Fuente: Servicio Forestal del USDA - Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico
Resumen:
Un nuevo estudio examina el contexto que rodea a los incendios y ofrece información sobre el papel histórico de los incendios grandes y de alta gravedad, y el futuro de los incendios forestales, al oeste de las Cascadas.
HISTORIA COMPLETA
Cuando los incendios del Día del Trabajo de 2020 incendiaron más de 300,000 hectáreas en el lapso de dos semanas en partes del oeste de Oregon y Washington, devastaron comunidades y pusieron la amenaza de incendios en el lado oeste directamente en el foco. Un nuevo estudio dirigido por la Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico del Servicio Forestal del USDA examina el contexto que rodea los incendios y ofrece información sobre el papel histórico de los incendios grandes y de alta gravedad, y el futuro de los incendios forestales, al oeste de las Cascadas.
"Sin lugar a dudas, los incendios del Día del Trabajo de 2020 fueron un evento de incendio significativo en muchos niveles, y uno que fue una llamada de atención para la región", dijo Matthew Reilly, investigador forestal y autor principal del estudio, que se publica en la revista Ecosphere. "El objetivo de nuestro estudio fue ayudar a comprender cómo este evento se compara con los incendios pasados del lado oeste para que podamos ayudar a informar las estrategias de adaptación destinadas a prevenir o mitigar eventos similares en el futuro".
A partir de una revisión de la literatura, extensos datos históricos y nuevos análisis, Reilly y sus coautores exploraron cinco preguntas que rodean los incendios del Día del Trabajo de 2020: cómo se compararon los incendios de 2020 con los incendios históricos en la región, el papel del tiempo y el clima, los efectos de la gestión forestal y la estructura forestal previa al incendio en la gravedad de las quemaduras, los impactos de estos incendios en los paisajes del lado oeste, y qué se puede hacer para adaptarse a incendios similares en el futuro. En última instancia, encontraron que los incendios de 2020 fueron notablemente consistentes con los incendios históricos en el lado oeste, tanto en términos de su tiempo y tamaño como de la causa de su rápida propagación: condiciones secas combinadas con fuertes vientos del este.
"Nuestros hallazgos sugieren que estos incendios severos son normales para los paisajes del lado oeste cuando se observan los regímenes históricos de incendios en escalas de tiempo más largas", dijo Reilly. De hecho, los investigadores identificaron incendios históricos similarmente grandes a principios de los años 20.ésimo siglo bajo condiciones climáticas similares, algunas incluso ardiendo justo alrededor del Día del Trabajo, en algunos de los mismos lugares que se quemaron en 2020.
Debido a los bosques abundantes y productivos característicos del lado oeste y el papel impulsor de los vientos extremos, las herramientas convencionales de manejo de incendios utilizadas en los bosques secos, como la quema prescrita y el manejo de combustibles, probablemente serán menos efectivas en los bosques del lado oeste que en el lado este. Este es particularmente el caso, según su estudio, cuando las condiciones climáticas de los incendios son tan extremas como las observadas durante los incendios de 2020.
"Nuestro estudio indica que necesitamos enfoques y estrategias de adaptación muy diferentes en los bosques del lado oeste en comparación con los que usamos en los bosques secos", dijo Reilly.
El estudio se llevó a cabo como parte de la Iniciativa de Investigación de Incendios del Lado Oeste en curso de la Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico, que se lanzó en 2019 para desarrollar herramientas basadas en la ciencia para ayudar a los administradores de recursos a responder al riesgo de incendios forestales en los bosques del lado oeste. Los coautores del estudio son del Departamento de Recursos Naturales del Estado de Washington, la Universidad de Washington, la Universidad Estatal de Oregón y la Región del Pacífico Noroeste del Servicio Forestal del USDA.
Resúmenes
Los incendios del Día del Trabajo de 2020 fueron mucho más grandes y más severos que otros en el registro reciente, pero fueron notablemente consistentes con muchos incendios históricos. Los fuertes vientos del este y las condiciones secas son los denominadores comunes tanto en los grandes incendios históricos del pasado como en los incendios de 2020.
Es poco probable que la gestión forestal y los tratamientos de combustible influyan en la gravedad de los incendios en los incendios más extremos provocados por el viento, como los incendios del Día del Trabajo de 2020. La estructura forestal previa al incendio, en gran parte el resultado de actividades anteriores de manejo forestal, tuvo poco efecto en la gravedad de las quemaduras cuando los vientos del este fueron fuertes durante los incendios de 2020.
