Frente a la ola de incendios forestales que sufre España en los últimos diez días el Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Forestales reclama gestión forestal como la única solución a largo plazo. Poder abordar los incendios forestales de los próximos años, “con mínimas garantías de extinción”, exige “sacar biomasa forestal de los bosques para que dejen de ser polvorines”. Para ello, considera imprescindible “actuar de una vez por todas a nivel político con perspectiva de Estado”.
El uso de la biomasa forestal aporta beneficios económicos, ecológicos y sociales, que se traducen en generación de empleo, ahorro energético, uso eficiente de la energía y gestión sostenible del medio natural, según el COITF. Y reclama esa gestión del territorio también en los espacios naturales protegidos porque esa figura por sí sola “no sirve de nada si previamente no se han preservado frente a los incendios forestales con medidas de gestión concretas”.
El escenario que observa el COITF “es desolador». Según los ingenieros forestales «los incendios forestales arrasan cientos de miles de hectáreas, dejando a su paso la pérdida de vidas humanas, un reguero de mortandad de trillones de seres vivos: mamíferos, reptiles, aves anfibios e insectos entre otros, y la destrucción de todo tipo de bosques, matorrales, pastizales esparcidos por montañas, valles, llanuras y depresiones y aniquilando los paisajes modelados con el paso del tiempo por nuestros antecesores. Se pierden inexorablemente ingentes recursos y una inmensa biodiversidad en ocasiones irrecuperables”.
Todos los años, de forma sistemática, los incendios forestales se presentan en verano cada vez más pronto, cada vez más intensos, peligros y explosivos y, cada vez, con un mayor impacto ambiental. La superficie forestal se ha incrementado, en menos de una década, aproximadamente un 5% como consecuencia de la pérdida de población y el cambio en las costumbres tradicionales que existían en los pueblos rurales esparcidos por toda la geografía española, que a la postre eran los que se encargaban de adecentar el monte todos los años.
El escenario es desolador, no solo para los ingenieros forestales y profesionales de todo el sector que luchan contra un gigante insaciable, el fuego, sino para toda la sociedad que observa impotente como, año tras año, los incendios forestales arrasan cientos de miles de hectáreas, dejando a su paso la pérdida de vidas humanas, un reguero de mortandad de trillones de seres vivos: mamíferos, reptiles, aves anfibios e insectos entre otros, y la destrucción de todo tipo de bosques, matorrales, pastizales esparcidos por montañas, valles, llanuras y depresiones y aniquilando los paisajes modelados con el paso del tiempo por nuestros antecesores dentro de la Península Ibérica. Se pierden inexorablemente ingentes recursos y una inmensa biodiversidad en ocasiones irrecuperables.
No se permite hacer caminos que faciliten la entrada de los recursos terrestres y de maquinaria pesada en las zonas óptimas para el ataque al fuego; no se permite realizar nuevos cortafuegos o los que hay no se mantienen adecuadamente; la ganadería extensiva prácticamente ha desaparecido sin destinar recursos a incentivarla… excesiva normativa sin sentido común ni racionalidad, sin el criterio técnico apropiado, sin la precisa sabiduría del mundo rural que es imprescindible. La solución se encuentra en la gestión forestal y gestión del territorio ¡¡GESTIÓN !! ¡¡GESTIÓN !! ¡¡GESTIÓN !!
Fuente: Servicio Forestal del USDA - Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico
Resumen:
Un nuevo estudio examina el contexto que rodea a los incendios y ofrece información sobre el papel histórico de los incendios grandes y de alta gravedad, y el futuro de los incendios forestales, al oeste de las Cascadas.
HISTORIA COMPLETA
Cuando los incendios del Día del Trabajo de 2020 incendiaron más de 300,000 hectáreas en el lapso de dos semanas en partes del oeste de Oregon y Washington, devastaron comunidades y pusieron la amenaza de incendios en el lado oeste directamente en el foco. Un nuevo estudio dirigido por la Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico del Servicio Forestal del USDA examina el contexto que rodea los incendios y ofrece información sobre el papel histórico de los incendios grandes y de alta gravedad, y el futuro de los incendios forestales, al oeste de las Cascadas.
