Selvicultura y Pascicultura

06
Sep
2019

Presentamos el artículo del CREAF que presenta el video creado por CREAF junto con la Diputación de Barcelona sobre la necesidad de hacer selvicultura en los bosques.
Nos parece magnífico por su rigor y sencillez en la explicación. Es muy docente y al alcance de todos los públicos.

Una sola observación, nos gustaría que fuera traducido al castellano, galego y euskera para que pudiera exponerse en todas las escuelas de España sin que a los niños que no fueran catalanoparlantes, les resultara extraño, pues este pequeño y gran trabajo nos gustaría que fuera expuesto y entendido por todos los niños en todas las escuelas de España.

 

http://blog.creaf.cat/es/noticias/para-cuidar-el-bosque-hay-que-cortar-arboles/

04
Sep
2019

La arqueología actual pretende reconstruir eventos del pasado desde sus restos y determinar la experiencia humana del pasado, es decir, cómo se organizaban socialmente y por qué cambiaban sus sociedades, cómo explotaban sus recursos, qué comían, qué creían, cómo se comunicaban… [1]. El desarrollo de nuevas técnicas analíticas permite al arqueólogo pasar de preguntarse de qué material están hechos los utensilios encontrados en las excavaciones a preguntarse sobre la procedencia, origen de lo encontrado y costumbres/actividades humanas [2].
Hace unos 10.500-10.000 años, en el oeste de Euroasia, fueron domesticadas las cabras Capra aegagrus, ovejas Ovis orietalis y vacas Bos primisgenius. Con la domesticación, el ser humano logró ampliar los recursos obtenidos de de los animales y pasar de ser una fuente exclusiva de aporte proteico a través de su carne, a ser también fuente de leche y lana [3].

