Selvicultura y Pascicultura

14
Sep
2021

Science Daily thumb

La importancia de los insectos en la descomposición de la madera.

Fecha:

septiembre 1, 2021

Fuente:

Universidad Técnica de Múnich (TUM)

Resumen:

La velocidad a la que la madera muerta se descompone en los bosques depende del clima, así como de los hongos e insectos. Un equipo de investigación internacional ha determinado la contribución anual de la madera muerta al ciclo global del carbono y ha cuantificado la importancia de los insectos en la descomposición de la madera.

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HISTORIA COMPLETA

Los árboles vivos absorben una cantidad considerable de dióxido de carbono de la atmósfera y, por lo tanto, desempeñan un papel importante en la protección de nuestro clima. Sin embargo, poco se sabe sobre el papel de los árboles muertos en el ciclo global del carbono. La descomposición de la madera y el reciclaje de los nutrientes que contiene se encuentran entre los procesos más importantes que tienen lugar en los bosques.

¿Cuánto carbono se libera de la madera en descomposición en todo el mundo? ¿Qué papel juegan los insectos en este proceso? Estas preguntas han sido estudiadas en un proyecto de investigación global establecido por el Parque Nacional Forestal de Baviera y coordinado por la Universidad Julius Maximilian de Würzburg (JMU) y la Universidad Técnica de Munich (TUM).

Un experimento en 55 ubicaciones diferentes proporciona la base

En 55 ubicaciones forestales en seis continentes, los investigadores colocaron madera de más de 140 especies de árboles para evaluar la influencia del clima en la tasa de descomposición. La mitad de la madera se colocó en jaulas de malla. Estas jaulas evitaban que los insectos se involucraran en la descomposición y permitían cuantificar su contribución a la descomposición de la madera.

Los datos recopilados demuestran que la tasa de descomposición y la contribución de los insectos dependen en gran medida del clima y aumentan a medida que aumenta la temperatura. Los niveles más altos de precipitación aceleran la descomposición en las regiones más cálidas y la ralentizan en las regiones donde las temperaturas son más bajas.

50 grupos de investigación de todo el mundo completaron el experimento de tres años, a veces en condiciones excepcionalmente difíciles. Era necesario utilizar medidas elaboradas para proteger algunas áreas de los elefantes. Un área se perdió por un incendio forestal y se reconstruyó, mientras que otra área se inundó.

Ciclo global del carbono

"Sobre la base del experimento, pudimos modelar el papel que desempeña la madera muerta en el ciclo global del carbono", explica Rupert Seidl, profesor de Dinámica de Ecosistemas y Gestión Forestal en la Universidad Técnica de Munich (TUM). "Según el informe, unas 10,9 gigatoneladas de carbono se liberan de la madera muerta en todo el mundo cada año. En este contexto, parte del carbono se absorbe en el suelo, mientras que otra parte se libera a la atmósfera. La cantidad de carbono liberado de la madera muerta es equivalente a aproximadamente el 115 por ciento de las emisiones de los combustibles fósiles", agrega el Dr. Werner Rammer, científico de TUM que desempeñó el papel principal en los cálculos globales.

"Con un 93 por ciento, los bosques tropicales contribuyen desproporcionadamente a este resultado debido a su alta masa de madera combinada con sus rápidos procesos de descomposición. La descomposición en los bosques templados y boreales es considerablemente más lenta, lo que indica que la madera muerta almacena carbono durante largos períodos de tiempo en estas regiones. Los insectos representan casi un tercio de la descomposición de la madera, aunque esto se limita principalmente a los trópicos. Sin embargo, en los bosques boreales y templados, las contribuciones hechas por los insectos son pequeñas", explica el PD Dr. Sebastian Seibold, autor principal del estudio.

Los efectos del cambio global

"El estudio destaca el papel desempeñado por la madera muerta en el ciclo global del carbono y la importancia funcional de los insectos en la descomposición de la madera. De esta manera, estamos cerrando otra brecha en el modelado global de los ciclos del carbono", explica el profesor Jörg Müller, Jefe de Investigación del Parque Nacional Forestal de Baviera y la Estación Ecológica de JMU Würzburg.

"En un momento de cambio global, podemos ver algunas disminuciones dramáticas en la biodiversidad y cambios en el clima. Este estudio ha demostrado que tanto el cambio climático como la pérdida de insectos tienen el potencial de alterar la descomposición de la madera y, por lo tanto, los ciclos de carbono y nutrientes en todo el mundo", explica el Pd Dr. Seibold.