"Sin lugar a dudas, los incendios del Día del Trabajo de 2020 fueron un evento de incendio significativo en muchos niveles, y uno que fue una llamada de atención para la región", dijo Matthew Reilly, investigador forestal y autor principal del estudio, que se publica en la revista Ecosphere. "El objetivo de nuestro estudio fue ayudar a comprender cómo este evento se compara con los incendios pasados del lado oeste para que podamos ayudar a informar las estrategias de adaptación destinadas a prevenir o mitigar eventos similares en el futuro".
A partir de una revisión de la literatura, extensos datos históricos y nuevos análisis, Reilly y sus coautores exploraron cinco preguntas que rodean los incendios del Día del Trabajo de 2020: cómo se compararon los incendios de 2020 con los incendios históricos en la región, el papel del tiempo y el clima, los efectos de la gestión forestal y la estructura forestal previa al incendio en la gravedad de las quemaduras, los impactos de estos incendios en los paisajes del lado oeste, y qué se puede hacer para adaptarse a incendios similares en el futuro. En última instancia, encontraron que los incendios de 2020 fueron notablemente consistentes con los incendios históricos en el lado oeste, tanto en términos de su tiempo y tamaño como de la causa de su rápida propagación: condiciones secas combinadas con fuertes vientos del este.
"Nuestros hallazgos sugieren que estos incendios severos son normales para los paisajes del lado oeste cuando se observan los regímenes históricos de incendios en escalas de tiempo más largas", dijo Reilly. De hecho, los investigadores identificaron incendios históricos similarmente grandes a principios de los años 20.ésimo siglo bajo condiciones climáticas similares, algunas incluso ardiendo justo alrededor del Día del Trabajo, en algunos de los mismos lugares que se quemaron en 2020.
Debido a los bosques abundantes y productivos característicos del lado oeste y el papel impulsor de los vientos extremos, las herramientas convencionales de manejo de incendios utilizadas en los bosques secos, como la quema prescrita y el manejo de combustibles, probablemente serán menos efectivas en los bosques del lado oeste que en el lado este. Este es particularmente el caso, según su estudio, cuando las condiciones climáticas de los incendios son tan extremas como las observadas durante los incendios de 2020.
"Nuestro estudio indica que necesitamos enfoques y estrategias de adaptación muy diferentes en los bosques del lado oeste en comparación con los que usamos en los bosques secos", dijo Reilly.
El estudio se llevó a cabo como parte de la Iniciativa de Investigación de Incendios del Lado Oeste en curso de la Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico, que se lanzó en 2019 para desarrollar herramientas basadas en la ciencia para ayudar a los administradores de recursos a responder al riesgo de incendios forestales en los bosques del lado oeste. Los coautores del estudio son del Departamento de Recursos Naturales del Estado de Washington, la Universidad de Washington, la Universidad Estatal de Oregón y la Región del Pacífico Noroeste del Servicio Forestal del USDA.
Resúmenes
Los incendios del Día del Trabajo de 2020 fueron mucho más grandes y más severos que otros en el registro reciente, pero fueron notablemente consistentes con muchos incendios históricos. Los fuertes vientos del este y las condiciones secas son los denominadores comunes tanto en los grandes incendios históricos del pasado como en los incendios de 2020.
Es poco probable que la gestión forestal y los tratamientos de combustible influyan en la gravedad de los incendios en los incendios más extremos provocados por el viento, como los incendios del Día del Trabajo de 2020. La estructura forestal previa al incendio, en gran parte el resultado de actividades anteriores de manejo forestal, tuvo poco efecto en la gravedad de las quemaduras cuando los vientos del este fueron fuertes durante los incendios de 2020.
Los tratamientos de combustible alrededor de los hogares y la infraestructura aún pueden ser beneficiosos en condiciones climáticas de fuego bajas y moderadas.
Las estrategias de adaptación para incendios similares en el futuro en las comunidades del lado oeste podrían, en cambio, centrarse en la prevención de la ignición, la supresión de incendios y la preparación de la comunidad.
Fuente de la historia:
Materiales proporcionados por el Servicio Forestal del USDA - Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico. Nota: El contenido se puede editar por estilo y longitud.
