El martes 7 de febrero de 2023 a las 9:30 h en el Edificio de Soluciones Empresariales de Arroyo de la Encomienda, el Proyecto INBEC celebrará un Encuentro Empresarial sobre Bio-Economía Circular que contará con la participación de Francisco Lozano Winterhalder.
Francisco Lozano Winterhalder es experto en Sostenibilidad y Economía Circular y Profesor de ESADE. Asimismo, es miembro del Comité Asesor Español en Economía Circular, del Circular Economy Club, y del Grupo Internacional de Asesores para el Cambio Climático. Forma parte de la red de Educación Superior de Fundación Ellen MacArthur, los mejores especialistas en Economía Circular a nivel global. Colabora con la Oficina de Transición Energética (España).
El proyecto INBEC está cofinanciado por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER) a través del Programa de Cooperación INTERREG V A España – Portugal (POCTEP) 2014-2020 y el Instituto para la Competitividad es el beneficiario principal.
El Consejo de Ministros ha aprobado la revisión de la Estrategia Forestal Española Horizonte 2050 y del Plan Forestal Español 2022-2032, así como las Directrices Básicas Comunes de Gestión Forestal Sostenible previstas en la Ley de Montes
Este marco estratégico mejora la política forestal española a largo plazo y constituye el hito 64 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia
Los bosques bien gestionados son más resilientes al cambio climático y a amenazas como el abandono, los incendios y las enfermedades o plagas
El Consejo de Ministros ha aprobado tres documentos estratégicos propuestos por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico (MITECO) que reforman la política forestal española a largo plazo con el principal objetivo de conseguir montes gestionados, es decir, bien conservados activamente, más resilientes frente al cambio climático, protegidos de las amenazas principales (abandono forestal, incendios, enfermedades y plagas) y que proporcionen los bienes y servicios ecosistémicos necesarios para nuestro bienestar y para hacer posible que la economía inicie una necesaria transición ecológica.
Con esta aprobación se cumple además el hito 64 del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia dentro de las reformas incluidas en el componente 4 dedicado a la conservación y restauración de ecosistemas y su biodiversidad. Para ello, se ha aprobado la revisión de la Estrategia Forestal Española Horizonte 2050 y del Plan Forestal Español (PFE) 2022-2032, así como las Directrices Básicas Comunes de Gestión Forestal Sostenible previstas en la Ley de Montes.
ESTRATEGIA FORESTAL ESPAÑOLA HORIZONTE 2050
La Estrategia Forestal Española horizonte 2050 es el documento de referencia para establecer la política forestal española, en el que se recogen las necesidades, retos y orientaciones estratégicas que permitan reforzar la sostenibilidad de los montes, de manera que se visualice y refuerce la contribución de estos, sus producciones forestales y los sectores económicos y sociales vinculados a ellos, para su conservación, protección y uso sostenible.
La Estrategia apuesta decididamente por un modelo de gestión forestal activa, adaptativa y preventiva, recuperando la sostenibilidad ambiental, social y económica en el entorno rural y como palanca de la transición energética y lucha contra la despoblación.
PLAN FORESTAL ESPAÑOL 2022-2032
Por su parte, el Plan Forestal Español 2022-2032 es el instrumento de planificación a largo plazo de la política forestal española. Desarrolla la Estrategia Forestal Española Horizonte 2050 durante el próximo decenio y será implementado por las comunidades autónomas mediante sus propios planes forestales autonómicos o instrumentos equivalentes de planificación estratégica, conforme a sus competencias en materia forestal.
En su conjunto, el PFE propone un total de 289 medidas, de las cuales 86 se han considerado como prioritarias de acuerdo con la visión, mensajes y objetivos generales de la política forestal española definidos en la Estrategia.
Tanto la Estrategia como el Plan se articulan en cinco Ejes de intervención:
Eje I: Conservación y mejora del patrimonio natural, la biodiversidad y la conectividad.
