Incendios Forestales

04
Jun
2020

 Como si fueran los nervios de una primera cita, hace días que a muchos de los integrantes de los dispositivos de extinción les revolotean mariposas en el estómago. Está a punto de comenzar la campaña de verano, la de mayor riesgo de incendios en buena parte de España. Y las previsiones no son halagüeñas: las lluvias de primavera han dejado mucho pasto que se puede agostar rápidamente; se prevé un verano muy caluroso y seco; no se han podido hacer todos los trabajos de selvicultura preventiva que estaban programados por causa de la pandemia y las medidas de seguridad en los dispositivos para evitar contagios por COVID-19 aumentan la incertidumbre de los más expertos. El Comité de Lucha contra Incendios Forestales CLIF se ha reunido esta semana y ha dado la salida a una campaña que parece especial.

En la habitual reunión del CLIF, previa al comienzo de la campaña de verano, el consenso y la coordinación entre las distintas administraciones púbicas que intervienen en ella ha sido lo más destacado. Se han repasado las cifras definitivas de los incendios en 2019 y un avance de lo que va de 2020; anunció cada comunidad autónoma las novedades en sus respectivos dispositivos y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico MITECO, que se estrena como máximo responsable nacional de la coordinación entre administraciones, ha compartido su plan frente al coronavirus para el dispositivo de prevención y extinción de incendios forestales del ministerio, “tanto en el territorio como en el Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales (CCINIF)”, donde se desarrolla la labor de coordinación y apoyo a las comunidades autónomas, con la intención de «garantizar el dispositivo habitual y el mismo servicio» que en campañas anteriores.

En 2019 se produjeron 10.883 siniestros, un 11 % menos que la media del decenio, y se vieron afectadas 83.962,69 hectáreas, un 15 % menos que la media del decenio. En lo que va de 2020 (con datos hasta el 30 de abril) se han producido la mitad de los incidentes y la mitad de hectáreas quemadas que en la media del decenio, en concreto 2.032 siniestros que han quemado 12.947 hectáreas. La explicación se encuentra, según el MITECO, en “unas condiciones meteorológicas favorables y por el confinamiento a causa del estado de alarma”, aunque las diferencias entre comunidades autónomas vecinas han sido notables, por ejemplo Asturias y Cantabria, donde las condiciones meteorológicas han incidido notablemente en una reducción de incendios en la primera, a pesar de que, evidentemente, el confinamiento ha sido el mismo para ambas.

En estos días presenta cada comunidad autónoma su dispositivo de extinción para la campaña de verano. En todos ellos se observan esfuerzos por aumentar los medios disponibles o por mantener lo que tenían en campañas anteriores, a pesar de que el gasto que ha exigido la pandemia va a obligar a revisar todos los presupuestos autonómicos, también el de la extinción de incendios.

Por parte del MITECO, los medios para esta campaña entre el 1 de junio y el 31 de octubre son: 73 medios aéreos (18 aviones anfibios de 5.500 litros de capacidad de descarga, 8 helicópteros bombarderos de 4.500 litros, 10 aviones de carga en tierra de 3.100 litros, 6 aviones anfibios de 3.100 litros y 19 helicópteros de transporte de las 10 Brigadas de Refuerzo en Incendios Forestales (BRIF) con capacidad de descarga de 1.500 litros). Completan la lista de medios cuatro helicópteros de vigilancia y cuatro aeronaves civiles por control remoto (RPAS), más siete unidades móviles de análisis y planificación (UMAP), para apoyar en las tareas de extinción. Autor: Ismael Muñoz Linares

31
Mar
2020

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PARA EL PERIODO 2020–2024

Integra los medios humanos y materiales encargados de ejecutar distintas acciones de extinción y prevención sobre el territorio, en apoyo a las comunidades autónomas

Supondrá una inversión de 157.397.679,33 euros con cargo a los presupuestos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación

El Consejo de Ministros ha autorizado hoy el encargo a la empresa de Transformación Agraria, S.A. (TRAGSA) para la prestación del servicio de funcionamiento del dispositivo de extinción y prevención de incendios forestales del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación para el periodo 2020-2024. Este servicio, que supondrá una inversión de 157.397.679,33 euros con cargo a los presupuestos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, a través de la Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria, integra los medios humanos y materiales encargados de ejecutar distintas acciones de extinción y prevención sobre el territorio, en apoyo a las comunidades autónomas.

En el marco de este encargo se llevarán a cabo actuaciones para la extinción, prevención integral y análisis de incendios forestales mediante las Brigadas de refuerzo en incendios forestales (BRIF), los Equipos de Prevención Integral de Incendios Forestales (EPRIF) y los Equipos de Prevención y Análisis de Incendios Forestales (EPAIF). También se incluye la labor del Servicio de apoyo al Centro de Coordinación de la Información Nacional sobre Incendios Forestales (CCINIF) y otros aspectos horizontales del servicio de prevención y extinción de incendios forestales.

Este encargo es gestionado temporalmente por el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación a través de la Dirección General de Desarrollo Rural, Innovación y Formación Agroalimentaria, hasta que entre en vigor el Real Decreto por el que se apruebe la estructura orgánica del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.