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad Técnica de Munich (TUM). Nota: El contenido se puede editar por estilo y longitud.

Referencia de la revista:

Sebastian Seibold, Werner Rammer, Torsten Hothorn, Rupert Seidl, Michael D. Ulyshen, Janina Lorz, Marc W. Cadotte, David B. Lindenmayer, Yagya P. Adhikari, Roxana Aragón, Soyeon Bae, Petr Baldrian, Hassan Barimani Varandi, Jos Barlow, Claus Bässler, Jacques Beauchêne, Erika Berenguer, Rodrigo S. Bergamin, Tone Birkemoe, Gergely Boros, Roland Brandl, Hervé Brustel, Philip J. Burton, Yvonne T. Cakpo-Tossou, Jorge Castro, Eugénie Cateau, Tyler P. Cobb, Nina Farwig, Romina D. Fernández, Jennifer Firn, Kee Seng Gan, Grizelle González, Martin M. Gossner, Jan C. Habel, Christian Hébert, Christoph Heibl, Osmo Heikkala, Andreas Hemp, Claudia Hemp, Joakim Hjältén, Stefan Hotes, Jari Kouki, Thibault Lachat, Jie Liu, Yu Liu, Ya-Huang Luo, Damasa M. Macandog, Pablo E. Martina, Sharif A. Mukul, Baatarbileg Nachin, Kurtis Nisbet, John O'Halloran, Anne Oxbrough, Jeev Nath Pandey, Tomáš Pavlíček, Stephen M. Pawson, Jacques S. Rakotondranary, Jean-Baptiste Ramanamanjato, Liana Rossi, Jürgen Schmidl, Mark Schulze, Stephen Seaton, Marisa J. Stone, Nigel E. Stork, Byambagerel Suran, Anne Sverdrup-Thygeson, Simon Thorn, Ganesh Thyagarajan, Timothy J. Wardlaw, Wolfgang W. Weisser, Sungsoo Yoon, Naili Zhang, Jörg Müller. La contribución de los insectos a la descomposición global de la madera muerta de los bosques. Naturaleza,2021; 597 (7874): 77 DOI: 10.1038/s41586-021-03740-8

Universidad Técnica de Múnich (TUM). "La madera muerta en el ciclo global del carbono: la importancia de los insectos en la descomposición de la madera". ScienceDaily. ScienceDaily, 1 de septiembre de 2021. <www.sciencedaily.com/releases/2021/09/210901124111.htm>.

12
Sep
2021

chopera

09/Sep/2021

Las asociaciones de propietarios de choperas (COSE y FAFCYLE) y a la asociación que representa a la industria que utiliza el chopo como materia prima (AEFCON) acaban de crear la plataforma ‘+CHOPO ¡SI!’, para manifestar su disconformidad con la decisión de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD) de eliminar las plantaciones de chopos de la cuenca.

Esta plataforma considera que “la medida destruirá 1.200 puestos de trabajo y será un retroceso más para la España Vaciada y ambientalmente muy perjudicial”, y apunta entre otros argumentos para posicionarse en contra de la medida de la CHD que “está afectada entre el 10 y el 30% de la superficie de plantaciones de chopos en la Cuenca del Duero, unas 15.000 parcelas”, añadiendo que “los especialistas indican que el cultivo del chopo es el más

beneficioso en términos ambientales e hidrológicos, y sin embargo es el único que se expulsa del dominio público hidráulico cartográfico”. Los impulsores de la iniciativa subrayan además que “el criterio de las confederaciones Miño Sil y del Ebro es contrario a la del Duero”.

Consulta aquí el comunicado completo de la plataforma ‘+CHOPO ¡SI!’. nace_la_plataforma_en_defensa_del_chopo.pdf

El borrador de proyecto del Plan Hidrológico del Duero para el periodo 2022-2027, publicado el 22 de junio de 2021 por la Confederación Hidrográfica del Duero, impedirá con carácter general, si nadie lo evita, la plantación de chopos en terrenos de dominio público hidráulico cartográfico.

