Selvicultura y Pascicultura

26
Ene
2022

 

Autoría

Ángel Lora González

Profesor Titular del Departamento de Ingeniería Forestal, Universidad de Córdoba

En los albores del siglo que vivimos peligrosamente algunos cálculos preconizaban que más de 3/5 partes de la población del planeta (unos 5 200 millones de personas) vivirían en concentraciones urbanas en 2025. Estas previsiones se cumplen. Los números para 2020 procedentes del Banco Mundial son elocuentes: el 56,15 % de la población es urbana. Y la curva es creciente, salvo muy pocas excepciones, en todas las economías y en todas las zonas geográficas del mundo.

A una escala más doméstica, en España más de 30 millones de personas somos urbanas porque, según el Instituto Nacional de Estadística, vivimos en núcleos mayores de 10 000 habitantes. Un tercio de la población se concentra en cinco áreas metropolitanas.

La magnitud del fenómeno de “lo urbano” se entiende con facilidad recurriendo a un par de cifras más: en 1900 residían en las urbes alrededor de 233 millones de habitantes. Un siglo después lo hacían más de 3 000 millones, según los datos del Centre for Human Settelments de Naciones Unidas.

Resulta evidente que somos mayoritariamente urbanitas. Pero no estamos solos. Junto a nosotros nacen y se desarrollan no sin dificultades los bosques urbanos, cuya importancia también es creciente.

Árboles dentro y fuera de las ciudades

Decía Azorín que el odio, la antipatía o el rencor hacia los árboles se configuran como una tradición castiza, neta e innegable sustentada en la incapacidad para entender la complejidad de la relación de los árboles con nuestro paisaje. Y esto resulta tanto más evidente cuanto más cerca vivimos los unos de los otros. Algo que ocurre sobre todo en las ciudades. Allí los seres humanos cohabitamos con una multitud de organismos que, en términos de biomasa, se sustentan en los individuos más grandes del reino de las plantas, los árboles.

Buscando las fuentes de biodiversidad del planeta, algunos autores inmersos en proyectos de mucho calado estimaron hacia finales del pasado siglo que en una ciudad de tamaño medio como Córdoba, de alrededor de 300 000 habitantes, más del 90 % de la biomasa corresponde a sus árboles, mientras que los habitantes humanos representamos alrededor del 7 %.

Ocupamos con nuestras ciudades menos del 0,5 % de la Tierra emergida del planeta. Así, dejamos mucho territorio para que sea ocupado por otras especies, cultivadas y domesticadas o no, entre las que están los árboles. Pero si éstos son extremadamente importantes en el medio natural, lo son aún más en un medio claramente hostil para su supervivencia como el urbano. Allí los llevamos por su multifuncionalidad estética, urbanística, ecológica, ambiental, protectora, paisajística, social, histórica, simbólica, cultural o recreativa.

Proveedores de servicios valiosos

En años recientes es frecuente encontrar ciudades que reconocen a sus árboles más ilustres, los identificados como singulares, así llamados por diferentes motivos que los hacen únicos. Pero resulta necesario entender qué hacen por nosotros todos aquellos que de forma mayoritariamente anónima sobreviven entre nuestras calles, a veces cuidadosamente planificadas y otras veces originadas por el transcurrir del tiempo, pero siempre asociadas al carácter fuertemente gregario del ser humano.

La longevidad y la plasticidad de los árboles los convierten en fedatarios vivos de los acontecimientos naturales y no naturales a los que sobreviven. En el entramado urbano son palimpsestos cultivados (término antes aplicado a los infinitos olivos andaluces), que relatan con altísima precisión la vida de la ciudad a la par que prestan servicios que pasan desapercibidos pero que resultan trascendentes para todos nosotros.

Un árbol adulto cualquiera de hoja no acicular puede tener un volumen medio de 1 000 m³ de copa y unos 400 kg de raíces. Entre sus hojas y ramas puede filtrar unos 7 000 kg/año de partículas, puede retener en el suelo más de 60 000 l/año de agua y producir 1 000 de mantillo. Además, puede generar alrededor de 350 l/hora de O₂, constituyéndose en valiosísimos puntos para repostar los aproximadamente 8 000 l de este gas vital que a modo de combustible necesitamos diariamente cada ser humano. Y, finalmente, puede secuestrar hasta 150 kg/año de CO₂ para contribuir decididamente en la mitigación del cambio climático.