Referencia de la revista:
Matthew J. Reilly, Aaron Zuspan, Joshua S. Halofsky, Crystal Raymond, Andy McEvoy, Alex W. Dye, Daniel C. Donato, John B. Kim, Brian E. Potter, Nathan Walker, Raymond J. Davis, Christopher J. Dunn, David M. Bell, Matthew J. Gregory, James D. Johnston, Brian J. Harvey, Jessica E. Halofsky, Becky K. Kerns. Cascadia Burning: Los incendios forestales históricos, pero no históricamente sin precedentes, de 2020 en el noroeste del Pacífico, ESTADOS UNIDOS. Ecosfera, 2022; 13 (6) DOI: 10.1002/ecs2.4070
Cite esta página:
Servicio Forestal del USDA - Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico. "Visión del pasado, y el futuro, de los incendios forestales en el oeste de los Estados Unidos". ScienceDaily. ScienceDaily, 26 de junio de 2022. <www.sciencedaily.com/releases/2022/06/220626200211.htm>.
Incendios forestales en Zamora a fecha de 18 de julio. Cortesía de la Opinión de Zamora
Comenzaremos con las declaraciones del Secretario de Reto Demográfico D. Francisco Boya que recoge El Español
El secretario de Reto Demográfico advierte que “la no gestión no es un opción” cuando se trata de incendios
Francisco Boya ha señalado que "hay que encontrar el equilibrio entre la protección de la biodiversidad y la preservación de la ganadería"
El secretario general para el Reto Demográfico, Francisco Boya, evitó este miércoles juzgar la acción de la Junta de Castilla y León en materia de incendios aunque sí advirtió que “la no gestión no es una opción” cuando se trata de los bosques, según informa Ical. Boya realizó esta consideración durante su participación en una mesa redonda sobre el reto demográfico en la Facultad de Geografía de la Usal, donde llamó a la “cooperación” y a la “colaboración institucional” en este ámbito, de competencia autonómica.
De hecho, el secretario general para el Reto Demográfico recordó que en el seno del Ministerio han acordado el reparto de una cantidad de los 40 millones que corresponden a las comunidades autónomas para incentivar la bioeconomía forestal y, por tanto, “el Gobierno va a estar al lado de las autonomías en materia de gestión forestal, como lo está en muchos ámbitos”, asegurando que, desde su punto de vista, “es a la ciudadanía a quien corresponde juzgar la actitud y el trabajo de la administración”.
El Español
Nota de DISTRITO FORESTAL
Como ya hemos realizado en estas páginas los técnicos de este humilde blog, la gestión forestal necesaria para la conservación de nuestros bosques y la prevención de grandes incendios, es decir la gestión forestal sostenible, requería, en 2019 ( https://distritoforestal.es/images/DF_Inversiones_anuales_necesarias_para_la_gesti%C3%B3n_forestal_sostenible_en_Espa%C3%B1a.pdf ) unas inversiones de 955.575.460 €/ año, que con la subida de costes supondría en la actualidad unos 1.200 millones. Esta valoración está conforme a otras estimaciones como la hecha por Juntosxlosbosques, sería digno de encomio que fuera atendida. En estos momentos decenas de grandes incendios asolan los montes de España, con más de 35.000 Ha quemadas y dos víctimas mortales.
Pero no hay ninguna novedad. Ni solo lo vemos los ingenieros de montes, a raíz del gran incendio en Sierra Bermeja del verano pasado y que calcinó más de 9.000 hectáreas, el catedrático de Geografía Física de la Universidad de Granada (UGR) José Gómez Zotano, expuso en resumen: "Abandono de sexta generación, incendio de sexta generación" en Sierra Bermeja
De su publicación en La Vanguardia de Barcelona recogemos los siguientes párrafos:
El inicio del turismo coincidió con el declive de los aprovechamientos forestales tradicionales en general y del pino resinero en particular (madera y resina), lo que generó importantes cambios paisajísticos y territoriales. "Ante la falta de precios y mercados para los productos forestales, estos bosques tendieron a ser abandonados, lo que se tradujo en un factor de riesgo ambiental al generarse una excesiva densificación de la vegetación y una abundante acumulación de materia orgánica de fácil combustión que, además, servía como reserva de enfermedades y plagas".
Concluyendo que el abandono del monte, la presión del turismo o la falta de medidas preventivas son causas que explican la virulencia del incendio forestal.
Ingenieros de montes, forestales, propietarios de montes, ayuntamientos, geógrafos estamos de acuerdo en la necesidad de invertir en los montes. Los ingenieros de Distrito Forestal hemos calculado una primera estimación en 1.200 millones para los PGE de 2023.