Esta prohibición ha llevado a crear la plataforma con la que se espera unir a entidades locales, propietarios forestales, profesionales del sector, organismos públicos y todos aquellos usuarios y asociaciones preocupados por la indefensión que provoca esta imposición unilateral de la Confederación Hidrográfica del Duero.

‘+CHOPO ¡SI!’ considera que "este es un planteamiento inexplicable de la Confederación, que perjudica el desarrollo rural y va en contra del resto de organismos del Ministerio para la Transición Ecológica y el reto demográfico".

La Plataforma pedirá formalmente a la Confederación su cambio de postura

La finalidad de la Plataforma es hacer recapacitar a los estamentos políticos implicados sobre las consecuencias desastrosas que para la economía y la sociedad de las zonas rurales supone una decisión que no se sostiene desde ningún punto de vista, ya que otras Confederaciones presentes en Castilla y León como la del Ebro, no sólo no prohíben sino fomentan estas plantaciones en Dominio Público Hidráulico por sus beneficios ambientales. Para justificar esta situación se ha aportado suficiente documentación científica a la Confederación que demuestra que las choperas no sólo no son perjudiciales para el medio ambiente, sino que proporcionan numerosos beneficios ambientales y socioeconómicos a las zonas rurales donde se ubican.

Fuente:

Diario de León

06
Jun
2021

 

Víctor Resco de Dios, Universitat de Lleida

Las caravanas Tuareg que cruzaban el desierto del Sáhara para comerciar con la sal de Bilma veneraban al árbol de Teneré. El único árbol que encontraban en su travesía de más de quinientos quilómetros se había convertido en tabú. Era un árbol sagrado, respetado por todos y uno de los pocos puntos de referencia en la uniformidad de la duna sahariana.

En realidad, el árbol de Teneré era el más aislado y solitario del mundo. Una acacia al noroeste de Níger, a unos 400 km del árbol más cercano. Pero en una noche de 1973, un conductor borracho acabó con él.

La historia del árbol de Teneré nos ayuda a entender por qué, en la actualidad, se está planteando la posibilidad de plantar árboles transgénicos para restaurar desiertos.

 

arbol del tebere

El árbol de Teneré fotografiado en 1961. Wikimedia Commons / Michel Mazeau, CC BY-SA

Origen del desierto del Sáhara

El árbol de Teneré era el último vestigio de un pasado, no demasiado remoto, en el que un exuberante manto de vegetación cubría gran parte de lo que hoy es el desierto del Sáhara. Algo que ocurrió hasta hace cinco mil quinientos años.

Entonces, se produjo una de las oscilaciones climáticas que, de forma natural, se suceden cada varias decenas de miles de años: cambió la radiación solar, lo que alteró la fuerza del monzón e indujo una gran sequía sobre la zona.

Pero el cambio en la radiación solar no explica, por sí solo, la extensión actual del desierto del Sáhara. Hubo otro factor que amplificó la sequía: los cambios en la vegetación. La lluvia en zonas de influencia monzónica necesita que la vegetación recicle el agua de lluvia y la devuelva a la atmósfera. Así puede volver a precipitar un agua que, sin árboles, se perdería.

Es decir, que los ecosistemas saharianos de hace cinco milenios entraron en una espiral catastrófica donde un cambio en la radiación solar repercutió negativamente sobre la precipitación, lo que disminuyó su cobertura vegetal. Al perderse parte de la vegetación, la precipitación disminuyó todavía más, lo que agudizó la pérdida de vegetación, por lo que la lluvia escaseó aun más… y así sucesivamente hasta llegar al desierto actual.

 

Plantar árboles para frenar el desierto

Por eso, para los 500 millones de personas que viven en el borde de desiertos (principalmente en África, pero también en partes de Asia central) resulta crucial plantar árboles y asegurar su supervivencia: no hay agua sin ellos.

A tal efecto se han puesto en marcha diferentes programas de reforestación a gran escala, tanto en África como en Asia. El más emblemático tal vez sea el de la Gran Muralla Verde, que busca frenar, e incluso revertir, el avance del desierto a lo largo de 8 000 km en el sur del Sahel.

Las comunidades rurales que viven en el límite del desierto necesitan árboles para la lluvia, pero también leña para cocinar y, a ser posible, que aporten alimentos para el ganado. Y este es un balance crítico ya que la necesidad de leña en ambientes desérticos puede fomentar su degradación, por lo que se requiere de árboles con crecimiento rápido. Por lo menos, con unas tasas de crecimiento mayores a las de sustracción.

