La seña de identidad del futuro Parque Nacional Sierra de las Nieves (Málaga) son los pinsapares, bosques de una reliquia arbórea emparentada con los abetos.
Estos ecosistemas se encuentran gravemente amenazados por los incendios forestales. Lo más probable es que el riesgo se incremente en un futuro cercano por el cambio global y la presión humana. Para paliar las consecuencias de estos factores, necesitamos utilizar métodos basados en nuevas tecnologías.
La singularidad del paisaje mediterráneo
Antes de la aparición de Homo sapiens, una serie de episodios titánicos fueron la causa de la elevada diversidad paisajística de los territorios que circundan el Mediterráneo.
La formación de grandes cordilleras, la aproximación de los continentes, la crisis que conllevó a la desecación del Mediterráneo, una inundación que se asume fue la mayor en la historia del planeta, las glaciaciones y la formación reciente del desierto del Sáhara fueron los cinceles que modelaron un paisaje donde las formaciones forestales se integraban como un puzle de cientos de piezas.
El hábitat resultante era idóneo para el desarrollo cultural de la humanidad pero, en paralelo, conllevó la desaparición o acantonamiento de bosques en acotados refugios.
Los bosques y matorrales de zonas mediterráneas no solo se encuentran en las tierras que circundan dicho mar. El clima mediterráneo, caracterizado por un extenso período caluroso y seco (en contra de lo que solemos pensar, algo bastante inusual sobre la Tierra), también se manifiesta en Sudáfrica, California, Chile o sur de Australia.
Las plantas de zonas mediterráneas presentan adaptaciones para sobrevivir a la coincidencia, en el tiempo, de altas temperaturas y ausencia de precipitaciones. Por esta razón, los territorios con clima y vegetación mediterránea se consideran hotspots o puntos calientes de biodiversidad.
Influencia del cambio global en los incendios
El fuego es un fenómeno natural en las formaciones vegetales mediterráneas. De hecho, hay numerosas especies que se describen como amantes del fuego o pirófilas. Se recuperan con gran rapidez tras el paso de las llamas y actúan como pioneras en la recuperación de la cubierta vegetal. Ahora bien, para que esto ocurra se requiere de prolongados periodos entre un fuego y el siguiente.
Dos factores derivados del cambio global han sido determinantes en la proliferación de gigantescos incendios forestales en zonas mediterráneas en las últimas décadas: la crisis climática y la extensión de procesos de urbanización que están fragmentado el territorio.
La actual situación de emergencia climática ha incrementado la severidad de los incendios forestales y la frecuencia con la que se producen.
Por otra parte, la proliferación del urbanismo disperso ha contribuido a elevar el riesgo de incendios. Buenos ejemplos de este aumento de actividad son la tragedia portuguesa de Pedrógão Grande en 2017 –un anticipo de lo que puede ocurrir de manera recurrente en la cuenca mediterránea– o la última temporada de incendios de Australia (2019-2020), que alcanzó niveles próximos a la de 1974 y 1975, cuando se incendió el 15 % de las tierras del país. Más recientemente, una ola de calor sin precedentes agravó los incendios que tuvieron lugar en California a finales del verano de 2020.
El fuego amenaza los bosques ancestrales
Un buen ejemplo del confinamiento en refugios de formaciones forestales debido al impacto de la actividad humana son los pinsapares de Abies pinsapo. El pinsapo forma parte de un conjunto de abetos reliquias que han quedado acantonados en ambas orillas del Mediterráneo. Quedan restringidos a tres masas ubicadas en la Sierra del Pinar de Grazalema, los Reales de Genalguacil y la Sierra de las Nieves.
Estas singulares coníferas, por su origen en las tierras más secas y frías del mediterráneo oriental, carecen de adaptaciones especiales para defenderse de las llamas. Por eso los incendios constituyen su principal amenaza.
A pesar de que el fuego es un componente natural de los sistemas forestales mediterráneos, se puede evitar que adquiera unas dimensiones catastróficas si se controla en su origen, es decir, si se previene antes que curar.
Una técnica tradicional y basada en la naturaleza es la quema prescrita. Esta consiste en reducir la cantidad de combustible vegetal mediante fuegos controlados para disminuir el riesgo de extensión de incendios. Pero el riesgo de aplicar este tipo de métodos en el caso de coníferas, como es el caso del pinsapo, es muy elevado.
La mortalidad de pinsapos en bosques demasiado poblados lleva a la proliferación de un sotobosque de matorral denso que incrementa el riesgo de incendio.
Nuevas tecnologías al servicio de la conservación
Las nuevas tecnologías ligadas al campo de la teledetección podrían ser de gran ayuda para gestionar los pinsapares. Dos ejemplos son las técnicas denominadas lidar (de Light Detection and Ranging y ForeStereo.
La cada vez más empleada tecnología lidar consiste en la utilización de un láser escáner que permite extraer información detallada de la estructura de un bosque. Con esta aproximación es posible obtener datos para simular el comportamiento del fuego y detectar las zonas más vulnerables.
Por otra parte, ForeStereo es un avanzado sistema patentado por el INIA que permite realizar mediciones forestales a través de pares de imágenes estereoscópicas con cámaras de ojo de pez.
La esperanza en las nuevas tecnologías
En el caso del pinsapar de la Sierra de las Nieves, hemos integrado datos de lidar y ForeStereo para elaborar modelos que ayuden a la prevención de los incendios forestales. De esta manera, es posible prever cómo se comportará el fuego en función de la abundancia y disposición de los materiales que actúan como combustibles en el bosque.
De las simulaciones que hemos realizado cabe destacar:
1. La existencia de un riesgo alto de incendio debido, especialmente, a una elevada cantidad de matorral de grandes dimensiones en zonas abiertas y de mayor pendiente.
2. La alta densidad de pinsapos presentes en este bosque genera una mayor competitividad por los recursos que los hacen más vulnerables frente a episodios climáticos extremos, como las sequías.
3. Esta elevada densidad genera, además, una competencia por los recursos entre los individuos y en consecuencia una mayor tasa de mortalidad que se manifiesta en forma de aclarados que son ocupados por un matorral espeso de alta potencialidad de combustión.
4. La proliferación de estas formas de combustible es aún mayor si tenemos en cuenta la baja presión herbívora en estos bosques de pinsapo.
El uso de sensores remotos permite a su vez detectar puntos de vulnerabilidad importantes. Esto resulta útil para llevar a cabo una gestión adaptativa de los pinsapares. El objetivo de esta intervención sería disminuir el riesgo de incendios modificando la estructura en la que se distribuye el combustible, creando discontinuidades del matorral mediante una mayor presión herbívora y reduciendo la densidad de árboles mediante aclareo.
El aumento de la frecuencia y severidad de los incendios forestales no solo pone en peligro a los pinsapares, sino que amenaza sus servicios ecosistémicos. Afortunadamente, los avances científicos y tecnológicos abren una ventana a la esperanza para su prevención.
Ángel Enrique Salvo Tierra. Profesor de Botánica y Planificación y Ordenación Territorial, Universidad de Málaga
Álvaro Cortés Molino. Investigador predoctoral del Dep. de Botánica y Fisiología Vegetal, Universidad de Málaga
Antonio Flores Moya. Catedrático de Botánica, Universidad de Málaga
- Á. E. Salvo Tierra; Á. Cortés Molino; A. Flores Moya.