El desarrollo y proliferación de la domesticación obligó a los pastores a buscar refugio para sus reses y mantenerlas a salvo. El uso de cuevas o abrigos refugio como establos fue una práctica habitual a lo largo y ancho del mediterráneo desde el Neolítico a la Edad de Hierro [4]. El principal rasgo común de los yacimientos encontrados en dichos refugios son sus sedimentos, que se presentan como espacios con depósitos de apariencia arcillosa originados por grandes cantidades de estiércol generado por presencia continuada de ganado, principalmente ovicaprino [5]. Los animales estabulados provocan el incremento de los residuos del establo, constituidos por la acumulación del estiércol junto con productos aportados por ellos mismos, hierbas, tierra y piedras.
Con el objeto de mantener limpio y libre de parásitos el establo, frecuentemente se reducía el volumen de estiércol mediante su quema, siendo una práctica que se estima que duró hasta la Edad de Bronce, ya que a partir de entonces se generaliza el uso del estiércol generado en las estabulaciones como abono para los campos [6].
La quema continuada de este estiércol a lo largo de los años genera unos depósitos que están constituidos por diferentes capas de sedimentos, generadas por la sucesión de unidades de combustión, que son denominadas de forma genérica como fumier (estiércol en francés) [7], que en general están formadas por una capa blanca o gris (combustión total), otra negra (combustión parcial) y finalmente una marrón (sin combustión). Estas capas, sobre todo las negras y las marrones, poseen una buena conservación, lo que permite la caracterización de compuestos orgánicos que nos pueden ayudar a identificar especies de animales estabulados y costumbres pastoriles.
Uno de los yacimientos más destacados donde se utilizó esta estrategia de eliminación de excremento animal es el de San Cristóbal, situado en la Sierra de Cantabria (Araba/Álava)
Los estudios comenzaron por el interés del Prof. Fernández Eraso del Dpto. de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la UPV/EHU y su grupo High Yield Research Group of Prehistory (IT 622-13), que abrió la posibilidad de establecer una línea de investigación que permitiera relacionar la naturaleza de los animales estabulados con la presencia de ciertas sustancias orgánicas en los estratos excavados de los abrigos de la Sierra Cantabria.
En este yacimiento no se encuentran restos óseos de los animales allí estabulados y es necesario realizar análisis de biomarcadores de especie para determinar que tipo de animal ha sido estabulado. Este estudio, llevado a cabo en el Servicio Central de Análisis de Álava, se focalizó en el análisis cuantitativo de ácidos biliares, esteroles y fitoesteroles en los residuos/sedimentos orgánicos (capas blancas, negras y marrones) del yacimento de San Crístobal usando como técnica de medida la cromatografía de gases acoplada a espectrometría de masas (GC-MS) .
Los compuestos orgánicos de los sedimentos seleccionados como biomarcadores para este estudio, fueron sometidos a una etapa de extracción asistida por microondas, a una etapa de limpieza y finalmente el extracto fue derivatizado y analizado por GC-MS. Los resultados del análisis de los biomarcados fueron procesados utilizando herramientas quimométricas (ver figura 2), que facilitan la clasificación de los residuos/sedimentos orgánicos prehistóricos, permitiendo diferenciar el origen de los restos y la actividad pastoril.
La capas marrones y negras clasifican los restos como restos de animales rumiantes mientras que el resto no se pueden usar para la clasificar el tipo de animal estabulado debido a que no se conservan los compuestos de interés. Además, se observan actividad pastoril en desde 6010±30 BP (Neolítico temprano) hasta 4030±30 BP (Calcolítico) lo que corrobora estudios anteriores y además no hay indicios de estabulación de otros animales no rumiantes.
Este estudio forma parte del trabajo de la tesis doctoral de Jaime Gea del Río del grupo METABOLOMIPs de la Facultad de Farmacia de la UPV/EHU.
Referencias bibliográficas:
[1] .M. Pollard, C. Batt, B. Stern, S. Young, Analytical Chemistry in Archaeology, 2006.
[2] .B.T. Nigra, K.F. Faull, H. Barnard, Analytical Chemistry in Archaeological Research, Anal. Chem. 87 (2014) 3–18
[3].Larson, G. & Fuller, D. Q. The Evolution of Animal Domestication. Annual Review of Ecology, Evolution, and Systematics 45, 115–136 (2014).
[4]. Fernández-Eraso, J. et al. Beginnings, settlement and consolidation of the production economy in the Basque region. Quaternary International 364, 162–171 (2015).
[5]. Angelucci. Shepherds and karst: the use of caves and rock- shelters in the Mediterranean region during the Neolithic Diego. 191–214 (1999).
[6]. Boschian, G. and Miracle, P. T. 2008. Shepherds and caves in the Karst of Istria (Croatia). In Proceedings of the 2nd International Conference on Soils and Archaeology (ed. G. Boschian). Atti Società toscana Scienze naturali, Mem., Serie A, 112(2007), pp. 173–80. (2008)
[7]. Fernández Eraso, J. U. D. P. V. (España) & Polo Díaz, A. U. D. P. V. (España). Establos en abrigos bajo roca de la Prehistoria Reciente: su formación, caracterización y proceso de estudio. Los casos de Los Husos y de San Cristóbal. 2008.pp39-51. Krei 10, 39–51 (2008).

 

Servicio Central de Análisis de Araba (SGIker – UPV/EHU)
Reproducido del Cuaderno de Cultura Científica

25
May
2019

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Afectó a una superficie de 3.146,50 hectáreas en los términos municipales de Llutxent, Pinet, Quatretonda, Barx, Gandía, Ador y Rótova
El objetivo de esta actuación de emergencia es minimizar la pérdida de suelo, estabilizar el terreno y contener los procesos erosivos que tienen lugar con posterioridad en las zonas incendiadas
Los trabajos de restauración han supuesto una inversión de 750.000 euros
El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha finalizado las obras de emergencia de restauración hidrológico-forestal y medioambiental de los terrenos afectados por el incendio forestal que se produjo el 6 de agosto de 2018 en la provincia de Valencia. Un incendio forestal que afectó a una superficie de 3.146,50 hectáreas en los términos municipales de Llutxent, Pinet, Quatretonda, Barx, Gandía, Ador y Rótova.