La gestión de los bosques urbanos

En situaciones urbanas, en la que nos encontramos ya la mayor parte de la población del planeta, los árboles han sido grandes perdedores en las decisiones de planificación. En demasiadas ocasiones los han tenido en cuenta tan solo como un elemento más que, por motivos del guión urbanístico, puede ser eliminado sin más para, en el mejor de los casos, ser sustituido por otro u otros ejemplares que nos ofrezcan un mejor “servicio” en los espacios que colonizamos.

En este tipo de sistemas urbanos, de complejidad sin parangón entre todos los sistemas del planeta, las interacciones son muy desequilibradas. Una sola especie, la humana, determina estrictamente los parámetros generales del sistema desplazando cualquier elemento que perturbe estos parámetros. Se produce así un marcado y generalizado descenso de especies vegetales y animales. Estas acaban ocupando una posición residual de difícil subsistencia y, como consecuencia directa, dejan de prestar servicios ecosistémicos de todo tipo.

Ante esta perspectiva, la importancia de los bosques urbanos crece, se reconoce y deriva en herramientas y estrategias de gestión que permiten dimensionar con relativa facilidad y bastante precisión los objetivos de ocupación del territorio por parte del bosque urbano.

Así se ha acometido en trabajos dedicados a la vertebración de la infraestructura verde de gestión pública, como el titulado Estimación de la cobertura arbórea como base para la gestión del bosque urbano de la ciudad de Córdoba. Usando las nuevas y asequibles herramientas disponibles y otras convencionales como la teledetección, este trabajo ha permitido conocer para esta ciudad la cobertura arbórea, de algo menos del 10 % de media para todo el casco urbano, aunque con oscilaciones entre distritos entre el 4 % en los más desarbolados y el 19 % en los más favorecidos.

El trabajo también ha estimado la distribución geográfica de sus más de 85 000 árboles. Ambas medidas permiten fijar las posibilidades de crecimiento equilibrado de la arquitectura arbórea y proponer para ésta un horizonte de cobertura en consonancia con el de otras ciudades de condiciones climáticas comparables que quieren situar sus cifras entre el 25 % y el 40 % en los próximos 5 a 15 años.

13
Dic
2021

logo junta castilla y leon

La Junta de Castilla y León invierte 2,5 millones de euros en la restauración de cinco incendios forestales

La Consejería de Fomento y Medio Ambiente hará actuaciones de restauración por valor de 2,5 millones de euros en 923,5 hectáreas de 10 montes de utilidad pública incendiados en los últimos años. Se trata de los terrenos afectados por los incendios de Gavilanes, en la provincia de Ávila, y de Castrocontrigo, Palaciosmil, Bárcena de la Abadía y Losadilla-La Cabrera en la provincia de León. Se plantarán algo más de 1,5 millones de plantas de 13 especies autóctonas, se eliminarán restos, adecuarán pistas y cortafuegos y se construirán nuevos pasos de agua.

restauracion-incendio-osboLa Junta de Castilla y León introdujo en su programa de desarrollo rural un epígrafe titulado “Apoyo a la restauración de daños a los bosques por incendios, desastres naturales y catástrofes”. Cuenta con un presupuesto de 3,2 millones de euros financiados por fondos FEADER con el 53 %, la administración general del Estado con el 14,1 % y la propia Junta de Castilla y León con el 32,9 %.

Este fondo está ideado para actuaciones en montes de utilidad pública cogestionados por la Consejería de Fomento y Medio Ambiente junto con las entidades locales propietarias. La consejería, mediante inversión directa, asume actuaciones de restauración hidrológico-forestal, defensa del suelo contra fenómenos erosivos y la restauración de infraestructuras.

Plantas autóctonas y restauración de pistas

Las actuaciones se centran en las áreas arboladas que no han podido regenerarse de forma natural desde el incendio.

El incendio de Gavilanes se inició el 28 de junio de 2019 y afectó a 1.415 ha en los términos municipales de Gavilanes y Pedro Bernardo.