¿Cómo logramos árboles que crezcan en un desierto extremo y que, a la vez, aporten leña y recursos a la población local?

Compromisos evolutivos

El “superárbol”, entendido como el árbol perfecto, no existe. Esto es, los árboles con mayores tasas de crecimiento son, generalmente, los más vulnerable al estrés y viceversa: una elevada resistencia al estrés suele penalizar el crecimiento. Lograr árboles que resistan al estrés y que produzcan madera rápidamente es, por tanto, un reto importante.

La evolución natural de las especies no conduce a superorganismos capaces de cualquier cosa: cada adaptación tiene un coste. Los árboles que crecen rápido, por ejemplo, lo hacen a expensas de generar madera poco densa que, a su vez, es poco resistente a la sequía.

Árboles transgénicos

Por eso, en nuestro grupo de investigación, hemos desarrollado árboles transgénicos que minimizan este tipo de compromisos evolutivos. En concreto, hemos trabajado con dos especies de chopo: Populus euphratica y Populus tomentosa.

 

Populus euphratica

Populus euphratica en el desierto del Gobi. Wikimedia Commons / Bogomolov.PL

P. euphratica es un chopo muy resistente a la sequía y a la salinidad, común en los desiertos de Asia, mientras que P. tomentosa es una especie de crecimiento muy rápido.

Nuestro trabajo consistió en insertar en P. tomentosa uno de los genes responsables de la gran resistencia a la sequía en P. euphratica. El gen introducido es un promotor de los brasinosteroides: una hormona que fomenta el crecimiento y la supervivencia bajo condiciones de estrés.

Esta nueva línea de chopos no está todavía lista para ser usada en plantaciones, pero estamos trabajando en ello. En un futuro cercano nos encontraremos con un número, cada vez mayor, de proyectos que plantean la introducción de árboles transgénicos con fines de restauración.

Otras experiencias con árboles transgénicos

En Estados Unidos, por ejemplo, el Departamento de Agricultura está actualmente valorando la posibilidad de plantar castaños transgénicos en los bosques.

En ese caso, una enfermedad fúngica se esparció rápidamente desde el zoo del Bronx hasta el resto del país, diezmando las poblaciones de este árbol tan carismático.

En el imaginario colectivo, los cultivos transgénicos tienen mala prensa. A pesar de los beneficios ambientales que nos aportan, como las disminuciones drásticas en el uso de pesticidas. Supongo que la idea de introducir árboles transgénicos en espacios naturales, con fines de restauración, agradará aun menos.

No es asunto baladí y no se está abogando por el uso de árboles transgénicos en plantaciones a gran escala. Estamos desarrollando, sencillamente, una herramienta más para la gestión sostenible de nuestros ecosistemas. Una herramienta que deberá ser evaluada rigurosamente, como cualquier otra. Eso sí, evaluada en base a criterios científicos y técnicos, pero no en base a prejuicios. Esto no va de buenos contra malos, sino de cómo restaurar ecosistemas degradados.

 

30
Jun
2021

 

dehesa extremeña

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas implementa una tecnología que permitirá predecir lo que ocurrirá a consecuencia del cambio climático en 50 años en nuestros bosques para tratar, justamente, de evitar que ocurra. Esta acción ha sido desarrollada en el marco del proyecto LIFE Soria Forest Adapt.

Esta comunicación se ha publicado coincidiendo con el Día contra la Desertificación y la Sequía, declarado por la ONU el 17 de junio, y que este año girará en torno a la "Restauración. Tierras. Recuperación". Los investigadores del proyecto Life Soria Forest Adapt quieren recordar, así la necesidad de fortalecer los ecosistemas como herramienta de prevención frente a la desertización, ya que tal y como señalan “los bosques prestan innumerables servicios ecosistémicos y son escudos naturales frente a amenazas como el cambio climático”.

Estas técnicas en la que están trabajando junto al CSIC, y que ha tenido resultados muy prometedores en los espacios donde se ha aplicado, es la construcción de un perímetro de metacrilato que funciona como invernadero, y en el que consiguen aumentar la temperatura (unos 2 o 3º), para simular el efecto del cambio climático. En el interior de estas cámaras han integrado un sensor de temperatura y humedad que registra los datos cada media hora, tomando muestras de forma periódica del estado y la evolución de determinadas especies estratégicas situadas en su interior. Esta metodología, que por primera vez el CSIC implementa en España fuera de sus instalaciones, permitirá predecir lo que ocurrirá en nuestros bosques en 50 años consecuencia del cambio climático en 50 años.