Fuente MAPA

11
Ene
2020


El acuerdo de gobierno hecho público entre el Partido Socialista Obrero Español y Unidas Podemos promete la aprobación de una Ley del sector de los Servicios de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento (SPEIS) y una Ley de bomberos forestales, ambas leyes, se anuncia, “en el marco del Sistema Nacional de Protección Civil”.

No ha trascendido más de lo comunicado en el documento oficial del acuerdo de gobierno, aunque Unidas Podemos ya había manifestado su intención de hacer una ley de bomberos forestales en caso de llegar al poder. En el caso de la Ley del sector de los Servicios de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento se anuncia que servirá para establecer “los derechos laborales de este personal, homologando las escalas, categorías y distintivos comunes en las comunidades autónomas y garantizando que la categoría profesional de bombero o bombera sea, como mínimo, C1 en todo el Estado, de conformidad con lo que establece el Estatuto Básico del Empleado Público”.
La Ley de bomberos forestales «establecerá obligaciones para las Administraciones competentes en relación con la elaboración de planes generales, territoriales, especiales y de autoprotección. También establecerá los derechos laborales del sector mediante la creación del Estatuto Básico de Bomberos Forestales, que reconozca las funciones propias de estos servicios en el medio natural y rural, y los aspectos de salud y prevención de riesgos laborales, así como las categorías profesionales y sus especificaciones de formación«.
Anuncia también el acuerdo la promoción de “la mejora de la estabilidad y condiciones de empleo en los servicios aéreos de rescate”, pero no da el más mínimo detalle. Ignoramos si en esta categoría se incluyen también los pilotos aéreos de extinción de incendios cuya temporalidad queda reducida a la campaña de extinción de incendios en verano en la mayoría de los casos, lo que les obliga a desplazarse varios meses hasta países de Latinoamérica, como Chile, para mantener su actividad profesional.
Primero deberá ser nombrado presidente Pedro Sánchez, después formar gobierno, más tarde elaborar las propuestas de leyes para llevarlas al Parlamento para el debate y aprobación, su posterior aprobación en el Senado y vuelta al Congreso de los Diputados para su aprobación definitiva y publicación en el Boletín Oficial del Estado. No se ha anunciado el nivel de prioridad de elaboración de estas leyes, así que anunciar una fecha aproximada de su posible entrada en vigor es jugar a la lotería.

Reproducido de OSBO digtal

22
Ene
2020

incendios indforma

Los megaincendios de la última década contribuyen de forma decisiva al cambio climático emitiendo a la atmósfera todos los años billones de toneladas de gases de efecto invernadero por la combustión de la biomasa y sobre todo a la pérdida de secuestro de carbono asociada a la destrucción de los bosques y ecosistemas forestales.
Según un comunicado del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural, los incendios en Australia ya han calcinado más de 10 millones de hectáreas (superficie similar a la que tienen países como Portugal o Islandia) en el primer mes de verano. Pero el sexto país más grande del mundo no es una excepción. Sólo en 2019 han ardido más de 5 millones de hectáreas en Bolivia, 3 millones de hectáreas en Rusia (en la taiga de Siberia) y más de 2,5 millones de hectáreas en la Amazonía brasileña. A esta superficie hay que añadir casi otro millón de hectáreas devastadas en los incendios forestales de 2018 y 2019 en California (Estados Unidos), con 93 muertos, más de 25.000 viviendas destruidas y pérdidas económicas que superan los 23.000 millones de euros. La investigación oficial de las autoridades americanas confirmó la responsabilidad de Pacific Gas & Electric, la mayor eléctrica de Estados Unidos, en los incendios de 2018 que se declaró en bancarrota por las posibles demandas. La quiebra de PG&E fue la sexta más grande de la historia. En 2016, en Canadá inusualmente ardieron 204.000 ha y en la región del Maule (Chile) otras 570.197 ha, donde el incendio forestal alcanzó una velocidad de propagación sin precedentes que llegó a arrasar 8.000 hectáreas en menos de una hora.
Europa no se queda atrás. En Grecia tuvieron su particular tragedia griega en las zonas costeras de Ática en julio de 2018 y causó al menos 100 muertes. Estos incendios fueron los más mortíferos en afectar a Grecia desde que en 2007 se quemara el sur del Peloponeso, donde murieron 84 personas. Portugal cerró 2017 con casi medio millón de hectáreas carbonizadas por los incendios que se desencadenaron en el centro y norte del país, los más devastadores de su historia reciente y en los que murieron 109 personas. Tal fue su virulencia que uno de los focos principales aniquiló 8.300 hectáreas en solo una hora y media.
Todos estos incendios tienen una característica en común: son incendios forestales fuera de capacidad de extinción y que se producen con más frecuencia e intensidad en todo el planeta. España lo ha sufrido recientemente en el incendio producido en Gran Canaria, el más grave de 2019, donde ardieron unas 12.000 ha de gran valor ambiental. Hoy por hoy no existen ni medios técnicos ni humanos, a nivel cuantitativo y cualitativo, que puedan enfrentarse y apagar un incendio forestal de estas características y la ciudadanía lo tiene que saber. Se trata pues, de incendios muy peligrosos para las personas pero también para el clima, ya no solo por la extensión de los mismos, sino porque cada vez más afectan a urbanizaciones o poblaciones que están rodeadas de vegetación (incendios en interfaz urbano-forestal). Queda en evidencia que la forma en que arden los bosques ha cambiado. Se trata de incendios rápidos, agresivos, con miles de hectáreas arrasadas y con miles de personas damnificadas. Con estas premisas, el Colegio profesional plantea en su comunicado qué pueden hacer las administraciones y los políticos que conforman los gobiernos con capacidad de decisión para impedir un apocalipsis como la de Australia.
En primer lugar, apuntan," escuchar a los que saben y cambiar de manera radical las políticas y modelos de gestión forestal, y para ello cuentan con los conocimientos y experiencia de los Ingenieros Técnicos Forestales". Organismos y entidades internacionales como la FAO, la propia Unión Europea deben establecer políticas de gestión forestal sostenibles con ayudas económicas al sector forestal (como se hace desde hace mucho tiempo con el sector agrícola con la PAC) que propicien las inversiones y sostenibilidad de los bosques y fomenten su contribución a mitigar el Cambio Climático. Una gestión forestal enfocada a aumentar la resistencia al fuego de las masas forestales y su adaptación a los cambios que se avecinan, además de recuperar la vegetación quemada, ya que la pérdida de sumideros de CO2 es un aspecto crítico que supone más del 75% en pérdida de secuestro de carbono.
Aplicación de soluciones basadas en la Naturaleza y la aprobación de una legislación forestal adaptada al siglo XXI que propicien cambios culturales en la población y eviten pérdidas humanas, como podría ser la obligación de contar con refugios antiincendios en las viviendas con un alto riesgo, incentivar las quemas prescritas para reducir la carga de biomasa (combustible) y evitar la continuidad paisajística del territorio con áreas cortafuegos, tratamientos selvícolas perimetrales, sensibilización ciudadana, además de impulsar las actividades productivas sostenibles que eviten el abandono de las zonas rurales… y así hasta un largo etcétera, son medidas que sugieren los profesionales que se enfrentan año tras año al “infierno forestal” todos los veranos.
Desde el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural creen necesario promover una Conferencia de Naciones Unidades sobre los Incendios Forestales en el Mundo, sus consecuencias a nivel global y la adopción de las medidas necesarias que propicien el compromiso político y apuesta por la gestión sostenible de los bosques y ecosistemas forestales y donde se concentra casi el 80% de la biodiversidad terrestre del planeta.
Fuente:
Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales y Graduados en Ingeniería Forestal y del Medio Natural