Ahora se va a actuar en 113,7 hectáreas, ubicadas en los montes de utilidad pública 9, de Gavilanes, y 19, de Pedro Bernardo. Se plantarán cerca de 220.000 plantas de cinco especies autóctonas (pino silvestre, pino resinero, castaño, fresno y rebollo). Se arreglarán pistas, se repararán cerramientos y se realizará una conducción subterránea de agua para un depósito de incendios.

El incendio de Castrocontrigo se inició el 19 de agosto de 2012 y afectó a 11.768 ha ubicadas en los términos municipales de Luyego y Castrocontrigo.

Se restaurarán 153 ha ubicadas en los montes de utilidad pública 24 y 77, pertenecientes respectivamente a las Juntas Vecinales de Tabuyo del Monte y Morla de la Valdería. Se plantarán aproximadamente 245.000 plantas de seis especies autóctonas, (pino silvestre, pino resinero, abedul, serbal, roble y acebo) Igualmente, se adecuarán pistas y cortafuegos, y se construirán nuevos de pasos de agua, acciones todas ellas que se repiten en los trabajos de restauración de todos los incendios.

restauracion-incendios-cyl-osboEl incendio de Palaciosmil se inició el 15 de julio de 2015 y afectó a 2.209 ha en los términos municipales de Quintana del Castillo y Valdesamario.

Las actuaciones se desarrollarán en 197 ha en los montes de utilidad pública 21, de las Juntas Vecinales de San Feliz de las Lavanderas, y MUP 22, de Villarmeriel. Se plantarán más de 313.000 plantas de ocho especies autóctonas (pino silvestre, pino laricio, abedul, fresno, cerezo, serbal, sauce y acebo, además de intervenir en, la adecuación de pistas y cortafuegos, y la limpieza y construcción de nuevos de pasos de agua.

El incendio de Bárcena de la Abadía se inició el 12 de septiembre de 2016 y afectó a 2.548 ha en los términos municipales de Fabero, Páramo del Sil, Peranzanes y Candil.

Se actuará en 258,50 ha en los montes de utilidad pública 379 y 382, pertenecientes respectivamente a las Juntas Vecinales de San Pedro de Paradela y Argayo del Sil. Se plantarán 413.600 plantas de ocho especies autóctonas, (pino silvestre, pino laricio, abedul, cerezo, arce, serbal, roble y acebo).

El incendio de Losadilla-La Cabrera se inició el 25 de agosto de 2017 y afectó a 9.817 ha ubicadas en los términos municipales de Truchas, Encinedo y Castrillo de Cabrera.

La actuación será en 201,36 hectáreas que no se han regenerado de forma natural, ubicadas en los montes de utilidad pública 55 y 333, pertenecientes respectivamente a las Juntas Vecinales de Truchillas y Robledo de Losada.

Se plantarán alrededor de 322.000 plantas de cinco especies autóctonas, entre coníferas (pino silvestre, abedul, cerezo, serbal y acebo), además de la eliminación de restos y la adecuación de pistas.

Estas actuaciones se suman a las ya realizadas con carácter de urgencia unos meses después de la extinción.

OSBO Digital

22
Sep
2021

 

Los bosques de rebollo (Quercus pyrenaica) de Castilla y León (reconocidos como Hábitat de Interés Comunitario 9230), serán objeto de estudio y campo de experimentación de un nuevo proyecto europeo, el LIFE +REB, que acaba de ponerse en marcha y en el que hasta 2025 colaborarán nueve entidades coordinadas por Cesefor.

Esta semana se ha celebrado la reunión de lanzamiento del proyecto, que tiene como marco una “silvicultura climáticamente inteligente” (conocida en el ámbito investigador como Climate-Smart Forestry), aplicada a las masas de rebollo de la Comunidad con la finalidad de mejorar la capacidad de mitigación del cambio climático de estos espacios, así como asegurar su adaptación mediante la mejora de la resiliencia de los bosques mediante la conservación y mejora de la biodiversidad.

La iniciativa, que pretende que los resultados sirvan de ejemplo y sean transferibles en un futuro a masas de otras regiones, también tendrá por objeto innovar en el desarrollo de nuevos productos de madera de rebollo que puedan introducirse en el mercado para sustituir a otros materiales fósiles, productos que impliquen un mayor tiempo de almacenaje de carbono en productos de madera y que además estarán certificados bajo los estándares PEFC y FSC.