Los tratamientos de combustible alrededor de los hogares y la infraestructura aún pueden ser beneficiosos en condiciones climáticas de fuego bajas y moderadas.
Las estrategias de adaptación para incendios similares en el futuro en las comunidades del lado oeste podrían, en cambio, centrarse en la prevención de la ignición, la supresión de incendios y la preparación de la comunidad.
Fuente de la historia:
Materiales proporcionados por el Servicio Forestal del USDA - Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico. Nota: El contenido se puede editar por estilo y longitud.
Referencia de la revista:
Matthew J. Reilly, Aaron Zuspan, Joshua S. Halofsky, Crystal Raymond, Andy McEvoy, Alex W. Dye, Daniel C. Donato, John B. Kim, Brian E. Potter, Nathan Walker, Raymond J. Davis, Christopher J. Dunn, David M. Bell, Matthew J. Gregory, James D. Johnston, Brian J. Harvey, Jessica E. Halofsky, Becky K. Kerns. Cascadia Burning: Los incendios forestales históricos, pero no históricamente sin precedentes, de 2020 en el noroeste del Pacífico, ESTADOS UNIDOS. Ecosfera, 2022; 13 (6) DOI: 10.1002/ecs2.4070
Cite esta página:
Servicio Forestal del USDA - Estación de Investigación del Noroeste del Pacífico. "Visión del pasado, y el futuro, de los incendios forestales en el oeste de los Estados Unidos". ScienceDaily. ScienceDaily, 26 de junio de 2022. <www.sciencedaily.com/releases/2022/06/220626200211.htm>.
Vaya por delante que todo lo que viene en este artículo, en parte original y en parte reproducciones de artículos de prensa, por desgracia podría ser aplicable a otros muchos incendios de nuestro país, por ejemplo, nos vienen a la cabeza los incendios del año pasado y éste en Sierra Bermeja.
Hace seis decenios la Sierra de la Culebra se mostraba con una vegetación degradada, matorral improductivo que apenas sobresalía entre las piedras desnudas. Y empezaron las obras de repoblación forestal. Con aplicación y mucho esfuerzo técnicos del Patrimonio Forestal del Estado y el ICONA posteriormente, guardas forestales y decenas de campesinos de la zona lograron crear una masa forestal de decenas de miles de hectáreas de bosque de pino silvestre, en condiciones difíciles, sin pistas forestales, saliendo a trabajar antes de amanecer y volviendo justo antes de que cayera el sol.
El trabajo dio sus frutos, en un tiempo corto, en términos ecológicos, el bosque maduró generando riqueza tanto ecológica como económica. Crecieron las poblaciones de ciervos, de lobos y de especies protegidas. Se generó una actividad económica importante para la zona. Tras el sacrificio que suponía el vedado al pastoreo necesario tras la repoblación forestal, al haberse desarrollado el arbolado se abrieron los bosques al pastoreo e incrementó la cabaña ganadera extensiva; y al estar los pinares con una edad suficiente se desarrollaron los hongos, logrando que tras el entorno de los Pinares de Soria, fuera la Sierra de la Culebra uno de los más importantes lugares de interés micológico en España. Entre las setas y la belleza natural de la Sierra se desarrolló un incipiente turismo de interior y, sobre todo, los ayuntamientos propietarios de los montes llevaban ya unos años recibiendo los ingresos de la explotación forestal mediante las ventas de la madera. En suma era riqueza, económica y ecológica, sostenible en el tiempo en la que consistía el medio de vida de la población y, sobre todo, la garantía de su futuro.
Y TODO ESTO SE HA PERDIDO
Hemos escogido dos artículos de La Opinión de Zamora, que exponen bien la magnitud del incendio y sus consecuencias para la población de la comarca y uno de El Norte de Castilla, con una sagaz reflexión sobre la política contra incendios forestales de Castilla y León que, por cierto es extrapolable a otros lugares. Pasemos la revista de prensa
La opinión de Zamora Hoy 21 de junio de 2022. Descripción del incendio:
Las cifras del desastre en La Culebra: 30.800 hectáreas quemadas en estos 24 pueblos
La dirección del operativo considera el incendio “estabilizado” y baja al Nivel 1 de peligrosidad, mientras continúan las labores de enfriamiento
En el quinto día de incendio en la Sierra de la Culebra ya no quedaba “llama viva” y el operativo trabajaba en Nivel 1, esto significó que una parte importante de los medios de extinción desplazados volvían a sus lugares de origen.
