El Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales (CCINIF), dependiente del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO), evalúa de manera provisional la campaña de verano de incendios forestales realizado a partir de los datos, todavía provisionales, que las comunidades autónomas remiten periódicamente al Ministerio. Así, hasta el 15 de octubre se han producido 7.158 siniestros de los cuales 4.750 han sido conatos (67%) y 2.408 incendios (33%).
Esta cifra supone una reducción del 30% respecto a la media del último decenio, que se sitúa en 10.167 siniestros. Esto lo convierte, por ahora, en el segundo mejor año del último decenio en cuanto a menor número de siniestros tras 2018.
En cuanto a la vegetación, se han visto afectadas 62.904,39 hectáreas (ha) de superficie forestal incluidas tanto la vegetación leñosa como herbácea. Este dato revela también un descenso importante con respecto a la media del decenio tanto en superficie forestal afectada, con una reducción del 21%. Estos datos hacen de 2020 el quinto año del decenio en cuanto a superficie dañada.
La zona noroeste, que abarca las comunidades autónomas de Galicia, Asturias y Cantabria y las provincias de León y Zamora, presenta el 46,96% de superficie forestal quemada y la zona Mediterránea cuenta con un 57,99% de superficie arbolada afectada. El 46,77% de los siniestros se han producido en el Noroeste, un 34,56% en las Comunidades interiores, 17,76 % Mediterráneo y 0,91% Canarias.
GRANDES INCENDIOS
En lo transcurrido de año se han producido 17 grandes incendios (GIF), de más de 500 hectáreas, destacando el de Almonaster la Real (Huelva) con una superficie forestal afectada de 12.101,35 ha y el de Cabezuela del Valle (Cáceres) con 4.118,78 ha. Estos dos incendios han supuesto el 54% del total de la superficie forestal afectada de los GIF del verano (30.033,40 ha.) y un 26% de la superficie forestal sobre el total de los incendios producidos en España hasta el 15 de octubre de 2020.
Si comparamos con el anterior avance informativo en el mes de agosto, las cifras han cambiado porcentualmente, pero la tendencia sigue siendo de clara reducción tanto en el número de siniestros como de superficie afectada, lo que permite hacer un cauteloso y provisional balance positivo. No obstante, el principal mensaje sigue siendo la prevención y el cuidado.
El proyecto Centro Ibérico para la Investigación y Lucha contra Incendios Forestales (CILIFO) participa en la Semana Verde Europea con la organización de dos eventos: el primero sobre vehículos aéreos no tripulados el lunes 19 de octubre y, el segundo, sobre fuentes financieras comunitarias para proyectos con soluciones innovadoras en prevención y extinción de incendios forestales y protección de la biodiversidad.
Los encuentros estaban pensados para realizarse de forma presencial el primero en Cádiz, el segundo en Córdoba, pero la situación sanitaria obliga a realizarlos on line. Se trata de una iniciativa de la Fundación Finnova, entidad beneficiara del Proyecto INTERREG-CILIFO, en colaboración con las universidades de Cádiz y Córdoba.
La Semana Verde Europea (#EUGreenWeek), está organizada por la Comisión Europea. En esta edición está centrada en la contribución que la biodiversidad puede suponer para la sociedad y la economía, y en el papel que puede desempeñar para apoyar y estimular la recuperación después de la pandemia. En este contexto se enmarcan las dos jornadas, aunque la primera, el lunes 19, centrada más en la aportación de los vehículos no tripulados a la lucha contra los incendios, mientras que la jornada del miércoles 21 se centra más en las oportunidades financieras para proyectos ambientales en el campo de los incendios forestales: economía circular, protección, restauración y gestión de la biodiversidad y promoción de soluciones innovadoras para ayudar a mitigar y adaptarse al cambio climático.
La participación está abierta en ambas aunque es necesario inscribirse en cada una de ellas Lunes 19 y Miércoles 21.