Para el desarrollo del proyecto y la consecución de los resultados esperados, LIFE+ REB está integrado por propietarios forestales (en este caso, la Junta de Castilla y León, como gestores de los Montes de Utilidad Pública), centros de investigación científica (Universidad de Valladolid y la Fundación General de la Universidad de Valladolid), entidades certificadoras de gestión forestal sostenible (PEFC y FSC) y empresas de industria de la madera (Maderas García Varona, Maderas Gámiz y Tonelería Intona), todas ellas coordinadas por Cesefor. También se cuenta en el consorcio de entidades que participan en el LIFE +REB la Asociación Española de Importadores de Madera (AEIM), aportando el perfil necesario sobre conocimiento de los mercados y para el estudio de la viabilidad de los nuevos productos generados con madera de rebollo.

Además de los aspectos medioambientales (mitigación del cambio climático, mejora de la resiliencia de las masas forestales, conservación y mejora de la biodiversidad y sustitución de materiales fósiles), el proyecto también persigue convertirse en un marco generalizado de gestión forestal y contribuir a la dinamización de las economías rurales con productos de almacenamiento de carbono a largo plazo.

En la búsqueda de las mejores técnicas para esa ‘silvicultura climáticamente inteligente’, el proyecto contempla el establecimiento de una serie de rodales demostrativos, como espacios experimentales y objeto de diferentes estudios. Por otro lado, también se pondrán en marcha 15 acciones participativas y actividades de co-creación, denominadas ‘Rebollo Labs’, dirigidas a propietarios y gestores forestales, y a industrias de las zonas en las que se desarrollen. El objetivo de estos ‘Rebollo Labs’ es la transferencia de resultados a mayor escala, implicando a los agentes que intervienen en la cadena de valor de la madera de Quercus pyrenaica.

Jornada de lanzamiento del proyecto

La sede de Cesefor ha acogido esta semana el encuentro de todos los socios para el lanzamiento del proyecto. La apertura de las sesiones de trabajo contó con la participación de la delegada territorial de la Junta de Castilla y León en Soria, Yolanda de Gregorio, quien en su intervención destacó la importancia de proyectos que, como este, prestan atención a una especie tan representativa de los montes de la región, subrayando que “se distribuye en mayor o menor medida por todas las provincias de la Comunidad, ocupando más de 700.000 hectáreas en Castilla y León, siendo la más abundante en masas densas, con casi 400.000 ha. Es decir, es la especie más extendida en nuestros bosques”.

Para la representante de la Administración regional en Soria, es importante no sólo la consecución de los objetivos que en sí mismo persigue el proyecto, sino también el hecho de “conseguir, a ser posible, que este proyecto LIFE tenga gran repercusión mediática para la especie, tanto a nivel ecológico, como social y económico, dado que puede ser una destacable fuente generadora de rentas y empleo en el ámbito rural, tanto en el sector primario como en el turístico”. De Gregorio quiso subrayar que “en esta transferencia de conocimiento y experiencias derivadas del proyecto se quiere contar también con la participación de la propiedad privada, en cuyas manos recae el 50% de la superficie de rebollares de Castilla y León”.

En la misma línea se pronunciaba el director de Cesefor, Pablo Sabín, apuntando a “la transversalidad de la iniciativa, que aúna mitigación del cambio climático, mejoras en la gestión, innovación en la transformación de la madera y desarrollo rural”, entre otros aspectos. Para Sabín, el hecho de que Cesefor coordine un nuevo proyecto LIFE de este tipo no viene sino a “corroborar el compromiso de este centro por un modelo basado en la bioeconomía y en la gestión responsable de los recursos de que disponemos”. El director de Cesefor subrayó que con esta iniciativa se quiere contribuir a la consecución de las estrategias iniciativas europeas (Pacto Verde, Estrategia Europea de biodiversidad, Estrategia Europea de bioeconomía, Plan de Acción de la Economía Circular o Estrategia de adaptación al cambio climático de la UE), y otras de carácter nacional como el Plan Nacional de Energía y Clima, Plan Nacional de Adaptación, la Estrategia de descarbonización a largo plazo o la Lucha contra la despoblación).