DAMOS CASI POR SUPUESTO QUE EN LOS PGE PARA 2023 NO HABRÁ NINGUNA PARTIDA DE 1.200 MILLONES DE EUROS PARA INVERTIR EN LIMPIEZA Y CLAREOS DE LOS MONTES QUE SIRVAN COMO PREVENCIÓN PARA LOS INCENDIOS FORESTALES PUES EN CUANTO LLEGUEN LAS LLUVIAS DE OTOÑO TODO SEGUIRÁ IGUAL HASTA LOS INCENDIOS DEL AÑO PRÓXIMO EN QUE VOLVEREMOS A LEER QUE EL ESTADO INVIERTE A TRAVÉS DE LAS CCAA OTROS 40 MILLONES.
ENTRE TODAS LAS NECESIDADES QUE DEBE CUBRIR EL ESTADO LA ATENCIÓN A LOS MONTES PARA PREVENCIÓN DE INCENDIOS FORESTALES TIENE UN TRISTE RECORD PUES SOLO SE INVIERTE EL 3,33 % DE LO IMPRESCINDIBLE.
El MITECO tiene la última palabra. Pero si no invierte en limpias y clareos, en prevención y en resumen, en gestión forestal sostenible, los incendios forestales seguirán repitiéndose con la virulencia que están alcanzando año tras año y será algo chocante eludir esta insuficiencia grave en la gestión del Estado echando la culpa al Cambio Climático.
Por favor, dennos la buena noticia de estar equivocados y para los PGE de 2023 creen los presupuestos necesarios para ir acabando con la lacra de los grandes incendios forestales.
Vaya por delante que todo lo que viene en este artículo, en parte original y en parte reproducciones de artículos de prensa, por desgracia podría ser aplicable a otros muchos incendios de nuestro país, por ejemplo, nos vienen a la cabeza los incendios del año pasado y éste en Sierra Bermeja.
Hace seis decenios la Sierra de la Culebra se mostraba con una vegetación degradada, matorral improductivo que apenas sobresalía entre las piedras desnudas. Y empezaron las obras de repoblación forestal. Con aplicación y mucho esfuerzo técnicos del Patrimonio Forestal del Estado y el ICONA posteriormente, guardas forestales y decenas de campesinos de la zona lograron crear una masa forestal de decenas de miles de hectáreas de bosque de pino silvestre, en condiciones difíciles, sin pistas forestales, saliendo a trabajar antes de amanecer y volviendo justo antes de que cayera el sol.
El trabajo dio sus frutos, en un tiempo corto, en términos ecológicos, el bosque maduró generando riqueza tanto ecológica como económica. Crecieron las poblaciones de ciervos, de lobos y de especies protegidas. Se generó una actividad económica importante para la zona. Tras el sacrificio que suponía el vedado al pastoreo necesario tras la repoblación forestal, al haberse desarrollado el arbolado se abrieron los bosques al pastoreo e incrementó la cabaña ganadera extensiva; y al estar los pinares con una edad suficiente se desarrollaron los hongos, logrando que tras el entorno de los Pinares de Soria, fuera la Sierra de la Culebra uno de los más importantes lugares de interés micológico en España. Entre las setas y la belleza natural de la Sierra se desarrolló un incipiente turismo de interior y, sobre todo, los ayuntamientos propietarios de los montes llevaban ya unos años recibiendo los ingresos de la explotación forestal mediante las ventas de la madera. En suma era riqueza, económica y ecológica, sostenible en el tiempo en la que consistía el medio de vida de la población y, sobre todo, la garantía de su futuro.
Y TODO ESTO SE HA PERDIDO
Hemos escogido dos artículos de La Opinión de Zamora, que exponen bien la magnitud del incendio y sus consecuencias para la población de la comarca y uno de El Norte de Castilla, con una sagaz reflexión sobre la política contra incendios forestales de Castilla y León que, por cierto es extrapolable a otros lugares. Pasemos la revista de prensa
La opinión de Zamora Hoy 21 de junio de 2022. Descripción del incendio:
Las cifras del desastre en La Culebra: 30.800 hectáreas quemadas en estos 24 pueblos
La dirección del operativo considera el incendio “estabilizado” y baja al Nivel 1 de peligrosidad, mientras continúan las labores de enfriamiento
En el quinto día de incendio en la Sierra de la Culebra ya no quedaba “llama viva” y el operativo trabajaba en Nivel 1, esto significó que una parte importante de los medios de extinción desplazados volvían a sus lugares de origen.