Eje II: Prevención y adaptación de los montes ante el cambio climático y otros riesgos.
Eje III: Bioeconomía forestal. Desarrollo y diversificación socioeconómica del sector forestal.
Eje IV: Desarrollo y mejora del conocimiento y la cultura forestal.
Eje V: Modelo de gobernanza forestal: marco normativo, administrativo e instrumental de la política forestal española.
DIRECTRICES BÁSICAS DE GESTIÓN FORESTAL SOSTENIBLE
Por último, las Directrices Básicas Comunes de Gestión Forestal Sostenible aportan una referencia orientativa para la determinación de instrumentos de gestión forestal según la tipología de montes española, y la evaluación y seguimiento de la gestión aplicada, de conformidad con los criterios establecidos en resoluciones internacionales y convenios en los que España es parte.
Estas Directrices establecen el contenido mínimo de las instrucciones de ordenación y aprovechamiento de montes para garantizar su gestión sostenible. Además, se relacionan dos instrumentos que pueden incentivar la gestión forestal sostenible, como son la custodia del territorio y el contrato territorial.
Medio Ambiente pretende implantar un inventario forestal continuo para mejorar el conocimiento de la masa arbórea
La Junta de Castilla y León inicia el periodo de información pública del decreto que regula la planificación y ordenación forestal en la comunidad.
El decreto presenta como novedad la implementación de un inventario forestal continuo, que mejorará el conocimiento de las masas forestales de Castilla y León, la adaptación de nuevas tecnologías que hagan más eficiente la planificación forestal y permitir a los montes con superficie de menos de 100 hectáreas ordenarse mediante la adhesión a un referente selvícola.
Con los instrumentos de planificación y ordenación forestal se quiere buscar la gestión sostenible, la conservación y mejora de las masas forestales, y la protección y puesta en valor del patrimonio.
Con la planificación se regulan los aprovechamientos, maderables y no maderables, en el espacio y en el tiempo, permitiendo una continuidad de rentas al propietario, y una mejora y protección de las masas forestales, que mejora su resiliencia al cambio climático, a los incendios forestales y a posibles plagas y enfermedades. La planificación es un proceso continuo y revisable en el tiempo, donde cada 10 ó 15 años se renuevan los documentos, se analizan las actuaciones realizadas y se planifica de nuevo a futuro para alcanzar los objetivos económicos, sociales y medioambientales establecidos.
Según destacan desde la Consejería de Medio Ambiente, “es necesario que la planificación forestal se adapte a los nuevos retos, oportunidades y amenazas que surjan, así como a las demandas de la sociedad. Por este motivo se desarrolla este nuevo decreto.
El texto íntegro del proyecto estará disponible en la dirección Información Pública . Se podrán presentar alegaciones en formato electrónico, pero la fecha límite para hacerlo es el 16 de diciembre.
El Gobierno considera necesario actualizar la norma al contexto actual de cambio climático y fomentar la gestión forestal sostenible
El Consejo de Gobierno ha aprobado la formulación de una nueva Ley de Montes de Andalucía al considerar que, tras más de treinta años con el mismo texto legal vigente, es necesario su actualización para adaptarlo al contexto actual tanto en el ámbito legislativo como en el social y medioambiental.
Con la puesta en marcha de este nueva Ley de Montes de Andalucía, muy demandada por el sector, el Gobierno andaluz persigue fomentar la coordinación, cooperación y seguimiento de las actuaciones de los poderes públicos y los agentes sociales y económicos implicados en materia forestal y hacer compatible la puesta en valor y rentabilidad de los recursos disponibles con su sostenibilidad, dando respuesta a las necesidades del sector y coherencia a la gestión de los montes en relación con las demandas de la sociedad en su conjunto.