El operativo de la Junta y del Ministerio de Transición Ecológica aún afrontaban tareas de remate, enfriamiento de perímetro y vigilancia, además de trabajar en la extinción de puntos calientes para evitar reproducciones si las condiciones meteorológicas cambiaran. Por la tarde permanecían en el terreno 132 efectivos y 34 medios terrestres y aéreos.
A lo largo de la jornada el nivel de gravedad de Infocal también descendió a Nivel 1, al considerar el Centro de Coordinación del Operativo Integrado (CECOPI) que el incendio estaba estabilizado.
El balance: cerca de 30.800 hectáreas en un perímetro de 120 kilómetros. El terreno afectado se extiende por los términos de al menos 24 pueblos de la Sierra de la Culebra y del valle del Tera: Ferreras de Abajo, Sarracín de Aliste, Ferreras de Arriba, Litos, Cabañas de Aliste, La Torre de Aliste, Pobladura de Aliste, Mahíde, San Pedro de las Herrerías, Boya, Villardeviervos, Cional, Codesal, Villanueva de Valrojo, Otero de Bodas, Villar de Farfón, Junquera de Tera, Vega de Tera, Milla de Tera, Olleros de Tera, Calzadilla de Tera, Pumarejo de Tera y Melgar de Tera. Las 24 localidades pertenecen a 10 ayuntamientos diferentes.
Los vientos de más de 70 kilómetros por hora, el calor de cerca de 40 grados y la baja humedad complicaron el trabajo de los efectivos hasta la noche del sábado, cuando el descenso de las temperaturas durante el ocaso y a la mañana siguiente facilitó las labores de extinción.
La tormenta seca, los rayos y los fuertes vientos erráticos produjeron once focos entre las 20.00 y las 21.00 horas del pasado miércoles 15 de junio en la Sierra de la Culebra. La simultaneidad de incendios activos en la zona obligó a la Junta a declarar el Nivel 2 de gravedad a las 22.20 horas.
El jueves 16 por la tarde, las llamas se habían llevado por delante casi 900 hectáreas en 24 horas.
Los fuertes vientos y el calor continuaron complicando los trabajos, y el viernes 17 se contabilizaban cerca de 7.000 hectáreas por la mañana y 10.800 por la tarde y ocho pueblos fueron desalojados.
El sábado 18 terminó con más de 25.000 hectáreas quemadas, el corte de la línea del AVE Orense-Zamora y otros once pueblos desalojados.
Las condiciones meteorológicas cambiaron el sábado por la noche. El descenso de las temperaturas y la disminución de fuertes rachas de viento permitieron que los profesionales actuaran sin dificultades excepcionales y los trabajos dieran sus frutos.
A la mañana siguiente ya no había llama y el incendio estaba estabilizado en su perímetro. El esfuerzo conjunto de los profesionales desplegados en el terreno, con la coordinación del Centro Autonómico de Mando y de los Centros Provinciales lograron la bajada a Nivel 1 a las 14.40 horas de ayer, lunes 20 de junio.
La Opinión de Zamora. Consecuencias económicas del incendio. 20 de junio de 2022
Madera, caza, setas, miel, turismo: el incendio arruina el patrimonio de la Culebra
Alcaldes de los municipìos afectados advierten del impacto económico del fuego en la Reserva
Irene Gómez
“Muchas personas mayores me comentaban que preferirían no haber vivido para no ver esta desolación. El incendio ha sido una tragedia en general, pero mucho más para esos vecinos octogenarios que en su día plantaron pinos con el Icona, hicieron podas y trabajaron muy duro. Fue la gente que plantó la sierra, la que estaba orgullosa de este patrimonio y ahora tiene un dolor increíble”.
Las palabras del alcalde de Riofrío de Aliste, Germán Matellán, resumen el sentimiento que sacude a tantas personas cuando miran hacia la sierra. El mar de bosque se ha transformado en paisaje lunar. En el municipio de Riofrío, Sarracín y Cabañas son los pueblos más castigados. En Sarracín comenzó todo la tarde del miércoles, cuando una tormenta seca acompañada de fuertes vientos y altas temperaturas armó el escenario infernal en que se convirtió la Sierra de la Culebra, uno de los pulmones de Zamora y motor económico para muchos pueblos del noroeste.
