Este artículo traza la historia de las ideas científicas que conectan la cubierta forestal con la lluvia para informar los debates en curso sobre si los bosques son usuarios netos o productores de agua en el ciclo hidrológico. Los estudiosos de la escuela del lado de la oferta argumentan que los bosques son productores netos y lupas que aumentan las precipitaciones a escala regional. Los estudiosos del lado de la oferta buscan desafiar el dominio del pensamiento del lado de la demanda. La escuela del lado de la demanda enfatiza que los árboles son usuarios netos de agua dentro de una cuenca que disminuye el agua general disponible para otros usuarios. Este debate científico tiene implicaciones significativas para el desarrollo de políticas de gestión de los bosques y el agua.
Resultados
Los científicos han debatido la cuestión de si los bosques mejoran o empeoran el equilibrio hídrico durante más de doscientos años. Las conexiones entre los bosques y las precipitaciones ganaron prominencia en los círculos científicos durante la segunda mitad del siglo XIX y nuevamente durante las últimas tres décadas. La popularidad de las conexiones bosque-lluvia ha sido paralela al interés social y científico en el cambio climático antropogénico y la deforestación. Las teorías que conectan los bosques con las precipitaciones alcanzaron su punto máximo de popularidad en las décadas de 1850 a 1880, un período en el que los científicos expresaron su alarma de que la deforestación causó disminuciones regionales en las precipitaciones. Se entendía que los bosques creaban lluvia dentro de una localidad y región. El consenso científico cambió a principios del siglo XX a la opinión de que los bosques no desempeñaban un papel importante en la determinación de las precipitaciones. La conexión bosque-lluvia resurgió en la década de 1980 junto con los avances en el modelado climático y los crecientes temores del calentamiento global antropogénico y la deforestación tropical. Utilizando nuevos datos y teorías, los defensores de la oferta han colocado una vez más una fuerte conexión bosque-lluvia en la prominencia científica.
Conclusión
Las políticas de gestión del lado de la oferta tienen una historia accidentada que debería provocar cautela, mientras que las políticas del lado de la demanda, que se basan en casi un siglo de investigación hidrológica, no deben anularse rápidamente en regiones que enfrentan una posible escasez de agua antes de que se realicen más investigaciones.
El 18% de las tierras están en riesgo alto o muy alto de convertirse en arenales y pedregales pronto
Tres cuartas partes de España están en riesgo de transformarse en un futuro no muy lejano en un páramo infértil sin rastro de agua. No es ninguna exageración. Lo afirma en suweb el Ministerio de Transición Ecológica, que añade que un millón de hectáreas (el 2% de la superficie española) están en riesgo muy alto de convertirse en desierto en solo unos años, mientras otros ocho millones (15,82%) se sitúan en riesgo alto. Los incendios, las sequías, la sobreexplotación de aguas subterráneas, la agricultura intensiva de regadío o las desordenadas concentraciones urbanas aceleran la marcha hacia el desastre. Las causas están claras, pero los remedios para evitar la catástrofe no acaban de ponerse en marcha.
Solo en los últimos 20 años, la superficie catalogada en riesgo muy alto ha aumentado hasta el 30%, lo que prueba el ritmo acelerado de destrucción de superficie verde. Las zonas más amenazadas se concentran en el sureste de la península y en Canarias, como recoge el texto de la Estrategia de Lucha contra la Desertificación, que aprobó el Gobierno el pasado 21 de junio.
La desertificación es la degradación de las tierras de zonas áridas, semiáridas y subhúmedas secas resultante de diversos factores, tales como las variaciones climáticas y las actividades humanas, según definición del artículo 1 de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD). La ratificación por parte de España de la Convención de Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación (CLD), como país Parte afectado, conlleva la preparación de un Programa de Acción Nacional como elemento central para luchar contra la desertificación. España ha realizado una ingente tarea de repoblación forestal de tierras degradadas Se estima en 5 millones de hectáreas la superficie repoblada en los 150 años transcurridos desde el inicio de las actuaciones (un 10% del territorio nacional), el 75 % de las cuales han tenido un objetivo eminentemente protector.
Restauración Forestal
La restauración hidrológico-forestal comprende el conjunto de actuaciones necesarias para proteger el suelo frente a la erosión, defender el territorio frente a la sequía y las inundaciones, aumentar la capacidad de aprovisionamiento de agua y contribuir a la conservación y mejora de la funcionalidad de los suelos.
Además, la restauración hidrológico-forestal contribuye a la creación de empleo rural, a la conservación y mejora de la biodiversidad, a la mitigación del cambio climático por aumento de los sumideros de carbono, y a la mejora del paisaje y del valor recreativo de los montes.
Las técnicas de restauración hidrológico-forestal se basan en los fundamentos de la hidrología forestal, considerada como especialidad de la hidrología que estudia la relación entre el agua y el suelo, dentro del marco de trabajo que constituyen los bosques y montes (López Cadenas de Llano, 1994), y consisten principalmente en la implantación de cubiertas vegetales, en la ejecución de hidrotecnias y en la realización de tratamientos selvícolas orientados a la mejora de la funcionalidad ecológica de los bosques, con especial atención a la protección y formación de suelo.
También se realizan otro conjunto de Actuaciones Forestales para mejorar las cubierta vegetal como las restauración de zonas afectadas por Grandes Incendios Forestales, y planes específicos de mitigación de la desertificación y la erosión.
En la web del MITECO se pueden descargar tres documentos muy interesantes:
Entre los países con mayor problema por desertificación esta China, pero tiene el proyecto más ambicioso del mundo para revertirla. También hay un proyecto similar para el Sahel pero la diferencia china consiste en que desde 2003 China está ejecutando los trabajos necesarios para dar solución.
La descripción de la metodología es similar, que no igual, a la que en Francia y España se usó para fijar las dunas. Los ingenieros chinos las han adaptado a sus características y están obteniendo un éxito que ha hecho que se consideren modélicas para el resto del mundo.
Adjuntamos varios enlaces que explican con detalle la magnitud enorme del problema que se afronta, las metodologías adoptadas y los resultados obtenidos.