La elaboración de la nueva Ley de Montes deberá regirse por la simplificación normativa, la multifuncionalidad de los terrenos forestales en el marco de la gestión forestal sostenible, la adaptación de la superficie forestal al cambio climático, la inclusión de estrategias de compensación voluntaria de emisiones, la prevención de los incendios forestales y la inclusión de las Zonas Estratégicas de Gestión (ZEG) como palanca de las nuevas ordenaciones de montes.
Con este nuevo texto normativo se pretende también el fomento de la colaboración público-privada en la gestión de los montes públicos, la potenciación de los incentivos a los propietarios forestales privados y la simplificación en la tramitación de los procedimientos administrativo, la conservación y restauración de la biodiversidad, el fomento de la formación y la capacitación forestal, el fomento del ecoturismo y del turismo de observación de la naturaleza, así como la dinamización de las instalaciones de uso público y otros aprovechamientos compatibles y sostenibles en los montes.
Estos principios son coherentes con las orientaciones y acuerdos aprobados a nivel internacional que tienen incidencia en la superficie forestal, entre los que destacan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) para el planeta. En este sentido, resultan de especial interés el ODS13 ('Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos') y el ODS15 ('Gestionar sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de las tierras y detener la pérdida de biodiversidad').
En esta línea, la nueva legislación forestal de Andalucía debe reforzar la contribución de los montes a la provisión de servicios de los ecosistemas imprescindibles para el desenvolvimiento de la sociedad, conjugando su conservación con la viabilidad del aprovechamiento sostenible de sus recursos naturales y su multifuncionalidad.
Por otro lado, debe consolidar el Catálogo de Montes de Andalucía como el instrumento de custodia y defensa del terreno forestal público andaluz, velando por la protección de todos los montes públicos en general y, en especial, de los terrenos forestales de propiedad de la Comunidad Autónoma, como patrimonio común de todas las personas que habitan la región.
Plan Forestal de Andalucía horizonte 2030
Asimismo, tal y como establece el acuerdo de 14 de enero de 2020 del Consejo de Gobierno, por el que se aprueba la formulación de la adecuación del Plan Forestal de Andalucía horizonte 2030, la adecuación de este Plan deberá servir de base para la revisión de la legislación forestal autonómica. Tras haber contado con un amplio proceso de participación social, la adecuación del Plan Forestal de Andalucía está en su última fase de elaboración, por lo que sus orientaciones podrán ser incorporadas en el proceso de la revisión de la normativa forestal.
Andalucía inicia su andadura en materia de política forestal con la aprobación el 7 de febrero de 1989 del Plan Forestal Andaluz y con la promulgación, tres años después, de la Ley 2/1992, de 15 de junio, Forestal de Andalucía. Esta Ley lleva tres décadas de vigencia, durante los cuales ha venido y sigue siendo el instrumento legislativo de máximo rango en esta Comunidad. El propio rodaje de la normativa forestal en Andalucía durante estos treinta años ha puesto de manifiesto las lógicas distorsiones derivadas de los cambios sociales propios de tres décadas.
El tiempo de aplicación de la ley es precisamente uno de los principales activos a la hora de plantear su actualización puesto que es posible identificar las principales disfunciones, carencias y oportunidades futuras. Además, tras la aprobación en 2003, de la Ley básica estatal de Montes, existen preceptos de la normativa andaluza que, sin entrar en contradicción abierta con la Ley estatal, se hace necesario aclarar o matizar para adaptarlos al contexto actual, tanto en el ámbito legislativo, como en sus aspectos social y medioambiental.
El apoyo a políticas púbicas de protección, restauración y gestión sostenible de los bosques es cada vez más necesario para contrarrestar el calentamiento global. Una posible solución se encuentra en manos de las comunidades que se encargan de salvaguardar la vegetación
La historia demuestra que, en épocas de crisis, el ser humano es capaz de aprender rápidamente a pensar y hacer las cosas de formas nuevas y mejores. Este es uno de esos momentos. El mundo se enfrenta a una crisis existencial debido al cambio climático, y debemos aprender a proteger, restaurar y gestionar los ecosistemas naturales de una manera sostenible. La forma en que nos adaptamos al calentamiento global es una parte clave de la agenda de la Conferencia sobre el Cambio Climático de Sharm el Sheij o COP27, que ahora mismo domina el debate mundial.