De momento se han instalado 18 estaciones de seguimiento en seis bosques de la provincia de Soria que estarán durante tres años, el tiempo que dura el proyecto.

Las especies vegetales elegidas para este estudio son briofitos, principalmente hepáticas, que sufren modificaciones de forma mucho más acelerada que otras como árboles y arbustos, por ello son las que nos anunciarán los cambios futuros y permitirá avanzar qué medidas posibilitarán tomar decisiones de gestión de nuestros montes para adaptar nuestras masas forestales y ayudarles a sobrevivir.

Para el estudio se han seleccionado bosques con dos tipos de especies dominantes: sabinares (Juniperus thurifera) y robledales (Quercus pyrenaica), especies de crecimiento lento y muy presentes en la provincia de Soria en la sierra de la Cebollera, Moncayo, Valonsadero, Cañón del Río Lobos y Finca el Enebral. El Real Jardín Botánico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es la entidad a la que se ha confiado este estudio y sus conclusiones.

Son plantas no vasculares, de rápido desarrollo y muy sensibles a las alteraciones de sus hábitats. Son vegetales con ciclos de vida cortos, en comparación a las plantas vasculares y en concreto a las especies arbóreas objeto de estudio en este proyecto. Es por ello que se han elegido para estudiar su comportamiento en espacios controlados y ver su afección a diferentes cambios y exposiciones climatológicas controladas. Los resultados nos darán, en poco tiempo, una posible tendencia de evolución extrapolable al resto del bosque donde se encuentran.

Fuente: LIFE Soria Forest Adapt

28
May
2021

 

Science Daily thumb 

fuente: Universidad de Michigan

 

Algunos activistas climáticos abogan por campañas a gran escala de plantación de árboles en bosques de todo el mundo para absorber dióxido de carbono que atrapa el calor y ayudar a frenar el cambio climático.

Pero en un artículo de Perspectives programado para su publicación el 21 de mayo en la revista Science, un científico climático de la Universidad de Michigan y su colega de la Universidad de Arizona dicen que la idea de plantar árboles como sustituto de la reducción directa de las emisiones de gases de efecto invernadero podría ser un sueño de pipa.

"No podemos plantar nuestra salida a la crisis climática", dijo David Breshears, de Arizona, uno de los principales expertos en mortalidad de árboles y muerte forestal en Occidente. Su coautor es Jonathan Overpeck, decano de la Escuela de Medio Ambiente y Sostenibilidad de la U-M y experto en interacciones paleoclimas y clima-vegetación.

En lugar de malgastrar dinero plantando muchos árboles de una manera que está destinada a fracasar, tiene más sentido centrarse en mantener los bosques existentes saludables para que puedan seguir actuando como "sumideros" de carbono, eliminando el carbono de la atmósfera a través de la fotosíntesis y almacenándolo en árboles y suelos, según los investigadores. Al mismo tiempo, las emisiones deben reducirse lo más rápido posible, lo antes posible.

Overpeck y Breshears dicen que esperan que el papel de los bosques del mundo --y específicamente la urgente necesidad de proteger los bosques existentes y mantenerlos intactos-- se debata a fondo cuando los líderes de acción climática del mundo se reúnan en la conferencia cop26 sobre cambio climático en Glasgow en noviembre.

"Los responsables de la formulación de políticas deben habilitar nuevos mecanismos de ciencia, políticas y finanzas optimizados para la perturbación y el cambio de vegetación que es imparable, y también para asegurar que los árboles y bosques que deseamos plantar o preservar para el carbono que secuestran sobrevivan ante el cambio climático y otras amenazas humanas", escribieron Overpeck y Breshears.

"Si no se cumple con este desafío, se perderán grandes reservas terrestres de carbono a la atmósfera, acelerando el cambio climático y los impactos en la vegetación que amenazan muchos más de los servicios ecosistémicos de los que dependen los seres humanos".

Mantener los bosques sanos requerirá un nuevo enfoque para la gestión forestal, uno que Overpeck y Breshears piden para la gestión del cambio. Como primer paso, los responsables políticos y los administradores de tierras deben reconocer que los cambios adicionales en la vegetación a gran escala son inevitables.