El operativo de la Junta y del Ministerio de Transición Ecológica aún afrontaban tareas de remate, enfriamiento de perímetro y vigilancia, además de trabajar en la extinción de puntos calientes para evitar reproducciones si las condiciones meteorológicas cambiaran. Por la tarde permanecían en el terreno 132 efectivos y 34 medios terrestres y aéreos.
A lo largo de la jornada el nivel de gravedad de Infocal también descendió a Nivel 1, al considerar el Centro de Coordinación del Operativo Integrado (CECOPI) que el incendio estaba estabilizado.
El balance: cerca de 30.800 hectáreas en un perímetro de 120 kilómetros. El terreno afectado se extiende por los términos de al menos 24 pueblos de la Sierra de la Culebra y del valle del Tera: Ferreras de Abajo, Sarracín de Aliste, Ferreras de Arriba, Litos, Cabañas de Aliste, La Torre de Aliste, Pobladura de Aliste, Mahíde, San Pedro de las Herrerías, Boya, Villardeviervos, Cional, Codesal, Villanueva de Valrojo, Otero de Bodas, Villar de Farfón, Junquera de Tera, Vega de Tera, Milla de Tera, Olleros de Tera, Calzadilla de Tera, Pumarejo de Tera y Melgar de Tera. Las 24 localidades pertenecen a 10 ayuntamientos diferentes.
Los vientos de más de 70 kilómetros por hora, el calor de cerca de 40 grados y la baja humedad complicaron el trabajo de los efectivos hasta la noche del sábado, cuando el descenso de las temperaturas durante el ocaso y a la mañana siguiente facilitó las labores de extinción.
La tormenta seca, los rayos y los fuertes vientos erráticos produjeron once focos entre las 20.00 y las 21.00 horas del pasado miércoles 15 de junio en la Sierra de la Culebra. La simultaneidad de incendios activos en la zona obligó a la Junta a declarar el Nivel 2 de gravedad a las 22.20 horas.
El jueves 16 por la tarde, las llamas se habían llevado por delante casi 900 hectáreas en 24 horas.
Los fuertes vientos y el calor continuaron complicando los trabajos, y el viernes 17 se contabilizaban cerca de 7.000 hectáreas por la mañana y 10.800 por la tarde y ocho pueblos fueron desalojados.
El sábado 18 terminó con más de 25.000 hectáreas quemadas, el corte de la línea del AVE Orense-Zamora y otros once pueblos desalojados.
Las condiciones meteorológicas cambiaron el sábado por la noche. El descenso de las temperaturas y la disminución de fuertes rachas de viento permitieron que los profesionales actuaran sin dificultades excepcionales y los trabajos dieran sus frutos.
A la mañana siguiente ya no había llama y el incendio estaba estabilizado en su perímetro. El esfuerzo conjunto de los profesionales desplegados en el terreno, con la coordinación del Centro Autonómico de Mando y de los Centros Provinciales lograron la bajada a Nivel 1 a las 14.40 horas de ayer, lunes 20 de junio.
La Opinión de Zamora. Consecuencias económicas del incendio. 20 de junio de 2022
Madera, caza, setas, miel, turismo: el incendio arruina el patrimonio de la Culebra
Alcaldes de los municipìos afectados advierten del impacto económico del fuego en la Reserva
Irene Gómez
“Muchas personas mayores me comentaban que preferirían no haber vivido para no ver esta desolación. El incendio ha sido una tragedia en general, pero mucho más para esos vecinos octogenarios que en su día plantaron pinos con el Icona, hicieron podas y trabajaron muy duro. Fue la gente que plantó la sierra, la que estaba orgullosa de este patrimonio y ahora tiene un dolor increíble”.
Las palabras del alcalde de Riofrío de Aliste, Germán Matellán, resumen el sentimiento que sacude a tantas personas cuando miran hacia la sierra. El mar de bosque se ha transformado en paisaje lunar. En el municipio de Riofrío, Sarracín y Cabañas son los pueblos más castigados. En Sarracín comenzó todo la tarde del miércoles, cuando una tormenta seca acompañada de fuertes vientos y altas temperaturas armó el escenario infernal en que se convirtió la Sierra de la Culebra, uno de los pulmones de Zamora y motor económico para muchos pueblos del noroeste.