“El impacto es trágico. Las pérdidas medioambientales son exageradas, tanto cinegéticas como arbóreas. En el plan económico, en Sarracín la madera era una fuente de ingresos impresionante. Nos nutríamos de ese recurso que se extraía de los montes y ahora para recuperar estas masas igual tienen que pasar 30 años. Nos tendremos que atar el cinturón en los años venideros” vaticina Matellán.
El Ayuntamiento de Riofrío estaba realizando sacas, tenían un plan cinegético, se había practicado y desbroces y entresacas de madera para conservar los pinos buenos. Un plan de gestión trabajado con esmero arruinado por el incendio de más magnitud y gravedad que sufre la Sierra de la Culebra. Por no hablar de las pérdidas para los ganaderos, que se quedan sin pasto para los animales.
“Dan ganas de llorar. Cuando esta mañana (por ayer) he estado perimetrando la zona me parecía increíble” confiesa del alcalde de Riofrío de Aliste. ¿Se podría haber evitado?. “Ahora no podemos echar la culpa a nadie. Desafortunadamente al día siguiente se iban a activar las cuadrillas. Ha sido fortuito, la tormenta, rayos latentes, una meteorología mala. No podemos echar la culpa a nadie ni empezar a politizar. El incendio ha sido consecuencia de un montón de infortunios”.
¿Declaración de Zona Catastrófica?. “El subdelegado ya me ha comentado esa posibilidad. Las ayudas tienen que llegar y creo que tanto la Junta con la Subdelegación del Gobierno lo tienen claro. Hay que actuar pronto y salir adelante todos unidos”.
Roberto Cisneros, alcalde de Mahíde, lamenta la pérdida de productivas masas de pinos que son una sustanciosa fuente de ingresos para el Ayuntamiento. “La sierra era lo que teníamos, no hay otra cosa. En los pueblos queda poca gente, en impuestos se recauda muy poco. El sostén era la sierra y está perdida”. Se calcula que se han quemado casi seis mil hectáreas de las 10.800 que componen todo el término municipal.
Boya, Las Torres de Aliste, Mahíde, Pobladura de Aliste y San Pedro de las Herrerías. El incendio ha tocado de lleno a este municipio que empezaba a despertar con el turismo de naturaleza, los cotos de caza, colmenas y las setas. En los pinares de Mahíde emergen auténticos manantiales micológicos. Un complemento económico para muchas familias que también perece entre las cenizas. “Las casas rurales y la hostelería van a llevarse un palo gordo” augura Roberto Cisneros. “El Ayuntamiento tiene cuatro empleados y veremos, todo se puede ir a garete. La caza mueve mucho dinero y hay gente que gestiona cotos y se plantea dejarlo”.
Roberto Cisneros cuestiona los medios de extinción y la contratación “tardía” de la cuadrillas. “Había pocos efectivos, los retenes han trabajado casi hasta reventar. Hay que actuar antes del 1 de julio, con prevención en invierno, cortafuegos más anchos. Con 25 metros las copas de los pinos quedan pegadas y el fuego se pasa sin dificultad. Las cuadrillas tenían que llevar por lo menos dos meses limpiando el monte”. El alcalde de Mahíde refiere un “paisaje desolador; yo es que ni me lo creo. Habrá que reinventarse”. ¿Cómo?. “Pues igual con molinos eólicos, pero seguro que tampoco nos dejan”.
El término municipal de Villardeciervos está prácticamente calcinado. El pueblo más emblemático de la Reserva Regional de Caza Sierra de la Culebra ha pagado caras las consecuencias del gran incendio. El boyante turismo de naturaleza recibe un golpe que replica en restauración y hostelería o alojamientos rurales.
“La gente vendrá a ver nuestro conjunto histórico, pero no es lo mismo rodeado de un frondoso monte verde que de un secarral quemado” reconoce Lorenzo Jiménez, alcalde de Villardeciervos. Las rutas de senderismo y observación de fauna, toda la actividad cinegética, la madera de pino “que nos generaba unos ingresos interesantes. Lo mires por donde lo mires nuestra economía era la Sierra de la Culebra”.
