí: todo ser vivo engaña, desde los seres humanos a los cuervos. Internet no inventó el bullshit, pero es un terreno fértil para que crezca y se difunda, y nos hace vulnerables de nuevas maneras.

Internet no inventó el bullshit, pero es un terreno fértil para que crezca y se difunda

La forma en la que nos comunicamos ha cambiado y eso ha alterado cómo la sociedad procesa la información y toma decisiones. No entendemos cómo está pasando, pero necesitamos descubrirlo rápidamente porque está provocando grandes problemas que irán a más si no lo resolvemos.

Pero, ¿qué ha cambiado exactamente?

Estamos recibiendo mucha información a través de sistemas diseñados para mantenernos online y así aumentar sus ingresos, no para darnos información rigurosa y bienestar. Los algoritmos aprenden de la psicología humana a través de enormes cantidades de datos y saben que si nos muestran un tipo de contenido, clicaremos. Eso promueve el contenido que nos molesta o respalda por encima del que nos informa. Estos algoritmos no nos ayudan a entender el mundo y eso es un problema serio. Tampoco son transparentes ni sabemos qué consecuencias pueden tener.

Luego están los cambios de escala: se crean perfiles con muchos seguidores y gran influencia. Ya no nos comunicamos en grupos de cien, sino a través de una conectividad global. Esa dinámica ha cambiado y, con ella, la de cómo se difunde la información. Eso puede ser problemático.

Proponen una solución sugerente y radical en su libro: consumir menos información. “Piensa más, comparte menos”. ¿Nos estamos ahogando en contenido?

Absolutamente. El primer problema de internet fue que había mucha información, así que las redes sociales se diseñaron para que la cribáramos entre nosotros. El problema es que no somos cuidadosos con lo que compartimos, así que de nuevo nos estamos ahogando en información que, en vez de ser la más precisa, es la más compartible. Retuiteamos lo que nos atrae o nos enfada sin pensar, porque refleja nuestros sesgos aunque no sea cierto.

Una de sus conclusiones es que somos nuestro peor enemigo porque nuestros sesgos crean mucho bullshit. ¿Cómo enfrentarnos a eso?

Necesitamos aprender a no engañarnos tanto a nosotros. El sesgo de confirmación es un gran problema: esta historia dice algo en lo que yo ya creo, así que debe ser verdad. No necesito ni leerla, puedo compartirla. O no la leo de forma crítica, que es como miraría algo con lo que no estoy de acuerdo. Es una forma muy humana de pensar y nos pasa a todos, pero es muy importante intentar evitarlo.

Retuiteamos lo que nos atrae o nos enfada sin pensar, porque refleja nuestros sesgos aunque no sea cierto

Ser conscientes de los sesgos es un buen primer paso, pero no basta. Hay que cambiar nuestros hábitos de consumo de información. Lleva práctica y ganas, pero con el tiempo puedes mejorar y pararte a pensar: ¿es esto demasiado bueno o malo para ser verdad? Si lo es, hay que mirarlo en profundidad. No hablar de un estudio hasta ver si tiene limitaciones, en vez de compartirlo sin leerlo de cerca porque muestra algo en lo que crees.

Nunca seremos perfectos, cuando me pasa a mí borro el tuit para no extender la desinformación. Aprender esos hábitos de detección es muy importante, y entrenarse para filtrar mejor la enorme cantidad de información a la que nos exponemos.

Su libro enseña a detectar el bullshit basado en datos y anima a señalarlo, pero siempre con educación, sin atribuir malicia a los errores, pero tampoco estupidez. ¿Olvidamos esto a menudo?

Es muy importante. Avisar del bullshit de alguien puede ser bueno; que denuncien el tuyo, también. Pero tenemos que hacerlo de forma constructiva porque así es más probable que se acepte. Dar siempre el beneficio de la duda porque hay errores comprensibles. Tenemos que aprender a pensar críticamente, a detectar problemas y a no ser engañados, pero también a compartirlo. Hacerlo puede ser muy positivo para la sociedad, pero reírse de los demás no ayuda.

El libro va de empoderar al lector individual y de cómo este puede empoderar a su comunidad en lugar de atacarla. Quieres una cultura en la que la gente pueda poner a prueba las cosas, en la que si alguien denuncia tu bullshit se vea como un regalo y no como un insulto.

En la comunidad escéptica hay quien obtiene un placer culpable al machacar a la homeopatía a expensas de análisis más sutiles en los que no estamos haciendo suficiente énfasis

¿Nos centramos demasiado en el bullshit fácil y divertido de refutar, como la homeopatía, en detrimento de engaños estadísticos más difíciles de entender y explicar?