El objetivo de esta actuación de emergencia es minimizar la pérdida de suelo, estabilizar el terreno y contener los procesos erosivos que tienen lugar con posterioridad en las zonas incendiadas, especialmente tras las habituales tormentas torrenciales de finales de verano en la zona. También se ha querido potenciar la recuperación de la cobertura vegetal y reducir el riesgo de plagas forestales mediante tratamientos silvícolas. Además, se contribuirá a reparar y mejorar la red de pistas forestales afectadas.

Para ello, las obras de restauración, que han supuesto una inversión de 750.000 euros, han incluido la reconstrucción de muretes de mampostería, la instalación de pequeños diques de corrección en cauces torrenciales, así como la plantación de especies propias del monte mediterráneo y la adecuación de la red viaria.
Fuente MAPA

 

29
May
2019

El estudio realizado por Mar Abrams, ecólogo forestal norteamericano demuestra que la vegetación forestal en el Este de Estados Unidos evolucionó y su composición estuvo condicionada por el uso del fuego hecho por los nativos americanos más que por el clima.

A medida que se va sabiendo más de la evolución de los bosques y su conformación resulta más evidente que no podemos hablar de bosques vírgenes o naturales, si se entiende por ello masas forestales cuya formación y evolución se ha efectuado sin influencia humana que fuera determinante.

 

Para leer pincha aquí https://www.sciencedaily.com/releases/2019/05/190521162443.htm

22
May
2019

Es de dominio popular que los pinos proceden de repoblaciones franquistas, que desplazaron a la vegetación primigenia, que son alóctonos, que acidifican el suelo, que según dónde tienen carácter invasor, que favorecen los incendios forestales. En ningún país de Europa se ha atacado de forma tan inmisericorde a un género del reino vegetal, excepción hecha del eucalipto.


Recibí afirmaciones como estas siendo alumno de Biológicas, entre 1973-76, en Botánica, Geografía Física o Fitosociología, impartidas mayoritariamente por farmacéuticos. Se explicaba que los pinares, excepto los de alta montaña, eran obra de los ingenieros de montes. Como alumno inmaduro abierto a toda novedad acepté este planteamiento como verdad absoluta, dados el prestigio y la excelencia docente de sus transmisores.


Mi vocación entomológica mutó al mundo de los árboles. También influyó mi paso por la Escuela de Ingenieros de Montes, donde inicié mi duda sobre las opiniones previas. En sus memorias, José Antonio Valverde, el biólogo promotor de Doñana, señala que la selvicultura del profesor de la Escuela de Montes González Vázquez le enseñó “lo que eran y dónde estaban los bosques ibéricos”. El libro me entusiasmó y me dio la primera visión ecológica de España.
Durante 45 años en el mundo científico, en los que he ahondado en la historia y ciencia forestal, jamás he encontrado justificación a las afirmaciones vertidas a miles de alumnos de Biología, de Ciencias Medioambientales o de escuelas de Agronomía. Opiniones trasvasadas a estudiantes de secundaria y ecologistas. Y ahí siguen, aunque en las aulas universitarias estén hoy matizadas. El desarrollo de la paleobotánica ha evidenciado lo erróneo de negar la presencia natural y extensa de nuestros pinares.


Alusiones a los pinos y paisajes empinados


¿Por qué el olvido de su espontaneidad? La causa es su extinción local y regional desde la antigüedad. El botánico griego Teofrasto (siglos III-IV a. C.) narra que el carbón procedía de pinos especificando sus nombre en griego (pitys y peuke). El historiador griego Plutarco (siglos I-II d. C.) menciona otro uso: “El pino (pitys), con sus especies próximas (peukai) y el piñonero (strobiloi), proporcionan la madera más apreciada para las construcciones navales y para calafatear con pez y resina, sin ellas los barcos no serían utilizables en el agua”.