El cambio climático se ha visto implicado en incendios forestales récord en el oeste de los Estados Unidos, Australia y otros lugares, así como extensas muertes de árboles que se deben en gran medida a los extremos climáticos más calientes y secos. Se espera que esas tendencias inquietantes se aceleren a medida que el clima se calienta, según Overpeck y Breshears.

"Incluso en un mundo donde el cambio climático pronto se detiene, el aumento de la temperatura global probablemente alcanzará entre 1,5 y 2 C por encima de los niveles preindustriales, con todas las olas de calor extremas asociadas que trae, y por lo tanto la vegetación global se enfrentará al doble del cambio climático ya experimentado", escribieron.

Al mismo tiempo, la deforestación continúa expandiéndose a nivel mundial y es especialmente dañina en los bosques tropicales, que albergan grandes cantidades de biodiversidad y carbono secuestrado.

El siguiente paso hacia un nuevo paradigma de gestión para el cambio es administrar los bosques proactivamente para los cambios de vegetación que se pueden anticipar -- en lugar de tratar de mantener los bosques como lo fueron en el siglo XX, dicen Overpeck y Breshears.

Gestionar el cambio significa, por ejemplo, un adelgazamiento más agresivo de los bosques para reducir la acumulación de combustibles que avivan los incendios forestales masivos. También significa reemplazar selectivamente algunos árboles --después de un incendio forestal, por ejemplo-- que ya no están en zonas climáticas óptimas con nuevas especies que prosperarán ahora y en las próximas décadas.

Estas actividades, cuando sea necesario, inevitablemente aumentarán los costos de la gestión forestal, según los investigadores. Pero esos costos deben considerarse una inversión prudente, que ayude a preservar un servicio poco apreciado que los bosques prestan a la humanidad de forma gratuita: el almacenamiento de carbono, también conocido como secuestro de carbono.

Los bosques ya están gestionados para preservar los recursos naturales y los servicios ecosistémicos que prestan. Además de suministrar madera, leña, fibra y otros productos, los bosques limpian el aire, filtran el agua y ayudan a controlar la erosión y las inundaciones. Preservan la biodiversidad y promueven la formación de suelos y el ciclismo de nutrientes, al tiempo que ofrecen oportunidades recreativas como senderismo, camping, pesca y caza.

El secuestro de carbono debería ocupar un lugar alto en la lista de servicios invaluables que proporcionan los bosques, y los esfuerzos para preservar y mejorar esta función vital deben financiarse en consecuencia, dicen Overpeck y Breshears.

Por ejemplo, hay una gran oportunidad para mejorar la capacidad de los bosques para almacenar carbono mediante un mayor uso de biocarga, una forma de carbón producido por la exposición de materia de desechos orgánicos - como astillas de madera, residuos de cultivos o estiércol - para calentarse en un ambiente de bajo oxígeno. Grandes cantidades de madera generada durante los proyectos de adelgazamiento de los bosques podrían convertirse en biocarga, luego se añadirían a los suelos forestales para mejorar su salud y aumentar la cantidad de carbono que está bloqueado, dice Overpeck.

"El adelgazamiento de los bosques, la conversión de la madera removida al biocarga y el entierro del biocargado en suelos forestales es una forma de traer nuevos puestos de trabajo a las zonas rurales boscosas, al tiempo que permite a los bosques desempeñar un papel más importante en mantener el carbono fuera de la atmósfera y, por lo tanto, luchar contra el cambio climático", dijo. "La gestión del carbono forestal podría ser una bendición para las zonas rurales que necesitan nuevos motores económicos".

A largo plazo, es probable que estos proyectos beneficien a los bosques y mejoren su capacidad para almacenar carbono mucho más que las campañas masivas de plantación de árboles llevadas a cabo sin estrategias de gestión adecuadas, según Overpeck y Breshears.

"La plantación de árboles tiene un gran atractivo para algunos activistas climáticos porque es fácil y no tan cara", dijo Breshears. "Pero es como rescatar agua con un gran agujero en el cubo: Mientras que agregar más árboles puede ayudar a frenar el calentamiento continuo, al mismo tiempo estamos perdiendo árboles debido a ese calentamiento continuo".

Fuente de la historia:

Materiales proporcionados por la Universidad de Michigan.

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