Antes de la pandemia habría estado de acuerdo. Si miras la desinformación antivacunas gran parte es bullshit fácil, pero despega. Es verdad que en la comunidad escéptica hay quien obtiene un placer culpable al machacar a la homeopatía. Probablemente hay demasiado de eso a expensas de análisis más sutiles en los que no estamos haciendo suficiente énfasis.

Cuando pensamos en desinformación pensamos en que las vacunas te vuelven magnético, pero también hay mucha en ciencia que a menudo pasa inadvertida, como el p-hacking —una forma de torturar los datos hasta que estos dicen lo que quieres—. La ciencia podría funcionar mejor si abordáramos cómo la desinformación entra y se perpetúa de forma sutil.

Un desafío para la ciencia

¿Tiene la ciencia un problema de bullshit que ha empeorado por la pandemia?

La pandemia está muy politizada: un pequeño número de científicos toma una opinión contraria a la evidencia y es promocionado por grupos políticos. Es un problema. No conozco sus motivos, veo improbable que lo hagan por dinero, creo que de verdad piensan que tienen razón, pero hacen mucho daño. En ciencia siempre tendrás un abanico de opiniones, con extremos en ambos lados. Ese espectro de gente que piensa diferente siempre está ahí, pero cuando algo se vuelve importante para la sociedad las voces en los bordes son amplificadas porque ayudan a promover determinadas causas políticas.

Advierten de que el bullshit científico puede llevar al cinismo. Es algo que hemos visto durante la pandemia, pero también con la erupción del volcán de La Palma.

Recuerdo hablar con un reportero al principio de la pandemia que decía que los CDC no nos estaban contando todo. Había preguntado la tasa de letalidad por infectado, le habían dicho que estaba entre el 0,5 y el 5 % y lo encontraba frustrante. Era una respuesta muy buena, la primera honesta que había recibido en todo el día: que nadie lo sabía. Cuando llamas a científicos a menudo están seguros de que es 0,5 % o 2 %, pero eso es una opinión como podría ser cualquiera otra. Son temas muy difíciles. Hay cosas que no sabemos por falta de datos; otras, porque son eventos aleatorios estocásticos que puede que ni hayan ocurrido. Para solucionar lo primero necesitas tener mejor información. Para lo segundo, una bola de cristal.

Cuando algo se vuelve importante para la sociedad las voces en los bordes son amplificadas porque ayudan a promover determinadas causas políticas

Los científicos estamos acostumbrados a pensar en la incertidumbre y a estar abiertos a múltiples posibilidades, pero no siempre lo hemos comunicado bien durante la pandemia. Tampoco el tiempo que lleva descubrir cosas y cómo de inciertas son. Eso ha creado frustración en la gente.

Inteligencia artficial, big data… ¿Son estos campos especialmente propensos al bullshit?

La gente cree que con suficientes datos puede rodear los problemas del diseño del estudio y no es verdad. Si los datos no son buenos no importa cuántos tengas, seguirás obteniendo basura cuando intentes analizarlos. Decir que usarás aprendizaje profundo para predecir qué vino te gustará suena sexy, pero normalmente es un despropósito porque ni los datos ni las técnicas de análisis son buenos. Es opaco, complicado y elegante, así que tendemos a pensar que va a funcionar, pero en muchos casos es problemático.

Si los datos no son buenos no importa cuántos tengas, seguirás obteniendo basura cuando intentes analizarlos

Aun así, creo que es un campo que intenta entender por qué estas máquinas toman las decisiones que toman y ha ayudado a que los investigadores vieran a través de su propio bullshit. No es una startup intentando venderte algo que saben que es una tontería: es que tenemos unos algoritmos que funcionan y queremos entender lo útiles que pueden ser.

¿Y qué piensa del periodismo de datos? En el libro mencionan que a menudo es engañoso o difícil de entender para el lector medio.

Es como una moda: antes el periodista sintetizaba la historia y ahora la gente cree que la forma de contar una historia convincente es proporcionando los datos al lector. La pega es que pensamos que las figuras y los datos no mienten y que, si alguien los enseña, lo que dice es verdad. Cómo se recolectan, analizan e interpretan los datos puede hacer que se cuenten historias muy diferentes. El periodismo de datos puede ofrecer una visión profunda y valiosa, pero me preocupa que haga que la historia parezca inevitable, la única real posible.