Por su parte, el coordinador del proyecto, José Luis Villanueva, destacó que, al margen de los desafíos del proyecto, LIFE +REB presenta una serie de oportunidades muy interesantes, como “la mejora de la biodiversidad en el principal bosque denso de frondosas del interior peninsular”. Cabe reseñar que, solo en España, esta especie ocupa una superficie de más de un millón de hectáreas. “Las investigaciones y experiencias llevadas a cabo en el seno de este proyecto, podrían servir para estudiar su replicabilidad a escala nacional para otras formaciones de frondosas que pudieran tener problemas similares (bosques de encina, quejigo o roble pubescente) y otras a escala europea, sobre todo en los países del sur de Europa”, señaló el coordinador del proyecto.

Sobre LIFE +REB

El presupuesto total de este proyecto LIFE de la convocatoria de Cambio Climático es de 2.030.344€. El socio coordinador es Cesefor, y forman parte del mismo la Junta de Castilla y León, la Universidad de Valladolid, la Fundación General de la UVA, Maderas Garcia Varona, Tonelería Intona, Maderas Gámiz, y las entidades de certificación FSC y PEFC, además de la Asociación Española de Importadores de Madera (AEIM).

 

01
Nov
2021

 

El Instituto Forestal Europeo (EFI) y la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) acaba de publicar el libro blanco Non-wood forest products for people, nature and the green economy ('Los productos forestales no madereros para las personas, la naturaleza y la economía verde'), en el que se describe hasta qué punto estos productos forestales están integrados en la vida cotidiana y las acciones necesarias para aprovechar su potencial de forma más amplia.

Los productos forestales silvestres como el corcho, las resinas naturales, las setas, las plantas medicinales, los frutos secos forestales y las bayas tienen un enorme potencial para contribuir al crecimiento ecológico en Europa y a la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, según este documento.

Para la elaboración de este informe se ha contado, entre otros, con los resultados emanados del ya finalizado proyecto INCREDIBLE (del que Cesefor ha sido miembro) y con las conclusiones y las lecciones aprendidas de este Horizon2020 que ha reunido a 13 socios de toda la cuenca mediterránea durante cuatro años en torno a cinco redes de innovación productos forestales no maderables de este ámbito geográfico.

"Los productos forestales silvestres son una enorme fuente de soluciones basadas en la naturaleza para la alimentación, la medicina, la cosmética y los fines industriales", asegura el oficial superior de Montes de la FAO, Sven Walter. "Pueden contribuir de forma significativa a las prioridades políticas de Europa dentro del Pacto Verde Europeo y ayudar a los países a transitar hacia una bioeconomía sostenible y circular."

Según el libro blanco, el valor económico actual y potencial futuro de los productos forestales silvestres pasa en gran medida desapercibido en las estadísticas oficiales y en los análisis de prospectiva.

Sin embargo, el valor de mercado de los productos forestales no madereros en Europa -aunque en gran medida para el autoconsumo- se ha estimado en 23.000 millones de euros al año, cifra similar al valor total de la madera en rollo comercializada, explica el documento. Alrededor del 90% de los hogares europeos consume regularmente productos forestales silvestres, mientras que el 26% recoge algún tipo al menos una vez al año para su autoconsumo o venta.

Europa es también un actor central en el comercio internacional de productos forestales silvestres, ya que importa 4.200 millones de euros, es decir, el 50% de las importaciones mundiales, y exporta 3.400 millones de euros, el 40% de las exportaciones mundiales.

Riesgos y amenazas

Aunque los productos forestales no madereros contribuyen de forma importante a la salud, los estilos de vida y los medios de subsistencia en la región, se enfrentan a algunos riesgos, según el informe.

Entre ellos se encuentran las amenazas derivadas de los cambios climáticos y de uso de la tierra, la recolección incontrolada, la gestión inadecuada y el comercio ilegal, junto con la fuerte competencia en el mercado con alternativas basadas en los fósiles o no renovables.

"Las amenazas a los productos forestales silvestres, como las setas y el pino marítimo, podrían mitigarse mejorando nuestro conocimiento sistemático sobre estos productos, desde las técnicas de recolección y cultivo hasta la producción, el comercio, la distribución y el consumo, así como introduciendo reglamentos adecuados, etiquetado y normas de calidad", apunta uno de los autores principales y director de la Oficina Mediterránea de EFI, Inazio Martínez de Arano. "Esto ayudaría a desbloquear el potencial de los productos forestales silvestres para contribuir al Green Deal europeo, especialmente en relación con el desarrollo rural, la conservación de la naturaleza y el bienestar humano".