Al margen de la respiración asistida, que en forma de ayudas anuncian las administraciones, el alcalde de Villardeciervos se propone contratar una asesoría técnica “para ver cómo planteamos el futuro, no podemos consentir que esto vuelva a ocurrir. Igual las repoblaciones tienen que adaptarse a las nuevas circunstancias climáticas. Esto estaba muy bien, pero ha llegado un fuego y se ha quemado”.
En Otero de Bodas el fuego se ha llevado por delante dos viviendas, una deshabitada y otra que se acababa de comprar. “Puede que se nos haya quemado el setenta por ciento del término. Ya que teníamos pocos problemas esto es una puntilla. A los pocos ganaderos que quedan les ha machacado porque se quedan sin pasto” explica el alcalde David Ferrero.
“Con más ganado habría menos monte y todo estaría más limpio, pero es el drama que tenemos. La gente joven se marcha los pueblos y el monte cada vez tiene más maleza y el riesgo era total”. David Ferrero apela al trabajo de cuadrillas “durante todo el año; los incendios no es solo apagarlos, se previenen también”.
El alcalde de Otero de Bodas destaca las masas de castaños centenarios perdidos, zonas plantadas por los abuelos de muchos abuelos de ahora y que han visto cómo se han perdido”. Al igual que algunos colmenares, no todos; “pero muchas abejas se han marchado porque no tienen alimento”.
Fuera de los límites de la Reserva, los pueblos del valle del Tera también han quedado teñidos de negro. La fiereza de las llamas arrasó con encinares, pinos, tierras de cultivo y pasto. Julia Fernández, alcaldesa de Calzadilla de Tera (Ayuntamiento al que pertenece Olleros) conjuga la “tristeza” del paisaje desolador que ha dejado el fuego, con la “tranquilidad porque no ha habido ningún daño personal”, a pesar de lo comprometidas que se vieron algunas poblaciones, con las llamas a las puertas.
“De esto tenemos que aprender. El daño ya está hecho, hay que ver lo que ha pasado para que no vuelva a suceder porque estos siniestros nos acaban de doblar”.
Por su parte, la plataforma Zamora Viva exige a las instituciones explicaciones, el “porqué de la falta de medios iniciales en el incendio”, al tiempo que solicita “medidas urgentes” para frenar la destrucción de las masas forestales. Apuntan como causa a una crisis climática “que no se soluciona mediante la industrialización del campo con renovables, tal y como estamos viendo estos días, sino con una política efectiva de protección de la naturaleza, y en concreto de los árboles, que constituyen la única manera científicamente probada de almacenar dióxido de carbono”.
El Norte de Castilla. 19 de junio de 2022
Casualidad y Negligencia
Antonio G. Encinas
Casualidad es que un rayo, de entre miles, caiga donde no debe y provoque un incendio. O que arda un coche en mitad de un bosque.
Negligencia, y que bien lo explica la Real Academia, es “falta de cuidado, aplicación y diligencia de una persona en lo que hace”, especialmente, matiza, “en el cumplimiento de una obligación”.
Casualidad es que el miércoles envíes una nota con membrete de la Junta alardeando de que ya tienes todo, casi, casi preparadito para que empiece la campaña de incendios el 1 de julio y esa tarde se desate el infierno.
Negligencia es que la Agencia Española de Meteorología y los científicos te alerten continuamente de los veranos prematuros, las tormentas y la sequía y tu hayas decidido mantener el operativo como estaba previsto, mientras los nueve meses al año en los que hay que prevenir, desbrozar y cuidar, y resucitarlo solo a partir del uno de julio.
Casualidad es que un año se te quemen 22.000 ha en Ávila y al siguiente desparezca entre humos la Sierra de la Culebra, dos catástrofes en la misma comunidad.
Negligencia es que los errores del año anterior no te hayan servido para escuchar a quienes pisan el bosque de verdad, sin chalecos de Coronel Tapioca y te advertían de que no se podía estar a estas alturas y con estas condiciones climatológicas con el 70% de la plantilla de 4.540 personas sin contratar.
Casualidad es que la desgracia se cebe con la provincia más olvidada y maltratada de España, Zamora.
Negligencia es mantener las mismas políticas y a quienes las promueven y confiar en que el año que viene, con un poco de suerte, no se repita en Palencia, en Burgos o en Segovia.
La Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica ha recibido 144 solicitudes de ayuntamientos de la Comunitat Valenciana para acceder a la convocatoria de ayudas para promover alternativas a las quemas como método de eliminación de restos agrícolas para el ejercicio 2022.
El presupuesto destinado a estas ayudas es de 300.000 euros y se orientan hacia la adquisición de maquinaria para el tratamiento de restos agrícolas, para la contratación de personal que sepa manejar este tipo de máquinas, así como para la contratación de trituracion, compostaje, o valorización de la biomasa de restos agrarios a una empresa externa.
El mayor número de solicitudes ha sido para maquinaria: biotrituradoras, desbrozadoras, remolques y tractores. En menor medida, se han solicitado subvenciones para la contratación de personal o para externalizar el servicio. Los municipios que pueden acceder a estas ayudas son aquellos tienen el Plan local de Prevención de Incendios Forestales (PLPIF) aprobado.
Por distribución geográfica: 65 son de la provincia de Valencia, 59 de la de Castellón y 20 de la provincia de Alicante. La intensidad de la ayuda se establece en función de la población del municipio, favoreciendo los municipios menos poblados (con un censo inferior a 1.500 habitantes) y con menor disponibilidad presupuestaria. El importe máximo de gasto subvencionable por expediente será de 30.000 euros.
La concesión de las ayudas se realiza por concurrencia competitiva, y entre los criterios de valoración tienen más puntos los municipios del sistema rural de la Estrategia Territorial de la Comunitat Valenciana, los que disponen de instalaciones de agrocompostage, así como las entidades locales con mayor superficie agrícola situada en la Zona de Influencia Forestal, influyendo también en la baremación que el municipio cuente con algún Espacio Natural Protegido.
Un proyecto de la Universidad de Santiago ahonda en las acciones a llevar a cabo tanto en prevención como para la recuperación de los montes arrasados por los incendios forestales, después de analizar los impactos provocados en estos espacios
Las olas de fuegos en los montes gallegos son uno de los males endémicos que año tras año afectan a estos espacios naturales, poniendo en riesgo incluso vidas humanas o refugios para la fauna y montes de un elevado valor paisajístico como aconteció a finales del pasado año con los fuegos que arrasaron el corazón del Parque del Xurés (Ourense). Pero, ¿qué se puede hacer para recuperar estos montes arrasados y qué políticas de prevención hace falta impulsar?
Estas son dos de las preguntas sobre las que están trabajando en el proyecto europeo ‘EpyRIs’ financiado dentro de la convocatoria SUDOE, en el que participa la Xunta de Galicia y que cuenta con la colaboración de la Universidad gallega, junto con la Universidad de Valencia, el Centro de Investigación Forestal de Lourizán y las firmas Tragsa y Tragsatec, entre otros.
En la Universidad gallega, el grupo multidisciplinar integrado por la catedrática de Análisis Económico de la Universidad de Santiago María Luz Loureiro García, así como por el catedrático del área de Proyectos de Ingeniería en la Universidad de Santiago de Compostela, Manuel Marey, y el investigador Pablo Coello, está trabajando sobre las políticas de restauración de los espacios afectados por estos fuegos. «Para ver qué espacios debemos priorizar en la restauración, no sólo se valoran las pérdidas económicas, sino también las ambientales o aquellas puramente sociales», explica la investigadora María Loureiro.
Para decidir que acciones priorizar para minimizar estas pérdidas (o restaurar los espacios afectados) están echando mano de herramientas empleadas por los servicios federales de protección de bosques americanos. «Se trata de ver el impacto global de los fuegos desde una perspectiva multicriterio», detalla Loureiro. Buscan de este modo estimar también aquellos costos de los fuegos que no siempre tienen una cantidad económica asignada, pero que son importantes para la sociedad. Es el caso por ejemplo, del impacto que los fuegos tienen sobre los daños a las infraestructuras o el déficit de inversiones en el rural que los incendios provocan. «Ya no es sólo las pérdidas económicas directas, sino que la gente deja de invertir por miedo a que el fuego arrase con las plantaciones o con otras actividades como los colmenares, o que el paisaje se deteriore y deje de atraer visitantes», concreta la experta.