Si el periodismo de datos muestra unas gráficas interactivas sobre la efectividad de las vacunas piensas que tienen que estar bien, pero estas cosas son sutiles y complicadas

Si el periodismo de datos muestra unas gráficas interactivas sobre la efectividad de las vacunas piensas que tienen que estar bien, pero estas cosas son sutiles y complicadas. Si un periodista juega con números y estadísticas reduce nuestra disposición a cuestionar esos datos. Si cuenta una historia es más fácil decir que algo no suena bien, pero parece que no podemos discutir con los números. En realidad sí se puede: necesitamos educar para que la gente sepa hacerlo.

Esta desventaja es mi argumento en general sobre los números y todo lo que parece inevitable y repetible, que viene directo desde la naturaleza, sin subjetividad. Atribuimos más autoridad a los números de la que merecen porque no entendemos lo maleable que es la recogida de los datos y su interpretación.

En el libro usa el término “católico de cafetería” para criticar a esa divulgación que escoge los estudios que le convienen para la historia que quiere contar. ¿Somos los periodistas científicos expertos en crear bullshit?

Es algo que ha cobrado una importancia enorme durante la pandemia y lo hemos visto en los mayores periódicos de EE UU, aunque no tanto entre periodistas científicos. En un artículo alguien dice que la única forma de salir de esta es lograr cero covid con confinamientos estrictos y citan cosas que lo apoyan. En el mismo medio, dos días después, lees que el coronavirus va a ser endémico, sin que eso sea malo, y citan cosas diferentes.

Esto es algo que siempre es posible en temas bien estudiados por la amplitud de resultados e incertidumbre. ¿Ayuda el vino contra las enfermedades cardíacas? Puedes escribir esa historia de ambas formas. Vas a encontrar investigadores con un abanico de opiniones porque dan peso a partes diferentes de la evidencia. Si quieres puedes hacer una historia más sesgada, y esto conecta con la politización de la pandemia. Con el vino no hay diferencias entre ideologías. Hoy, si eres liberal, piensas que las mascarillas funcionan; si eres conservador, que lo hace la hidroxicloroquina. ¿Por qué? No tiene sentido, pero es como la gente se alinea.

Identidad personal y pensamiento crítico

¿Se ha enraizado el bullshit moderno en la identidad personal?

Las líneas identitarias son establecidas y perpetuadas por los medios de ambos lados y las redes sociales. Es un tema de señalar identidades: cuando compartes algo malo que Donald Trump o Hillary Clinton ha hecho no estás interesado en informar de lo que hicieron, sino en informar a los demás de ti mismo. “Oye, soy parte de tu grupo”.

Incluso en temas tan importantes como las vacunas la gente toma decisiones basadas en terrenos identitarios tanto como en su propia salud

En EE UU ha sido muy dañino durante la pandemia: las respuestas se han politizado tanto que se han convertido en marcadores identitarios. Incluso en temas tan importantes como las vacunas la gente toma decisiones basadas en terrenos identitarios tanto como en su propia salud.

Compartir un bulo de Trump no cambiará tu vida, pero si te envío cosas que dicen que no te vacunes y tomes ivermectina es diferente porque afectará a tu salud. Compartir desinformación de medicina para mostrar que eres parte de un bando que no confía en el establishment sanitario es muy peligroso y es hacia donde nos hemos deslizado. Está matando gente y dividiéndola. Es trágico.

Aseguran que la universidad ha fracasado a la hora de promover el pensamiento crítico en sus estudiantes de STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), que es mejor en sociales y humanidades. ¿Cree que tiene relación con el desprecio de algunos científicos por la filosofía?

Me he dado cuenta de que los mejores alumnos de mis clases son estudiantes de filosofía. Se les ha enseñado a pensar, saben cómo criticar ideas y cuando ven contradicciones saben cómo llegar al fondo del asunto. Necesitamos explicar eso mejor en las clases de ciencias. Necesitas ser capaz de secuenciar genes, pero también de pensar críticamente.

Los estudiantes de filosofía saben cómo criticar ideas y cómo llegar al fondo del asunto. Necesitamos explicar eso mejor en las clases de ciencias

Un estudiante me dijo tras una clase: “Siempre había pensado que estar equivocado en ciencia era malo, pero tras este curso entiendo lo importante que es estar equivocado para llegar a las respuestas correctas”. No enseñamos eso lo suficiente.

Usted ha divulgado mucho sobre la evolución de la pandemia desde que empezó. Tengo que preguntarlo: ¿hacia dónde cree que nos dirigimos este invierno?

La respuesta es que no lo sé. En absoluto. Y eso es algo muy importante de decir para nosotros los científicos. Explicar al público que hay mucha incertidumbre y temas importantes para los que no tenemos respuesta porque no tenemos suficientes datos y porque hay factores aleatorios.

Fuente: SINC- CIENCIAS DE LA VIDA

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