El naturalista Plinio el Viejo (siglo I d. C.) alude a los pinos que producen pez con los nombres de la época: pinus (es el pino piñonero), pinaster, picea, larix (se refiere al pino laricio) y taeda (pino tea). San Isidoro de Sevilla comenta: “Hay un pino al que los griegos llaman pítys y otro que denominan peúke, que nosotros conocemos por picea porque destila resina (pix, picis)”. Picea aparece en nuestro Fuero Juzgo en la ley sobre los que queman bosques.
En el siglo XIX, el botánico Boutelou (1806), el ingeniero de montes Pascual (1859-61) y el archiduque Luis Salvador de Austria comentan la infinidad de pinos que se talan en Cuenca o Baleares para las ferrerías.


Como España es el segundo país montañoso de Europa, en nuestro territorio abundan las laderas empinadas, formando suelos poco evolucionados y rústicos, impropios de especies exigentes, y abundan los rasos extensos.


Empinado es palabra de formación romance con prefijo en- (latín in-) más un derivado de pino (pinus), en su forma colectiva, pinar (pinetum). Cuando se redactan los primeros diccionarios del español (Covarrubias, 1611), las montañas estaban sin pinos. Según la RAE, la palabra empinado (inclinado) viene de empinar, cuando empinar, en su sentido morfológico, alude a la cualidad de derecho del árbol. Resulta curioso que, para la RAE, empinado derive de empinar, dado que implican lo contrario: recto (para empinar) e inclinado (para empinado).

 

Topónimos que delatan su presencia


La presencia de pinares la avala una toponimia que encubre su pasado. En Valsaín (Segovia), el pinar lo registra la palinología desde los 1 250 metros y apoya que Vallis sapinorum (origen latino del nombre) vale por “Valle de los pinos para la construcción”, como explica el arquitecto romano Vitrubio (siglo I a. C.).
El médico Andrés Laguna (1555) alude al sapinus en Valsaín. En otro pasaje de sus anotaciones a Dióscorides dice: “Difieren entre sí el Pino y la Picea, como lo legitimo y lo bastardo; porque ciertamente la Picea no parece otra cosa sino un Pino bastardo”. De sapinus deriva sapo, como El Sapero, bosque en Campo de Caso (Asturias). O la antigua Sisapo (Almadén) que viene de Siccus sapinus (pino seco).


Peguera o Peguerinos derivan de horno de pez, pega. Aparece en Jaén, Barcelona (Rasos de Peguera), Valladolid, León, Cádiz, Lérida, Huesca y Gran Canaria (Llanos de la Pez). En catalán calafatear es espalmar, de donde viene Espalmador como lugar donde se calafateaba.


Ibiza (Iboshim, Ebysos), fue fundada por los fenicios y significa islas de los pinos. Pithyousas (abundante en pinos), fue un nombre dado por los foceos traduciendo el nombre fenicio.


Para Azkue (1905) ler significa pino en los valles de Salazar y Roncal (Navarra). Cerler (Huesca) es bosque de pinos. Narbarte (1968) señala que ler y lerrondo se refieren a pinar y dicha raíz está en: Lemona (pinar en la colina), Leranoz (pinar frío), Lerate (paso entre pinos), Lerga (lugar de pinos), Lerki (resina), Letamendia, Lete, Letona, Leturia o Leturiaga. Alvar (1956-57) deriva Lérez (Pontevedra) de una base prerromana (ler), con un sufijo locativo, que equivale al románico pinar.


Las Canarias fueron pobladas por bereberes, al igual que Gredos. El pico del Teide (Tenerife) o el río Tiétar (Ávila) significan pinar: en el Rif (Marruecos), pino se trascribe hoy por taida, teida o zayda.


Pobres pinos, nuestros ancestros los eliminaron y hoy los denostamos por inadecuados e invasores.

 

Autor Luis Gil Sánchez

 Fuente: Theconversation.com

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