“El impacto es trágico. Las pérdidas medioambientales son exageradas, tanto cinegéticas como arbóreas. En el plan económico, en Sarracín la madera era una fuente de ingresos impresionante. Nos nutríamos de ese recurso que se extraía de los montes y ahora para recuperar estas masas igual tienen que pasar 30 años. Nos tendremos que atar el cinturón en los años venideros” vaticina Matellán.
El Ayuntamiento de Riofrío estaba realizando sacas, tenían un plan cinegético, se había practicado y desbroces y entresacas de madera para conservar los pinos buenos. Un plan de gestión trabajado con esmero arruinado por el incendio de más magnitud y gravedad que sufre la Sierra de la Culebra. Por no hablar de las pérdidas para los ganaderos, que se quedan sin pasto para los animales.
“Dan ganas de llorar. Cuando esta mañana (por ayer) he estado perimetrando la zona me parecía increíble” confiesa del alcalde de Riofrío de Aliste. ¿Se podría haber evitado?. “Ahora no podemos echar la culpa a nadie. Desafortunadamente al día siguiente se iban a activar las cuadrillas. Ha sido fortuito, la tormenta, rayos latentes, una meteorología mala. No podemos echar la culpa a nadie ni empezar a politizar. El incendio ha sido consecuencia de un montón de infortunios”.
¿Declaración de Zona Catastrófica?. “El subdelegado ya me ha comentado esa posibilidad. Las ayudas tienen que llegar y creo que tanto la Junta con la Subdelegación del Gobierno lo tienen claro. Hay que actuar pronto y salir adelante todos unidos”.
Roberto Cisneros, alcalde de Mahíde, lamenta la pérdida de productivas masas de pinos que son una sustanciosa fuente de ingresos para el Ayuntamiento. “La sierra era lo que teníamos, no hay otra cosa. En los pueblos queda poca gente, en impuestos se recauda muy poco. El sostén era la sierra y está perdida”. Se calcula que se han quemado casi seis mil hectáreas de las 10.800 que componen todo el término municipal.
Boya, Las Torres de Aliste, Mahíde, Pobladura de Aliste y San Pedro de las Herrerías. El incendio ha tocado de lleno a este municipio que empezaba a despertar con el turismo de naturaleza, los cotos de caza, colmenas y las setas. En los pinares de Mahíde emergen auténticos manantiales micológicos. Un complemento económico para muchas familias que también perece entre las cenizas. “Las casas rurales y la hostelería van a llevarse un palo gordo” augura Roberto Cisneros. “El Ayuntamiento tiene cuatro empleados y veremos, todo se puede ir a garete. La caza mueve mucho dinero y hay gente que gestiona cotos y se plantea dejarlo”.
Roberto Cisneros cuestiona los medios de extinción y la contratación “tardía” de la cuadrillas. “Había pocos efectivos, los retenes han trabajado casi hasta reventar. Hay que actuar antes del 1 de julio, con prevención en invierno, cortafuegos más anchos. Con 25 metros las copas de los pinos quedan pegadas y el fuego se pasa sin dificultad. Las cuadrillas tenían que llevar por lo menos dos meses limpiando el monte”. El alcalde de Mahíde refiere un “paisaje desolador; yo es que ni me lo creo. Habrá que reinventarse”. ¿Cómo?. “Pues igual con molinos eólicos, pero seguro que tampoco nos dejan”.
El término municipal de Villardeciervos está prácticamente calcinado. El pueblo más emblemático de la Reserva Regional de Caza Sierra de la Culebra ha pagado caras las consecuencias del gran incendio. El boyante turismo de naturaleza recibe un golpe que replica en restauración y hostelería o alojamientos rurales.
“La gente vendrá a ver nuestro conjunto histórico, pero no es lo mismo rodeado de un frondoso monte verde que de un secarral quemado” reconoce Lorenzo Jiménez, alcalde de Villardeciervos. Las rutas de senderismo y observación de fauna, toda la actividad cinegética, la madera de pino “que nos generaba unos ingresos interesantes. Lo mires por donde lo mires nuestra economía era la Sierra de la Culebra”.