La temporada de los grandes incendios en California se ha adelantado. Miles de rayos en las últimas dos semanas han provocado numerosos incidentes que llevan quemadas más de 505.000 hectáreas. En estos momentos permanecen activos catorce grandes incendios entre los que destacan el de Santa Clara con casi 150.000 hectáreas y el de Sonoma-Napa con 145.000 hectáreas son los de mayor tamaño.
Más de 15.000 personas trabajan en los incendios de California en estos días, obligados a doblar sus turnos ante el avance incontrolado de las llamas que han provocado la muerte de siete personas y destruido más de 100 viviendas, en un primer recuento.
Según informa Callfire, el Servicio de Protección contra los Incendios forestales de California, los dos principales incendios se encuentran “controlados o contenidos” en un 35 % de su superficie. Se trata del segundo y tercer incendio más extensos de la historia de California, después del incendio de Mendocino en 2018, en los condados de Colusa, Lake, Mendocino & Glenn County, que quemó 185.800 hectáreas.
Si lo que buscamos es el ránking de los incendios más destructivos de California, a la espera de medir las consecuencias de los de Santa Clara y Sonoma-Napa, el de Camp fire, en noviembre de 2018, quemó más de 62.000 hectáreas, pero destruyó 18.804 estructuras y provocó la muerte de 85 personas. La causa de este incendio fue el mal estado de las líneas eléctricas de la compañía Pacific Gas and Electric. El segundo más destructivo fue el de Tubbs, en octubre de 2017 y en el mismo condado de Sonoma-Napa en el que ahora hay otro gran incendio, que destruyó 5.636 estructuras y causó la muerte de 22 personas. La causa fue una tormenta eléctrica.
Son ya cuatro años consecutivos en los que se los mega incendios toman California. Hasta ahora se producían en el otoño, cuando se sumaba a la sequedad del verano los vientos del sur, principalmente en el sur de California, con velocidades cercanas a 100 km/h. Este año se han adelantado, todo hace suponer que debido a los miles de rayos que han caído en las últimas semanas y a la acumulación de combustible.
Los incendios de verano no son nuevos
“No es un fenómeno nuevo. Si observamos la sucesión histórica observamos que en otros años ha habido incendios también en esta época, pero sí es cierto que no se producían en los últimos años”, comenta Víctor Resco, profesor de la Universidad de Lleida. “Tradicionalmente, en verano se han producido incendios en los picos de sequía, mientras que en el otoño se han producido grandes incendios por los vientos del sur de Santa Ana”.
En opinión de Víctor Rescono se puede explicar todo solo en función del cambio climático. “En algunas partes de Estados Unidos se ha producido una acumulación de combustible por el abandono de las quemas prescritas y el uso del fuego como herramienta de gestión del territorio. A esto lo unimos un grado de conexión muy grande de la vegetación, sin ruptura del paisaje en grandes extensiones de territorio y con muy baja densidad de población, pero con un problema de interfaz urbano-forestal muy grande desde hace muchos años, por su modelo de vida horizontal y de ocupación del territorio. Le ponemos la guinda de la sequía y tenemos posibilidades de grandes incendios forestales que nosotros llamamos convectivos”. Es decir, incendios capaces de crear sus propias condiciones meteorológicas y de provocar nuevos incendios a partir de las tormentas eléctricas que pueden llegar a producir.
“Existen estudios, que se remontan hasta tres mil años, que demuestran que existía un régimen de incendios de baja densidad en coníferas de media montaña, como son las secuoyas, que permitía romper la continuidad vertical del combustible. Hoy sabemos que las tribus indias antes de que llegaran los europeos utilizaban el fuego para gestionar el territorio. La supresión de los incendios ha provocado una acumulación de combustible que, con las condiciones climatológicas adecuadas, puede explicar los grandes incendios de hoy”.