Se necesita un impulso político

El libro blanco identifica áreas clave de actuación, que incluyen asegurar la conservación y el suministro sostenible de los productos forestales silvestres, construir cadenas de valor competitivas y sostenibles, promover un enfoque coherente para la conservación de la naturaleza y el paisaje, mejorar el apoyo financiero y aumentar la atención a estos productos forestales en la formación profesional.

"Los productos comestibles, medicinales y otros productos forestales utilizados con fines comerciales tendrán un potencial mucho mayor en el futuro cuando una vía de desarrollo más sostenible, justa y basada en la naturaleza gane impulso político, apoyo social e impulso del mercado", señala por su parte la especialista en productos forestales no madereros de la FAO, Giulia Muir.

Enlaces a las publicaciones

Productos forestales no madereros para la conservación de la naturaleza, la economía verde y el bienestar humano. Recomendaciones para la acción política en Europa (en español).

Referencia:

Martínez de Arano I, Maltoni S, Picardo A, Mutke, S et al. 2021. Non-wood forest products for people, nature and the green economy. Recommendations for policy priorities in Europe. A white paper based on lessons learned from around the Mediterranean. Knowledge to Action 5, European Forest Institute. DOI: https://doi.org/10.36333/k2a05

Fuente: EFI - medforest.net/ CESEFOR

14
Sep
2021

Science Daily thumb

La importancia de los insectos en la descomposición de la madera.

Fecha:

septiembre 1, 2021

Fuente:

Universidad Técnica de Múnich (TUM)

Resumen:

La velocidad a la que la madera muerta se descompone en los bosques depende del clima, así como de los hongos e insectos. Un equipo de investigación internacional ha determinado la contribución anual de la madera muerta al ciclo global del carbono y ha cuantificado la importancia de los insectos en la descomposición de la madera.

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HISTORIA COMPLETA

Los árboles vivos absorben una cantidad considerable de dióxido de carbono de la atmósfera y, por lo tanto, desempeñan un papel importante en la protección de nuestro clima. Sin embargo, poco se sabe sobre el papel de los árboles muertos en el ciclo global del carbono. La descomposición de la madera y el reciclaje de los nutrientes que contiene se encuentran entre los procesos más importantes que tienen lugar en los bosques.

¿Cuánto carbono se libera de la madera en descomposición en todo el mundo? ¿Qué papel juegan los insectos en este proceso? Estas preguntas han sido estudiadas en un proyecto de investigación global establecido por el Parque Nacional Forestal de Baviera y coordinado por la Universidad Julius Maximilian de Würzburg (JMU) y la Universidad Técnica de Munich (TUM).

Un experimento en 55 ubicaciones diferentes proporciona la base

En 55 ubicaciones forestales en seis continentes, los investigadores colocaron madera de más de 140 especies de árboles para evaluar la influencia del clima en la tasa de descomposición. La mitad de la madera se colocó en jaulas de malla. Estas jaulas evitaban que los insectos se involucraran en la descomposición y permitían cuantificar su contribución a la descomposición de la madera.

Los datos recopilados demuestran que la tasa de descomposición y la contribución de los insectos dependen en gran medida del clima y aumentan a medida que aumenta la temperatura. Los niveles más altos de precipitación aceleran la descomposición en las regiones más cálidas y la ralentizan en las regiones donde las temperaturas son más bajas.

50 grupos de investigación de todo el mundo completaron el experimento de tres años, a veces en condiciones excepcionalmente difíciles. Era necesario utilizar medidas elaboradas para proteger algunas áreas de los elefantes. Un área se perdió por un incendio forestal y se reconstruyó, mientras que otra área se inundó.