A medida que se cierra la ventana de oportunidades para mantener la temperatura global por debajo de 1,5 °C, las estrategias de adaptación han tendido a centrarse en soluciones tecnológicas en lugar de aquellas que la naturaleza puede proporcionar. Los bosques y los árboles, por ejemplo, son ampliamente reconocidos por su potencial para mitigar los efectos del cambio climático. Su capacidad de almacenamiento de carbono los convierte en vitales para lograr el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 13, enfocado en la acción por el clima.
Pero los bosques hacen mucho más que eso: son tan cruciales para garantizar los suministro de aguas como para reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero. Además, regulan las precipitaciones, estabilizan los climas locales y protegen las tierras costeras de la erosión. También proporcionan alimentos, combustible, madera y forraje para los animales, y reducen los riesgos e impactos del clima extremo en las comunidades locales.
La presencia cada vez más amplia de zonas forestales puede proporcionar un sistema de apoyo vital para millones de personas en todo el mundo. Esa función será cada vez más importante, a medida que las temperaturas aumenten y el clima se vuelva más inestable.
Es hora de invertir en los bosques y los árboles, así como en los pueblos indígenas y las comunidades locales que los gestionan. Esta debería ser una estrategia para adaptarnos a los efectos del incremento de temperaturas y hacer frente al aumento en los riesgos y la imprevisibilidad.
Se debe priorizar la protección, la restauración y la gestión sostenible de los bosques, y deben financiarse como una parte esencial de las políticas nacionales de adaptación y resiliencia. Parte de esto centrarse en una estrategia que ayude a la propia vegetación a adaptarse a los riesgos crecientes que enfrentan por el cambio climático, como los incendios forestales, las plagas, brotes de enfermedades y sequías.
Debemos trabajar con las comunidades locales para desarrollar formas innovadoras de gestionar los bosques y los árboles en previsión de estos riesgos. Si se invierte en el cuidado y conservación de la vegetación de esta manera, se podrían reducir los riesgos vinculados al clima y los impactos negativos sobre la vida humana. Esto también preservaría de la vegetación para seguir actuando como sumideros de carbono.
Promover la adaptación de la vegetación ha sido un trabajo desarrollado por varios expertos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Centro de Investigación Forestal Internacional - Centro Mundial de Agrosilvicultura (CIFOR-ICRAF). Ellos han elaborado diez principios para orientar a los responsables de la toma de decisiones sobre el uso de los bosques y los árboles. Uno de estos principios se centra en la integración de políticas, o en vincular la gestión de las áreas verdes con otras políticas que abordan los riesgos relacionados con el clima.
En el informe, esto se ilustra a través del caso de Colombia —país donde la mitad de los bosques se encuentran en territorios indígenas— que promueve la silvicultura comunitaria como una forma de cumplir con las metas de adaptación y mitigación. Los fondos vinculados al éxito de este país en la reducción de la deforestación se emplean para fortalecer las organizaciones forestales comunitarias, ayudarlas a acceder a los mercados para sus productos y mejorar la supervisión local de los bosques.
Los pueblos indígenas y las comunidades locales tienen el conocimiento y la experiencia para convertirse en los agentes de cambio que ayudarán a la humanidad a prosperar frente a la adversidad extraordinaria. Queda claro que, con el apoyo adecuado, las empresas forestales comunitarias pueden progresar, los paisajes degradados se pueden restaurar y se pueden proteger los bosques. Estas estrategias de adaptación dirigidas localmente son esenciales para apoyar los medios de vida y la existencia de vegetaciones resilientes en un mundo cambiante.
Tiina Vähänen es directora adjunta de la División Forestal, y Amy Duchelle es oficial forestal superior de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).