Fueron los investigadores norteamericanos los primeros que hablaron del término “paradoja de la extinción”. “De nuevo esto se observa muy bien en la evolución histórica. En épocas más calurosas y de sequía se observa que había más incendios, mientras que en las épocas más húmedas disminuía su número. Esto se interrumpe en el último siglo en el que tenemos menos incendios de los que en teoría deberíamos tener por el clima y, sin embargo, son de gran tamaño”, asegura Víctor Resco.
Solicitud de ayuda a Canadá y Australia
Mapa de incendios activos en California en la pantalla de Callfire
A pesar de las dificultades de viaje durante la pandemia de COVID-19, la National Multi-Agency Coordinating Group trabajaba ayer «en una solicitud de 55 miembros del personal de incendios forestales de Australia y de cuatro a cinco equipos de Canadá«, formados por 20 personas. El gobernador de California, Gavin Newsom, afirmó que «estamos utilizando todos los recursos que tenemos en este momento».
La última comunicación oficial de Callfire anunciaba que “las continuas condiciones climáticas favorables ayudan a los bomberos en sus esfuerzos por contención”. Con respecto a la semana pasada, vientos procedentes del mar han aportado algo de humedad y han bajado la temperatura en lagunas zonas. El temor es que esta humedad marina pueda provocar rachas de viento en tierra “especialmente por la tarde, lo que puede dificultar las labores de extinción en esos momentos durante varios días”.
Las previsiones meteorológicas anuncian más calor durante el fin de semana. “Las tormentas eléctricas aisladas todavía son posibles en la parte superior del norte de California y la Cordillera de Sierra Nevada. El resto de California experimentará un retorno a un patrón de clima cálido y seco”.
En las últimas 24 horas, se contabilizaron más de 400 rayos en el norte de California. Los bomberos continúan monitoreando si hay incendios forestales adicionales por estos rayos o focos secundarios por paveseo. Desde mediados de agosto se han contabilizado casi 14.000 rayos. En este tiempo, ha habido más de 700 nuevos incendios forestales, que han quemado más de 505.000 hectáreas, han muerto siete personas y se han destruido 1.700 estructuras.
En los momentos de máxima concentración de personal son más de 15.000 personas los que hacen frente a más de dos docenas de incendios en todo California. Además de los bomberos de California, participan también bomberos de otros estados, el ejército y la Guardia Nacional de California.
Ismael Muñoz. Publicado en Osbo digitalLos grandes incendios en California se adelantan
La temporada de los grandes incendios en California se ha adelantado. Miles de rayos en las últimas dos semanas han provocado numerosos incidentes que llevan quemadas más de 505.000 hectáreas. En estos momentos permanecen activos catorce grandes incendios entre los que destacan el de Santa Clara con casi 150.000 hectáreas y el de Sonoma-Napa con 145.000 hectáreas son los de mayor tamaño.
Más de 15.000 personas trabajan en los incendios de California en estos días, obligados a doblar sus turnos ante el avance incontrolado de las llamas que han provocado la muerte de siete personas y destruido más de 100 viviendas, en un primer recuento.
Según informa Callfire, el Servicio de Protección contra los Incendios forestales de California, los dos principales incendios se encuentran “controlados o contenidos” en un 35 % de su superficie. Se trata del segundo y tercer incendio más extensos de la historia de California, después del incendio de Mendocino en 2018, en los condados de Colusa, Lake, Mendocino & Glenn County, que quemó 185.800 hectáreas.
Si lo que buscamos es el ránking de los incendios más destructivos de California, a la espera de medir las consecuencias de los de Santa Clara y Sonoma-Napa, el de Camp fire, en noviembre de 2018, quemó más de 62.000 hectáreas, pero destruyó 18.804 estructuras y provocó la muerte de 85 personas. La causa de este incendio fue el mal estado de las líneas eléctricas de la compañía Pacific Gas and Electric. El segundo más destructivo fue el de Tubbs, en octubre de 2017 y en el mismo condado de Sonoma-Napa en el que ahora hay otro gran incendio, que destruyó 5.636 estructuras y causó la muerte de 22 personas. La causa fue una tormenta eléctrica.