Para estimar los valores de los montes ardidos más allá de la madera, también están utilizando nuevas fuentes de datos, muchas de ellas en abierto, como pueden ser las fotografías compartidas en redes sociales por turistas, que dan cuenta del valor de estos espacios.
El caso de As Neves
Uno de los casos que ya han estudiado es el fuego que se produjo en el 2017 en As Neves (Pontevedra) donde la virulencia de las llamas y el avance del fuego arrasó varias viviendas y se aproximó a núcleos importantes de población con una gran virulencia. «Ahora estamos en proceso de ampliar la información que obtuvimos de manera directa y completarla con otras fuentes que nos ayuden a estimar los costos que tuvo este fuego», explica Loureiro.
Además de los daños más obvios tras estos fuegos, el equipo también concreta que se produjeron otras pérdidas derivadas de ellos como fue la reducción de capturas en la campaña de la lamprea, con una honda tradición en esta zona y que se vio afectada por la merma de la calidad del agua. «Un elemento que en Galicia no se había valorado mucho como es la pérdida de la calidad del agua, en un contexto de cambio climático creciente, comienza a tomar mucha relevancia», concreta la investigadora.
Los primeros trabajos para conocer los daños de estos fuegos se basaron en encuestas con la población afectada y que había vivido de primera mano los incendios. Ahora, en esta segunda fase están realizando de nuevo encuestas, pero esta vez con personal involucrado en actuaciones de recuperación de los espacios quemados, como los técnicos encargados de planificar las acciones a realizar, como puede ser las construcciones de diques o presas para evitar corrimientos de tierra o la cobertura de suelo con paja.
Estas encuestas le ayudan a determinar aquellas acciones que debieran de ser prioritarias pala conseguir la recuperación de espacios quemados dentro de la zona SUDOE. Aunque luego estas pautas deberán ajustarse a las necesidades específicas de cada monte, buscan establecer un catálogo de acciones rápidas generales. «La orografía en sí, así como los asentamientos poblacionales ya van a determinar en gran medida las actuaciones específicas», concreta.
En el proyecto, iniciado en el 2018 y que se prolongará durante todo este 2021, también están evaluando el costo de estas políticas de recuperación para que las técnicas recomendadas realmente tengan un impacto mayor a su costo. «Por el momento, todas las técnicas propuestas desde el CIF Lourizán para la recuperación de espacios superaban ampliamente un estudio sobre rentabilidad, en términos de costo y los beneficios asociados», detalla Loureiro. Hace falta tener en cuenta que buena parte de las actuaciones propuestas desde Lourizán se realizaron en zonas con graves problemas de erosión. Con el final de la investigación esperan publicar unas recomendación generales para aplicar en buena parte del territorio y que luego deberán adaptarse a las características específicas de los montes quemados.
El impacto ambiental, cada vez más presente
Al margen del caso de As Neves, en el marco de este proyecto también realizaron encuestas entre la población para conocer el grado de implicación y concienciación sobre los daños de los fuegos. Estas consultas les mostraron que se está teniendo más en cuenta el daño ambiental que producen los fuegos. «Los incendios acarrean cada vez mayores pérdidas ambientales, en gran medida por la virulencia de algunos episodios que resulta muy complicado controlar, y la población se está haciendo más consciente de estas pérdidas medioambientales profundas», comenta la investigadora.
Estas primeras encuestas las realizaron a través de la web y a nivel estatal, por lo que ahora contemplan ampliar la muestra para contar con otros sectores de la población a los que le fue más difícil acceder de este modo, como las zonas rurales y la gente de mayor edad. En estas consultas buscaban conocer la opinión sobre el impacto del incendio o aquellas acciones que estarían dispuestos a realizar para reducir los daños y el riesgo asociados a los fuegos forestales. «Las encuestas son muy útiles para conocer un impacto más social y global de los incendios», indica.
La insuficiencia de las políticas de prevención
El análisis y las consultas a la población también permiten evaluar hasta qué punto las políticas de prevención cuentan con apoyo de la ciudadanía, tal y como comprobaron en el marco de otro proyecto. «Comprobamos que aquellas personas que ya habían vivido los incendios de cerca eran las que más dudas tenían sobre los logros que se podían conseguir con determinadas políticas de prevención», apunta la investigadora.