Ciclo global del carbono

"Sobre la base del experimento, pudimos modelar el papel que desempeña la madera muerta en el ciclo global del carbono", explica Rupert Seidl, profesor de Dinámica de Ecosistemas y Gestión Forestal en la Universidad Técnica de Munich (TUM). "Según el informe, unas 10,9 gigatoneladas de carbono se liberan de la madera muerta en todo el mundo cada año. En este contexto, parte del carbono se absorbe en el suelo, mientras que otra parte se libera a la atmósfera. La cantidad de carbono liberado de la madera muerta es equivalente a aproximadamente el 115 por ciento de las emisiones de los combustibles fósiles", agrega el Dr. Werner Rammer, científico de TUM que desempeñó el papel principal en los cálculos globales.

"Con un 93 por ciento, los bosques tropicales contribuyen desproporcionadamente a este resultado debido a su alta masa de madera combinada con sus rápidos procesos de descomposición. La descomposición en los bosques templados y boreales es considerablemente más lenta, lo que indica que la madera muerta almacena carbono durante largos períodos de tiempo en estas regiones. Los insectos representan casi un tercio de la descomposición de la madera, aunque esto se limita principalmente a los trópicos. Sin embargo, en los bosques boreales y templados, las contribuciones hechas por los insectos son pequeñas", explica el PD Dr. Sebastian Seibold, autor principal del estudio.

Los efectos del cambio global

"El estudio destaca el papel desempeñado por la madera muerta en el ciclo global del carbono y la importancia funcional de los insectos en la descomposición de la madera. De esta manera, estamos cerrando otra brecha en el modelado global de los ciclos del carbono", explica el profesor Jörg Müller, Jefe de Investigación del Parque Nacional Forestal de Baviera y la Estación Ecológica de JMU Würzburg.

"En un momento de cambio global, podemos ver algunas disminuciones dramáticas en la biodiversidad y cambios en el clima. Este estudio ha demostrado que tanto el cambio climático como la pérdida de insectos tienen el potencial de alterar la descomposición de la madera y, por lo tanto, los ciclos de carbono y nutrientes en todo el mundo", explica el Pd Dr. Seibold.

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad Técnica de Munich (TUM). Nota: El contenido se puede editar por estilo y longitud.

Referencia de la revista:

Sebastian Seibold, Werner Rammer, Torsten Hothorn, Rupert Seidl, Michael D. Ulyshen, Janina Lorz, Marc W. Cadotte, David B. Lindenmayer, Yagya P. Adhikari, Roxana Aragón, Soyeon Bae, Petr Baldrian, Hassan Barimani Varandi, Jos Barlow, Claus Bässler, Jacques Beauchêne, Erika Berenguer, Rodrigo S. Bergamin, Tone Birkemoe, Gergely Boros, Roland Brandl, Hervé Brustel, Philip J. Burton, Yvonne T. Cakpo-Tossou, Jorge Castro, Eugénie Cateau, Tyler P. Cobb, Nina Farwig, Romina D. Fernández, Jennifer Firn, Kee Seng Gan, Grizelle González, Martin M. Gossner, Jan C. Habel, Christian Hébert, Christoph Heibl, Osmo Heikkala, Andreas Hemp, Claudia Hemp, Joakim Hjältén, Stefan Hotes, Jari Kouki, Thibault Lachat, Jie Liu, Yu Liu, Ya-Huang Luo, Damasa M. Macandog, Pablo E. Martina, Sharif A. Mukul, Baatarbileg Nachin, Kurtis Nisbet, John O'Halloran, Anne Oxbrough, Jeev Nath Pandey, Tomáš Pavlíček, Stephen M. Pawson, Jacques S. Rakotondranary, Jean-Baptiste Ramanamanjato, Liana Rossi, Jürgen Schmidl, Mark Schulze, Stephen Seaton, Marisa J. Stone, Nigel E. Stork, Byambagerel Suran, Anne Sverdrup-Thygeson, Simon Thorn, Ganesh Thyagarajan, Timothy J. Wardlaw, Wolfgang W. Weisser, Sungsoo Yoon, Naili Zhang, Jörg Müller. La contribución de los insectos a la descomposición global de la madera muerta de los bosques. Naturaleza,2021; 597 (7874): 77 DOI: 10.1038/s41586-021-03740-8

Universidad Técnica de Múnich (TUM). "La madera muerta en el ciclo global del carbono: la importancia de los insectos en la descomposición de la madera". ScienceDaily. ScienceDaily, 1 de septiembre de 2021. <www.sciencedaily.com/releases/2021/09/210901124111.htm>.

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