Son ya cuatro años consecutivos en los que se los mega incendios toman California. Hasta ahora se producían en el otoño, cuando se sumaba a la sequedad del verano los vientos del sur, principalmente en el sur de California, con velocidades cercanas a 100 km/h. Este año se han adelantado, todo hace suponer que debido a los miles de rayos que han caído en las últimas semanas y a la acumulación de combustible.
Los incendios de verano no son nuevos
“No es un fenómeno nuevo. Si observamos la sucesión histórica observamos que en otros años ha habido incendios también en esta época, pero sí es cierto que no se producían en los últimos años”, comenta Víctor Resco, profesor de la Universidad de Lleida. “Tradicionalmente, en verano se han producido incendios en los picos de sequía, mientras que en el otoño se han producido grandes incendios por los vientos del sur de Santa Ana”.
En opinión de Víctor Rescono se puede explicar todo solo en función del cambio climático. “En algunas partes de Estados Unidos se ha producido una acumulación de combustible por el abandono de las quemas prescritas y el uso del fuego como herramienta de gestión del territorio. A esto lo unimos un grado de conexión muy grande de la vegetación, sin ruptura del paisaje en grandes extensiones de territorio y con muy baja densidad de población, pero con un problema de interfaz urbano-forestal muy grande desde hace muchos años, por su modelo de vida horizontal y de ocupación del territorio. Le ponemos la guinda de la sequía y tenemos posibilidades de grandes incendios forestales que nosotros llamamos convectivos”. Es decir, incendios capaces de crear sus propias condiciones meteorológicas y de provocar nuevos incendios a partir de las tormentas eléctricas que pueden llegar a producir.
“Existen estudios, que se remontan hasta tres mil años, que demuestran que existía un régimen de incendios de baja densidad en coníferas de media montaña, como son las secuoyas, que permitía romper la continuidad vertical del combustible. Hoy sabemos que las tribus indias antes de que llegaran los europeos utilizaban el fuego para gestionar el territorio. La supresión de los incendios ha provocado una acumulación de combustible que, con las condiciones climatológicas adecuadas, puede explicar los grandes incendios de hoy”.
Fueron los investigadores norteamericanos los primeros que hablaron del término “paradoja de la extinción”. “De nuevo esto se observa muy bien en la evolución histórica. En épocas más calurosas y de sequía se observa que había más incendios, mientras que en las épocas más húmedas disminuía su número. Esto se interrumpe en el último siglo en el que tenemos menos incendios de los que en teoría deberíamos tener por el clima y, sin embargo, son de gran tamaño”, asegura Víctor Resco.
Solicitud de ayuda a Canadá y Australia
Mapa de incendios activos en California en la pantalla de Callfire
A pesar de las dificultades de viaje durante la pandemia de COVID-19, la National Multi-Agency Coordinating Group trabajaba ayer «en una solicitud de 55 miembros del personal de incendios forestales de Australia y de cuatro a cinco equipos de Canadá«, formados por 20 personas. El gobernador de California, Gavin Newsom, afirmó que «estamos utilizando todos los recursos que tenemos en este momento».
La última comunicación oficial de Callfire anunciaba que “las continuas condiciones climáticas favorables ayudan a los bomberos en sus esfuerzos por contención”. Con respecto a la semana pasada, vientos procedentes del mar han aportado algo de humedad y han bajado la temperatura en lagunas zonas. El temor es que esta humedad marina pueda provocar rachas de viento en tierra “especialmente por la tarde, lo que puede dificultar las labores de extinción en esos momentos durante varios días”.
Las previsiones meteorológicas anuncian más calor durante el fin de semana. “Las tormentas eléctricas aisladas todavía son posibles en la parte superior del norte de California y la Cordillera de Sierra Nevada. El resto de California experimentará un retorno a un patrón de clima cálido y seco”.