Reproducido de 

08
Ene
2020

En las últimas horas, se ha confirmado la muerte de una persona más en el Estado de Nueva Gales del Sur y la desaparición de otras diecisiete. El Ejército australiano pone en marcha un plan de evacuar a miles de personas de las playas, refugiadas allí por el avance de las llamas. Solo en Nueva Gales del Sur, casi 1.300 viviendas se han perdido por los incendios y las autoridades evacúan a miles de personas de distintas poblaciones. La Oficina de Meteorología de Australia habla de incendios causados por las tormentas de rayos creadas por las condiciones atmosféricas que han provocado los incendios.
La situación es incontrolable en algunos puntos del Estado de Nueva Gales del Sur donde los bomberos forestales dan por perdidas grandes extensiones de bosque ante los incendios. Ante esta situación las autoridades han lanzado mensajes para evacuar a la población y se ha movilizado al Ejército para evacuar por mar y por aire a miles de personas en distintas playas, refugiadas allí mientras veían cómo el incendio devoraba sus viviendas hasta la misma línea de playa. Hay orden de evacuar también el Parque Nacional Kosciuszko ante la llegada inminente de las llamas.

Impacto de los incendios en el Estado de Nueva Gales del Sur hasta el 2 de enero de 2020
Solo en Nueva Gales del Sur, los medios de comunicación informan de más de 50.000 personas sin luz, cortes de combustibles y difícil acceso a alimentos, con grandes colas en los supermercados. Ante esta situación hay voces que la definen como de crisis humanitaria al tratarse de miles de afectados, desplazados de sus hogares, con la incertidumbre de lo que habrá sucedido con sus viviendas y sin acceso a alimento y agua por sus propios medios.
Los últimos datos provisionales del Servicio de Incendios Forestales de Nueva Gales del Sur NSW RFS cifran en casi 1.300 las viviendas destruidas y 442 dañadas por los incendios, además de 2.218 construcciones quemadas y 85 instalaciones.
A nivel nacional más de 100 incendios siguen activos con más del cincuenta por ciento descontrolados. El problema al que se enfrentan las autoridades y los responsables de extinción es que los incendios están creando sus propias condiciones atmosféricas, con tormentas eléctricas que son causa de directa de nuevos incendios por rayos, según ha informado el Servicio de Meteorología de Australia. El último bombero forestal fallecido se produjo al volcar el camión de 10 toneladas en el que viajaba provocado por la fuerza de la corriente de aire originada por el incendio.

De Osbo digital

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