Al margen de la respiración asistida, que en forma de ayudas anuncian las administraciones, el alcalde de Villardeciervos se propone contratar una asesoría técnica “para ver cómo planteamos el futuro, no podemos consentir que esto vuelva a ocurrir. Igual las repoblaciones tienen que adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas. Esto estaba muy bien, pero ha llegado un fuego y se ha quemado”.
En Otero de Bodas el fuego se ha llevado por delante dos viviendas, una deshabitada y otra que se acababa de comprar. “Puede que se nos haya quemado el setenta por ciento del término. Ya que teníamos pocos problemas esto es una puntilla. A los pocos ganaderos que quedan les ha machacado porque se quedan sin pasto” explica el alcalde David Ferrero.
“Con más ganado habría menos monte y todo estaría más limpio, pero es el drama que tenemos. La gente joven se marcha los pueblos y el monte cada vez tiene más maleza y el riesgo era total”. David Ferrero apela al trabajo de cuadrillas “durante todo el año; los incendios no es solo apagarlos, se previenen también”.
El alcalde de Otero de Bodas destaca las masas de castaños centenarios perdidos, zonas plantadas por los abuelos de muchos abuelos de ahora y que han visto cómo se han perdido”. Al igual que algunos colmenares, no todos; “pero muchas abejas se han marchado porque no tienen alimento”.
Fuera de los límites de la Reserva, los pueblos del valle del Tera también han quedado teñidos de negro. La fiereza de las llamas arrasó con encinares, pinos, tierras de cultivo y pasto. Julia Fernández, alcaldesa de Calzadilla de Tera (Ayuntamiento al que pertenece Olleros) conjuga la “tristeza” del paisaje desolador que ha dejado el fuego, con la “tranquilidad porque no ha habido ningún daño personal”, a pesar de lo comprometidas que se vieron algunas poblaciones, con las llamas a las puertas.
“De esto tenemos que aprender. El daño ya está hecho, hay que ver lo que ha pasado para que no vuelva a suceder porque estos siniestros nos acaban de doblar”.
Por su parte, la plataforma Zamora Viva exige a las instituciones explicaciones, el “porqué de la falta de medios iniciales en el incendio”, al tiempo que solicita “medidas urgentes” para frenar la destrucción de las masas forestales. Apuntan como causa a una crisis climática “que no se soluciona mediante la industrialización del campo con renovables, tal y como estamos viendo estos días, sino con una política efectiva de protección de la naturaleza, y en concreto de los árboles, que constituyen la única manera científicamente probada de almacenar dióxido de carbono”.
El Norte de Castilla. 19 de junio de 2022
Casualidad y Negligencia
Antonio G. Encinas
Casualidad es que un rayo, de entre miles, caiga donde no debe y provoque un incendio. O que arda un coche en mitad de un bosque.
Negligencia, y que bien lo explica la Real Academia, es “falta de cuidado, aplicación y diligencia de una persona en lo que hace”, especialmente, matiza, “en el cumplimiento de una obligación”.
Casualidad es que el miércoles envíes una nota con membrete de la Junta alardeando de que ya tienes todo, casi, casi preparadito para que empiece la campaña de incendios el 1 de julio y esa tarde se desate el infierno.
Negligencia es que la Agencia Española de Meteorología y los científicos te alerten continuamente de los veranos prematuros, las tormentas y la sequía y tu hayas decidido mantener el operativo como estaba previsto, mientras los nueve meses al año en los que hay que prevenir, desbrozar y cuidar, y resucitarlo solo a partir del uno de julio.
Casualidad es que un año se te quemen 22.000 ha en Ávila y al siguiente desparezca entre humos la Sierra de la Culebra, dos catástrofes en la misma comunidad.
Negligencia es que los errores del año anterior no te hayan servido para escuchar a quienes pisan el bosque de verdad, sin chalecos de Coronel Tapioca y te advertían de que no se podía estar a estas alturas y con estas condiciones climatológicas con el 70% de la plantilla de 4.540 personas sin contratar.
Casualidad es que la desgracia se cebe con la provincia más olvidada y maltratada de España, Zamora.
Negligencia es mantener las mismas políticas y a quienes las promueven y confiar en que el año que viene, con un poco de suerte, no se repita en Palencia, en Burgos o en Segovia.