En las últimas 24 horas, se contabilizaron más de 400 rayos en el norte de California. Los bomberos continúan monitoreando si hay incendios forestales adicionales por estos rayos o focos secundarios por paveseo. Desde mediados de agosto se han contabilizado casi 14.000 rayos. En este tiempo, ha habido más de 700 nuevos incendios forestales, que han quemado más de 505.000 hectáreas, han muerto siete personas y se han destruido 1.700 estructuras.
En los momentos de máxima concentración de personal son más de 15.000 personas los que hacen frente a más de dos docenas de incendios en todo California. Además de los bomberos de California, participan también bomberos de otros estados, el ejército y la Guardia Nacional de California.
Diversos colectivos han planteado la posibilidad de que desde la Administración General del Estado se impulse un proyecto de ley que regule con alcance básico las funciones y actividades de los servicios de prevención, detección y extinción de incendios forestales, así como el papel de los profesionales que intervienen en la actividad
El MITECO considera que, antes de acometer el proceso de elaboración normativo que en su caso corresponda, es conveniente avanzar en un trámite de consulta previa para conocer la necesidad, conveniencia, contingencia y oportunidad de configurar este marco básico común
El plazo para recibir aportaciones será de 15 días
El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) ha abierto el proceso de consulta pública previa sobre la necesidad, conveniencia, contingencia y oportunidad de configurar en España un marco básico común regulador de un posible estatuto de los bomberos forestales. El plazo para recibir aportaciones será de 15 días.
Diversos colectivos han planteado la posibilidad de que desde la Administración General del Estado se impulse ante las Cortes Generales un proyecto de ley que regule con alcance básico las funciones y actividades de los servicios de prevención, detección y extinción de incendios forestales, así como el papel de los profesionales que intervienen en la actividad permitiendo generalizar la profesión de bombero forestal.
Hay que tener en cuenta que la competencia exclusiva en la gestión, prevención, detección y extinción de incendios forestales corresponde a las Comunidades Autónomas, a excepción de la aportación complementaria, a demanda de las administraciones competentes, de medios aéreos y terrestres de titularidad estatal y alcance supra autonómica.
Por todo ello, el MITECO ha considerado que, antes de acometer el proceso de elaboración normativo que en su caso corresponda, es conveniente avanzar en un trámite de consulta previa sobre la necesidad, conveniencia, contingencia y oportunidad de configurar un marco básico común regulador de un posible estatuto de los bomberos forestales.
La consulta pública, accesible en este enlace de la web del MITECO, somete a consideración los siguientes factores:
a) ¿Se considera que existen razones para aprobar una norma estatal que caracterice la actividad de los servicios de prevención, detección y extinción de incendios forestales en un contexto regulado por varias Comunidades Autónomas?
b) ¿Se considera que dicha caracterización debe regular las condiciones básicas del régimen del personal que desempeñe dichos servicios a fin de promover un modelo de organización equiparable en el conjunto del territorio nacional?
c) ¿Se considera que la labor de este colectivo debe limitarse a la función relacionada con los incendios forestales o, por el contrario, debe implicarse e imbricarse con la actividad general de preservación de los recursos naturales y la biodiversidad u otras actividades?
d) A sensu contrario, ¿se considera alternativamente que el referido colectivo debe no centrar su labor sobre el medio natural y rural, sino encontrar acomodo y vinculación con los servicios generales de bomberos estructurales y de emergencias?
Un estudio colaborativo entre España y Portugal ha comprobado con modelos matemáticos que, si se cambia el tipo de paisaje, modificando la vegetación y promoviendo actividades agrícolas de alto valor natural, se reducen drásticamente las zonas quemadas.