En estas encuestas, los entrevistados también inciden en que para conseguir una mayor efectividad de las políticas de prevención es preciso lograr acciones que tengan más en cuenta los conocimientos y la experiencia de las personas vinculadas con el monte y con las zonas en las que se pretenden desarrollar estas acciones. «Apuntan la importancia de contar con acciones codiseñadas con los propietarios del monte y con la gente que vive y tiene cerca el monte para conseguir su compromiso en la prevención», concreta Loureiro.
Otro de los aspectos que se señalan en estas encuestas es el elevado costo que para muchos propietarios puede suponer las políticas de prevención y gestión de los montes. «Muchos sienten que no se está valorando como debiera los beneficios ambientales y sociales que produce el monte para toda la sociedad, mientras que a ellos se les exige un mantenimiento con un coste económico y en algunos casos sin obtener un rendimiento económico compensatorio», comenta la investigadora.
Galicia apuesta por las subastas telemáticas de madera, contrata a 99 personas para tareas de prevención en Lugo y prohíbe quemas agrícolas y forestales
Desde 2020 las subastas públicas de madera en Galicia se realizan de manera exclusivamente electrónica. Para José Luis Chan, director general de Planificación y Ordenación Forestal, “la digitalización del sector forestal acelera los procesos productivos, suponen un gran ahorro de costes para los interesados al evitar desplazamientos, y reduce el tiempo de duración de la propia subasta, que pasa de más de tres horas a apenas una”.
Las subastas telemáticas se realizan a través de una aplicación creada por la Consellería de Medio Rural en colaboración con la Agencia para la Modernización Tecnológica de Galicia. Permite desde la consulta de los lotes ofertados hasta la realización de la subasta “con la máxima seguridad jurídica y transparencia”, asegura el director general. El visor de aprovechamientos madereros permite a los interesados conocer la composición de los lotes ofertados, incluidos los pliegos, sin tener que desplazarse a las parcelas.
Para Chan, la puesta en marcha de este sistema de subastas electrónicas contribuyó a una mayor simplificación administrativa, mayor rapidez y, “al incorporarse justo antes de la pandemia, permitió continuar la actividad del sector con cierta normalidad”.
Aprovechó José Luis Chan para recordar el potencial de “ecomateriales” basados en madera, “son el futuro en numerosos sectores, ya que la sociedad en general centra sus demandas en el uso de materiales renovables con baja huella de carbono y recursos endógenos, es decir, de kilómetro cero”.
El Plan forestal de Galicia 2020-2040 “Hacia neutralidad carbónica” recoge estos principios a través de su estrategia de Digitalización & Descarbonización, además de apostar por la innovación tecnológica para conseguir el objetivo de 12 millones de metros cúbicos anuales de aprovechamientos madereros en Galicia para el quinquenio 2031-2035.
Contratación de 99 personas para tareas preventivas de incendios forestales
La Consellería de Empleo e Igualdad ha notificado a los ayuntamientos lucenses la concesión de las ayudas del programa Aprol Rural, que supondrá la contratación de 99 personas para realizar tareas relacionadas mayoritariamente con la prevención de incendios. Supone una inversión de 1.390.700 euros.
Las personas contratadas trabajarán durante nueve meses en labores de mantenimiento y aprovechamiento de las fajas secundarias definidas por la Ley de prevención y defensa contra los incendios forestales de Galicia, «como son la planificación preventiva, la valorización forestal, la silvicultura, la limpieza de montes o la gestión de la biomasa«.
Según Javier Arias, delegado territorial de la Xunta en Lugo, “esta iniciativa pretende proporcionar a personas desempleadas la experiencia y la práctica profesional necesarias para facilitar su inserción laboral, al tiempo que colabora en la prestación de servicios municipales”.
Las entidades locales incorporan entre uno y tres trabajadores en jornadas a tiempo completo. Las aportaciones por cada contrato van de los 13.970 euros a los 20.250 euros en concepto de gastos salariales según el grupo de cotización.
Quemas particulares prohibidas
En otro orden de cosas, la Xunta ha prohibido las quemas agrícolas y forestales realizadas por particulares hasta nuevo aviso, ante las condiciones meteorológicas que se esperan los próximos días. “No se darán más permisos y los ya concedidos quedarán en suspenso a partir de este momento”.
Quedan excluidas de esta prohibición las quemas controladas que ejecuta el Servicio de prevención y defensa contra los incendios forestales “debidamente planificadas y disponiendo de los medios de extinción precisos”.