California está en llamas y Portugal registra su peor año de incendios desde el funesto 2017. Que España viva un escenario así es sólo cuestión de tiempo. La paradoja es que mientras la inversión en fuerzas de extinción crece, el número de grandes incendios forestales año tras año no para de multiplicarse. ¿Qué está fallando? Un estudio reciente, publicado en la revista Ecosystem Services, demuestra que la solución real a los grandes incendios se encuentra en la misma naturaleza: hay que crear paisajes menos inflamables. El estudio demuestra que si se actúa sobre el paisaje y se promueven prácticas agrícolas, se puede llegar a reducir hasta un 50% el área afectadas por grandes incendios forestales prevista para el período entre 2030 y 2050. El co-autor principal, Adrián Regos, de la Universidad de Santiago de Compostela, afirma que hay que gestionar el riesgo de incendios teniendo en cuenta las características de la vegetación, aplicar medidas concretas para crear paisajes menos inflamables, con especies que quemen más lento, con menos densidad de vegetación, más heterogéneos y, en definitiva, más resistentes al fuego. “Un concepto que desde la ciencia se ha bautizado con el nombre de gestión inteligente del fuego o firesmart”, aclara Silvana Pais, del Centro de investigación CIBIO/InBIO de la Universidad de Porto.
hay que gestionar el riesgo de incendios teniendo en cuenta las características de la vegetación, aplicar medidas concretas para crear paisajes menos inflamables, con especies que quemen más lento, con menos densidad de vegetación, más heterogéneos y, en definitiva, más resistentes al fuego.
ADRIÁN REGOS, de la UNIVERSITAT DE SANTIAGO DE COMPOSTEL·LA.
“El cambio climático, con altas temperaturas y sequía extrema, y el bosque homogéneo y joven que ha crecido debido al abandono de prácticas agrícolas ancestrales son dos ingredientes básicos de los incendios de sexta generación. Estos superincendios queman con temperaturas y velocidades de propagación que escapan al control de las fuerzas de extinción, de los cortafuegos y de otras técnicas de protección. Ante esto, se requiere un cambio de paradigma, una visión preventiva e integradora del territorio con políticas que fomenten la creación de paisajes resistentes al fuego, pero que al mismo tiempo aseguren un aprovechamiento sostenible de los recursos y la conservación de la biodiversidad asociada, lo que se conoce como una solución basada en la naturaleza”, añade Regos.
Matemáticas que apagan fuegos
El artículo ha tomado como caso de estudio la Reserva de la Biosfera Transfronteriza Gerês-Xurés (Galicia) y se ha llevado a cabo mediante el modelo REMAINS, que reproduce la dinámica del fuego según escenarios prediseñados.
Con este modelo matemático se han probado varios escenarios para esta región y se ha determinado, por ejemplo, que la opción más efectiva para disminuir las hectáreas quemadas es promover la agricultura extensiva y convertir, de forma gradual, los bosques de coníferas y eucaliptus en bosques de robles nativos.
“El modelo simula incendios forestales (la ignición, propagación, quema y extinción de fuegos), la dinámica de la vegetación (es decir, la sucesión natural y la regeneración posterior al incendio), los cambios en el uso de la tierra (por ejemplo, el abandono o la intensificación de la agricultura) y la ordenación forestal (como el aumento de las plantaciones intensivas para la producción de madera)”.
Gestión a tres bandas
Los resultados muestran cómo una aplicación eficaz de las políticas agrícolas reduciría el peligro de incendios y, al mismo tiempo, garantizaría la conservación de la biodiversidad, estabilizando la disponibilidad de hábitats para especies protegidas o amenazadas a lo largo de las próximas tres décadas.
Asimismo, la creación de estos paisajes menos combustibles aumentaría el secuestro de carbono. En el caso de estudio, por ejemplo, la gestión activa del territorio provocó un aumento de cerca de 3.5 teragramos de carbono (TgC) entre 2020 e 2050.
Este estudio ha sido desarrollado gracias a FirESmart, un proyecto de investigación que busca soluciones sostenibles que se maximicen los beneficios entre la prevención de incendios y los servicios de los ecosistemas. En él participan diversos institutos y centros de investigación de Portugal y España (CIBIO/InBIO, proMetheus, CREAF, Universidad de Santiago de Compostela, CITAB, CIMO y CSIC), y está financiado por la FCT (Fundação para a Ciência e a Tecnologia – Portugal).